Capítulo 39

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Mi cabeza estaba haciendo demasiado ruido últimamente.

Tenía muchas cosas en qué pensar, y como siempre, me adelantaba a los problemas antes de que sucedieran. Aunque no sé si llamar un problema a lo que me estaba inquietando.

Por un lado estaba Mariana. No habíamos podido hablar y yo sentía que no sería capaz de avanzar con Camilo hasta no resolver ese asunto con ella.

Sonaba bastante estúpido si lo pensaba con detenimiento, pero Mariana era mi amiga, y aunque en fondo yo supiera que no había hecho nada malo, no podía dejar de sentir que, de alguna manera, la había traicionado.

A ver, en realidad Camilo y yo no teníamos apuro por concretar nada. Nos estábamos conociendo y prácticamente ya éramos como novios no oficiales, pero cada vez que yo sentía que nuestra relación seguía creciendo, Mariana volvía a aparecer en la ecuación.

—¿Ya te sientes lista para hablar conmigo?

La atrapé sola en la cafetería. Tenía un vaso de telgopor entre las manos.

Levantó la vista y solo se me quedó viendo. Yo me senté frente a ella, dejé mi mochila en el suelo y apoyé las manos sobre la mesa.

—No sé qué tanto tenemos que hablar.

—Oh, muchas cosas. Para empezar, tú me ves como un maldito traidor que te robó la oportunidad de estar con Camilo.

Ella chasqueó la lengua.

—Camilo es gay. Nunca iba a tener oportunidad con él.

—¿Entonces qué?

—No lo sé, Antoni. Supongo que me chocó que tú no confiaras en mí para contarme que también sentías cosas por Camilo. Seguramente tú supiste antes que yo que él era gay, ¿por qué no me lo dijiste? Yo podría haber dejado ir mis sentimientos por él si hubiera sabido que directamente no le gustaban las chicas, pero tú te callaste todo eso y ahora ustedes dos... Están juntos.

—No es que yo no haya confiado en ti, Mariana...

—Sí, sí, ya sé lo que me vas a decir.

—No, no lo sabes —la interrumpí—. Yo descubrí mis sentimientos por Camilo hace poco, ni siquiera sabía que me gustaban los chicos, o que me iba a gustar Camilo. Supe que él era gay cuando nos fuimos de vacaciones y no es algo que me corresponda a mí decir, ¿sabes? No se trata de confianza, se trata de algo que no es mi asunto. Camilo también confió en mí, y si él me confió algo tan importante como eso yo no puedo andar divulgándolo.

Mariana resopló.

—Sí, supongo que tienes razón.

—Yo confío en ti —añadí—. Fuiste mi primer amiga, y no me hace feliz saber que cada paso que doy con Camilo es como una traición para ti, porque yo no mando en sus sentimientos ni en los míos tampoco. Y realmente lo siento si tú te sientes traicionada, no quise hacerte daño de forma intencional.

Guau, probablemente mi terapéuta estaría orgullosa de mí por la forma en la que estaba manejando esta situación. Probablemente en otro momento de mi vida hubiese dicho algo muy desacertado. Oh, esperen... En otro momento de mi vida ni siquiera estaría teniendo esta conversación porque no tendría una amiga o un novio. Mucho menos un novio.

Esperé la respuesta de Mariana durante unos instantes. Ella parecía estar a punto de llorar, pero no lo hizo. Admiraba su capacidad para mantener a raya sus emociones.

—Lo siento —dijo finalmente—. Supongo que lo que en realidad me molestó es que Camilo no me eligiera. Tenía que enojarme con alguien y me enojé contigo, pero ahora estoy más enojada conmigo misma por ser tan inmadura. Si Camilo no se fijaba en ti en algún momento se iba a fijar en otro chico. Y la verdad prefiero que seas tú —Me sonrió—. Eres el chico más dulce que he conocido en mi vida, Antoni.

Yo le devolví la sonrisa.

—Entonces... ¿Eso significa que estamos bien?

—Sí, estamos bien.

—¿Y qué pasa con el resto de los chicos?

—Bueno, Bianca está enojada contigo porque yo estaba enojada contigo, pero hablaré con ella. Jon está al margen y Benjamín... Bueno, no hables mucho del tema con él. Lo estamos educando, pero todavía es un poquito cavernícola, y no quiero que diga algo que pueda hacerlos sentir mal.

—Oh, está bien. No hablar con Benjamín de nada gay. Anotado.

Ambos nos reímos.

La extrañaba mucho, y noté que ella también me extrañaba.

Sentía que me me había sacado un enorme peso de encima, y ahora se me habían terminado las excusas para seguir adelante con Camilo. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro