Capitulo dieciocho

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TaeHyung estaba intentado dejar de sollozar mientras se tocaba los labios ardiendo. Pero no podía. No podía detenerse, era demasiado doloroso, demasiado real... Jin lo miraba con ceño fruncido, una expresión extraña en sus ojos verdes que TaeHyung no podía descifrar. El demonio se dejaba caer por completo en el suelo mientras fregaba sus ojos intentando no ser tan patético frente a Jin.

— ¿Qué mierda sucede contigo? —cuestionaba el castaño, su respiración aún estaba agitada debido al intenso beso que, si no fuera por TaeHyung, hubiera seguido y seguido y continuado besando esa boca—. ¡Háblame! —exclamaba furioso. Tomando el cuello de la camiseta de TaeHyung y levantandolo como si fuera una bolsa de papa.

—Déjame... —pedía sin aliento, con una mueca de verdadero sufrimiento pintada en su rostro y su voz quebrada—. Me iré, no necesitas patear mi culo fuera de tu casa.

Las fosas nasales del castaño se expandían y su rostro duro como el hierro y su voz tan profunda que calaba en lo más profundo de TaeHyung exclamaba—. A tu culo pretendo hacerle de todo, menos patearlo fuera.

Y TaeHyung sentía que inclusive pasar saliva ardía. Sus piernas débiles y sus labios aún sensibles, pero quería tan desesperadamente un poco más.

— ¿Qué-mierda-sucede-contigo? —repetía el mundano.

Sus ojos fríos se movían rápidamente por el rostro de TaeHyung, muy similar a la mirada de un maldito desquiciado.

—No entenderías —susurraba con un esfuerzo extra.

Estaba tan débil, su cabeza daba vueltas.

—Ponme a prueba —replicaba Seokjin.

TaeHyung suspiraba, sus ojos húmedos y rojos, sus labios hinchados. Su nariz colorada y su pelo alborotado enviaban una oleada de calor y puntada de deseo justo entre las piernas de SeokJin.

—Estoy jodido ¿de acuerdo? —respondía el demonio—. Muy jodido...

—También yo —afirmaba Jin—. Muy jodido —repetía y añadía—. ¿Qué más?

TaeHyung sentía que le estaba costando respirar y hasta la mirada verde de Jin le quemaba el rostro.

—Aléjate... —pedía, evitando llorar pero no tenía mucho éxito.

— ¿Quieres que me aleje? —cuestionaba Jin, con la cólera burbujeando en sus palabras—. ¿Qué tanto quieres que me aleje? ¿Para siempre?

—No... —sollozaba, mirándolo de forma lastimera—. Para siempre es mucho tiempo...

Jin volvía a respirar de forma furiosa, apretando sus dientes... y se abalanzaba de nuevo por esa boca. TaeHyung gemía de placer y de dolor al sentir los dientes de éste morder su belfo con fuerza y luego soltarlo junto con el cuello de su camiseta. Por poco y volvía a caer al piso al sentir que solo sus piernas debían sostenerlo y estas no parecían tener la fuerza suficiente para ese simple trabajo. Aterrizaba en la mesa de Jin y volvía a tocar su belfo, apretando sus ojos y dejando caer las lágrimas.

— ¡Tienes que decirme qué mierda sucede contigo! y ¿por qué estás haciendo esto...? —pedía Jin, limpiando la comisura de sus labios.

Cuando de repente notaba la camiseta que Tae llevaba puesta. La parte posterior, su espalda, la zona de sus omóplatos mojaban la tela gresa oscura, tiñiendola de un rojo amarronado, era apenas visible, no como la otra noche, pero ahí estaba. Jin abría sus ojos y saltaba encima del demonio para levantarle la tela.

—Detente... Espera —rogaba TaeHyung, cuando la misma se desprendía de sus heridas semi abiertas.

—Mierda... —Seokjin quedaba estático, pero de inmediato lo giraba bruscamente y acomodaba para tenerlo de frente mientras lo tomaba sin cuidado del mentón—. ¿Quién eres?

—No importa —respondía, respirando con dificultad. Jin apretaba su mandíbula y asaltaba el cuello de TaeHyung con labios y dientes—. Ah...

TaeHyung gemía por los besos fuertes en su cuello. Era doloroso y placentero. Estaba herido, sufriendo y estaba demasiado caliente aún sin poder evitar lo que su cuerpo pedía, pero al parecer no podía tener sin que le doliera.

Jin sentía una adrenalina recorrerle de pies a cabeza, estaba demasiado excitado para dejar de tocar a TaeHyung, pero también estaba muy confundido. Mientras más lo hacía más lo deseaba. Sus besos ascendían a la oreja de un TaeHyung que se aferraba a su ropa y a su cuerpo a pesar de todo y lo apretaba. Lo apretaba fuertemente para sentir como las caderas de SeokJin embestian hacia delante, logrando una fracción entre su dura erección y la de éste.

¡Ahhh!

TaeHyung soltaba un grito desgarrador, pero tomaba la nuca de SeokJin para que no dejará de presionar sus labios a su cuello y continuará besando con ganas. Sentía como si le estuviese desgarrando la piel y a la vez un bálsamo. Luego desgarraba y volvía aliviar, así continuamente. La mano de Jin estaba con firmeza apretando su mentón y sus labios tiraban de su lóbulo. Tenía el cuerpo de TaeHyung incrustado sobre la mesa, embistiendolo con ganas, deseando menos ropa y más piel. Su respiración era pesada, su cabeza daba vuelta, como si estuviera drogado y en la hora feliz del efecto.

— ¿Quién eres? —susurraba al oído del azabache—. Dime quién eres y por qué me siento así contigo... ¿Por qué?

Sus ojos verdes llenos de lujuria buscaban el rostro de un TaeHyung que, tenía los suyos inyectados también en lujuria y dolor.

—Dime que sientes —preguntaba el demonio.

Su voz sonaba igual como la de un hombre herido que apenas podía y debía hablar.

—Dime que sientes tú —pedía sobre sus labios y TaeHyung tenía esa mueca de dolor—. Dime por qué pareciera que te hago daño

—Si lo qu-que quieres es una mal-... —pasaba saliva con dificultad—. Dame un respiro si quieres saber qué sucede.

Jin lo miraba con ceño fruncido y notaba los ojos celestes casi azules por el rojo de la esclerótica a su alrededor. Estaban sus pupilas dilatas, pero sus ojos llorosos. Muy en contra de su voluntad se alejaba y no sabía por qué le costaba tanto.

TaeHyung tomaba una silla y caía sobre esta. Arruinado. Respiraba con dificultad y se movía con delicadeza por sentirse herido en cada rincón que Jin había tocado de su cuerpo.

— ¿Vas a hablar o qué? —cuestionaba duro. Tomando asiento frente a TaeHyung.

—Cuando te irritó y eres frío pareciera doler menos — curioseaba TaeHyung, confundiendo a Jin y sobando sus propios labios en el proceso.

—Entonces si te duele... —mencionaba sombrío. TaeHyung asentía levemente—. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón?

— ¿No vas a decirme que estoy loco? —preguntaba TaeHyung.

—Yo decidiré eso luego de hacer todas mis preguntas —replicaba Jin—. Dime la razón, porque la primera vez que te tuve en mi cama no parecías herido.

TaeHyung pasaba saliva, ni siquiera él entendía a que se debía tanto dolor. Justo. Ahora.

—No dolias... —respondía, refiriéndose a Jin—. Siempre me sentí débil a tu lado, desde que te vi en el bar... Pero no me dolias así y no estoy seguro por qué —mencionaba—, puedo hacerme una idea pero...

—Dime tu idea —pedía el castaño, sus ojos rasgados y su mirada fija en el ex ser de luz hacía que éste odiara a todo el que estuviera detrás de esto.

—Te vas a reír en mí cara

—No sería la primera vez —afirmaba Jin—. Haz el intento, no haré nada que no haya hecho antes contigo.

TaeHyung relamía sus labios sensibles y se sentaba de forma más erguida para que sus omóplatos no tocarán el respaldar de la silla. Jin lo veía moverse con dificultad y expandía sus fosas nasales, soltando todo el aire al mismo tiempo que apretaba sus dientes.

—Habla... —ordenaba el mundano.

TaeHyung suspiraba y se preparaba mentalmente—. Bien... —comenzaba—. Hace mucho tiempo, uno del que ni siquiera llevo cuenta porque fue hace mucho, realmente... —sonreía sin gracia—, tú y yo...

Pasaba saliva y Jin cambiaba su pose. Notaba sus músculos tensionados y la pose relajada desapareciendo para ser suplantada por una más rígida.

— ¿Tú y yo qué? —preguntaba con una voz demasiado... Oscura que, hacía temblar a TaeHyung.

El demonio sabía que Jin se reiría, que diría algo hiriente y que la charla sería totalmente en vano, pero a la vez el tipo terco frente a él quería una maldita explicación a su actuación penosa ante un par de besos y toqueteos simples que lo habían hecho llorar como un niño pequeño.

—Fuimos amantes —exclamaba, viendo en demasía el rostro de Jin. Ni una mueca, nada, aquello invito a TaeHyung a continuar—, enojamos a muchos por nuestro am-... Aventura —se corregía—, tú moriste salvándome.

Jin no decía nada, ni un músculo crispado en su perfecto rostro, hasta que con efecto tardío exclamaba:

—Querras decir que morí por tu culpa —mencionaba, logrando que las entrañas de TaeHyung se retorcieran en su interior, pero luego una risa fría y cruel provenía de lo más profundo del pecho de Jin.

TaeHyung pasaba saliva con dificultad y entrecerraba sus ojos, sabía que se reiría pero igual dolía y como lo hacía. Cerrando sus ojos ante el dolor de cabeza que pinchaba su sien, se asustaba cuando nuevamente tenía las manos de Jin en el cuello de su camiseta. Tenía su rostro peligrosamente cerca, sus tupidas cejas fruncidas y el odio brotaba de sus orbes verdes. Odio, ese sentimiento si podía reconocerlo.

— ¿Cómo? —susurraba entre dientes.

— ¿Qué? —preguntaba el demonio desorientado, para luego ser zamarreado fuertemente.

— ¿Cómo fue? ¿Cómo pasó? —repetía Jin. TaeHyung se sorprendía por la desesperación que tenía el castaño de saberlo—. ¡Dímelo! —gritaba, estampando a Tae contra la silla de nuevo.

Un revoltijo en su estómago—más débil que minutos atrás—pero lo descomponía igual, como al inicio.

—Estabamos recostados —comenzaba TaeHyung, pasaba saliva relamía sus labios y se esforzaba en continuar, Jin no lo soltaba—. Un ex amante tuyo había irrumpido en plena madruga con daga desenvainada y tú solo-...

—Me puse encima de ti —susurraba Jin, sorprendido por primera vez en toda su existencia.

TaeHyung fruncia su ceño—. ¿Cómo lo sabias?

El agarre en el cuello de su camiseta se aflojaba y el castaño fruncia más sus tupidas cejas, estaba tan confundido como furioso y atormentado.

—Tengo pesadillas contigo desde que tengo memoria —susurraba Jin.

Alejándose a su minibar se servía un vaso de whisky y lo bebía de forma urgente, apretando sus dientes por el ardor momentáneo en la garganta, mientras que TaeHyung estaba en completo shock. ¿SeokJin, este Jin había soñado con él? ¿Desde cuándo? ¿Qué soñaba o había soñado con exactitud?. ¿Y por qué hacía tanto tiempo ya?

Se ponía de pie y tocaba el hombro de Jin, pero era empujado de forma brusca por el castaño de anchos hombros. Al girar lo miraba nuevamente con algo de rencor y algo más. Ese algo más que TaeHyung no podía descifrar, el malestar que Jin le provocaba era como al inicio, le molestaba, pero no parecía estar matándolo como cuando lo había besado y tocado minutos atrás.

— ¿Qué soñaste? —preguntaba.

—Es hora de irte —pedía Jin, señalando la puerta y evitando mirar a TaeHyung.

—No, no. Dime, dime qué soñaste ¿desde cuándo? ¿por qué no me reconociste la primera vez? —cuestionaba desesperado, necesitando una respuesta.

Las manos de Jin iban a sus hombros y apretaban con suma presión mientras lo obligaba a caminar de espaldas a la puerta y ahí lo acorralaba.

—Dije que es hora de que te vayas —susurraba, helando la sangre del demonio por lo profunda y grave de aquella voz.

— ¿Desde cuándo? —repetía, logrando enfurecer a Jin.

El castaño entrecerraba sus ojos y negaba por la actitud de TaeHyung, luego su mano derecha iba directo a la garganta del demonio y ahí comenzaba a presionar. Presionaba y presionaba, TaeHyung sentía dolor, pero extrañamente, menos que cuando lo había besado y acariciado. El ex ser de luz abría su boca y sus ojos seguían rojos, resaltando el azul de sus orbes. La pelvis de Jin hacía presión contra la suya y el demonio notaba lo excitado que ambos estaban.

TaeHyung jadeaba suavemente, sin aire ya y Jin daba una embestida mientras que a su rostro imperturbable le sumaba una mordida a su propio labio inferior, tan sensual e intenso, mientras volvía a restregarse al cuerpo ajeno. Los ojos de TaeHyung comenzaban a ponerse casi blancos, a punto de girar hacía adentro y su rostro violáceo. Necesitaba respirar... Hasta que Jin lo soltaba y asaltaba su boca con dientes y labios.
TaeHyung estaba mareado, desorientado, pero aquello ya no dolía. Solo le estaba costando respirar con la lengua de Jin violando su cavidad bucal.

Pero nuevamente... TaeHyung notaba que no ardía, por lo que de inmediato rodeba el cuello del castaño y enredaba una pierna en las caderas de Jin para atraparlo y ser—placeteramente—incrustado a la maldita puerta. Apenas lograba recobrar el aire que, sollozaba como un jodido animal herido en los labios del castaño. Era embriagador como Jin lo besaba, le estaba devorando la boca y podía disfrutarlo un poco más esta vez mientras el más alto continuaba restregandose contra su carne dura y todo su torso.

Sus manos apretaban cada vez más a Jin, sus hombros su espalda, clavaba sus dedos y uñas con desesperación, como si necesitara que se volvieran uno y se fundiera en su cuerpo mientras los dedos de Jin se clavaban a los lados de sus caderas. El castaño por su parte estaba caliente, caliente pero furioso, estaba odiando a TaeHyung. Quería arruinarlo, arruinar cada maldito rincón de su cuerpo... Pero quería besarlo para hacerle sentir el mismo dolor que sintió toda su vida, pero a la vez se perdía en el placer. En el momento de éxtasis que aquellos labios le daban.

De nuevo se sentía drogado, desesperado por más, no pudiendo tener suficiente. Quería poner sus manos y lengua en cada maldito rincón del demonio. Soltaba sus labios con una fuerte mordida y se iba al largo cuello, ya con rastros de hematomas por sus dientes y dedos, para comenzar a besar, lamer, succcionar y morder...

«Más, más» Jin solo quería más y TaeHyung... A TaeHyung comenzaba a dolerle de nuevo.

— ¡Ah... Joder, no, no! —sus manos eran una contradicción importante, apretando a Jin desde la nuca en su cabeza, y empujando su torso contra la otra.

Bajaba la pierna y comenzaba a sollozar de nuevo, esa boca estaba desgarrandolo otra vez.

— ¡Para! —empujaba como podía a Seokjin quien estaba de nuevo hecho un desastre, mareado y pestañeando varias veces para entender que estaba sucediendo. TaeHyung se abrazaba a sí mismo y luego tocaba su cuello—. ¡Maldita sea!

— ¿Estás jugando conmigo? —susurraba furioso entre dientes y recobrando el aliento.

—No estaba doliendo —sollozaba y respiraba con dificultad, apretaba sus ojos dejando caer unas lágrimas imposibles de contener y murmuraba—. Me iré...

—Estás jugando conmigo —afirmaba Jin esta vez—. ¿Eres un mitómano que inventa cuentos de hadas perturbadores para follar? —acusaba sin sentido.

TaeHyung abría sus ojos y le brindaba una mirada dura—. No mentí y pareciera ser que lo sabes muy bien —exclamaba.

Jin tiraba su cabello hacía atrás y fregaba su rostro—. Esto es un nivel más enfermo del que estoy acostumbrado

—Bienvenido a tu viaje de ida —se burlaba TaeHyung.

Jin lo fulminba con su mirada—. Vete

—No tienes que repetirlo... —replicaba TaeHyung.

—Arregla tu mierda y vuelve cuando no llores como una maldita niña

— ¿Quieres que vuelva? —preguntaba sorprendido, aunque si tono era casi sardonico, logrando que Jin apretara sus dientes.

—Me está aburriendo fingir... —soltaba Jin, sorprendiendo a TaeHyung—, arregla tu mierda y vuelve aquí

— ¿Y si no puedo arreglarla? —cuestionaba Tae, casi pidiendole ayuda.

Jin daba unos pasos hacia adelante y veía a TaeHyung pasar saliva—. Volverás igual —mencionaba, erizando los vellos en la piel de TaeHyung—, me sacaré esto de mí sistema y luego me voy a deshacer de ti para seguir como si jamás hubieses existido.

«Cruel»  como le dolía al demonio aquellas palabras.

—Te dejaré con las ganas —intentaba burlarse, con cada maldito músculo adolorido.

—Tú volverás —afirmaba Jin con calma. Sus ojos enfocados en los labios húmedos e hinchados del demonio—. Porque sin importar cuánto te duela, lo quieres igual  ¿no es cierto, ángel?

Fuertes acontecimientos.

Nany💜

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