Día 26

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✎ Lucha de voluntades ⊹

La vista desde el palco era absoluta. Pudo apreciar la sorpresa colectiva, el asombro y la curiosidad de cada rostro ante lo que se mostraba en la arena. Lentamente, se puso en pie. A su lado, la emperatriz refunfuñó por lo bajo su descontento. La ignoró.

En el circuito de arena los cuerpos de los mejores atletas yacían desperdigados. Los animales que les arrojaron no estaban en mejores condiciones. Pero era un gladiador en particular el que causaba agitación entre el gentío. Todos clamaban su nombre. Pedían por su vida. Pero era él, después de todo, quien determinara el futuro de este.

La vida del gladiador estrella, aquel que era codiciado y adorado como un dios del panteón primero, estaba en sus manos. Estos no eran tiempos de Augusto y la perversión en los coliseos era la atracción definitiva. Nadie quedaba por fuera de ese espectáculo de lucha, muerte, y perdón. Aunque el condicionante necesario para el perdón era completamente arbitrario, el público asistente todavía pedía por su atleta favorito.

Y el nombre que coreaban con fervor, con deseo, aturdía al emperador:

Kim Seokjin, Kim Seokjin, Kim Seokjin...

Como transportado, el emperador Namjoon I se vio a sí mismo clamando ese nombre con la pasión tiñendo su voz. Pero también se escuchó en los recuerdos lúgubres cuando lo nombró con un reproche y posterior a eso, cuando lo llamó iracundo:

—¡No te atrevas a rechazarme, Kim Seokjin! —casi había escupido.

El atleta, gladiador experimentado, se había encogido de hombros mientras continuaba practicando con la espada. El viejo lanista que entrenaba a Seokjin apartado a un rincón trataba de empequeñecerse, asustado ante el enojo del emperador. Nadie en el campo de entrenamiento vio lo que él. Y nadie podría siquiera sospechar las conductas dóciles y sumisas del emperador más temido de Corea.

Kim Namjoon, rendido por el encanto de Seokjin le prometió lo que sea a cambio de que no luche. Pero Seokjin mantuvo su decisión firme. Aunque lo sostuvo cerca, pegándolo al pecho sudoroso y desnudo con el que el emperador se perdió probando, lamiendo y succionando. Trazando con la boca aquellas cicatrices de lucha.

—Debo hacerlo, nací para esto.

—Naciste para ser mío —fue terco Namjoon.

Seokjin sonrió.

—Será su alteza débil de mente, pero el que fue mío en mi cama de heno has sido tú —como un ronroneo, Seokjin siguió diciendo—, y tan mío que lloraste cuando el placer nos dejó exhaustos, cuando, unidos, me pediste que te siga a donde fueras, que adore el suelo que pisas.

—Y deberías hacerlo, soy tu autoridad máxima.

—Eso no, alteza —interrumpió el gladiador—, le rindo cuentas a los dioses, no a un hombre que echa sombra como yo.

Con el rostro rojo, Namjoon se apartó.

—¡Haré que te maten! ¡Lo juro! —Amenazó, y el dolor en sus rasgos por poco hizo ceder a Seokjin, aunque este se recompuso enseguida—. Si luchas y quedas a mi merced, tendrás que arrodillarte y pedirme que te salve. Rogar que no dicte tu muerte. Tendrás que humillarte y sabré que aceptas ser mío y de nadie más, ¡mío!

De vuelta al coliseo, Namjoon notó que la gente se acalló ante los pasos débiles del gladiador estrella. Seokjin caminó hasta quedar cerca al palco del emperador y se cruzó de brazos, con el mentón levantado en desafío. Ese rostro que debió ser pintado y hecho escultura para que la posteridad viese aquella perfección, ahora lucía sangriento, sucio, pero duro e irreverente.

Entonces, Namjoon lo supo. Allí la respuesta que aguardó. Y aunque lamentaría los años venideros lo que haría a continuación, supo que no se arrepentía de haber cedido a sus impulsos cuando conoció a ese gladiador.





Nota:

Anaka, debes reconocer que soy buena gente al poner en tensión mi amado Jinnam y no el Jinyoon.  En fin, he aquí rechazo.

Estuve viendo la onda gladiadores así por encima, por lo que no quise precisar datos porque no quisiera incurrir en errores de historia. Si sé que lo del pulgar arriba no era tan como lo pinta la peli, pero bueh, dejé así, muy general to'.

Aun así, si luego, cuando edite esto, veo algo raro lo arreglo.

Quejas:

:)

PD: Volví a publicar para Galle, así no te sorprendes y sientes engañada, te lo digo aquí.

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