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Un reciente pelinaranja terminaba de acomodar las hebras de su cabello, ayudándose de un pequeño espejo, mientras aguardaba que la fila del aeropuerto avanzara. 

Estaba intranquilo, tratando de ocultarlo bajo sus lentes oscuros y un disfraz de turista ocasional.

"Las Bahamas".

Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentirse observado, sin embargo continuó con su fachada niño rico al que sus padres le habían pagado la excursión de verano.

Una sensación de tranquilidad le envolvió, logrando calmarle durante unos momentos. No tuvo que hacer muchos cálculos para saber de donde provenía tal templanza.

Aún estando a kilómetros de distancia, no podía alejarse de quien le había regalado los mejores momentos de toda su existencia.

Jamás había sentido tal completud en su cuerpo y en su alma. No tenía palabras para describir lo que el alfa había logrado calar en su cabeza. 

El moreno le había encandilado no solo por su virilidad y maestría sin igual, sino también por lo que había sentido al compartir su mente, sus pensamientos y recuerdos.

Las largas horas en las que se las habían pasado conociendo y recorriendo el cuerpo uno del otro, reforzando las marcas de placer y mordiscos de amor, también las habían empleado para extensas conversaciones.

"Una persona no puede enamorarse de la noche a la mañana", era lo que se repetía sin cesar, y sin embargo...

Nunca antes su pecho había dolido ante la falta de alguien, nunca antes se había sentido que podría desfallecer con cada paso que daba lejos del alfa.

La calidez invadió su ser, cómo si algo le dijera que estaría bien, que todo pasaría.

Quiso reír ante lo irónico de la situación.

Él que había huido como un simple ladrón, era el que había perdido más en todo este juego.

Después de todo, Park JiMin había dejado su corazón al cuidado de un extraño del que se había enamorado.

Tuvo deseos de llorar de la impotencia. ¡Después de tantos años de deambular, venía a encontrar su lugar en un sitio donde no podía quedarse!

Porque no estaba en tela de discusión permanecer en los brazos del Kim, ni tampoco necesitar de su presencia. 

No era estúpido al pensar que NamJoon era un trigo limpio, no había hecho falta investigarlo ni ahondar en sus pensamientos. Al mayor se le notaba en la mirada, el peligro relucía en toda su aura. 

Sin embargo eso no quitaba que la gente que le perseguía a él eran mucho peores.

JiMin jamás se perdonaría el hecho de inundarle de sus problemas a alguien más que no fuera sí mismo. 

Tal vez en un pasado habría confiado en YoonGi para que le ayudara, pero el muy desgraciado no tenía tiempo para su pasado en vistas del futuro que le ofrecían las caderas de su nueva conquista. 

Infló sus cachetes en respuesta. — ¡Estúpido YoonGi! — pateó una piedra cercana. — ¡Estúpido bailarín de cuarta! 

¡No estaba celoso en un plano sentimental! Pero sí le parecía algo muy bajo por parte del Min el no preocuparse por su mejor amigo de toda la vida. 

Sus afectos para con YoonGi se habían esclarecido en una relación de hermandad y nada más allá de un amor fraternal. 

Además le resultaba completamente impensable el hecho de siquiera imaginar tener una relación con alguien más que no fuera el moreno que había dejado atrás. 

Quiso golpearse al notar que nuevamente sus pensamientos rondaban en torno al Kim. ¿Cómo podía ser que alguien que nunca se hubiera enamorado, estuviera hablando de amor? 

Y aun así, sus palabras se quedarían cortas para expresar lo que fluía en su interior.

Su corazón se sentía cálido por primera vez en toda su vida y sabía que en lo profundo de su mente sí trataba, el cambia formas podría llegar a él.  

— ¡Absurdo! — se quejó en voz baja. 

Se encontraba en una isla paradisiaca absolutamente alejada de todo tipo de civilización como para estar pensando en un tipo que acababa de conocer, y que por cierto, ¡Le había dejado una maldita marca en su cuello! 

— ¡Salvaje! — murmuró, rozando la herida que se estaba curando en su piel, sintiendo un cosquilleo que recorría todo su cuerpo. 

JiMin reprimió el impulso de gemir al sentir como su temperatura corporal comenzaba a elevarse nuevamente, así como también la inquietud en su vientre y el deseo se mezclaban casi mareándole.

Lo mejor en este momento era tomarse un tiempo para sí mismo, después de todo, aun continuaba siendo una persona buscada por criminales de alto calibre y no se mentiría a sí mismo creyendo que su cabeza no tenía precio. 

Tal vez, luego de que las cosas se calmaran y el pudiera salir sin el miedo de que su vida corra peligro, quizás podría considerar seguir sus deseos de volver a buscar a NamJoon.

Su pecho comenzó a latir emocionado ante la idea de volver a ver al mayor. 

Con suerte, el cambia formas no tomaría a alguien más en su lugar.

Su visión se volvió roja al imaginarse a alguien más en los brazos de su alfa y hasta podría jurar que sus colmillos habían crecido y estaban clavándose en sus labios. 

Así como las mayores tormentas del universo, pudo calmarse al sentir la presencia del Kim en su mente. Entre ellos existía una firme conexión, como una especie de lazo invisible que parecía envolverlos completamente... Aunque por más vueltas que le diera a esa idea en su cabeza, ¡No podía ser real! ¡Estar enlazado a nivel elemental con otra persona sería una completa locura! 

La única realidad era que NamJoon se encontraba a miles de kilómetros a distancia, y no podría saber donde se encontraba en este momento. 

Y sin embargo un suave ronroneo se coló entre sus pensamientos.

Sus mejillas ardieron al reconocerlo y hasta deseó que el mayor le hablara. Estuvo tentado a prácticamente rogarle a que fuera a buscarle en las islas de Andros, pero así como se había presentado, el alfa rápidamente había abandonado el contacto.

El pelinaranja sintió como la tristeza llenaba su corazón y no pudo entender el porqué alguien que recién había conocido había ganado tanto terreno en su alma. 

Se imaginó qué estaría haciendo el cambia formas en ese momento y sí sus recuerdos vividos en las últimas noches rondarían entre sus pensamientos. 

Conociéndole, seguro estaba molesto por haberle dejado sin previo aviso pero JiMin no quería complicar más las cosas entre ambos.

La realidad era que sus sentimientos se estaban involucrando por demás en lo que había sido una aventura ocasional. 

Y más que a los asesinos que tenía detrás, el peor de los miedos del Park era que pudieran ver la fragilidad de su alma. 

El problema parecía ser que de todas las personas en el universo, Kim NamJoon parecía tener más acceso a ella que cualquiera. 

— ¡JiMin-ah! — le llamaron a la distancia, mientras él terminaba de seleccionar la fruta del modesto mercado que tenía en frente. 

Un apuesto joven de cabellos negros, hombros anchos y una exquisita piel se acercó a saludarle.

— ¡Hyung! — respondió en forma de saludo — ¿Cómo estás? ¡Hacía mucho que no te veía por este lugar! ¿Hubo mucha pesca estos días?

El recién llegado se rascó la nuca y luego asintió a sus dichos. — Eso y entre nos, — se acercó lo suficiente para que nadie más los escuchara — ¡Los malditos turistas me tienen harto! 

— Hyung... Hasta muy hace poco yo también lo era... — respondió con cierta vergüenza, mientras que el mayor se encogía de hombros, restándole importancia.

— Detalles, JiMinnie, detalles... — el mayor le inspeccionó con la mirada para notar las pesadas bolsas que traía a cuestas —  Además, ¿Por qué llevas tanto peso? —se quejó para luego arrebatarle la carga. — ¡Sabes que podría hacerte daño! 

Sus mejillas se colorearon ante tal acto, además de no haber tenido tiempo para reaccionar antes de que el joven de cabellos oscuros pudiera quitarle las bolsas.

— ¡Hyung! — se quejó — ¡No es justo! — hizo un puchero — ¡Unas pequeñas frutas y verduras no van a matarme! 

— Aun así, ¿Por qué no me llamaste para ayudarte a venir al mercado? — ambos comenzaron a caminar rumbo al hogar del menor. — Sabes que Kim SeokJin siempre tendrá tiempo para ti, pequeño.

Nuevamente, sus mejillas se volvieron a sonrojar ante las palabras del mayor, quién en toda su estadía en los Andros había sido de gran compañía para soportar el tormento de su soledad. Eso... Entre otras cosas...

— ¡G-Gracias Jinnie! — respondió algo inseguro.

— Y bien, ahora dime ¿Volviste a tener algún otro antojo matutino? — preguntó con gran interés — Recuerda que tienes que velar por alguien más además de ti. 

— ¡Y-yo no! — se negó, sintiendo el temor de que alguien hubiera descubierto su secreto. — ¡Y-Yo... — ¿Qué se suponía que haría en estos momentos? 

Se llevó su mano a su vientre de forma protectora, sintiendo a duras penas un pequeño bulto formándose en su interior. 

¡Nada de lo que había transcurrido desde hacía casi 4 meses tenía lógica ni sentido! 

Parte de ello, era la vida que estaba creciendo en su interior...

¿Cómo había sucedido? 

¡Biología básica de dos adultos que habían tenido sexo como animales, sin protección alguna! 

¡Sí claro!

¡Biología que se rompía al tener en cuenta que él era un hombre!

En términos de la naturaleza, ¡No habría podido ser capaz de concebir en su interior! Pero nada era normal en su vida desde el momento en el que había conocido al alfa y desde que ambos se habían unido.

— ¿Estás tomándome el pelo, verdad? — JiMin rio escandalosamente ante las palabras del Kim, quien mantenía una pequeña sonrisa en su rostro a la vez que negaba. — ¿Qué es eso que estás diciendo?  — se alarmó — ¡¿Hombres que pueden dar a luz?! — casi vuelve a quebrar en carcajadas.

— Acabas de descubrir  a un hombre, muy apuesto por cierto, — le guiñó un ojo, a lo que JiMin rodó los suyos en respuesta pero no se lo negó — Que puede transformarse en una majestuosa pantera, — levantó uno de sus dedos.

— ¡Cuanta modestia! — murmuró con divertido sarcasmo a lo que el alfa ignoró por completo. 

 Que es parte una manada que está en peligro de extinción, — un segundo dedo se sumó — Y que probablemente seas el último omega de nuestra especie en toda la tierra y, ¿Qué un hombre pueda quedarse en estado es todo lo que te preocupa?

— Bueno... Sí lo dices así... — JiMin se avergonzó al escuchar eso. — De todas formas no termino de entender nada de lo que estás diciendo, NamJoon... — el alfa ronroneó al escuchar su nombre provenir de sus labios, casi como un coro angelical. 

— Descuida, — le tranquilizó, atrayéndolo más al calor de sus brazos. — En nuestra manada nacemos divididos por castas, ¿Comprendes? — JiMin asintió a su relato — Los alfas somos quienes estamos a cargo de la protección de todos en el territorio, — NamJoon descansó su mentón en la curvatura del cuello del rubio — Proveemos de todo lo que nuestra familia pueda necesitar, — un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir como la nariz del Kim le rozaba su clavícula — Somos dominantes y territoriales con lo que consideramos nuestro... — el omega pudo sentir como su hombro era acariciado sutilmente — Y nacemos para amar a nuestras parejas por el resto de nuestros días. 

Park suspiró al escuchar aquello. No era que desconfiara de las palabras del mayor, simplemente que todo aquello le sonaba demasiado... Irreal.

Después de todo, él no conocía lo que era mantener vínculos afectivos, tampoco había conocido a alguien que le inspirara a querer mantener a su lado por siempre y, peor aun, mucho menos conocía a alguien que quisiera hacer eso con él.

NamJoon parecía poder escuchar sus pensamientos sin siquiera intentarlo, parecía ser que la tormenta interna de su omega traspasaba cualquier barrera física que éste quisiera imponer. 

Le encantaría sacarle todos los miedos e inseguridades bajo los que se había acobijado durante tantos años. 

Desearía poder brindarle la protección que su frágil corazón escondía pero a pesar del poco tiempo compartido, conocía a su omega y sabía que haciéndolo, sólo se ganaría su rechazo. 

— Bien... — indicó no muy seguro — Creo que puedes continuar...

El Kim asintió y siguió con su relato — Luego están los betas, quienes nos ayudan a mantener el orden en la manada... Tienen muchas funciones, hacen de conexión con los humanos principalmente, de hecho llevan las relaciones políticas la mayoría de las veces y tambien... Son fundamentales en las épocas de celos, ayudan mucho a la manada a cuidar a los cachorros en épocas de apareamiento.

— ¿Celos? — preguntó con cierta duda, mientras la sonrisa del alfa se formaba.

— Creí que ya te había explicado de sobra qué era un celo, pero sí quieres puedo volver a intentarlo. — el rubio pudo sentir como el miembro delo mayor comenzaba a dar saltos a la altura de su entrada y no pudo evitar gemir de placer. — ¡Eres una pequeña cosita codiciosa! ¿Verdad, que sí, mi hermoso omega? — JiMin no pudo evitar moverse inconscientemente para rozar el pene del Kim. 

— ¡N-Nam! — pidió, sintiendo el calor volviendo a su cuerpo.

¿Qué quieres bebé? — preguntó, sabiendo la respuesta.

— ¡N-Necesito! — no tuvo que pronunciar más palabras al sentir como sus caderas eran alzadas y lentamente era penetrado por el alfa. Gimió al sentirse lleno, no sólo en cuerpo, sino también en el alma.

—Déjame explicarte lo que un omega representa para un alfa, — depositó un ligero beso sobre su nuca — Principalmente cuando un alfa encuentra a su pareja destinada — levantó con suma parsimonia al bello joven de cabellos rubios, para luego volver a empalarlo con suma lentitud. — Un omega es la luz de los ojos de su alfa, es la razón de ser... — NamJoon empujó profundamente, sintiendo como los lubricantes naturales del menor le resbalaban por sus piernas — Los omegas son quienes nos dan el privilegio de amarles en esta vida, — JiMin pudo sentir como su próstata era acariciada con lujuria total — Sin importar el género que se les asigna en el mundo en el que estás acostumbrado, un omega puede concebir vida en su interior luego de enlazarse con su alfa...

— ¿U-un lazo? — alcanzó a esbozar entre gemidos.

El Kim asintió nuevamente, mientras continuaba deslizándose en su interior de forma magnética —  Y ese lazo es para toda la vida, omega. — el alfa tomó el miembro del rubio y comenzó a masturbarlo, volviéndole loco en el proceso. — Así como tu y yo. — mordió su oreja. 

— ¿Q-Qué significa eso? 

— Significa que estamos unidos por siempre, omega. — gruñó en su oído, al disfrutar de lo receptivo que era el menor bajo su toque — No importa donde corras, siempre te encontraré. — Jugueteó con el glande del rubio, causándole varios gemidos — Tu lugar es entre mis brazos y el mío es entre tus piernas, cariño. — sentenció. 

Los recuerdos de lo vivido con el alfa todavía carcomían su mente a diario y de hecho, asaltaban sus pensamientos sin que tuviera que hacer un mínimo de esfuerzo. ¿Así se sentía el comienzo de la locura? 

No lo sabía, pero tampoco tenía tiempo para poder descubrirlo. 

Y aún así, aquí estaba tratando de llevar una vida relativamente tranquila con la noticia de su reciente embarazo e inminente paternidad. 

En lo profundo de su corazón, sabía que no podía quedarse mucho tiempo más en esa isla, ya que la gente comenzaría a hacer preguntas y además tenía miedo de necesitar asistencia médica al momento del parto. 

Y también estaba otra cuestión demasiado importante para pasar por alto. 

Park tenía la obligación de buscar a NamJoon. 

El alfa tenía que enterarse de que estaba en estado y que la vida que llevaba en su vientre había sido fruto de sus encuentros. 

JiMin tan sólo estaba atrasando lo inevitable.

De hecho, aunque le costara aceptarlo, aquellos recuerdos con el moreno eran lo que le daban vida para su día a día. El anhelo de volver a ver a NamJoon hacía que su corazón se calentara y que su pecho se agitara. 

— ¡Descuida! — el pelinegro hizo que volviera de la vorágine que era su mente. — ¡Tu secreto está a salvo conmigo! —hizo una pausa — Además, que no te de pena... ¡De dónde yo vengo te sorprenderían las cosas que podrías ver! 

JiMin pudo respirar más tranquilo al escuchar que el secreto de su hijo sería protegido por el mayor, pero no pudo dejar pasar de lado las palabras del Kim.

— Oye, hyung. —le llamó la atención — ¿De dónde se suponía que venías tú?

SeokJin abrió y cerró la boca varias veces pensando bien en qué responder correctamente cuando divisó a ciertas personas a las que no había reconocido en su recorrido matutino.

Chasqueó los labios, su misión estaba a punto de ser comprometida, pero sí sus instintos no fallaban, si no daba aviso en este momento el riesgo sería aun peor y no podía hacer eso con la pareja del alfa líder al que le habían encomendado, y para agregar, ¡El omega estaba en estado!

Los sujetos trataron de aparentar ser turistas pero el Kim sabía diferenciar perfectamente el andar silencioso de un asesino que pretende ser un lobo disfrazado de cordero. 

Sin perder más tiempo, tomó al omega por la muñeca y comenzó a arrastrarlo en camino a una ruta de escape secreto, mientras tomaba un móvil satelital que tenía guardado en su bolsillo trasero. 

Al momento de llamar, fue atendido sin ninguna prisa. — Aquí Kim SeokJin, beta del alfa líder. —esta vez fue el turno de JiMin de sorprenderse ante lo que acababa de escuchar — Tenemos problemas, — volvió a quejarse. — ¡Necesitamos refuerzos!

¿Cuantos son? — ¡Era él! 
¡El pelinaranja no tenía dudas! ¡NamJoon era quien había respondido recién! Quiso reír y llorar a la vez, mientras sentía que la indignación llenaba su cuerpo. ¡Hijo de..! ¿Todo este tiempo había estado tan cerca suyo y el alfa no había hecho ni un atisbo de acercamiento a su persona? 

— Conte más de 10, — respondió SeokJin, mientras continuaba tirando de su muñeca. El alfa líder gruñó de forma oscura al escuchar que su pareja e hijo estaban bajo una inminente amenaza. 

Resiste, soldado. — respondió para luego finalizar la comunicación y dejando nuevamente vacío al omega. — Enviaré un equipo. — finalizó, cortando la comunicación.

SeokJin asintió, rezando para que llegaran lo más pronto posible.
— JiMin-ah — le llamó, sacándolo de un estado de shock. — ¿Sabes manejar un arma?


Hola!
¿Cómo están mi gente bella?
¡Lamento mucho las demoras!
Pasaron cosas, ya saben! Pero estoy poniéndome al día con estás historias, principalmente las que están a punto de terminar (como ésta 😂)
Les dejo millones de besos y pronto voy a estar actualizandola de nuevo!

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