O11 | INESTABLE

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JEON JUNGKOOK

Luego de ese momento en donde comencé a pensar que quizás me pude haber confundido con buscarla, decidir darme la oportunidad de intentar una relación romántica porque despertó en mí lo que no creí posible y más luego de tanto leer, me tomé varios minutos. Y no salí por decisión propia, por el hecho de que quisiera volver a verla, por más que anteriormente había anhelado volver a sentir su calidez, fue porque Rose insistió, porque fue demasiado fácil notar su preocupación, algo que no pude soportar y me llenó de miedo que pudiera darse cuenta de lo que estaba afectándome tanto. Pero por más que me lavé con agua fría, que intenté calmarme antes de abrir, fue en vano.

Rose creyó que, simplemente, el beber hizo que pudiera estar más sensible, que seguía afectado por lo de días atrás, y no intenté negarlo. Ni siquiera el hecho de dormir en sus brazos, sabiendo que no volvería a intentar algo que yo no podría darle me ayudó a calmarme. Quizás el beber solo hizo que todo pudiera afectarme más, pero mientras ella dormía no podía dejar de sobrepensar, por varios minutos sintiendo todavía las lágrimas brotar. Y es que las palabras de Jimin siguieron dando vueltas por mi cabeza, pero no sabía cómo hablarlo.

Quizás no confiaba en ella tanto como llegué a pensar antes. O quizás solo fue un error todas las decisiones que estaba tomando en el último tiempo.

No lo sabía, y seguramente no era buena idea pensarlo después de beber y con todo lo que estaba afectándome.

—¿Estás bien?

La voz de Oliver me hizo salir de mis pensamientos, girando mi cabeza a ver cómo se acercaba rodeando el mostrador. Ambos nos encontrábamos en la floristería, él acababa de llegar mientras que yo llevaba un buen rato, si no era atendiendo a las pocas personas que entraban, perdiéndome en mis pensamientos.

—Sí, ¿por qué?

—Estoy cansado, así que pensaba en ir a comprar café —informó colocándose en frente—. ¿Tú quieres uno?

—Mocaccino.

—Perfecto. Ya vuelvo.

Salió con una gran sonrisa mientras una mujer mayor entraba, lo que me hizo suspirar al darme cuenta de que solo buscaba perder el tiempo, ya que era algo obvio que no le gustaba estar aquí. Aun así, decidí no concentrarme en eso para no terminar frustrándome, además pronto podría irme al departamento a descansar.

En cuanto le entregué el ramo de tulipanes rosados y blancos, el cual me había comentado emocionada que era para su nieta, lo que llegó a sorprenderme al hablar demasiado, ella me entregó el dinero. Cuando trabajaba las personas al contrario de cuando los atendía Marc u Oliver, no solían hablarme de esa forma, algo que no me importaba en absoluto, a pesar de ciertos reproches que recibía por eso, ya que insistían en que debía mostrarme más amable para que volvieran, pero aquella mujer se veía demasiado dulce, haciendo agradable para mí el escucharla.

Una vez que se marchó despidiéndose de forma dulce, apoyé los brazos en el mostrador, inclinándome hacia adelante. Quería que los minutos pudieran pasarse más rápidos para volver pronto a casa, pero ese deseo se esfumó al sentir el celular vibrar en el mostrador y al alumbrarse la pantalla ver que se trataba de otro mensaje de Rose.

Lo tomé no muy convencido, leyendo los mensajes otra vez.

Domingo

Rose

Hey, pensé que habíamos quedado en desayunar juntos, pero te marchaste.

¿Por qué no respondes? ¿Estás bien?

Lo siento.
Sí.

Lunes

Buenos días, Jungkook.

Oye, ¿dónde estás?
Quiero verte.

¿Podemos vernos?


No sabía cómo hablar con ella, ya que en mi cabeza no dejaba de repetirse lo de esa noche y aquella idea de que me equivoqué con la última decisión tomada sobre intentarlo.

—Buenas tardes.

Levanté la cabeza al escuchar esa voz masculina y la campana de la puerta al abrirse y luego cerrarse. Un joven pelirrojo con pecas esparcidas en su rostro, observaba pensativo a las flores que había alrededor, por lo que dejé de prestarle atención a los mensajes recibidos.

—Buenas tardes —saludé acercándome.

—Quiero estas moradas —apuntó.

—Claveles.

—Sí, esas.

Giró su cabeza conectando nuestras miradas, permitiéndome notar cómo sus ojos mieles se abrían a la par, pero decidí no prestarle atención y encargarme del pedido. Por momentos observaba hacia la puerta, deseando que Oliver llegara de una vez, ya que podía seguir sintiendo la intensa mirada de aquel joven, lo que hizo que me apresurara a cobrarle antes de entregarle los claveles.

—Muchas gracias. Adi...

—Eres Junhyeok, ¿verdad?

—Jungkook —aclaré de mala gana—. Debes haberte equivocado de persona...

—No. Solo el nombre —aseguró apoyando uno de los brazos en el mostrador, inclinándose hacia adelante, lo que tan solo logró ponerme más tenso—. Pero a ti te conozco. Soy Jason.

Observé cómo estiraba su mano, esperando que yo la estrechara, pero no lo hice en absoluto, a pesar de que su nombre se me hacía haberlo escuchado, solo que no podía recordar por qué.

—No te conozco.

—¿Seguro? —Alzó una ceja—. Qué raro que sea así cuando eres el novio actual de mi exnovia.

No pude evitar dar un respingo, observando cómo sonreía de lado.

—Sí eres el novio de Rose, ¿verdad?

—¿Por qué?

—Y decías no conocerme.

Jason reía de forma leve mientras negaba con la cabeza, lo que hizo que empuñara las manos por un momento. No comprendía su forma de actuar, pero aun así no me agradaba para nada. Solo quería que se marchara de una vez.

—No lo hago —recalqué—. Rose jamás te ha mencionado.

Ajá.

—¿Puedes marcharte de una vez?

—¿Por qué? —frunció el ceño—. Esperaba hablar un poco contigo.

—¿Sobre qué?

—Rose ahora debe escribir sobre ti, ¿no es así? —preguntó con una media sonrisa—. ¿Te gusta eso?

—Sí, lo hace, pero porque yo se lo pedí.

—¿Hablas en serio?

Estaba medio sorprendido, lo que me hacía confundir bastante.

—¿Hay algún problema con eso?

—Solo que me cuesta creer que le pidas algo así.

—¿Por qué? —indagué desconcertado—. Ella se convirtió en la inspiración para mis pinturas, así que creí que entonces yo podría ser la suya para escribir.

Jason soltó una carcajada mientras negaba con la cabeza. Cada vez me confundía más.

¿Acaso estuvo mal que quisiera que se inspirase en mí tanto como yo en ella?

—Yo también lo fui para ella.

Aquello hizo que sintiera una punzada en mi estómago y tensara la mandíbula. No entendía cómo Rose pudo inspirarse alguna vez en él cuando parecía ser desagradable.

¿Qué pudo verle?

—¿Por qué me lo dices?

—Por lo mismo que pienso que es estúpido que se lo hayas pedido.

—Pues, a mí me gusta porque me hace más especial para ella —refuté frustrado—. No entiendo qué es lo que quieres, por qué parece importarte lo que le pida o no. Como has dicho, eres solo su exnovio, así que ya lárgate porque no me gusta tu presencia aquí.

Jason abrió los ojos de par en par por un momento, pero luego sonrió inclinándose de nuevo hacia adelante.

—Tranquilo. Solo quiero aconsejarte porque me pareces un buen chico —aseguró—. Quizás ahora te sientas especial, yo también me sentí así al comienzo, pero cuando te das cuenta de que su interés es solo por la historia en la que se inspira en ti, vas a entender el por qué creo que fue estúpido.

Escuché las campanas sonar, pero no podía dejar de ver fijamente a Jason, sintiendo cómo mi mandíbula se tensaba aún más.

—No quiero escucharte más. Lárgate...

—Hey, ¿sucede algo?

—No —respondió dando media vuelta, Jason—. Espero equivocarme con que su interés por ti sea solo para eso. Adiós, Jungkook.

No saludé, simplemente me quedé observándolo hasta que salió haciendo sonar de nuevo las campanas.

—¿Qué hacía aquí Jason?

—¿Lo conoces?

—Claro que sí. La mayoría lo conoce —respondió como si fuera algo obvio—. Además, ¿no es el exnovio de Rose?

—Sí.

—Tu café.

Observé el vaso que dejó en el mostrador, pero volteé para tomar la mochila que dejé en el mueble de atrás.

—¿Qué haces? ¿Te vas?

—Te tardaste mucho. Estoy cansado.

—No, no, no. Tú estás molesto por algo —aseguró provocando que me detuviera antes de llegar a la puerta.

—¿Por qué lo estaría? —cuestioné frunciendo el ceño.

—Porque vino el exnovio de Rose —respondió obvio—. ¿Es un idiota y te dijo algo? ¿Hizo que te pusieras celoso? Dime.

—No digas estupideces —Negué frustrado—. Además, ¿por qué me pondría celoso por algo? Rose jamás me habló de él porque no es importante en su vida, en cambio, me demostró que soy tan especial para ella como lo es para mí.

Noté que tenía algo para decir, pero simplemente salí porque además que no quería escucharlo por temor a que pudiera provocarme más dudas, ya tenía suficiente para pensar al todavía tener las palabras de Jason resonando en mi cabeza. No quería que sus palabras me hicieran pensar aún más acerca de haber tomado una mala decisión en estar con Rose. Me había convencido de que confiaba plenamente en ella, por lo que quería más que nada que volviera a ser de esa forma. Además, su interés no podía ser solo por querer inspirarse en mí en su historia, ya que se había interesado en mí antes de que se lo pidiera. Yo realmente le importaba, todo lo que le decía sobre mí le interesaba de verdad, y no era solo que intentaba usarme para escribir su novela.

Tenía que sacar de mi cabeza esas palabras dichas por Jason, y volver a confiar sí quería que lo nuestro funcionara y seguir siendo especial para ella tanto como lo era para mí.

Pero parecía volverse cada vez más difícil, y eso me asustaba.


















(...)
















Cada día que pasaba solo confirmaba más el hecho de que había fingido amar mi soledad para que nadie más volviera a romperme dejándome solo. Por más que intentaba tomar una decisión respecto a Rose para que no pudiera saber lo que tanto me esforzaba por esconder, todo se estaba volviendo en una montaña rusa de sentimientos que estaba desesperándome. Se me estaba haciendo difícil entender esta dualidad de mi corazón entre un querer y no, un gran sentimiento de confusión, entre protegerme de lo que iba a pasar si sabía la verdad, prefiriendo dejarla antes de que ella me deje, pero el no poder porque era como si poseyera la llave para liberar mis más profundos anhelos, teniendo el poder de hacerme sentir vivo, completo y querido.

Y por esa misma razón, ahora nos encontrábamos en mi departamento, en completo silencio mientras ella observaba por el ventanal. No pude soportar el mantenerme alejado, había vuelto a buscarla con la intención de arreglar de alguna manera la situación que Rose no tenía idea de por qué estaba mal. Sentía culpa por lo que provoqué, pero es que no tenía idea alguna de cómo actuar ante la desesperación.

Solo quería poder estar bien con ella y que aceptara mi amor incondicional sin llegar a sentir deseo sexual hacia mí.

—¿Vas a hablar? —preguntó por lo bajo, girando su cabeza a verme, ya que estaba a un lado, manteniendo la distancia—. Estoy esperándolo.

Podía notar su nerviosismo por cómo mantenía las manos unidas hacia el frente, pero la verdad es que estaba seguro de que yo lo estaba mucho más que ella, hasta a pesar de nuestra gran diferencia física, me sentía más pequeño.

«El amor es también la confianza. Háblalo»

Recordaba las palabras de Jimin, pero estaba tan malditamente nervioso que no sabía cómo poder ser capaz de hablarlo sin tener la seguridad de que me abandonaría luego.

—No sé cómo hacerlo...—mi voz salió casi de manera inaudible mientras bajaba la mirada.

—Te arrepientes de haberme vuelto a buscar, ¿verdad?

No fui capaz de responder, porque, de alguna manera, era verdad y no era capaz de mentir.

—Quiero estar bien contigo. No actuaré como idiota otra vez —aseguré notando cómo parecía no creerme.

—Dime cómo puedo creerte si ni siquiera pareces conocer bien tus sentimientos, Jungkook.

—¿Rose?

Levantó la mirada, dejándome notar una expresión de angustia.

—Tienes que saber que no es tu culpa que dude de esta manera —aclaré—. Me gustaría poder decirte todo lo que pasa por mi cabeza, pero... ¿Qué pasa si me conoces más y solo piensas en alejarte?

—Jungkook...—Suspiró acercándose, tomándome del rostro para levantar mi mirada y conectarla con la suya—, yo quiero conocer todo sobre ti.

—¿Y qué pasaría si no te gusta? ¿Si tú también crees que no soy suficiente? Ya me han abandonado antes, así que...

—Yo no soy ella —aclaró con el semblante serio—. Sé que hay partes de ti que pareces querer ocultar, pero yo quiero conocerlas, poder abrazarte y hasta consolarte de ser necesario.

Llevé la mano a una de las suyas, depositando un beso en su palma, para luego entrelazar nuestros dedos notando cómo las comisuras de sus labios se elevaban en una pequeña sonrisa. Parecía estar aliviada de alguna manera.

Podía intentarlo. Podía hablarle sobre mí, aunque todavía estuviera molestándome de alguna manera las palabras de Jason. Pero tenía que confiar en Rose si lo que quería era mantenerme a su lado. Jimin había dicho que el amor era también la confianza, así que no debía sentirla solamente para poder hablar de mí, sino también para confiar en que ella quería saber sobre mí porque le interesaba y no para usarlo en su novela. Además, no se basaría realmente en mi vida, ¿verdad? Jamás se me había cruzado por la cabeza. Suponía que tan solo podría inspirarse en algunos detalles de mí. Solo los buenos.

—En algún momento me perdí. Fue como si comenzara a vivir en una esquina, aislándome del mundo —comencé a explicar—. Dejé de entender lo que sentía, de entender también los sentimientos de los demás. Eso hizo que me metiera en varios problemas, pero supongo que es normal porque suelo decir cosas raras que no se ajustan a la conversación o... suelo decir cosas que no se deben solo porque es lo que pienso.

Pude sentir cómo me daba un apretón, por lo que decidí continuar.

—Como dije, me cuesta entender a los demás, pero contigo se me hace más fácil saber cuando estás triste, feliz, enojada, es solo que... no suelo entender bien el por qué te sientes así —expresé mirándola. Tenía toda su atención puesta en mí—. No suelo entender lo que siento, no sé cómo definirlo, mucho menos expresarlo. Y es por esa misma razón que no logro saber si esto que siento por ti es lo que tanto se esmeran en transmitir en esas novelas que me gustan leer.

Por mucho que la mirase, no podía saber qué era lo que podría estar pasando ahora mismo por su cabeza, lo que hacía que algo se alterara en mí. No quería que pensara que era raro.

—Pero quiero esforzarme por ti. Intentaré buscar la forma de expresarme, como también de no decir cosas que no son correctas. No quiero que tú también pienses que puedo ser cruel —volví a hablar, esperando que eso pudiera ayudar en la situación.

Ella volvió a levantar la mirada, conectándola, dejándome ver cómo sus cejas estaban arqueadas hacia arriba en una expresión que no podía comprender.

—¿Al menos sabes ahora si te sientes mejor?

Negué con la cabeza.

—Dijiste que quieres consolarme de ser necesario, ¿puedes hacerlo, por favor?

—Ven aquí.

Me incliné hacia adelante sintiendo cómo pasaba los brazos por mis hombros a la vez que escondía mi rostro en el hueco de su cuello, aspirando su dulce fragancia, y mis brazos pasaban por su cintura. Una de sus manos acariciaba mi cabello, lo que hizo que cerrara los ojos y me aferrara más a su pequeño cuerpo, disfrutando de esa sensación.

—¿Rose?

—¿Sí?

—¿Te quedarás conmigo? —pregunté por lo bajo y con cierto temor, aunque estar en sus brazos me daba la esperanza.

—Claro que sí.

«El amor es también la confianza. Háblalo»

Las palabras de Jimin volvían a mi cabeza, pero nada salía de mi garganta y la inquietud volvía a mí. No quería que llegara a cambiar de opinión.


















(...)




















Rose estaba recostada en mi cama, escribiendo algo en su libreta, mientras yo estaba frente al caballete y dibujaba en el lienzo. Esperaba que me prestara más atención, por lo que por momentos le reprochaba notando cómo parecía molestarse, pero de alguna manera terminaba obedeciéndome, lo que me hacía sonreír satisfecho, ya que de nuevo estaba inspirándome en ella.

Solo había pasado un día desde esa conversación donde pude permitir que me conociera un poco más, y se encargó de abrazarme hasta que pudiera estar un poco mejor. Claro que no podía sentirme como quería, ya que aún tenía la inquietud clavada en mi pecho al no poder todavía animarme a confesarle lo que creía importante. Pues, sabía que solo podría traernos problemas, pero a la misma vez que si lo confesaba, podría ser el fin. Y yo quería que se quedara conmigo un poco más.

—¿Cómo vas? —preguntó con su atención puesta en la libreta.

—Apenas comenzando —respondí volviendo a observar el lienzo con el lápiz entre mis dedos, suspirando frustrado por el hecho de que no se mantuviera mirándome—. No dejas de moverte, Rose.

—Te dije que tengo que terminar el artículo.

—¡Lo sé! Pero es solo un rato —aseguré con una sonrisa que fue devuelta por ella—. ¿Cómo vas con el guion?

El día anterior se había marchado con la excusa de que debía empezar con el artículo, además de continuar escribiendo el guion, por lo que no me quedó más que aceptarlo a pesar de que quería pasar más tiempo con ella, al menos hasta que me sintiera un poco mejor. Llegaba a detestar que cada vez pareciera más ocupada por ese guion, pero también sabía que debía estar presionándose para poder terminarlo pronto, ya que los del grupo siempre se lo preguntaban, logrando que yo interviniera, buscando así aliviar un poco esa presión que Rose podría llegar a sentir.

—Oh, creo que no falta mucho para que lo termine.

—¿En verdad? —pregunté asombrado, y ella asintió repetidamente con una sonrisa.

—Seguro en los próximos días ya lo termine.

—Eso es genial.

Volvió a asentir, esta vez, rozando sus labios con el bolígrafo mientras observaba lo escrito en la libreta.

—¿Y no quieres contarme sobre qué has escrito?

—Alex dijo que pensaban que sería buena idea que me basara en problemáticas sociales.

—¿Cómo la depresión? 

—¡También fue lo primero que le pregunté a Alex! 

Rose había alzado la voz, mirándome asombrada por la coincidencia, lo que me hizo medio sonreír.

—Supongo que es normal —Me encogí de hombros—. Leí que el año pasado alrededor de cincuenta mil personas se quitaron la vida aquí en Estados Unidos, cuando se supone que la tasa de suicidios y depresión no debería aumentar. Pero supongo que es algo complicado, más por los distintos factores que pueden desencadenar la depresión, y la limitada disponibilidad de servicios de salud mental —mencioné haciendo una mueca.

—¿Alguna vez te has sentido así? —indagó, y fruncí el ceño ante la confusión—. Es decir, tan deprimido.

Aquello me llevó a pensar en esos días que todo pesaba, que no era capaz de levantarme de la cama, cuando mis emociones parecían volverse profundas al punto de que aunque no sentía nada, lo sentía profundamente, quizás gracias a mis pensamientos consumidores. Y creí que había vuelto a la normalidad al poder levantarme de la cama, pero de alguna forma seguía sintiendo cómo todo pesada. No entendía por qué no volvía a estar como antes.

—No lo sé. Supongo que cada tanto hay días que siento más difíciles de enfrentar —respondí restándole importancia.

—¿Y nunca has pensado en la terapia?

—¿Por qué lo haría? —cuestioné frunciendo el ceño—. Son solo unos días malos. Además si no puedo identificar cómo me siento, expresarlo con quienes me rodean, menos podría con un completo desconocido.

—Es que... igual recuerdo lo que dijiste sobre las personas con las que conectas.

—¿Qué hay de malo con eso? 

—Solo que dijiste que esas personas suelen volverse todo para ti, y no creo que eso sea, ya sabes... —explicó nerviosa, sin ser capaz de mirarme—, algo sano. 

—¿No te gusta la manera en la que te veo?

—Es que supongo que si no llegara a actuar como esperas, podría lastimarte de gran manera por más que no lo quiera —explicó rápidamente—. Eso me preocupa.

—Tienes la misma forma de pensar que Jimin —comenté antes de chasquear la lengua—. No todos queremos de la misma forma que lo hacen ustedes.

La verdad era que no me gustaba hacia donde estaba yendo la conversación. Ya la había tenido incontables veces con Jimin desde que supo la forma en la que llegaba a querer a las pocas personas con las que sentía que llegaba a conectar. Recibí varios reproches de su parte, hasta consejos, pero no me gustaban para nada al hacerme sentir que mi forma de querer no era la normal ni correcta, aunque él buscaba aclararme que no era la forma en la que quería hacerme sentir, no podía evitarlo.

—Jungkook...

—Lamento no poder hacerlo cómo tú. ¿Acaso crees que me gusta la manera en la que quiero? No, Rose —aclaré molesto—. Hasta intenté evitarlo porque odio sentirme tan expuesto y vulnerable, tan lleno de miedo al saber que todo de mí le pertenecerá a esa persona, tanto mi alma, mi corazón y ser, dándole la posibilidad de hacerme trizas al abandonarme.

Rose tenía la cabeza gacha, sus manos unidas, mientras yo esperaba que pudiera decir algo al respecto, sintiendo cómo la inquietud se incrementaba.

—No quería hacerte enfadar. Lo siento.

—Yo lamento que tengas que preocuparte.

Ambos nos quedamos en completo silencio. No podía evitar pensar en sus palabras, en las de Jimin, detestando el hecho de sentirme una molestia, pero qué podía hacer si no podía evitar sentir tan intensamente.

—¿Puedes acercarte?

Al escucharla hablarme de una manera tímida, decidí acercarme aunque una parte de mí no quería, sentándome en frente de ella.

—¿Tú te has sentido así de deprimida?

Se sorprendió por un momento, pero es que prefería cambiar el tema de conversación para que la tensión pudiera esfumarse.

—Solo esas semanas que sucedió lo del video.

 —Creo que es bueno que hayas decidido tocar esa problemática social, Rosie —opiné sincero, esperando así que no volviera a esos recuerdos.

La miré con una pequeña sonrisa, pero fue demasiado evidente para mí la forma en la que se tensó, lo que me hizo desconcertar.

—¿Qué sucede?

—Nada —respondió desviando la mirada.

Estaba mintiéndome, y no me gustaba darme cuenta de eso.

—Anda, dime.

—No... No me basé específicamente en eso.

—¿En serio? ¿Entonces? —indagué curioso.

—Se menciona, pero también otras problemáticas.

—¿Cuando lo termines puedo leerlo?

Dio un respingo y me observó con sus ojos abiertos de par en par. ¿Acaso estaba mal que le pidiera algo así? Rose estaba confundiéndome mucho con su manera de actuar.

—¿Qué sucede?

—No quiero que lo leas —confesó por lo bajo.

—¿Por qué? ¿Ahora no quieres una reseña?

—E-es distinto.

—Bueno, sí. En eso tienes razón, pero ¿qué tiene de malo que quiera leerlo?

—Simplemente, no quiero que lo hagas.

—Pero, Rose...

—¿No podemos cambiar de tema? No quiero discutir contigo.

—Está bien —Asentí desviando la mirada.

La verdad es que sentía que la inquietud volvía, pero es que no entendía por qué parecía tan tensa, además de no permitirme leer algo como su guion sabiendo que no podría obtener una copia como los demás al no ser parte del Club.

—No te molestes conmigo —pidió llevando la mano a mi muñeca, haciendo luego un puchero.

—Ya, está bien.

—Ven aquí.

Rose me tomó del rostro, inclinándose hacia adelante para juntar nuestros labios en un pequeño beso, observándome después con una gran sonrisa. En ese momento no pude evitar también sonreír, ya que me hacía sentir que iluminaba cada rincón de mi alma, como las estrellas en una noche oscura.

Aquella inquietud desaparecía mientras Rose se encargaba de volver a besarme con suavidad, haciendo que decidiera dejarme llevar mientras me recostaba a su lado. Le di acceso a mi cavidad bucal, sorprendiéndome cuando se colocó sobre mí, logrando que me tense, pero al sentir cómo sus besos bajaban por mi mandíbula, llegando a mi cuello, reí, lo que llamó su atención.

—¿Por qué te ríes? —preguntó riendo conmigo, aunque parecía confundida en realidad.

—Sigo sintiendo raro que me beses ahí.

Ella volvió a reír, inclinándose hacia adelante para volver a juntar sus labios en un pequeño beso, por lo que volví a corresponderle. Sus manos se dirigieron a las mías, llevándolas a su cadera, haciendo que levantara su camiseta y pudiera tocar su piel desnuda, sintiendo cómo llegaba a estremecerse.

—¿Rose...? —intenté hablar queriendo apartar las manos, pero las suyas tomaban mis muñecas.

—Eres muy tímido, Jungkook —murmuró divertida entre besos.

Quería negarlo, decirle que no era por timidez el hecho de que no quisiera acariciar su piel desnuda, pero había intensificado el beso. Cerraba los ojos con fuerza, volviendo otra vez a querer obligarme a ceder, pero, simplemente, no podía y menos cuando para mi sorpresa rompió el beso llevando las manos a los bordes de su camiseta con la intención de quitársela, permitiéndome ver su sostén blanco.

—¡No! ¡¿Qué haces?! —alcé la voz, siendo ahora yo quién la tomara de los brazos.

—¿Qué...?

Hice a Rose a un lado, levantándome bruscamente de la cama pudiendo sentir su mirada, pero las palabras de Jimin, tanto como los recuerdos y pensamientos estaban atacándome.

—¿Qué sucede ahora, Jungkook? —preguntó sonando frustrada.

—Vete —ordené por lo bajo.

Estaba dándole la espalda, cubriéndome parte del rostro con la mano, intentando poder regular la respiración.

—¡¿Qué?!

—Vete, Rose.

—Pero ¿por qué...?

Escuché sus pasos acercándose, lo que solo lograba que me pusiera más tenso, así que comencé a caminar hacia el baño, ya que lo menos que quería ahora era el tenerla cerca de mí.

—¡Jungkook!

—Ahora mismo no quiero verte. Cuando salga espero que ya no estés aquí.

Pude escucharla llamarme, pero solo cerré la puerta, apoyándome de espaldas en esta mientras tomaba una profunda bocanada de aire. Otra vez se había vuelto a repetir la situación, haciéndome desesperar el hecho de que pareciera que jamás íbamos a poder estar bien. Quizás Jimin tenía razón y tenía que hablarlo, pero no sabía de dónde sacar la valentía, a pesar de sentir que cualquier decisión que tomara llevara a que no estuviéramos bien.


















(...)

















Rose parecía ser tan carnal mientras que yo tiritaba con apenas un "te quiero", pero es que quizás el abandono había hecho que desarrollara el miedo a la intimidad.

Ahora no sabía qué hacer al confirmar que no podíamos estar juntos, ya que estaba seguro de que no me quería a mí, sino a mi cuerpo. No quería mis suspiros, ni mi esfuerzo por lograr abrirme emocionalmente y poder decirle un "te quiero" sin miedo alguno, quería mi respiración agitada, mis labios en su piel y besos que terminaran en un "no pares".

Estaba en el salón, observando el lienzo donde no había logrado continuar con el retrato de Rose, lo que hacía que siguiera pensando en ella, cuestionándome por cada decisión, ya que sabía cómo terminaría todo, pero aun así fui tan estúpido como para ilusionarme.

—Jungkook...

Al escuchar esa voz, suspiré bajando la cabeza.

—¿Puedes dejarme en paz, Anya?

—No vengo a discutir —aclaró acercándose.

—¿Entonces?

—Vi el retrato que hiciste de Rose.

—¿Y qué? Todos lo vieron.

—Jamás hiciste algo así por mí —mencionó colocándose a un lado del caballete—. Hiciste sobre el grupo entero, pero jamás de mi sola.

—Nunca se me cruzó esa idea por la cabeza.

—Realmente te gusta Rose.

Podía notar que parecía dolida por más que se esforzaba por hablar tranquila. Probablemente mi respuesta no le gustaría, pero no podía mentir, además ella misma era la que seguía insistiendo con algo que ya me tenía demasiado agotado. Quería terminar con todo de una vez.

—Sí.

—¿Por qué?

—No lo sé. No puedo explicarlo, pero solo sé que me gusta —respondí encogiéndome de hombros—. Mientras más la observo más pienso en que no me interesa observar a nadie que no sea ella y que mi corazón le pertenece, aunque eso me dé miedo.

—¿Por qué sientes miedo? ¿Porque ella no sabe nada? —indagó alzando una ceja a la vez que no podía evitar tensarme.

—No lo sabe, pero... pienso decírselo.

—¿En serio?

Soltó una risa amarga mientras se cruzaba de brazos, y aunque no entendía por qué de su actuar, asentí repetidamente.

—El amor es la confianza —comenté recordando las palabras de Jimin.

—¿Y tú crees que lo hará?

Con cada pregunta solo lograba que me sintiera más tenso e inseguro, pero necesitaba confiar en Rose como lo hacía antes, además de que si estábamos juntos era porque me quería de verdad. O al menos eso creía yo.

—Si me quiere de verdad, lo hará.

—No lo creo posible, Jungkook. Hablé con ella.

—¿Qué?

—Si me acerqué a ella fue simplemente por ti —admitió sorprendiéndome—. Quería saber qué tan posible era que estuvieras siendo aceptado, y claro que me di cuenta de que no se lo dijiste, así como que no podrías serlo jamás.

—Cállate. Rose no es como tú —aseguré molesto, acercándome más a ella.

—¿No? —preguntó incrédula—. Pues, dime, ¿cómo harás para que te acepte si espera de ti lo mismo que de sus anteriores parejas que eran muy activos sexualmente?

Aquello me hizo tensar, pero intentaba disimularlo de alguna manera mientras desviaba la mirada, rogando por dentro que tan solo estuviera buscando crearme más inseguridades y que Rose no quisiera eso por más que era algo que me demostraba.

—Pero ella me quiere.

—Hasta que sepa que jamás te atraerá sexualmente —refutó acercándose.

Solo observaba hacia abajo, cerrando los ojos por un momento, intentando poder calmarme a pesar de que estaba permitiendo que las palabras de Anya llegasen a afectarme.

—Jungkook...—murmuró llevando la mano a mi brazo—, solo quiero que te des cuenta de que te has equivocado.

—¿Qué se supone que debo hacer? —pregunté levantando la cabeza, notando cómo mi voz temblaba y mi visión se volvía nublada—. ¿Por qué no puedo ser aceptado por quien quiero?

—No es así...

—Primero por ti, que fuiste mis primeras veces de tantas cosas...

—Estoy arrepentida de haberte lastimado como hice.

—Eras muy especial para mí, Anya.

Bajé la cabeza sintiendo cómo las lágrimas empezaban a brotar, detestando el estar sintiendo todo aún antes de que la situación fuera a darse, pero es que ya estaba completamente seguro de que pasaría gracias a las palabras de Anya. Dio un paso hacia adelante, pasando la mano por hombro, permitiéndome inclinarme más hacia adelante y apoyar mi cabeza en su hombro.

—Todo va a estar bien, Jungkookie —murmuró acariciando mi cabello—. Aún me tienes a mí. En verdad te acepto.

Mordía mi labio inferior en un intento de contener el llanto, ignorando sus palabras al no saber si era posible que pudiera aceptarla de nuevo en mi vida como antes, tan solo estaba concentrado en todo lo que me provocaba el saber que Rose y yo no podríamos tener un futuro.

—¿Rose...?

Escucharla decir ese nombre hizo que al instante me reincorporase, volteando a ver cómo Rose se encontraba en la puerta, observándonos con sus facciones endurecidas.

—Era por ella, ¿verdad?

—¿De qué hablas? —preguntó confundida, Anya.

—Quiero que Jungkook hable.

—Él no tiene por qué hacerlo si no quiere.

—Oh, ¿lo dices tú que lo esperó fuera de su departamento a pesar de qué él no quería verte? —cuestionó con cinismo.

—¡Tú no tienes idea alguna de por qué lo hice!

—Qué hipócrita.

—Escúchame bien...

—¡Ya basta! —exigí alzando la voz, tomando del brazo a Anya para evitar que se acercara a Rose—. Cállate y dejame a solas con ella, Anya.

—Pero, Jungkook...

—Respeta por una vez mi decisión.

—Está bien, pero estaré esperándote afuera.

Decidí ignorar eso mientras ella comenzaba a caminar hacia la puerta sin apartar la mirada de Rose, la cual estaba de brazos de cruzados y le mantenía la mirada, haciéndose a un lado para que pudiera salir. En cuanto lo hizo, sentí cómo tan solo lograba ponerme más histérico.

—Me mentiste, Jungkook —acusó haciéndome levantar la mirada, confundiéndome—. Me mentiste al decirme que jamás había pasado algo entre tú y ella.

—No. Lo que dije fue no querer hablar sobre ella —recalqué observando cómo medio sonreía—. No te mentí.

—Pero me ocultaste algo importante. Y mira ahora, después de haberme echado de tu departamento el día anterior te encuentro así con ella —apuntó acercándose—. Debiste decirme que no podías estar conmigo porque seguías sin superarla.

—N-no es así. Yo no tengo ese tipo de sentimientos por ella.

—No me mientas...

—¡Es en serio, Rose! ¡Anya jamás me gustó de esa manera!

—¡Entonces, dime cuál es el maldito problema! —exigió frustrada—. Dices que todos te abandonan, que tienes miedo de que yo también lo haga, me pides que me quede contigo, pero tú ahora estás dejándome todo el tiempo, Jungkook.

El hecho de que sonara tan dolida y sus ojos estuvieran cristalinos, hizo que no pudiera seguir mirándola. Bajé la cabeza tragando con dificultad al sentir cómo mi garganta comenzaba a cerrarse, y sus palabras resonaban en mi cabeza, haciéndome dar cuenta de que tenía toda la razón.

Exigía que Rose no hiciera lo mismo que los demás hicieron antes conmigo, pero mi miedo al abandono como a la intimidad hacía que me alejara constantemente. ¿Por qué no podía actuar como lo había hecho con las demás personas? Quizás en este momento estaba demasiado roto e inestable, porque ni siquiera parecía importar lo mucho que la quería y deseaba mantenerla a mi lado. Solo actuaba impulsivamente hasta que reaccionaba y el miedo me invadía.

—Lo siento —musité con la cabeza gacha.

—¡Habla, Jungkook! —alzó la voz histérica, haciéndome sobresaltar—. Ni siquiera puedes avanzar conmigo, cada vez que lo he intentado solo has huido. Dame una maldita explicación.

—¿Eso es en lo único que piensas? —pregunté alzando la mirada, notando cómo fruncía el ceño.

—¿Qué?

—El querer tener sexo conmigo.

—¿Por qué lo haces sonar como si fuera algo malo? —cuestionó—. No solo siento por ti una atracción romántica, también sexual, así que claro que quiero poder estar así contigo. Estamos juntos, es algo normal que lo quiera.

Solo me quedé en silencio, sin siquiera mirarla, detestando el hecho de que Anya tuviera razón.

—¿Acaso tú no sientes lo mismo por mí?

—No —respondí por lo bajo.

—¿Qué? —su voz salió casi inaudible—. ¿P-por qué? ¿Qué está mal conmigo para que no te atraiga de esa forma? ¡Dime!

—Solo no me atraes sexualmente, y jamás lo harás.

—¡Pero dime el por qué!

—No puedes atraerme de esa forma.

Rose me observaba histérica con su rostro enrojecido mientras sus lágrimas brotaban, pareciendo luego perderse en sus pensamientos. Me mantuve en el silencio, intentando mantener la calma al saber que todo terminaría, pero quizás podría haber algo bueno y es el hecho de que no tuviera que confesar toda la verdad.

—Ahora lo entiendo —murmuró con la mirada perdida—. ¡Qué estúpida!

—¿Qué? ¿Qué es lo que entiendes?

—¡Claro! ¡Las fotos! —exclamó asintiendo—. ¿Por qué hiciste todo esto? Fue para volver al closet, ¿verdad? ¿Tuviste tanto miedo que decidiste usarme?

—¡¿De qué estás hablando?!

—¡Por quien tienes sentimientos es por ese chico de las fotos que te sacó Patrick! ¡Decidiste usarme solo para que dejaran de hablar de ti por ser gay!

—Oh, Dios, esto no puede estar pasando —murmuré bajando la cabeza por un momento.

—¡Confiesa de una vez!

Quería que pudiera callarse de una vez y se marchara, por más que luego me derrumbara por eso, pero es que no podía entender cómo es que pudo haber llegado a esa conclusión. No podía soportar la idea que pensara que tan solo la usé y tenía sentimientos por Jimin. Era algo estúpido.

—¡Jimin es solo mi amigo, por Dios! ¡Solo estás sacando conclusiones estúpidas! ¡Jamás te usé, Rose!

—¡Entonces dime por qué no puedes estar conmigo! ¡¿Por qué no puedes desearme como yo a ti?! ¡Responde de una vez!

—¡Eso es lo único que te importa obtener de mí! ¡Yo no soy ni seré tu maldito consolador! —escupí enfurecido.

—¡¿Por qué te pones de esta manera cada vez que hablamos de esto?! ¡Escucha lo que dices! ¡Solo quiero una respuesta y te dejaré en paz si es lo que quieres! —aseguró entre lágrimas—. ¡Pero tan solo dime por qué!

Ya no podía seguir así, no cuando ella no me quería a mí sino el placer que podía obtener. No quería mi cariño sino su cuerpo sobre el mío. No quería la calma que yo anhelaba sino la adrenalina.
No importaba lo que estaba sintiendo, Rose no me quería de la forma en la que yo a ella sí, por lo que era en vano seguir intentando mantenerla de alguna manera a mi lado.

—¡Porque soy asexual, Rose! —confesé agotado—. ¡Soy asexual, así que jamás voy a poder verte como tú esperas!

Mis latidos estaban acelerados, estaba demasiado ansioso, esperando alguna respuesta de su parte, pero sus lágrimas seguían brotando y me observaba con sus ojos abiertos de par en par pareciendo atónita.

Necesitaba que reaccionara, y dijera algo antes de que pudiera perder la cabeza.

—Lamento no haber podido decírtelo antes...

—Asexual —repitió de manera casi inaudible—. ¿Q-qué...?

—Debí decirlo antes, pero temía que te alejaras de mí.

—Jungkook...—dijo con suavidad, acercándose a mí mientras, de alguna manera, yo sentía cómo la esperanza me invadía y más cuando llevó la mano a mi brazo— puedes confiar en mí.

—Y-yo en verdad lo siento por no habértelo dicho, Rosie.

—Escucha, confía en mí. Si algo te sucedió hace tiempo, si alguien se atrevió a hacerte daño, solo dímelo —mencionó provocando que sintiera cómo un balde de agua fría me caía encima, desapareciendo toda esperanza—. Sé que puedes pensar que eres así por el daño que pudieron hacerte, pero...

—Lo esperaba de cualquier persona, pero no que tú no pudieras creerme y llegaras a decir algo así —murmuré dolido, alejándome—. No quiero volver a verte ni que vuelvas a acercarte a mí, Rose.


¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Esperaban que Jungkook se volviera tan inestable y acabara confesándoselo en este capítulo? ¿Qué puede pasar si Jungkook llegara a saber que Rose se inspiró en él para el guion? ¿Qué creen que pase en el capítulo final con ellos?

Por cierto, quiero avisar que tanto el capítulo final como el Epílogo estarán narrados en tercera persona, ya que siento necesario que se pueda profundizar bien en ambos, y si hay algo que no me gusta como lectora y escritora es que en estas narraciones en primera persona en un mismo capítulo se vaya cambiando de personaje, por esa razón decidí hacerlo en tercera los siguientes. Espero que les agrade la idea.

Intentaré tenerlos a ambos para el siguiente fin de semana, pero no prometo nada.

Espero que les haya gustado este nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos en el capítulo final!

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