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Desató los cordones que sostenían las cortinas de su cama y se acostó entre las pesadas cobijas que dejaban un calor agradable en todo su cuerpo. Su pijama era lo suficientemente gruesa para impedir que el aire frío se colara y dejara más manchas dolorosas en su cuerpo. Por una parte intentaba comprender que ese extraño suceso dejaría dudas en más de uno, pero YoonGi sabía bien que su piel era sensible y el frío se aprovechaba de ello para dejar marcas similares a un chupetón pero un poco más fuertes en color, aún así seguía indignado por la desconfianza que mostró su pareja y ahora cada que caminaba por los pasillos sentía las pesadas miradas puestas en su espalda hasta perderlo de vista e incluso los murmullos parecían perseguirlo sin parar, todos hablando y diciendo lo mismo.

Las cortinas color vino se abrieron lentamente y su corazón latió demasiado rápido con temor ya que no esperaba, visitas pero se sintió –solo un poco– aliviado al ver que era YoonGi y que segundos después se apoyo sobre uno de los pilares de madera viéndolo con arrepentimiento.

—Te dije que me dieras mi espacio —masculló intentando no mostrarse afectado por su presencia y el aroma embriagante a menta y lavanda. YoonGi lucía un poco mareado, lo que le hizo pensar que seguramente estuvo bebiendo en su habitación durante su ausencia, lo conocía tan bien como para saber que seguramente bebió para olvidar su encuentro anterior y las palabras que recibió, llevando una culpa incrustada en lo más profundo de su corazón.

—Sabes que no puedo dormir sin ti —se metió bajo las sábanas y antes de acostarse cerró las cortinas otra vez, quedando en la oscuridad donde apenas podían verse el rostro.

A pesar de estar en el mismo espacio ambos estaban manteniendo su distancia, la cual los lastimaba a ambos ya que siempre fueron tan cercanos como para no poder dormir sin el otro en la misma cama.

JiMin se movió para darle la espalda sin querer pelear más porque no haya respetado su espacio, así que solo cerró sus ojos queriendo descansar. Escucho afuera de la habitación las ráfagas de viento y a varios soldados que pasaron por ahí diciendo que había comenzado a nevar. Suspiro con pesar y su esposo se dio cuenta de ello, seguramente habría oído lo mismo que él y en su aroma pudo notar como la menta era casi imperceptible y la lavanda se volvía amarga demostrando su arrepentimiento y sobre todo esa culpabilidad que lo estaba carcomiendo desde su conversación en los árboles de cerezo.

—Lo siento tanto, JiMin —el Omega cerró sus ojos cuando YoonGi lo abrazó y frotó su rostro en su espalda para llenarse del aroma de su esposo. El alfa sintió una culpabilidad aún más grande cuando abrazó a su esposo y sintió lo frío que estaba su cuerpo a pesar de estar bajo las sábanas y con la habitación totalmente cerrada.

—Lo sé, pero eso no cambia el hecho de lo que hiciste —susurro en su oscuridad permitiéndose acercarse más a su esposo y buscar su calor que tanta falta le estaba haciendo.

—Dime qué hacer para que me perdones, te lo ruego, mi omega —JiMin sonrió, le gustaba cuando YoonGi lo llamaba de esa manera y amaba todavía más cuando solo ellos podían oírlo en sus momentos a solas donde su intimidad no era perturbada por ningún tercero, solo dejándolos disfrutar de su compañía mientras tomaban el té o desayunaban juntos.

—No quiero que esa mujer esté cerca de mí... y por favor haz que dejen de hablar sobre mí a mis espaldas —YoonGi se movió para verlo a los ojos con confusión, a pesar de la oscuridad pudo ver sus cejas fruncidas y que sus labios se abrían sin poder formular una palabra coherente.

—¿Quiénes se atrevieron a hablar sobre ti? Sé que debes recordar los nombres, dímelo.

El omega hizo que su alfa volviera a acostarse y se acurrucó en su pecho sintiendo una punzada en el pecho cuando recordó las miradas y los comentarios que dijeron sobre él sin importarles si llegaba a sus oídos o no.

—¿Qué les harás?

—Eso lo decidiré cuando me hayas contado lo que dijeron sobre ti, cariño.

Antes de hablar el alfa levantó un poco su ropa de dormir, acariciando su espada baja y la curvatura de sus glúteos sin alguna intención oculta, pasaba sus dedos con suavidad y liberó su aroma para rodear a JiMin por completo, deseando que su aroma no se fuera nunca de él.

—Solo Félix y Jihyo no hablaron sobre mí, el resto de tu concejo incluso me señalaron el cuerpo cuando mis omegas de compañía me ayudaron a desenredar mi hanbok cuando me atoré entre las ramas de un cerezo... tuvieron que levantar un poco la tela de mi falda y ellos vieron las manchas de mis piernas.

El alfa sintió su sangre arder, su aroma se sentía muy distinto y eso hizo que JiMin se sintiera un poco incómodo y se separó un poco de su pareja cuando las caricias en su espalda se detuvieron.

YoonGi se dio cuenta que lo estaba incomodando y suspiro para tomar el mentón de su esposo y besarlo en los labios con tanta calma que JiMin se sintió adormecido entre su aroma y su calor.

—Perdóname —pidió lamiendo sus labios haciendo que en las mejillas de su omega se esparciera un suave rosa que le encantó. Volvió a besarlo y sus caricias se detuvieron en sus glúteos donde lo apretó suavemente sacándole una risa a JiMin y consiguiendo que solo se moviera para quitar su mano y hacer que lo abrazara por la cintura.

—Hoy no, por favor —el alfa asintió dejando un beso en su frente y lo apretó suavemente cubriendo cada rincón de su cuerpo con las mantas y su aroma, quería dejar en claro para todos que JiMin seguía siendo su esposo, que seguía amándolo y que cada parte de él le pertenecía solo a él.

Por la mañana JiMin se sentía frío, el otro lado de su cama estaba vacío y fuera de las cortinas de la cama escuchaba movimiento así que las abrió y vio a sus omegas de compañía organizando su ropa del día y preparando un té de jazmín para calentar su cuerpo.

—Mi señor —hablo Sana inclinándose a él cuando se puso de pie y camino hacia ellas. Las demás omegas siguieron el gesto de Sana y pronto se acercaron a él para ayudarle a quitar las ropas de dormir.

—El Lord YoonGi pidió que le diéramos un baño caliente y lo vistiéramos con las ropas más abrigadas que tuviera. Parece que ayer por la noche la tormenta fue más fuerte de lo que pensaban y el palacio está lleno de nieve. —La explicación de Shushua le hizo suspirar mientras abría la puerta del baño viendo todo el vapor que había dentro y en la gran cuenca de madera habían plantas naturales liberando sus esencias.

Se dejó lavar por sus omegas de compañía y cerró sus ojos pensando en cómo afrontaría esta temporada invernal si parecía ser la más fría hasta ahora.

—YoonGi, buenos días —saludo entrando al comedor donde ambos tomaban su desayuno y el té para compartir un momento juntos ya que sus tareas los mantenían alejados muchas veces durante el día.

—Cielo, buenos días —se levantó con una sonrisa en sus labios para poder abrazarlo y llenarse del aroma del omega, sorprendiendo a las omegas y los guardias con ese actuar ya que se suponía que por los rumores su matrimonio debería estar quebrantándose, no yendo por tan buen camino como lo estaban viendo.

JiMin se sonrojó cuando su esposo puso ambas manos sobre su rostro para después acercarse a sus labios y besarlo con suavidad, se sintió tímido cuando fue consciente de que habían más personas en el lugar y solamente bajo su mirada con una sonrisita que quedaba atrapada entre las manos de su esposo.

A YoonGi le pareció encantador y le acomodó el cabello pasando un mechón más largo detrás de su oreja y besándole la frente.

—Ven, siéntate conmigo —propuso tomando el cojín donde se sentaría más cerca de él y le sonrió acariciando su mejilla. Cuando trajeron los alimentos de ambos se dedicaron a comer hablando sobre lo que harían y a qué hora estarían libres para poder verse.

—JiMin, antes de que te vayas quiero hablar sobre algo —el omega asintió dejando que el alfa le tomara de la mano viéndolo suspirar con preocupación. Se mantuvieron en silencio por unos segundos donde el alfa lleno la sala de su aroma y le pidió a las omegas que salieran para dejarlos solos.

—Anoche había bebido cuando fui a tu habitación y lo lamento, debí darte tu espacio como pediste, me dejé llevar por lo que tome y actué de manera impulsiva —JiMin le sonrió acariciando su mejilla y pasando su mano a su muslo para dejarla reposar ahí—, pero sobre todo quiero pedirte perdón por haber dudado de tu palabra, cuando comencé a enterarme de los rumores sentí como si el pecho se me oprimiera.

—Yoon...

—Espera, ya casi termino —pidió con una sonrisa provocada por interrumpir a su esposo —, no quiero volver a fallarte de esa manera, así que por favor te pido me perdones y me dejes recompensarte aunque sé que eso no cambiará mi error.

JiMin suspiro poniéndole la mano sobre la boca cuando lo vio decidido a hablar otra vez, se acercó para abrazarlo por pocos minutos llenando a su alfa con la dulzura de su aroma y al separarse le dejó un beso en los labios con calma, enredando sus dedos entre la nuca de su esposo y pasando de estar sentado en su cojín a estar en el regazo de su alfa sintiendo que lo tomaba de la cintura.

—Hoy llevas tus baji en lugar de la falda —susurro sobre su boca dándose cuenta que no podía tocar los muslos de JiMin directamente por la tela de su pantalón.

—Tú pediste que me vistieran abrigado —se rió besándolo rápido para bajarse de sus piernas —. Y respecto a lo que dijiste antes... por supuesto que me dolió y estuviste equivocado al tratarme de esa manera, pero reconozco que estás arrepentido y te agradezco eso, si quieres recompensarme solo tomate un día libre para pasarlo conmigo entonces.

El alfa asintió con una sonrisa, susurrando en su oído suaves "te amo" que le hicieron sentir feliz al omega dejándose mimar unos minutos antes de pasar a su sarangbang por la mayor parte del día.

TaeHyung se dio prisa en llevar los postres favoritos de JiMin, la hora de su descanso se acercaba y le gustaba tener todo preparado para que pudiera disfrutar de un momento a solas sin tanto papeleo y peticiones del pueblo.

—Mi señor —lo saludo inclinándose al verlo entrar y dejar sus zapatos en la entrada —, los hwajeon y tteok ya están en su plató para que pueda comer.

JiMin le sonrió asintiendo y tomó con su mano el vaso que contenía boricha sintiendo su garganta refrescarse con el primer trago.

—¿Sabes si a YoonGi ya le sirvieron también?

—Sí, pero al parecer negó cualquier alimento a menos que sea hora de la cena.

El omega asintió bebiendo un poco más de su vaso y mordió suavemente el hwajeon quitando los restos que hayan quedado en sus labios.

—Tae, esta mañana me contaron sobre los afrodisíacos que creo el señor Choi, pídele una muestra para estar seguro de su calidad antes de que salgan al mercado.

TaeHyung asintió y estaba por salir cuando JiMin lo llamó de regreso con una muestra de confusión en su rostro.

—Jamás dije que te fueras, Tae —la sonrió tomando otro plato vacío para poner en el varios postres —, ahora siéntate a comer conmigo, por favor.

Baji: pantalón tradicional al usar hanbok.

Sarangbang: cuarto utilizado por los hombres para estudiar, trabajar y recibir visitas. A menudo también se le utilizaba para comer.

Hwajeon: son tortitas de arroz decoradas con pétalos de flores comestibles, más típicas las flores de azalea que se solían preparar en primavera.

Tteok: pasteles de arroz hechos con arroz glutinoso que pueden ser simples, rellenos o cubiertos con ingredientes como la pasta de frijol rojo, castañas, sésamo o frutas secas.

Boricha: Té de cebada tostada que puede ser servido frío o caliente, es una bebida ligera y refrescante que además ayuda a la digestión.



Los amo. 💜

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