Capítulo 30

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— ¿Escala? ¿No es éste un edificio de ricos?

Levanto la cabeza de nuevo para ver el gran edificio frente a mi. Si quisiera verlo completo tendría que cruzar la calle y observar desde la acera de enfrente. Es enorme.

— No vamos a rentar el ático, pero si el departamento libre del sexto piso. ¿Quieres subir a verlo?

— ¿Podemos entrar?

— El agente de la inmobiliaria que contacté debe estar esperándonos ahí.

— Bien, vamos entonces.

Me salí de la editorial a escondidas antes de tiempo para reunirme con Christian. Si todo resulta, esta misma tarde podríamos tener nuestro departamento.

Entramos al ascensor y él presiona una clave de 4 números. Cuando el movimiento se detiene, las puertas abren inmediatamente en un gran salón con pisos de mármol blanco.

— ¡Es hermoso! — Chillo de alegría.

— Sabía que te gustaría.

— Pero Christian, debe ser carísimo rentar un piso en este edificio.

¿Cómo lo pagaremos? Quiero preguntarle, pero si él piensa que podemos hacerlo seguro encontraremos la forma. Podría trabajar tiempo extra en la editorial, o conseguir un cambio de puesto.

— ¡Señor Grey! — Un hombre aparece por uno de los pasillos.

— Señor Carter — Mi chico estrecha su mano — Ella es Ana Steele, mi novia.

— Mucho gusto — lo saludo.

Me alejo para ver el gran ventanal de cristal con vista a la bahía y algunos edificios de Seattle, alcanzo a escuchar un poco de la conversación que Christian y el señor Carter tienen.

— El precio de renta... — dice en voz muy baja.

— ¿Y si deseara comprarlo? — Pregunta ojos grises, así que giro para verlo.

Cuando notan que los observo, caminan un poco más hacia la cocina y se recargan en la barra. No escucho nada más, pero veo a Christian estrechar su mano.

— ¿Te gusta?

— La vista es fantástica — Luego giro para ver el resto del salón — Este lugar es enorme.

— Es un solo piso, las habitaciones de invitados están al fondo y la habitación principal por allí — Señala un pasillo pequeño junto al ascensor.

— ¿Todos los departamentos son así de grandes? — digo mirando el techo tan alto, del que cuelga un candelabro de cristal.

— Los departamentos del ático son los únicos de 2 plantas, los demás son como estos.

— Vaya, deben ser realmente lujosos.

— ¿Entonces? ¿Te gusta? — Pregunta Christian.

— ¡Si! ¡Me encanta!

— Lo tomamos — Mi chico se gira para estrechar de nuevo la mano del señor Carter.

— Le enviaré los papeles más tarde, señor Grey.

— Gracias señor Carter.

El hombre se despide con una gran sonrisa y sube al ascensor. Apenas nos quedamos solos, levanto los brazos para señalar el lugar a nuestro alrededor.

— Este lugar es fantástico, y enorme, necesitamos muebles.

— Me haré cargo — sonríe.

— Bueno, nos haremos cargo juntos, creo que podría pedir un préstamo en el trabajo para comprar lo indispensable.

— Ana, dije que me haré cargo.

Me acerco para mirarlo, pero arquea una ceja como si esperara una réplica de mi parte. ¿Quiere discutir? ¿Esta jugando? ¿De qué va a hacerse cargo?

— ¿No podemos quedarnos aquí?

— No, pero tenemos el resto de la semana para organizarnos. Debes informar a Katherine de tu mudanza y yo a Elliot.

— No le digas — Paso mis brazos por su cuello para abrazarlo — Que piense que huimos juntos.

Christian ríe. No me importa que Elliot lo sepa, es la pequeña rubia odiosa la que no soporto y lo que menos deseo es tenerla merodeando por aquí.

— Trataré de ser discreto.

— Bien — Beso su cuello — Vamos a ver la habitación principal.

Me aparto para tomar su mano y llevarlo hacia el pasillo. Como el lugar no tiene muebles luce muy espacioso.

— ¿Eso es el clóset? — señalo las puertas dobles de madera.

— Ábrelo.

Le doy un vistazo rápido porque parece una habitación pequeña, pero lo que de verdad quiero ver es el cuarto de baño.

— ¿Y el baño? ¡Tiene una tina!

Se detiene detrás de mí, apoyado en el marco de la puerta. Si este lugar es fantástico, no me imagino el último piso del edificio.

— Prepara entonces todas tus cosas, voy a pedir que cambien el código de acceso y lo enviaré en un mensaje de texto.

— Perfecto. ¿Nos vamos?

— Si, te llevaré al departamento.

— ¿No te quedas? — Pregunto confundida. ¿No habrá sexo para Ana?

— No, tengo que ir a revisar el contrato de la renta del departamento.

— Bien, entonces supongo que te veré mañana.

— Claro.

Christian me lleva al departamento de Kate, donde le cuento que hemos decidido vivir juntos y que probablemente deje la habitación en los próximos días. No me importa dormir en un colchón en el piso, siempre que duerma junto a Christian.

Hago una lista de las cosas básicas que podría comprar después del trabajo, como cortinas, sábanas, almohadas y cosas por el estilo. Incluso algunos productos de limpieza para quitar el polvo que pudiera haber.

— ¿Necesitas ayuda? — Me pregunta Lindsay en el almuerzo.

— Si, me vendría bien una mano.

— ¿Y qué tal ocho? — Se ríe Regina.

— ¿De verdad? ¿Vendrían a ayudarme?

— ¡Claro! Ese edificio es de lujo, tal vez ahí conozca a alguien interesante — Vania me guiña un ojo.

— ¡Uy si! ¿Te imaginas? ¡Un vecinito sexy! — Sonríe Mina.

— No, no — le advierto — Yo ya tengo a mi chico y no voy por ahí mirando de más.

— Entonces déjamelo a mí, o a alguna de nosotras — Dice Lindsay como si nada — Nosotras si podemos ver y tocar.

— ¿Tienes todo listo? — Pregunta de nuevo Regina.

— Bueno, pasaré a comprar unas cosas en el almacén, pero si. Christian me envió el código de acceso anoche.

— No se diga más, nos vemos a la salida.

Me anima pensar que mis amigas me ayudarán con la limpieza y tal vez con algo de decoración. Nada como empezar de cero para crear el espacio a tu gusto.

La camioneta de Vania y el auto de Regina son suficientes para trasladarnos hasta Escala. Tomo el cesto de la basura que compré, las cortinas color chocolate y las demás cosas para subir al departamento.

Pulso el botón del sexto piso cuando entramos al elevador e introduzco la clave que Christian me envió para que las puertas se abran en mi nuevo hogar. ¿O me equivoqué de piso?

— Dijiste que estaba vacío — Susurra Vania cuando salimos del ascensor.

— Lo estaba ayer... — Balbuceo mirando los sillones de la sala en color hueso y el comedor en tonalidades chocolate.

— Pues no se ve vacío para mí — Dice Lind, sorprendida.

Las cortinas oscuras cubren los ventanales por completo, pero están recogidas con un elegante lazo blanco. Las sillas frente a la barra combinan con el resto de la decoración.

— Tengo que llamar a Christian.

Ahora.

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