"Alguna vez fueron dos extraños que se encontraron, grandes lazos se formaron, en grandes amigos se terminaron convirtiendo y después ¿Se enamoraron?, o por, en cambio, ¿se alejaron?, ¿todo lo perdieron?..."

GB. Raquel

Derek:

Ella me ha corrido, literalmente de su habitación, después de decirme el porqué me quería ahí me ha despechado como todo un puerco, aunque, no la culpo, las miradas que le lance fueron demasiado obvias, pero, ¿quién rayos me culparía?, se mostraba tan perfecta, decidida, caliente que me fue imposible no desearla y más cuando se ama, así que por ahora me encuentro sentado tal como un perro regañado que ni siquiera fue regañado, pero, la culpa esta junto a mí; en el sofá, lugar donde busco calmarme y pensar en gatitos para que mi pasión no me gane.

Lena ha salido por fin del cuarto, su rostro sonrosado, mejillas infladas, ojos soñadores y cabellos alborotados me da una clara idea de lo que hizo ahí y por qué se tardó tanto en salir, claramente ella nota mi mirada inquisidora y se sonroja tal como un hermoso tomate todo rojo y bello, sin embargo, no pronuncia palabra alguna, y  sé de inmediato que es por lo avergonzada que esta, ella tiene este pequeño secreto y es que cada vez que se pone muy nerviosa o avergonzada, justo como ahora, su voz se vuele extremadamente chillona, es una gran fuente de risa si me lo preguntan, pero, también un buen detector de mentiras y ella lo sabe, por eso mismo prefiere no hablar, pero, la amo mucho y decido que la salvaré de esta por lo que mi voz se comienza a escuchar.

-Lena, necesitamos hablar.

Prefiero no irme entre las ramas, necesito hablar con ella, saber por qué su "amor" la trata de esa forma, porque diablos lo ama si la trata de esa forma tan... cuestionable y cobarde como cualquier hombre que llegue a tocar a una mujer, aunque sea un empujón, ni siquiera eso se exenta y mi sangre se enerva cada que recuerdo como la lastimo ademas de hablar y de una vez por todas borrar este distanciamiento que ha sufrido nuestra amistad, por mi maldita culpa.

Ella se acerca de forma lenta, sus piernas no muy largas, aunque igualmente hermosas andan al compás de sus sensuales movimientos, tan solo son unos metros, pero su movimiento de caderas y cabellos me está enloqueciendo, sin embargo, el jaque mate para mí es cuando muerde su labio inferior, tan delicioso se mira que deseo con todas las fuerzas besarla, por lo que sin poder detener estas ganas la tomo del brazo y la atraigo hacia mí, ella cae sobre mi regazo y cuando nuestras miradas se encuentran el mundo se detiene haciéndome saber lo perdido que por ella estoy.