Capítulo 29

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Apenas pongo un pie fuera de la estación con mis compras en las manos, llamo a Christian.

— ¿Ana? — pregunta, pero su tono es más brusco de lo usual.

— ¡Christian! ¿En donde estás?

— En tu departamento, como quedamos. Kate está aquí, estábamos preocupados, ¿Dónde mierdas estabas?

— Te lo explicaré cuando llegue ahí, ¡No te muevas!

Corto la llamada para ir a buscar un taxi que me lleve en tiempo récord a mi departamento. Veo a Mía salir también, pero ella sigue caminando por la calle.

Después de un par de minutos, detengo un taxi que pasa y le pido que me lleve. Tengo el dinero en la mano cuando estaciona, así no demoro más tiempo del necesario.

Antes de que ponga la llave en la cerradura, la puerta de abre y una Kate alterada me recibe.

— ¡Ana! ¿Que pasó? ¿En dónde estabas?

— Detenida por la policía.

Kate toma la bolsa de mis manos para llevarla a la cocina, Christian se levanta del sofá para venir a abrazarme.

— ¿Detenida? ¿Por qué?

— Fue culpa de Mía, ella me estaba molestando y terminamos incriminadas en un robo.

— ¿Mía también fue detenida? ¿Por qué no me llamaste?

— No lo sé, estaba un poco asustada por todo y cuando finalmente pensé en llamarte, nos dejaron salir.

— No puedo creerlo, incluso Mía pudo haber llamado a mi padre para que fuera inmediatamente por ustedes.

— ¿Tu papá?

— Es abogado, pero me alegra que estés aquí nena.

Vuelve a abrazarme y besarme, su semblante ya más relajado. Toma mi mano para llevarme hasta el sofá donde él estaba sentado.

— Lo siento por preocuparte, a ambos. Nuestra cita se arruinó.

Hago un puchero triste, pero Christian sonríe y toma mi rostro con sus manos.

— Estoy aquí, es de noche, aún podemos tener nuestra cita.

Asiento hacia él porque tiene razón, va a quedarse a dormir aquí y pasaremos la noche juntos. Un carraspeo distrae mi atención de sus hermosos ojos.

— Yo me voy a dormir — Dice Kate.

— ¿No quieres cenar con nosotros?

— No quiero estorbar.

— No lo haces, ven, pediré pizza.

Kate sonríe y va de vuelta a la cocina a servir tres copas mientras llega el repartidor.

— ¿Mía está molestándote?

— Si, un poco. Dijo que está enamorada de ti y que va a esperar a que me dejes.

— No sabe lo que dice.

— Pues sonaba muy segura, Christian.

Pasa sus dedos por su barba, la vista fija en un punto en la pared. Supongo que está considerando sus opciones o lo que la chica rubia sería capaz de hacer.

— Estoy preocupándome por todas esas rubias obsesionadas contigo.

— ¿Rubias? — sonríe — ¿Por qué lo dices?

— Mía — levanto un dedo de mi mano para contar — La chiquilla odiosa...

— Elena.

— Claro, ella. ¿Quién más? ¿Cuántas rubias más conoces?

— Andrea, pero no está obsesionada conmigo.

— ¿Estás seguro? — lo acuso — ¿A ella de dónde la conoces?

— De la escuela, es maestra de uno de mis grupos.

— Entonces la ves todos los días en la escuela.

— ¿Estás celosa? No tienes por qué estarlo, no me gustan las rubias.

— ¿Ah, no?

— No. Me gusta una chica de cabello castaño rojizo y ojos azules.

Acaricia mi cabello con su mano libre y yo solo puedo sonreír como boba.

— Creo que tengo la solución a nuestros problemas.

— ¿Atropellar a Mía? Yo lo haría, pero no tengo auto — Él suelta una carcajada.

— Me refiero a tener nuestro propio lugar, voy a buscar un departamento y podrías mudarte conmigo si quieres.

— ¡Si quiero! ¡Si quiero! — Doy saltitos de emoción.

— Bueno, entonces mañana mismo comienzo a buscarlo.

— Bien, yo también preguntaré a mis amigas si saben de alguno.

— ¿Crees que Katherine se moleste?

— No creo, de todas formas Elliot pasa mucho tiempo aquí y seguro Ethan podría venir a vivir con ella.

— ¿Ethan?

— Su hermano. ¿Elliot se enojará si lo dejas?

— Tiene a Mía para hacerle compañía.

— Entonces está arreglado, buscaremos un departamento.

El timbre suena, así que Christian se levanta para ir a abrir y pagarle la pizza al chico repartidor. Kate toma la  caja para llevarla a la barra.

Christian y yo escuchamos a Kate hablar de las más recientes noticias y cómo se ha vuelto nuevamente la rival de Barry Connor.

— Ana dice que eres maestro de música, ¿Por qué te decidiste por esa carrera?

Kate pregunta y me detengo a pesar en ello. Yo tampoco lo sé, así que pongo atencio a la respuesta... Debería conocer más a mi chico.

— Mi madre tocaba el piano y yo quería hacerlo como ella. Mi padre me puso en clases de piano a los 6 años.

— ¿Tu mamá no te enseñó? — Pregunto, sé que su madre murió, pero no tengo más información.

— No, ella falleció cuando yo tenía 4 años.

— Eso es terrible — Dice Kate.

De nuevo puedo imaginarme a un pequeño de ojos grises y cabello cobrizo sin su madre, siento un dolor punzante en el pecho.

— Lo siento tanto — Me acerco para abrazarlo.

— Fue hace mucho, Ana, estoy bien.

— Lo sé, pero debió ser muy difícil para ti.

Antes de que lo note, Kate se va a su habitación dejándonos solos. Y como estoy cansada de mi día en detención, voy directo a la ducha.

Estoy tan emocionada por el asunto de vivir juntos, que lo primero que hago llegando al trabajo es buscar en los clasificados un departamento en alguna zona cercana.

— ¿Y es serio este asunto? — Pregunta Lindsay porque leo el periódico durante el almuerzo.

— Pues si, dijo que comenzaría a buscar y no pretendo dejar que lo olvide.

— Sigo creyendo que lo haces por la hermanita de Elliot — Vania me mira con los ojos entrecerrados.

— ¿Y estás segura de eso? — Dice Mina — ¿No te preocupa que sean de esas parejas que pasan años juntos y no se casan?

— ¿Qué? — Levanto la cabeza para mirarla — ¿Crees que después no querrá casarse?

Mierda.

— No lo sé, yo solo digo que consideres tus posibilidades.

— Tienes razón, claro que quiero casarme con él, ¿Pero no es muy pronto para pensar en eso?

— ¿Hello? — se ríe — Van a vivir juntos después de cuánto tiempo de conocerse, ¿Un mes?

Antes de que pueda responderle, y hacer el cálculo mental de cuánto tiempo llevamos exactamente juntos, mi móvil suena con una notificación.

*Encontré el departamento perfecto para nosotros, nena*.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro