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SeokJin no se había follado al bonito hombre de la banca. Había sido de alta horas más tardes y Solar, quien había sido notificada al respecto, estaba junto a él para sacarlo de allí.

Llamenlo exagerado, pero sentía la necesidad de enviar un mensaje al tipo de la banca de nombre "TaeHyung", el problema era que le había dado su número, pero este no le había enviado nada aún.

Suspirando miraba el hospital con nostalgia.

— ¿Qué sucede contigo? —preguntaba Solar, al verlo tan callado y viendo el hospital por el espejo retrovisor.

— ¿Por qué debería de pasarme algo? —mencionaba indiferente.

Bueno, este SeokJin, seguía siendo algo reservado como el que habíamos visto al inicio de su historia.

Solar resoplaba, pero venciendo toda su curiosidad, no preguntaba otra vez. Jin hablaría si así lo quisiera más tarde.

Tenía cuatro autos por arreglar y se odiaba a sí mismo por estar tan retrasado, pero su clientela era siempre comprensible y quedaban altamente satisfechos con su trabajo.

Era un jueves a la noche y salía de la ducha, arruinado y con su cabeza volviendo una vez más al atractivo hombre del hospital.

Por otro lado, al igual que el Jin desalmado, simplemente no podía comprometerse con ninguna mujer luego de un par de encamadas. Sabía que se aburría rápido, a veces, este nuevo Jin, se detestaba por no haber sabido valorar las buenas mujeres que pasaron por su vida.

Por otro lado, este nuevo Kim SeokJin, tenía un historial de coquetear con hombres atractivos, pero nunca de llevar ninguno a la cama. Y nunca ninguno lo había puesto tan duro como una roca, al igual que el bonito chico de la banca.

—TaeHyung... —susurraba el nombre que deslizaba por su lengua y se liberaba entre sus labios. Nuevamente sentía que esa sensación de extrañar a alguien, de anhelarlo y perderlo, se marchitaba cuando pensaba en él.

Riendo secamente, pensaba en lo ridículo que era eso y decidía recostarse en su cama. Encendía su televisor y de repente la superficie plana y blanda, le parecía demasiado espaciosa.

Su teléfono sonaba con una llamada y suspiraba, suponiendo que quizás era el señor Hwan, preguntando si su auto estaba listo, pese a que le había dicho al hombre que aún no encontraba el respuesto que necesitaba, por enésima vez. Se lo había llevado en un estado deplorable y pretendía que se lo terminara en veinticuatro jodidas horas.

Apretando su sien, y sus ojos cerrados, atendía el teléfono de todas formas.

—Hable —exclamaba.

—Se dice "Hola" no "hable"... Suena jodidamente irritante —decía una voz.

Esa voz.

Jin había hablado solo una vez con él, pero ese tono grave era único.

— ¿Eres el chico de la banca del hospital? —cuestionaba, sentandose en su cama y escuchando interesado y expectante.

—Auch... Creí que recordarías mi nombre —mencionaba—. Porque yo recuerdo el tuyo, SeokJin.

El susodicho reía de forma grave y sensual.

—TaeHyung —respondía, más sonriente de la cuenta—. Kim TaeHyung.

El azabache reía de forma seductora.

—Bien, bien... Ya me estaba sintiendo un imbécil nuevamente

— ¿Nuevamente? ¿Y eso por qué?

—Conseguí los condones, pero tú nunca llegaste a mi habitación —mencionaba.

Jin suspiraba—. Lo siento, hombre. Me habían dado el alta y mi amiga estaba de jodida niñera... No fue adrede —decía, luego tomaba coraje—. Realmente estaba a bordo de tu plan.

TaeHyung por poco y ronroneaba al otro lado de la línea. Un sonido grave y sexy que ponía a Jin a punto.

—Me agrada saber eso, entonces —susurraba el azabache—. ¿Vas a hacer algo mañana, Jin?

—Nada especial —respondía, repentinamente, más ansioso.

—Dime un lugar y la hora, te veré ahí para tomar mi merecido trago. Me lo debes

—Quiero saldar mi deuda, entonces... —suspiraba—. Si este es tu número, te enviaré la ubicación de un bar que valdrá la pena.

—Perfecto, espero las indicaciones —decía TaeHyung al otro lado—. Te veré pronto, SeokJin —susurraba al final.

El castaño cortaba el llamado y se preguntaba ¿Qué era esa extraña, pero familiar sensación cada vez que TaeHyung había tenido chance de pronunciar su nombre?

Solar se encontraba inquieta y curiosa, sus clientes le habían reclamado estar un poco distraída y todo se debía a Jin, sentado en la barra, mirando la hora en su teléfono y luciendo de infarto con una camisa negra que dejaba ver parte de su blanquecino pecho, sus clavículas y cuello, más un jean negro ajustado, botas de cuero en punta y su cabello peinado hacia atrás, con toda su frente al descubierto.

Cuando la chica se liberaba de su trabajo, dejaba a su compañero cubrirla unos momentos e iba en dirección a su amigo.

—De acuerdo. Dime su nombre, edad, medidas de busto, culo y ¿Por qué no me dijiste que tenías una cita? —atacaba repentinamente.

SeokJin alzaba sus ojos verdes algo divertido y bebía su cerveza.

—Te aguantaste más de lo esperado, Yong-Sun —soltaba.

—No me distraigas y responde mi pregunta ¿Quién es ella? ¿Y cuando la conociste? —continuaba.

SeokJin reía y bebía otro sorbo.

—Tienes un largo turno y no quiero que te caigas sobre tu bonito culo de manzana —bromeaba.

Solar lo golpeaba—. Vamos, no te hagas el misterioso ¿Cómo se conocieron?

Ahora, esa era una buena pregunta sin asumir el sexo de su cita.

—En el hospital —respondía desinteresadamente—. Necesitaba un cigarro y tenía uno —se encogía de hombros.

— ¿Cómo diablos? —cuestionaba la chica—. Solo tú con ese rostro y ojos bonitos ligas luego de estar al borde de la muerte.

SeokJin reía sonoramente, echando su cabeza hacia atrás.

— ¿Y cuántos rounds te durará antes de aburrirte? —preguntaba, poniendo sus codos sobre la barra.

—Oye... ¿Por quién me tomas? —decía SeokJin.

—Por el jodido fuckboy que eres —soltaba Solar, de inmediato.

—Vale, quizás —la señalaba divertido—. Pero esto es diferente —decía sin pensarlo dos veces, luego apretaba sus dientes.

Solar abría su boca sorprendida—. Nunca dijiste algo así antes.

Jin suspiraba—. Solo estoy probando aquí ¿De acuerdo? Volví extraño del coma con esa sensación de haber perdido a alguien y... —apretaba sus labios.

No es que no supiera que podía hablar con Solar, la pelinegra era la mejor y le concedía eso. Solo sentía que si lo decía en voz alta, arruinaría la magia.

— ¿No sientes eso cuando estás con ella? —preguntaba.

Y nuevamente, asumiendo el sexo de su acompañante. No la culpaba, solo mujeres atractivas con gran físico estaban en su historial. Pero no había un busto del que mencionarle las medidas... Quizás una polla y podía trabajar con el culo. Aunque apenas había visto el de TaeHyung en aquella bata de hospital cuando cada uno se había marchado a su habitación.

Suspirando, sacaba un cigarro de la cajetilla guardada en su bolsillo, lo ponía entre sus labios y buscaba el encendedor.

— ¡Aish! Deja esta mierda —decía Solar, arrebatándole el encendedor.

SeokJin rodaba los ojos, el Jin desalmado solía fumar poco y nada, pero este tenía un serio vicio al respecto.

—Necesitas una nueva adicción que no sea la maldita nicotina —le señalaba furiosa con su larga uña pintada de un rojo sangre.

— Permíteme —decía una voz grave a su espalda, muy cerca, sentía el pecho del chico tocarle y lo veía rodearlo con su brazo mientras le encendía el cigarro y le sonreía jodidamente sensual.

Los ojos celestes de TaeHyung eran traviesos y calientes, su perfume era dulce y su cabello se veía lucir sus rizos algo húmedos y brillosos.

Solar de quedaba colgada de como su amigo miraba con todo tipo de emociones al chico tras él que, le estaba brindando fuego para su cigarro.

Jin encendía el mismo y luego lo quitaba de su boca, TaeHyung se apoyaba sobre la barra y cuando SeokJin giraba su cuerpo lo veía vestir un pantalón negro, botas de un color arena y una camisa manga corta con detalles en blanco y negro. 

SeokJin se lo comía con la mirada casi sin querer. Casi.

—Pienso que también te ves delicioso —decía TaeHyung, divertido y sensual, SeokJin le devolvía la sonrisa sexy como el infierno, bueno, el eufemismo del año. Solar tenía su boca abierta—. Oh, ya que estás aquí, te pido una cerveza también, por favor —decía TaeHyung con amabilidad.

Jin reaccionaba y se daba cuenta que a su amiga se le saldrían los ojos pronto. Muy pronto.

—Te va a explotar la cabeza, Yong-Sun. Traele a TaeHyung lo pedido —mencionaba, dando una calada a su cigarro y soltando el humo lejos de Solar y TaeHyung—. Solar él es Tae, Tae mi mejor e insoportable amiga, Solar.

TaeHyung se recomponía—. Oh, lo siento. Mucho gusto —estiraba su mano y tomaba la de Solar, la chica seguía en shock, TaeHyung lo notaba. Sacando su propio cigarro lo levantaba en dirección a Jin—. ¿Me das fuego? —preguntaba seductor, llevando el cigarro a sus labios.

Los ojos de Jin brillaban y sus pupilas estaban dilatadas, volviendo sus ojos verdes casi oscuros. Acercándose, veía a TaeHyung inclinarse y juntar la punta de su cigarro con la suya, Solar seguía babeando y parpadeando con letargo.

TaeHyung daba una fuerte calada y su cigarro se encendía, se lo quitaba de la boca largando el humo lejos del rostro de Jin y miraba a Solar con una sonrisa rectangular.

La chica miraba directo a Jin—. Deberían dejar esa mierda —decía, luego miraba a Jin—. En serio, deja esa adicción

—No te preocupes, cariño —se entrometía TaeHyung—. Yo seré su próxima adicción y prometo que lo haré dejar la nicotina.

Los ojos de Solar se abrían inmensamente, pero una sonrisa juguetona venía después de la sorpresa.

—De acuerdo, de acuerdo... Quiero ver eso —mencionaba en dirección a TaeHyung y luego a SeokJin—. Realmente quiero verlo —Jin rodaba los ojos.

—Trae su maldita cerveza, Yong-Sun —pedía.

Cuando la chica desaparecía, TaeHyung ocupaba la banqueta a su lado.

Sus cejas estaban en alto—. ¿Acaso soy tu primer chico?

Jin resoplaba—. Quizás.

TaeHyung daba una calada y soltaba el humo—. Y pensar que estaba ofendido contigo

— ¿Y eso por qué? —cuestionaba Jin.

—Conseguí que la enfermera me diera condones y le dije en qué horario nadie debía de entrar a molestarme porque, se suponía estaría doblado sobre mi cama de hospital contigo golpeando mi punto dulce.

Jin abría sus ojos y sentía que el calor los rodeaba repentinamente. Se enrojecía, pero no de la timidez, sino de la jodida calentura. Ese tipo sí era salvaje.

—Me dieron el alta ese mismo día, te dije la verdad —se encogía de hombros—. Yong-Sun vino por mí —decía, señalando a la pelinegra con su cabeza.

Esta dejaba la cerveza de TaeHyung y le sonreía—. Si quieren algo más, me llaman.

SeokJin le chasqueaba la lengua, TaeHyung los miraba curioso y cuando Solar se iba, él tenía que preguntar:

— ¿Tuvieron algo?

—Pasajero. No funcionó, somos buenos amigos —respondía Jin sin vueltas.

— ¿Por qué no funcionó? —preguntaba el azabache.

—No duro mucho con las mujeres. Las cambio con rapidez, paso de ellas sin culpa. Yong-Sun dice que le temo al compromiso, la verdad es que solo me aburro rápido.

TaeHyung alzaba sus cejas—. Que bueno que soy hombre.

Jin reía junto con él por aquel comentario.

— ¿Sabes? No iba a llamarte —decía TaeHyung, Jin alzaba sus cejas en sorpresa—. Estaba ofendido —el azabache se encogía de hombros—. Me pregunté si te habías asustado, luego dije "qué me importa" pero recordé que mordí tu labio y me quedé con ganas de más —Jin sentía sus orejas arder—. Pero nuevamente, mi ego estaba herido —se tocaba su pecho, hablando en una especie de puchero que tenía a SeokJin algo absorto—. Así que busqué tu número para borrarlo, pero en vez de eso, te estaba llamando y luego mientras sonaba, recordé que nunca te di mi teléfono...

—Y no tenía cómo diablos avisarte porque como verás... —señalaba a Solar—. Esa mujer es una pesadilla, apenas me dieron el alta, me sacó de allí... Y no estaba de ánimos para explicarle que necesitaba un momento para.... No lo sé, hombre ¿Despedirme?

TaeHyung reía de forma seductora—. Eres realmente apuesto ¿Te lo han dicho?

—Muchas veces —respondía Jin.

TaeHyung rodaba sus ojos—. Dios, que narcisista —Jin reía y TaeHyung se le quedaba viendo cómo imbécil—. De acuerdo, tienes derecho de serlo —luego de esas palabras, SeokJin llevaba su cabello hacia atrás distraídamente y la charla fluida comenzaba.

Hablando poco, pero lo justo y necesario, Jin preguntaba—. ¿Recordaste que te sucedió? Digo, cuando caiste en el hospital.

TaeHyung suspiraba—. Un problema con mi auto, intenté arreglar algo que no sabía y tuve un estúpido corte en mi muñeca. Eso explica porque solo fue una y no ambas. Si hubiera tenido tendencia suicida, lo hubiera hecho bien —exclamaba divertido—. Pero, sí, soy un imbécil. No sé nada de autos y me compré uno usado, listo para el retiro.

Jin sonreía con dientes y todo, el azabache se le quedaba viendo cómo imbécil—. Soy mecánico. Tengo mi propio taller, en mi casa, patio trasero —mencionaba orgulloso.

—No te burles —decía incrédulo.

—No estoy tratando de llevarte conmigo, lo digo en serio —levantaba sus brazos en son de paz.

TaeHyung nuevamente contemplaba cada detalle de su rostro.

Piel suave, seguramente. Blanca, sin una sola marca. Ojos rasgados de un verde esmeralda con el que había soñado, estaba seguro. Él lo había visto en algún lado, sentía que ya lo había observado de esa forma, tan detalladamente, como si no hubiera nada más entretenido que hacer que mirar a Jin, SeokJin.

— ¿Tengo algo en la cara? —preguntaba el castaño, ya sintiendo que su rostro ardía por la mirada fija que estaba recibiendo.

—No —TaeHyung sonreía dulcemente y agachaba la cabeza—. Solo siento que eres muy familiar ¿Muy loco, no?

SeokJin abría su boca y nada salía de allí, pero sonreía con dulzura—. Si sirve de algo, me desperté de mi pequeño coma creyendo haber perdido a alguien, extrañando a alguien... Y deje de sentir eso cuando te ví en la banca fumando —luego se encogía de hombros, intentando restarle importancia.

TaeHyung no decía nada, a cambio optaba por pasar a otro tema y tener una larga y divertida charla. Cerveza iba, cerveza venía, pero no estaban ebrios, estaban tomando con moderación y Solar estaba sorprendida de ver a Jin en una cita. Con un hombre. Y ni siquiera bebiendo suficiente alcohol para pasar las horas.

Él lo estaba jodidamente disfrutando y ella le haría muchas preguntas metiches luego.

Avanzada la madrugada, con una música pegajosa sonando de fondo, TaeHyung extendía su mano a Jin:

— ¿Bailas?

El castaño alzaba sus cejas—. De ninguna manera.

TaeHyung tomaba su mano y lo jalaba en dirección a él para levantarlo de la banqueta, Jin ni siquiera entendía por qué no había forcejeando. Él literalmente, no bailaba. Pero cuando TaeHyung lo había tirado en dirección a él y sus cuerpo habían chocado sutilmente con el otro, su mano se había aferrado a la cadera del otro hombre para evitar el rebote del impacto.

Se encontraban de pie ahora, cara a cara muy cerca, los dedos TaeHyung se entrelazaban con los de SeokJin y todo el proceso de cercanía y toque le seguían pareciendo familiar. Los ojos verdes del castaño miraban en detalles el rostro de TaeHyung, encontrando un lunar debajo de uno de sus ojos, en la punta de su nariz y en su labio inferior, justo ahí se quedaba viendo y TaeHyung se sentía ansioso y caliente por todos lados.

Jin no se había alejado, estaban frente a frente, la mano del castaño en la cadera de TaeHyung y este con sus dedos entrelazdos al otro hombre.

Aclarando su garganta, TaeHyung se atrevía a un movimiento más, llevando sus labios a la oreja de SeokJin, susurraba con sensualidad:

— ¿Si no bailas, entonces que sigue? —había sentido el exacto momento en que los dedos de SeokJin presionaban los suyos y su mano se apretaba en su cadera.

La voz de TaeHyung a su oído, su calor, su aroma, todo en él, hacía cosas extrañas en el interior de SeokJin. Sintiéndose más vivo que nunca, creyendo fuertemente que aquella pieza perdida que le faltaba era este hombre de ojos celestes.

TaeHyung encajaba bien con él, no sabía cómo y por qué, pero lo hacía. Haciendo el mismo movimiento llevaba sus labios a la oreja del azabache:

—Ahora, te llevo conmigo —susurraba y se atrevía a morder el lóbulo de TaeHyung, tirando suavemente de él, escuchando un suave gemido proveniente de su acompañante y como sus caderas habían empujado levemente hacia adelante.

El chico estaba duro igual que él.

TaeHyung salía de su costado y rozaba su nariz a la suya—. De acuerdo, llévame contigo.

Sin más perdida y sin soltar su mano, SeokJin sacaba a TaeHyung de allí, bajo la mirada sorprendida y divertida de Solar y la de su jefe, poco mayor que ella.

— ¿Jin es gay? ¿Desde cuándo? —preguntaba el tipo, haciéndole saltar del susto.

Solar lo miraba con ceño fruncido—. Desde que conoció a ese chico ¿Puedes culparlo? Son jodidamente calientes ¿Creés que querrían un trío si lo pido? —preguntaba curiosa.

El tipo comenzaba a reír—. Jin tuvo cuánta mujer quiso y míralo, si hacen trío, no serías el centro de atención, cariño —ahora un golpe aterrizaba en su brazo—. Oye, no seas perra y espero que Jin te pague luego ¿Cierto?

Solar rodaba los ojos—. Por supuesto, iré a cobrarle personalmente y ver si consigo una buena vista de ambos —alzaba sus cejas reiteradas veces.

Cuando SeokJin encendía el auto con TaeHyung a su lado, éste hacía un sonido agudo de susto.

— ¡¿Qué?! —preguntaba repentinamente.

—No pagamos —mencionaba, sintiéndose culpable.

SeokJin comenzaba a reír y negaba, poniendo el auto en marcha—. No te preocupes, Yong-Sun vendrá a cobrarme luego

—Oh, bien... Asegúrate de darle propina, es hermosa —mencionaba TaeHyung.

—De acuerdo —mencionaba el castaño—. ¿Me cambiarás por ella? —preguntaba cuando el auto estaba finalmente en marcha.

TaeHyung lo miraba divertido, pero no respondía, solo cruzaban una mirada extrañamente cómplice. Jin ponía música y luego TaeHyung solo abría la ventanilla y dejaba que el aire golpeara su rostro.

Estaba nervioso, extrañamente nervioso. Este TaeHyung, no tenía recuerdos de ser un tipo que se ponía incómodo o nervioso con facilidad. Pero con Jin era...

—Estás muy callado —mencionaba el castaño.

TaeHyung lo miraba y le sonreía con dulzura.

—Es solo que se siente extrañamente bien estar a tu lado —respondía sin problemas.

Jin conducía un poco más y cuando ya se encontraba en su vecindario, estacionaba y miraba a TaeHyung con seriedad.

El azabache le sonreía y Jin sentía una revolución extraña en su pecho.

—Aquí vivo —señalaba la casa.

TaeHyung apartaba la vista de él y miraba su pórtico con ceño fruncido, bajando lentamente del auto, seguía viendo en dirección a la casa. Se sentía cada vez más extraño sentir que realmente parecía conocer el lugar.

Jin salía también y luego de poner la alarme le hacía seña con su cabeza para que lo siguiera dentro. Era extraño como habían pasado de caliente a frío, cauteloso y salvaje. También confundidos.

Cuando la puerta se abría, TaeHyung miraba el lugar en detalle, la mesa en el centro, el minibar que Jin tenía allí.

— ¿Estás arrepentido de estar aquí? —preguntaba SeokJin, cerrando la puerta.

TaeHyung lo veía caminar cerca de la escalera—. ¿Tu habitación está arriba? —preguntaba con curiosidad.

Jin alzaba sus cejas—. De hecho, sí. ¿Quieres subir?

— ¿Quieres que suba? —contraatacaba.

SeokJin miraba a TaeHyung de pies a cabeza, ni siquiera él entendía porque sentía tal atracción. Solo estaba ahí y ese chico, ese hombre, lo ponía demasiado caliente. Le parecía tan familiar que incluso había cierta calidez en su pecho.

Recordemos que este Jin, al igual que el desalmado, no tenía un historial con hombres—este nuevo, solo con coqueteos que recordaba de esta nueva vida—pero nada más que eso.

Sin embargo, veía a TaeHyung y... No lo pensaba dos veces, se acercaba, lo tomaba de las caderas y lo atraía hacia él, recibiendo de inmediato las grandes manos del azabache a cada lado de su cuello y esos ojos celestes tenías sus pupilas dilatadas.

TaeHyung rozaba su nariz y mordía nuevamente su belfo inferior. SeokJin se incendiaba por dentro.

— ¿Te beso o me besas? —susurraba en sus labios, ambos estaban pegados al otro.

Jin no se asustaba por estar nuevamente duro por esa cara bonita. Así que él se encargaba de ser quien tomaba el belfo inferior de TaeHyung, lo succionaba y de inmediato veía como este abría su boca y lo recibía. Cuando conectaba sus bocas por completo, TaeHyung le permitía ser a él quien dominará y urgara con su lengua.

Podría decirse que besar a un hombre lo había imaginado más rudo, áspero... Pero TaeHyung era suave, sus labios esponjosos, aunque no tanto como los suyos, su forma de besar era mucho más delicada de los esperado y a él le sabia dulce.

Gemía inconscientemente cuando TaeHyung succionaba su lengua y finalmente lo acariciaba con la suya. Sentía las grandes manos sujetar su cabeza y pasar sus dedos en la parte posterior de su cabello, mientras que él rodeaba la cintura del azabache con su brazo, bajaba su mano y apretaba uno de sus glúteos para presionarlo contra su miembro duro.

TaeHyung, gemía gustoso.

Ambos perdidos en un simple beso, cambiando el ángulo de sus cabezas para profundizarlo, no les importaba la saliva alrededor de los labios ajenos, no les importaba los fuertes sonidos que hacían al besarse y cómo gemían suavemente, pero el aire estaba comenzando a faltar.

TaeHyung no quería soltarlo, sentía una necesidad increíble de quedarse colgado de ese beso tan placentero. Él no recordaba lo mucho que había dolido besar a Jin en el pasado, pero no importaba, porque ahora ni siquiera podía desprenderse de él.

Pero Jin necesitaba respirar y él también.

—Aguarda... Un momento —decía SeokJin, sus labios rojos, húmedos y bien besados. Su frente caía sobre la ajena mientras inhalaba, TaeHyung estaba igual.

Respiraciones aceleradas, al igual que sus corazones, como si hubieran corrido una maratón en vez de comerse la boca.

Jin se alejaba repentinamente y TaeHyung lo miraba atento. Algo dentro de él sabía que Jin no iba a rechazarlo, no podría. Ni siquiera él entendía como había cedido tan rápido. Pero así era la cosa.

Jin abría su boca, pero se guardaba la pregunta, a cambio tomaba a TaeHyung de la mano y los dirigía a ambos a su habitación. El azabache sonreía como imbécil, el agarre era suave, ni siquiera forzado.

Cuando llegaban a la habitación SeokJin encendía las luces, TaeHyung simplemente observaba todo en silencio. La cama, la mesa de noche, la ventana, la puerta al baño personal que Jin tenía allí. Caminaba mirando cautelosamente, hasta que escuchaba la puerta cerrarse y sentía la respiración de SeokJin en la nuca.

El aliento que golpeaba allí le hacía sentirse como su piel se ponía de gallina y temblaba ansioso. ¿Qué había en ese hombre que ponía a TaeHyung tan a su merced?

SeokJin por su parte, miraba a TaeHyung completo, desde atrás. Había tocado lo que el chico se cargaba y él simplemente lo quería desnudo.

—Es mi turno de decir ¿Ves algo que te guste? —giraba con una sonrisa engreída en ese bonito rostro.

SeokJin sonreía ladino, pero podría apostar que había solo un poco de timidez.

— ¿Qué debo saber antes de comenzar contigo? —preguntaba.

TaeHyung fruncia su ceño, llevaba sus manos a su pecho y sus dedos comenzaban a desabotonar la camisa.

—Primero, no tengo pechos... Y me cuelga una polla entre las piernas —mencionaba, alejándose con una sonrisa divertida y sensual.

Con total facilidad se quitaba sus zapatos, Jin lo miraba con atención, esperando ansioso a qué abriera su camisa. No sabía por qué, pero él quería verlo. Contemplarlo y admirarlo.

Cuando TaeHyung se quitaba la camisa, él relamía sus labios y lo recorría sin apuro. Una sonrisa tiraba de las comisuras de TaeHyung y luego sus dedos largos, quitaban su cinturón y comenzaba a desabrochar su pantalón. Notaba el hambre en los ojos de SeokJin, le extrañaba que para ser su "primer hombre" no había curiosidad, sino hambre. Anhelo, ansiedad. Así que cuando la prenda inferior estaba desabotonada por completo, bajaba boxer y pantalón, todo junto.

SeokJin aspiraba con fuerza, esperaba el ataque de pánico, pero no llegaba. Lo único que llegaba o incrementaba, eran sus ganas de poner sus manos sobre aquella piel trigueña y suave. Llevando sus dedos a su camisa, ahora él comenzaba a desvestirse mientras se quitaba los zapatos. TaeHyung suspiraba y se sentía caliente, su mano se iba a su miembro y comenzaba un masaje vertical.

SeokJin mordía su labio al verlo y se arrancaba la camisa, por poco. Cuando llegaba a su pantalón, TaeHyung lo detenía.

—Déjame a mí, por favor —susurraba acercándose. SeokJin alzaba sus manos y lo dejaba. TaeHyung aleteaba sus bonitas y largas pestañas en agradecimiento, para luego ponerse de rodillas, desabotonar la prenda y bajar ambas de un suave tirón... Toda la longitud de SeokJin estaba frente al  rostro de un TaeHyung que relamía sus labios.

—Es tu culpa —decía SeokJin y sonreía con una dulzura inexplicable, hasta que esa mueca se transformaba en una libidinosa cuando la lengua de TaeHyung pasaba por la hendidura brillosa y lamía parte de su esencia.

Sus piernas habían temblado y su estómago estaba sintiendo jodidas mariposas, TaeHyung sentía que el sabor amargamente suave, bailaba en su paladar y lo calentaba aún más.

—Puedes hacer lo que quieras conmigo —susurraba SeokJin.

Luego de eso, los ojos casi oscuros de TaeHyung, se entrecerraban y miraban nuevamente la polla erecta de SeokJin e iba por ello. Sus labios tomaban la punta y daban una suave succión mientras su mano apretaba desde su eje.

La vorágine que había comenzado luego, tenía a SeokJin gimiendo ronco u entrelazando sus dedos en las hebras de TaeHyung con una dulzura jamás empleada. No quería tironearlo ni llevarlo más a fondo, lo había dejado hacer y deshacer  a su antojo, logrando que estuviera al borde.

—Detente —susurraba ido. TaeHyung continuaba, llevando a fondo toda su longitud, pero sentía un suave tirón—. Así no, adentro de ti —añadía Jin, con voz ronca.

TaeHyung estaba tan deseoso de aquello que incluso si Jin se corría en su boca, él se vendría también. Sin embargo se ponía de pie con la ayuda del castaño, quien lo tironeaba y juntaba sus bocas en un beso eufórico, habían temblado ante el choque y el tacto de piel con piel, quitándose por completo las prendas de sus pies, Jin seguía besandolo mientras lo llevaba a la cama y lo acostaba sin dejar de hacerlo. Cuando sentía que el cuerpo de TaeHyung ya estaba por completo en la superficie plana, SeokJin viajaba de su boca a su cuello, de aquí a las clavículas y comenzaba a besarlo entero.

Los besos eran dulces, el cuerpo de TaeHyung se calentaba por completo y sentía ese escalofrío delicioso y se sentía crudo en cada parte que había sido besada por SeokJin. Hasta que lo sentía llegar a su miembro, dónde daba una suave succión a la punta y lo obligaba a gemir alto y roto.

Sus piernas se abrían y SeokJin las empujaba más arriba para dejarle completo acceso a su entrada, dónde su lengua pasaba sin tapujos de forma vertical.

— ¿En serio nunca estuviste con un hombre? Porque tengo demasiadas terminaciones nerviosas allí —susurraba TaeHyung agitado.

Una sonrisa se escuchaba y luego veía al castaño buscar en su mesa de noche, lubricante y condón. Los ojos verde esmeralda, lo miraban con demasiadas emociones y TaeHyung se perdía en ellos mientras veía como cubría su miembro, derramaba lubricante sobre su falo y luego sobre sus dedos.

—No necesitas pasar mucho tiempo ahí. Soy aficionado a qué arda un poco... —mencionaba de forma seductora.

Jin lo miraba, relamía sus labios y exclamaba—. No pienso hacerte daño, de ningún tipo. Así que lo haremos a mi modo.

TaeHyung iba a refutar, pero a cambio, sentía los dedos de Jin separar sus glúteos y meter su lengua.

— ¡Joder! Sí, de acuerdo... —gemía.

—Sin dolor —mencionaba la voz de SeokJin y luego lo follaba con su lengua y un dedo lubricado.

—Okey. Ah, sin dolor ... —gemía, retorciéndose del placer cuando ese dedo rozaba su punto dulce—. SeokJin~... —gemía, mientras sus dedos se clavaban en los hombros del castaño.

Este estaba absorto, estirándolo. Chupando, lamiendo y follandolo con dos de sus dedos, incluso su lengua. TaeHyung era adictivo, de acuerdo, él podría dejar la nicotina por esto.

Cuando el azabache estaba listo, comenzaba a rogar—. A ti. A ti dentro de mí,  amor... —soltaba TaeHyung.

Ambos se sorprendían cuando la palabra "amor" se había deslizado de la lengua de TaeHyung, pero a cambio de decir algo, SeokJin subía por su cuerpo, levantaba una de sus piernas y lo miraba fijamente, mordiendo su propio labio inferior y alineándose.

Estaba sudado, TaeHyung igual. Estaban ardiendo de deseo y luego comenzaba a empujar dentro. Los ojos de TaeHyung se volvían blancos por un segundo, luego se cerraban y hacía dulces sonidos con su voz grave y rota.

SeokJin lo miraba como si fuera irreal, no creía, ni le parecía normal que un tipo se viera tan jodidamente hermoso, mientras estaba siendo follado. Pero TaeHyung se veía como un...

—Ángel... —susurraba ronco, mientras sentía lo apretado que estaba y como podría venirse tan solo del calor que le rodeaba dentro de TaeHyung.

— ¿Qué? —preguntaba el azabache, sus dedos se habían clavado en las hombros de SeokJin y ahora mordía de labio para evitar gritar cuando sentía que éste estaba completamente dentro de él—. Ah, joder-... Dame un momento —pedía.

Jin se inclinaba con sumo cuidado para quedar por completo encima de TaeHyung y lo veía como este rodeaba su cuello. Tampoco lo perdía de vista

—Tú... —susurraba SeokJin, luego lo besaba con vehemencia y dulzura. TaeHyung estaba lleno de SeokJin y estaba a punto de explotar.

— ¿Yo qué? —preguntaba, cuando el beso cesaba.

—Eres un ángel... Uno hermoso y muy adictivo —respondía.

TaeHyung sonreía—. El sexo te hace decir cosas raras... —intentaba burlarse, pero veía como Jin salía y él ya estaba lloriqueando, apretándolo para que no saliera, pero luego daba una embestida dentro de él, abriéndose paso, haciéndolo gemir una maldición y encorvando su espalda.

Los labios de Jin se posicionaba en su oreja, mientras su pelvis se movía con parsimonia y TaeHyung respiraba agitado.

—Tú me dijiste "amor" —se burlaba de forma sensual—. No soy el único delirando aquí, ángel...

Y TaeHyung sonreía, pegando sus labios a la oreja de Jin y tirando de su lóbulo con sus dientes—. Entonces, fóllame y llévame de vuelta al cielo.

Una sonrisa tiraba de los labios de SeokJin y buscaba la boca de TaeHyung para besarlo con pasión, mientras volvía a salir y lo emebestía con auténticas ganas desesperadas. El beso había sido todo lenguas y dientes, gemidos roncos y maldiciones mientras Jin se encargaba de llevar a ambos al cielo o a lo más alto.

Encajaban a la perfección, TaeHyung incluso era demasiado salvaje debajo de su cuerpo, buscándolo y encontrandolo en cada golpe para lograr que todo su cuerpo vibrara.

—Joder, eres tan... —gemía TaeHyung exastasiado. Sentía los dientes de Jin en su hombro y sus dedos clavados en sus caderas mientras golpeaba su punto dulce una y otra vez—. Jin-... Bésame, estoy cerca y quiero que me beses cuando me corra.

SeokJin clavaba sus dedos con más fuerza y golpeaba más fuerte mientras besaba el cuello de TaeHyung.

—Jin, bésame... —pedía el azabache.

—Pídelo bien, ángel —susurraba ronco y con sorna.

TaeHyung reía ladino, sus piernas bien abiertas para SeokJin y su cuerpo temblaba, sentía el tirón en la base de su polla y su estómago burbujeaba.

—Ah~Amor-... Bésame —suplicaba.

SeokJin tomaba su rostro y su boca aterrizaba sobre la de TaeHyung, succionando su labio inferior y sintiendo como el azabache se abría para él, dejándole tomar el control del beso y usurpando la cavidad ajena con su lengua.

"Mmm~..." TaeHyung sentía que lo consumía, pero en el buen sentido y no podía evitar correrse cuando SeokJin succionaba el primer intento de usurpación por parte de su lengua.

Al instante se separaban y Jin notaba como TaeHyung temblaba debajo de él mientras gemía y lo más increíble, era lo mucho que lo apretaba, todo aquello había sido un mix que lo había llevado a la locura. Corriendose dentro del condón y de TaeHyung. Temblando por igual, pero sintiéndose en algún lugar lejos de todo y siendo abrazado y apretado por TaeHyung en partes iguales. Caía a un lado de su cabeza, hundiendo su nariz en el hueco de su cuello.

Estaban sudados, drenados e inservibles... Pero placenteramente felices.

No había esa sensación de vacío, se sentía que estaba en el lugar indicado con la persona correcta.

— ¿Por qué te siento tan familiar? —susurraba SeokJin.

TaeHyung regulaba su respiración, sostenía por completo el cuerpo cansado del castaño, pero no le importaba.

—No tengo una respuesta, pero si sirve de algo, como mencioné,  tengo la misma sensación que tú —respondía.

Un silencio se presentaba entre ambos. Uno cómodo.

—Nunca respondiste a mi pregunta —decía SeokJin, luego de un tiempo.

TaeHyung buscaba su rostro y lo miraba confundido.

— ¿Cuál pregunta?

SeokJin suspiraba—. ¿Creés en el amor?

TaeHyung abría su boca y suspiraba, en el pasado, millones de años atrás, jamás había respondido esa pregunta al mismísimo Jin, cada vez que el mundano la tiraba al aire, él solo volaba a su alrededor.

—No lo sé —exclamaba.

Jin fruncia su ceño, acariciaba la nariz de TaeHyung con la suya y sus dedos acariciaban el muslo de la pierna que TaeHyung aún tenía enredada alrededor de su cintura, luego sonreía—. De todos modos...  ¿Qué es el amor? —preguntaba con dulzura.

TaeHyung parpadeaba con letargo, como si estuviera en un trance.

—Tú —respondía sin dudarlo, sin entenderlo, pero sintiendo que era la respuesta correcta y recibiendo un beso fulminante, lleno de adoración, dulzura. Hambre y amor. Demasiado amor que no entendían, pero que allí estaba.

Muchísimas gracias por estar siempre dejando su apoyo y su amor. Esta historia merecía su extra. Espero puedan dormir en paz y seguir pasito a pasito conmigo. UwU 💜

Les amodorro por cada palabra de aliento. Cada comentario y cada voto. También, por compartir mis historias 🙌🏻💜

Con amor niñita NanyKoo 💜

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