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Capítulo 4

Gulf lloró desconsoladamente por más de media hora en los brazos de Mew. Y sin que el menor lo notara, Mew lo llevó hasta la cama para que pudiera sentarse y estar más cómodo. El doctor Wright salió de la habitación por indicación de Mew a pesar de que quería darle sus observaciones con respecto a la salud del muchacho, sin embargo, éste le comentó que era algo privado entre Gulf y él, y respetaría esa decisión. Tan solo le pidió la receta médica para poder comprar lo necesario y el doctor así lo hizo comentando que cualquier cosa estaba a su disposición nuevamente.

Thomas había subido el caldo de pollo y el té de manzanilla pero Gulf solo había tomado el té en medio de un mar de lágrimas. Mew supuso que hasta ese momento había sido realmente consciente de lo que le había pasado. Gulf había estado más preocupado por encontrar ayuda y un refugio que cuando por fin se sintió un poco seguro, su mente colapso haciéndole ver su realidad. Un hombre, había abusado de él.

No supo exactamente cuánto tiempo pasó pero sentía ya más tranquilo a Gulf. El muchacho seguía en los brazos de Mew, aunque decaído no era la mejor palabra para describir como se sentía en ese momento. Estaba profundamente decepcionado de sí mismo por haber sido tan ingenuo como para seguir a William, aunque en su defensa tenía que admitir que jamás espero que el muchacho del que siempre había estado enamorado le hiciera algo así. El rubio siempre había sido muy amable con él, incluso en muchas ocasiones se mostró tímido al hablarle, así que no entendía su actuar tan brutal y salvaje. Probablemente, su gentileza inicial solo era un truco para ganarse su confianza.

- O se te acabaron las lágrimas o ya te cansaste de llorar – comentó Mew tratando de aligerar el ambiente. Esperaba que su burdo sentido del humor funcionase.

- Seguramente las dos – comentó Gulf sin ánimo y con voz cansada.

- ¿Recuerdas las indicaciones del doctor Wright? – preguntó el mayor y Gulf se tensó en sus brazos – no te preocupes, quedamos en que sería un tema privado, solo quiero asegurarme de qué pusiste atención a la información que te dio el doctor, he enviado a Oliver a comprar todo lo que recetó –

- Recuerdo todo lo que me dijo – respondió Gulf alejándose del calor de los brazos de Mew. Se sentía cómodo en ese refugio pero sabía que no podía esconderse ahí toda la vida por mucho que lo deseara en esos momentos.

- Perfecto – sonrió Mew ya más tranquilo – ¿Qué te parece si te recuestas mientras le digo a Thomas que caliente nuevamente la comida? –

- Lamento mucho no haber podido comer antes, es que yo... -

-No te disculpes Gulf – interrumpió Mew – jamás he pasado por lo que has pasado tú, y sinceramente es la primera vez que tengo que lidiar con algo como esto, pero te vi sufrir y entiendo que no estás en condiciones de hacer las cosas con la normalidad que siempre las haces – explicó con calma.

- Le agradezco mucho todo lo que ha hecho por mí señor Suppasit – Gulf lo miró a los ojos – aceptaré la comida y terminando me iré, tengo que buscar un lugar donde pueda quedarme a pasar la noche por lo menos –

- No irás a ningún lado Gulf – indicó Mew con tranquilidad – vas a quedarte en mi casa el tiempo que sea necesario y no quiero que te presiones para irte, necesitas descansar y recuperarte por completo, ya nos preocuparemos después de lo demás –

- ¿De verdad puedo quedarme aquí? – el menor estaba muy avergonzado. La actitud que había tenido con Mew en el pasado no había sido precisamente la mejor, y sin embargo, este hombre le estaba tendiendo una mano amiga sin reclamarle la mala actitud con la que lo había tratado antes y sin pedir nada a cambio.

- Te aseguro que no es algo con lo que bromearía – respondió Mew.

- Se lo agradezco señor Suppasit, en cuanto me sienta mejor puedo encargarme de algunas labores de la casa, no soy un completo inútil como pudiera parecer – Gulf sabía que no podía quedarse en esa casa sin mostrar algo de agradecimiento así fuera haciendo labores domésticas.

- Nunca he pensado que seas un inútil Gulf – comentó Mew poniéndose de pie – y no es necesario que hagas labores domésticas, tengo tres empleados que se encargan de todo –

- Algo tengo que hacer para pagar mi estancia en este lugar, no puedo abusar de sus atenciones sin que usted gane algo a cambio – insistió el menor.

- Si deseas hacer algo, quizás pueda ayudarte a conseguir un empleo – expuso el mayor – pero no con la finalidad de que me pagues algo, sino para que no te sientas aburrido o desanimado, trabajar ayuda a despejar la mente de nuestros problemas –

- Pero usted seguiría sin ganar nada – Gulf no entendía la actitud altruista de Mew.

- Me gusta ayudar a la gente cuando puedo hacerlo – explicó Mew – tuve la suerte de crecer en una familia adinerada que me ayudó a forjar mi propia empresa, entiendo que hay personas que no tuvieron la misma fortuna que yo y si puedo ayudarlas... -

- ¿Es así con todo mundo? – cuestionó Gulf confundido.

A Mew le hubiese dicho encantado decir que sí, pero lo cierto era que no. No era amable, gentil, bondadoso y espléndido con todo el mundo. Si ayudaba a desconocidos y hacía constantes donaciones a diferentes organizaciones, pero el tipo de ayuda que le estaba dado a los Kanawut no lo había hecho jamás. Y por supuesto que nunca había llevado a alguien a casa para que viviera con él.

- Recuéstate, le diré a Thomas que suba la comida – dijo Mew ignorando la pregunta de Gulf – me daré un baño y dormiré una siesta, ha sido un largo viaje desde París, cualquier cosa que necesites se la puedes pedir a Eleanor, ella te hará compañía – sonrió y caminó hasta la puerta.

- Muchas gracias señor Suppasit – susurró Gulf y Mew sonrió cerrando la puerta tras él.

***

Eran las seis de la tarde cuando Liam Evans se paseaba de un lado a otro en la sala de estar de Mew. Quería coger por el cuello a su amigo y darle unas buenas bofetadas para que dejara de ser tan increíblemente benévolo y caritativo. Ya que si no lo conociera mejor, diría que era un completo idiota.

- Puedo jurar que en tu vida pasada fuiste una monja Mew Suppasit – comentó Liam mirándolo detenidamente.

- ¿Por qué no un sacerdote o monje? – cuestionó Mew algo adormilado, había dormido apenas una hora cuando su amigo Liam llegó a visitarlo.

- Incluso los sacerdotes y monjes tienen mucha más maldad en sus corazones que tú – respondió su amigo – me parece inconcebible pensar que tengas a ese muchacho durmiendo en una de las habitaciones de invitados ¿Acaso has perdido la razón? –

- No tiene nada de malo – dijo Mew en su defensa.

- Te recuerdo que ese mocoso te rechazó, no quiso nada contigo, te dejó en ridículo y ahora ¿Lo ayudas? – preguntó molesto – Yo no le creo eso de que abusaron de él ¿Qué hacía fuera de su casa a esa hora y en ese lugar? Es obvio que él se lo buscó, ese muchacho es del que está enamorado ¿No? Entonces es obvio que aquello fue consensuado –

- Detente Liam – Mew se puso de pie ante las acusaciones de su amigo. Realmente desconocía los detalles de la historia de Gulf. Sí, éste le había dicho entre lágrimas que el tal William había abusado de él, pero ni una palabra más y necesitaba escuchar qué era lo que el menor tenía que decir respecto a lo que había pasado exactamente esa noche, pero no lo presionaría, después de todo no tenía ningún derecho de exigir explicaciones – ni tú ni yo sabemos qué fue lo que pasó en realidad, así que no podemos sacar conclusiones precipitadas – advirtió.

- ¡Pero si es obvio lo que pasó Mew! – exclamó Liam – ese niñito se escapó de su casa para irse con su enamorado, tuvieron relaciones y entonces Gulf se dio cuenta de que ese tipo con el que se acostó no tiene futuro y obviamente no le puede dar la vida a la que está acostumbrado por eso volvió a casa con la historia de que habían abusado de él para que acepten nuevamente –

Mew se mostró molesto y Liam se soprendió. Sin embargo no dijo nada porque su amigo podría tener razón. La historia que Liam se había montado podría ser cierta. Era una posibilidad. Pero no iba a hacer conjeturas, si Gulf quería decirle lo que había pasado bien y si no, de todos modos iba a ayudarlo.

- Como hayan sucedido las cosas, pienso ayudarlo – sentenció Mew – así que te pido por favor que dejes de hablar de Gulf como si fuera un oportunista –

- Que no lo mencione no hace que Gulf Kanawut deje de ser un aprovechado y trepador – Liam se cruzó los brazos – además, creo que es un pésima idea que lo tengas tan cerca de ti –

- Ya has dejado en claro lo que piensas de Gulf, Liam – Mew quiso detener a su amigo – es suficiente -

- No lo digo solo por él – indicó Liam acercándose a Mew – lo digo por ti – lo señaló con un dedo – tú estás enamorado de ese niño, y ni siquiera intentes negarlo porque te conozco perfectamente bien, así que por tu salud emocional te digo que lo mejor es que dejes que se vaya –

Mew alzó las cejas sorprendido. Negar su enamoramiento por Gulf no iba a funcionar delante de Liam, pues su perspicaz amigo lo conocía muy bien. No obstante, que se lo dijera tan directamente era algo que no esperaba, quería hacerle creer a todo mundo que el rechazo de Gulf no le había dolido y que había podido seguir adelante sin importar nada. Pero con Liam, las cosas eran diferentes.

- Eso quedó en el pasado – dijo Mew titubeando – puedo ayudarlo sin que mis sentimientos, del pasado, se interpongan –

- ¿Sentimientos del pasado? – preguntó Liam con burla – si claro, y yo soy el nuevo rey de Inglaterra, inclínate ante mi lacayo sin vergüenza y mentiroso –

- Liam... - advirtió Mew.

- Vamos amigo, no quieras engañarte a ti mismo, estoy seguro que hay alguien esperando por ti, por tu amor, tener a ese niñito caprichoso aquí solo entorpecerá tus oportunidades de unirte a alguien que realmente sepa valorarte –

Lo viera por donde lo viera, Liam tenía razón. Mew tenía que asentar cabeza si o si y con Gulf viviendo con él, conseguir a alguien con quien compartir su vida iba a ser complicado. Pero no lo iba a echar. Intentaría buscar pareja y ayudar al Gulf sin que una cosa afectase a la otra.

- No te preocupes por eso – Mew colocó una mano en el hombro de su amigo – cuidar un tiempo de Gulf no me impedirá buscar el amor nuevamente, quédate tranquilo –

- Sigo pensando que es una pésima idea Mew – dijo Liam negando con la cabeza – nada bueno puede salir de esto te lo puedo asegurar –

***

El amigo de Mew tenía razón. Nada bueno podía pasar si él seguía en casa del amable señor Suppasit. Gulf había escuchado la conversación de los dos hombres de negocios mientras permanecía escondido detrás de las escaleras que daban al piso principal. No había sido su intención hacerlo, pero cuando escuchó el timbre imaginó que su madre había ido a buscarlo para llevarlo a casa nuevamente. Se decepcionó cuando vio entrar a un hombre que jamás había visto en su vida, y que por lo que veía, era un amigo cercano de Mew.

No era su madre, así que lo más prudente hubiese sido retirarse a la habitación que le habían asignado e intentar descansar más. Pero se quedó cuando escuchó a Mew decirle que no hiciera tanto ruido pues "Gulf Kanawut" estaba dormido en una de las habitaciones de invitados. El gritó del hombre que se hacía llamar Liam fue lo que hizo que Gulf se quedara. "¿El muchachito estúpido está aquí"? dijo el recién llegado y se quedó.

Lloró nuevamente cuando escuchó lo que ese hombre pensaba de él. Sus sospechas de que había escapado con William eran ciertas, pero estaba muy equivocado en decir que él se había buscado ser abusado y que había dejado a William porque era un perdedor. Él no era un oportunista ni un aprovechado. Él no quería causar molestias a Mew Suppasit y mucho menos abusar de su magnífica bondad, pero ciertamente era el único salvavidas del que se podía sostener en esos momentos. Gulf no tenía a nadie, salvo la mano amiga de Mew.

Porque Mew era un ángel, que incluso lo había defendido de su amigo. Mew estaba dispuesto a ayudarlo sin importar nada. Y eso había llenado su corazón de esperanza. No estaba completamente solo, de alguna forma lo tenía a él, pero ¿Por cuánto tiempo? Mew había sido claro en que buscaría a alguien con quién hacer una familia y entonces él tendría que irse.

Aquello le causó dolor y se alejó a su habitación para llorar nuevamente. Estaba muy sensible, su vida había cambiado para siempre en un abrir y cerrar de ojos y su pésima decisión lo había llevado a perderlo todo. Mew era una ayuda momentánea, estar a su lado no era algo permanente y tenía mucho que pensar sobre lo que haría de su vida de ahora en adelante. Era un muchacho violado que no tenía nada.

- ¿Te sientes mal? – Gulf escuchó la voz de Mew dentro de la habitación. No se había dado cuando de cuando había ingresado.

- Sí... - respondió Gulf aun llorando.

- ¿Necesitas que el doctor Wright venga nuevamente? – cuestionó Mew acercándose a la cama en donde estaba acostado Gulf.

Gulf negó con la cabeza y lentamente se incorporó en la cama. Todavía le dolía el cuerpo, así que sus movimientos eran pausados.

- ¿Quieres que llame nuevamente al médico? – volvió a preguntar Mew cuando vio al menor quejarse.

- No es necesario – respondió al fin cuando estuvo sentado – cuando tenía quince años me caí de un caballo, así que el dolor físico me resulta bastante familiar –

- Esta vez no fue un caballo lo que te atacó – recalcó Mew – y estoy seguro de que la experiencia no se equipara en lo absoluto –

Gulf guardó silencio y bajó la mirada. Claramente no podía comparar la caída del caballo con la violación de William. Por supuesto que en ambas había sufrido de un daño físico que le causaba mucho dolor. No obstante, las heridas emocionales eran absolutamente diferentes. La primera le había dejado como lección tener sus precauciones con los animales salvajes aunque hubiera tenido a Zeus, su caballo, desde niño. En la segunda, la enseñanza era que nunca, jamás, por nada del mundo podía confiar totalmente en las personas. Siempre era bueno tener sus reservas. Pero ¿Por qué con Mew no sentía miedo?

- Yo...- Gulf suspiró – sé que no tomé la mejor decisión pero... no quería que esto me pasara, yo no quería que... –

- ¿No era ese muchacho del que estabas enamorado y por el cual no quisiste casarte conmigo? –

Mew sabía que la pregunta había sido muy directa. Y se arrepintió al instante de hacerla, pero sus labios se movieron mucho más rápido que su mente, estaba dispuesto a pedirle una disculpa a Gulf cuando éste volvió a hablar.

- William fue mi primer amor – dijo sin emoción – o al menos fue el primer chico que llamó por completo mi atención, no era... no es precisamente un hombre guapo o atractivo, pero algo de él me cautivó desde hacía varios años – confesó con tristeza.

- Se lo que se siente cuando alguien a quien quieres mucho te decepciona – habló Mew tomando asiento en la cama con cierta distancia de Gulf.

- No quería a William, de eso estoy seguro – corrigió el menor – me gustaba, mucho en realidad, no sé exactamente qué era lo que me atraía de él, pero amor... esa es una palabra que no describe lo que sentía por él –

- ¿Y entonces por qué decidiste irte con él? – Mew parecía no entender porque Gulf se había arriesgado tanto por alguien a quién no quería en realidad.

Pero ni Gulf no sabía. Era consciente que había tomado un rumbo que no era, y ahora estaba pagando las consecuencias. Actuó y después pensó. Obviamente no había resultado nada bueno de eso.

- Creí que encontraría lo que estaba buscando – fue la simple respuesta del menor.

- ¿Y qué buscas Gulf? – volvió a cuestionar Mew.

- No lo sé –

Continuará...

Espero que hasta este momento la historia sea de su agrado. Sé que aún hay algunas dudas pero se irán resolviendo en su debido momento. 

Nos leemos en el siguiente capítulo.  

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