Capítulo trece

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TaeHyung miraba los ojos verdes de Jin, tragando saliva de la ansiedad acumulada por tenerlo tan cerca.

— ¿De qué tipo de reglas hablas? —lograba articular. No quería bajar la vista a los belfos rojos de Jin, pero no podía evitarlo.

Las orbes celestes de TaeHyung miraban los labios de Jin como si fueran un oasis en el desierto. Desesperado por querer hundirse en ellos como había imaginado incontables veces en todo este jodido y casi eterno tiempo.

—Eso —mencionaba Jin—. No sucederá, no voy a besarte.

Taehyung se recuperaba y sonreía amargamente.

— ¿Que te hace creer que lo quiero? —replicaba, intentando salvar su orgullo.

Los dedos de Jin acariciaban su nuca y toda su piel parecía de gallina—. Oh, mírate. Angelito. Te mueres de ganas de que haga un desastre de tí

TaeHyung volvía a pasar saliva—. Eres un creído, Jin —soltaba—. Dijiste que los hombres no eran tu tipo ¿Que te hizo cambiar?

Jin parecía replantearse la respuestas una y otra vez, porque sus ojos seguían sobre TaeHyung y su mano seguía firme sobre su nuca. Pero ninguna emoción cruzaba su rostro. Era tan difícil de leer.

—No lo son —respondía, alejándose de TaeHyung y dejándolo con una sensación de abandono horrible.

Volvía a llenar su vaso de whisky y le ponía otro poco al azabache, se sentaba nuevamente frente a él. Tomaba el vaso, bebía y TaeHyung tenía ganas de zarandearlo un poco para que respondiera. Tenía ese talento nato de llevar su ansiedad hasta su punto límite.

— ¿Que es lo que pretendes conmigo, entonces? —preguntaba de forma directa.

—Divertirme ¿No quieres divertirte conmigo? —preguntaba suavemente. Inclinándose de nuevo frente a él.

TaeHyung lo observaba con cautela.

— ¿Diversión? —replicaba con voz temblorosa.

—Ninguna mujer me soporta en la cama. Han ocurrido tantas cosas, que me tienen miedo

— ¿Has matado a alguien? —preguntaba el azabache. Su verdadero SeokJin no sería capaz ni de dañar a una mosca, pero de nuevo no era éste muchacho frente a él que parecía haber pedido prestado el empaque de su amado.

—No he matado a ninguna mujer, TaeHyung. Solo me aburro rápido, nunca quedo satisfecho y me han dicho que ni siquiera suelo ser sutil —exclamaba encogiéndose de hombros—, de hecho es cierto. Es un kink muy común el mío, lo que no es común es la fuerza que utilizo, me aburre tener que contenerme porque mis acompañantes suelen ser muy frágiles.

TaeHyung se erguía sobre la silla y resonaba su cuello. La tensión en sus músculos se había incrementado, pero también el calor corporal se había elevado en demasía por la suavidad con la que Jin estaba hablando. Ni siquiera parecía el temperamental de otras noches. Se veía más como ese Jin del que Solar le hablaba en ocasiones.

—Me tienes asco —soltaba TaeHyung—. Lo has expresado y demostrado abiertamente.

Jin reía de lado y bebía otro poco—. No has tocado tu segundo vaso ¿Por qué?

—Quieres follarme y asfixiarme a tu antojo ¿Por qué no lo dices? ¿Porque soy hombre? —se acercaba a Jin y susurraba—. Yo te gusto ¿Cierto?

Jin reía estruendosamente y TaeHyung sentía su confianza flaquear profusamente, volviendo a sentarse de forma derecha sobre la silla y tomando el vaso de whisky con todo su contenido nuevamente. Su garganta ardía, pero sus ojos se habían vuelto acuosos por otros motivos, así que los apretaba para evitar la vergüenza. Luego dejaba el vaso con fuerza sobre la mesa.

— ¿No me digas que rompí tu corazón? —cuestionaba Jin, más serio que burlón.

—No, SeokJin —balbuceaba—. No tengo uno —y reía, con el alcohol y la presencia de Jin haciéndole efecto.

El castaño lo estudiaba detenidamente, veía a TaeHyung relamer sus labios y sus mejillas sonrojarse por el efecto de la bebida.

—Me gustan tus ojos —mencionaba de la nada. Con un rostro neutro que era imposible de leer para el ex ser de luz.

— ¿Mis ojos? —repetía divertido. Luego batía sus pestañas en un coqueteo descarado y mordía sus labios.

Sus inhibiciones, dudas y orgullo se habían ido a la mierda de la mano. Si a Jin le gustaban sus ojos, él sacaría provecho de algo tan simple como eso. Sus manos iban a las piernas del contrario y apoyándose sobre ellas, se dejaba caer de rodillas entre las piernas largas de un Jin sentando que no lo perdía de vista. TaeHyung alzaba la cabeza y la mirada, para observar a Jin por debajo de sus largas pestañas, con aquella mirada azul oscura profunda que poseía.

Sonreía casi dudando de lo que seguía luego y si Jin estaría dispuesto a jugar o levantaría su culo para ponerlo de nuevo sobre la silla otra vez. Sin embargo, el castaño se inclinaba sobre él y sin tocarlo lo miraba de cerca. Cada rasgo, cada detalle. El lunar sobre la punta de su nariz.

La respiración que salía por la nariz de Jin le llegaba a sus labios como un suave roce que lo hacía desear lo imposible.

—Tu rostro. Completo —susurraba Jin, golpeando con su aliento a whisky los sentidos de TaeHyung—. Es…

— ¿Qué es? —insistía, casi rogando porque Jin terminara la frase.

La nariz del castaño rozaba la suya, tan cerca el uno del otro, pero antes de soñar con una beso los dientes de Jin raspaban su mandíbula y viajaban a su oreja, mordiendo en aquella zona. Enchinando la piel de TaeHyung y sacándolo de sus sentidos, porque de inmediato movía su cabeza para buscar la boca ajena. Apenas lograba alcanzarlo y morder el belfo inferior, que Jin se alejaba y dejaba caer su puño sobre la mesa.

—Te dije que besos no —mencionaba agitado. Su respiración era irregular como la de su acompañante en el suelo.

—Le quitas la jodida diversión a esto —respondía TaeHyung de forma ronca.

Jin limpiaba su labio con su pulgar mientras sus orbes verdes parecían estar prendiendo fuego a TaeHyung.

—Eres un angelito cursi —se burlaba nuevamente—. Te mueres de ganas de que te bese

—Si —respondía TaeHyung sin tapujos—. Me muero de ganas de besarte y morderte esa boca. Me encantas ¿Qué harás al respecto? —provocaba, perdiendo la poca dignidad que ya no le quedaba.

Sus manos habían apretado los muslos de Jin, sobre el vaquero azul oscuro. Ahora lo acariciaba con más ganas, presionando sus dedos sobre sus piernas. Llegando cada vez más a la entrepierna del castaño. Una que delataba lo mucho que lo ponía aquello. TaeHyung fijaba sus ojos en aquella semi erección que comenzaba a aparecer y sonreía de forma jodidamente sensual al castaño.

— ¿Qué me espera contigo, jinnie? ¿Un cuarto rojo como el de Christian Grey? Porque estoy totalmente a bordo de lo que quieras hacerme —susurraba de forma juguetona.

 —No tengo un cuarto rojo —replicaba seriamente. Se inclinaba nuevamente y tomaba a TaeHyung del mentón. Lo hacia sin apuro y sin ninguna emocion cruzando su rostro. TaeHyung se contenía de ir por otro beso nuevamente, como un adolescente precipitado y necesitado—. Veo que confirmaste que seguirás adelante con esto

—Follar contigo, definitivamente —susurraba.

—No sé si te prefiero retandome y tratando de mantener tu orgullo o de esta forma tan dócil pero descarada —Jin bajaba su mano hacia el cuello de TaeHyung y presionaba su pulgar sobre su nuez.

TaeHyung abría su boca automáticamente, una simple presión a comparación de lo que ya había tenido con respecto a aquel fetiche.

— ¿Realmente podrás resistir? —preguntaba dubitativo.

— ¿Tienes miedo de perderme, Jinnie? —TaeHyung empujaba más hacia delante—. ¿Vas a follarme? Dime qué lo harás —rogaba TaeHyung.

—No esta noche —respondía Jin.

— ¿Entonces cuando? —cuestionaba TaeHyung irritado.

—Te pusiste de rodillas frente a mi, batiendo tus largas pestañas y haciendo uso de este bonito rostro ¿Que se supone que ibas a hacer? —preguntaba SeokJin, evitando responder a la pregunta de TaeHyung.

El azabache suspiraba, pero prontamente se relamía sus labios y volvía al juego—. Quiero probarte de nuevo ¿Me dejarás?.

Jin se tomaba unos segundos para mirar de nuevo a TaeHyung, sin apuro alguno hasta que se echaba atrás y apoyaba su espalda sobre el respaldar de las silla.

—Tengo recuerdos buenos pero borrosos —respondía Jin—. Refrescame la memoria, ricitos.

TaeHyung lo miraba de forma sensual mientras sus manos iban hacia su erección y con sus pulgares ejercía presión sobre el bulto atrapado en aquellos vaqueros. Jin no había podido evitar sisear casi de forma inaudible por el primer toque ajeno. Deseaba a TaeHyung más de lo que le gustaba admitir, pero había algo acerca del azabache que lo hacía sentirse vulnerable y extraño.

Había decidido jugar con TaeHyung, estaba seguro que jugar con fuego no le quemaría. Aunque fuera algo nueva la atracción a otro tipo. TaeHyung definitivamente era alguien que iba a tener que probar para sacar de su cabeza y saciar la sed que tenía del tipo de encuentro que él deseaba, pero que ninguna acompañante podía soportar.

Llegue.

Bueno, no tengo mucho para decir, esta es una historia corta y comenzarán a pasar cosas 👀👀👀

Con amor Niñita Nany 💜

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