36

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Alessia

Nunca pensé que me gustaría tanto un café del hospital y he de admitir que ya voy por el cuarto. Miro a mi alrededor y la cafetería estaba casi vacía, yo seguía en mi puesto pensando en los últimos acontecimientos que me trajeron hasta este hospital.

Han pasado dos horas y William sigue inconsciente por el sedante. Su novia no se ha despegado de la sala de espera y yo por mi parte decidí venir con Axel a la cafetería para tomar algo.

El hombre frente a mí no ha tocado su capuccino como tampoco me ha dirigido la palabra, solo me dio un par de respuestas cortas cuando le pedí venir a este sitio de su centro de trabajo. Desde  la declaración del Doctor Wallace, Axel ha estado tenso y divagando. No lo culpo, yo también he estado así desde que nos encontramos a William tirado en la carretera con todos esos golpes. He pensado mucho en eso también. ¿Por qué estaba tan golpeado? ¿Qué le habrá sucedido? ¿Un asalto?. Muchas preguntas, pocas respuestas.

—Se te va a enfriar—rompo el silencio de la mesa pero él no me mira—Axel...

—¿Hablarás con él?—su pregunta no sale despectiva, al contrario, su tono es bajo y suave.

—No lo sé—le soy sincera—No se que tiene para decirme.

—Tu reacción...—aclara su voz—Tu reacción cuando lo encontramos me hizo pensar en muchas cosas e imaginar otras.

Frunzo el ceño.

—¿Qué quieres decir?

Suspira.

—Respóndeme una cosa. ¿Sientes algo por él aún?

—No—soy firme y clara. Debo confesar que me molesta un poco esa cuestión—William y yo fuimos amigos y novios por mucho tiempo, no te mentiré diciendo que no me sentí mal por la situación pero eso no quiere decir que sienta algo por él.

Se queda callado y resoplo, juego con mi café.

—Axel, yo te quiero a ti—continúo y el avellana de sus ojos por fin me mira—Aún estamos conociéndonos y descubriendo el interior de ambos pero aunque no te hubiese conocido tendría claro que jamás regresaré con William, si quiera a sentir algo por él. Si estoy aquí es por lo que vivimos en el pasado—recalco la última palabra.

—Al parecer él aún siente algo por ti.

Niego.

—Entonces no se hubiese ido con otra.

No dice nada y entonces coloco mi mano por encima de la suya, apoyada en la mesa. Le doy una leve sonrisa y mi corazón revolotea cuando acaricia mi mano.

—Lo siento. Me estoy comportando como un maldito crío, celoso del ex-novio.

Río un poco.

—Te vez sexy celoso.

Logro que sonría y una sensación de alivio me recorre, lo último que quisiera en este momento es complicar mi relación con Axel por culpa de esta situación. Hemos pasado por varias cosas en tan corto tiempo que solo quiero paz entre ambos, necesito ser un soporte para él porque sé que lo está pasando fatal con respecto a Julia y a su pequeña niña.

El peli negro mira su teléfono al escuchar una notificación.

—Es el Doctor Wallace—avisa y me mira.

—¿Despertó?

—Si—asiente—E insiste en hablar contigo.

Trago grueso porque aún estoy confundida debido a las razones por las cuales mi ex-prometido solicita mi presencia, razones desconocidas.

Me levanto de mi silla sin decir nada y estiro mi mano hacia Axel, me mira confundido y le sonrío clavando mi mirada en sus hermosos ojos. Pasan unos segundos y al fin entiende lo que quiero, toma mi mano y entrelaza nuestros dados para juntos ir hacia la sala de urgencias.

El camino es silencioso pero no un silencio incómodo, sus manos me sostienen de forma cálida y no se separan de mí en ningún momento. Las puertas de elevador se abren para mostrarnos el piso al que queríamos llegar. Como era de esperarse la morena está sentada en las sillas de metal de la sala. El Doctor Wallace está frente a ella tratando de calmarla.

Sus ojos se dirigen hacia mí cuando capta nuestra presencia y se levanta con furia.

—¿Entrarás?—asiento y ella ríe con amargura—¿Qué quieres? ¿Vengarte?.

Frunzo el ceño.

—Yo no fui quien pidió hablar con William, te recuerdo que fue al contrario.

Aprieta sus labios. Se que está enfadada, explotando en celos.

—Solo quieres arruinar mi relación con...

—No tengo nada contra ti, Sandra—la corto mencionando por primera vez su nombre, imposible hablarlo olvidado.

—Claro que lo tienes, te dejé en ridículo, te quité al hombre que amabas.

Suspiro porque creo que está tan alterada que no hay cordura en sus palabras.

—Tú no me quitaste nada—aclaro con paciencia—William te eligió, y si lo hizo es porque realmente significas mucho para él. Eso no es de mi incumbencia ¿entiendes? Así que entraré veré lo que quiere y nunca más volverás a verme porque yo deseo lo mismo.

Ya bastaba de ser una idiota que se quedaba callada.

¿Estás sacando las garras Alessia Caccini?

Puede ser.

Axel se aclara la garganta, por un momento olvidé que él y el Doctor Wallace están de espectadores sin decir nada.

—Puede entrar, señorita Caccini pero solo tiene diez minutos, el paciente debe evitar cualquier tipo de sobrecarga.

—Bien—asiento hacia él y me giro hacia Axel que me da un asentimiento de cabeza y yo lo imito antes de atravesar la puerta de la habitación.

El pitido de la máquina a la que estaba conectado William es lo primero que capto al entrar, el ambiente estaba frío y con luz tenue, mis ojos se posan en la cama donde se encontraba el rubio. Sus ojos cafés se posan en mí y me acerco, no siento nervios, tampoco miedo ni incertidumbres con respecto a él, solo tengo lástima por verlo en esa situación.

—¿Cómo te sientes?

—Como la mierda.

Suspira.

—¿Por qué pediste verme?—voy al grano con mi pregunta.

—Fue una curiosa coincidencia que nos cruzáramos así ¿no?—sonríe un poco—No dudaste en venir hasta acá, Alessia.

Me quedo callada.

—¿Es tu novio? El doctor que me auxilió.

—Sí.

—¿Estás enamorada de él?

Como una jodida cría.

¿Me haz llamado para esto?—dudo tratando de tragarme el fastidio.

—Solo quería ratificar mi karma—le lanzo una mirada de confusión—Sandra estaba casada cuando la conocí, fuimos amantes durante mucho tiempo hasta que se divorció de su esposo cuando...me fui de la iglesia el día de nuestro casamiento. Su esposo era violento y...fue quien me hizo esto en plena calle, o más bien, fueron unos matones bajo su orden. Precisamente huyéndole a él fue que decidimos trasladarnos aquí, a Ontario.

Niego rápidamente, aturdida por la historia.

—Que me engañaras y me dejaras plantada en el altar no lo considero una acción suficiente como para que le llames karma a esto que está sucediendo—me encojo de hombros.

Antes de que pueda continuar siento fuera una voz femenina desesperada preguntando por su hijo, reconozco inmediatamente quien es.

—Creo que llegaron tus padres, así que será mejor que me vaya—informo, queriendo ponerle un fin a esto—Nunca te deseé mal, William. De corazón espero que te recuperes pronto y seas muy feliz.

Me da una sonrisa triste.

—No se si me lo merezca.

—Todos nos lo merecemos—murmuro—Adiós, William.

—Adiós, esmeralda.

    

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro