Capítulo 45

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<<Es de agradecer que se refieran a mi como escritor, autor, narrador, por favor y gracias>>

El vehículo de las agentes estaba estacionado a unos metros de la casa de Bellamy Blake. Ontari tenía los pies apoyados en el salpicadero del coche, mientras picoteaba de una bolsa de snatt's, las típicas bolsas que se supone que son bajas en calorías 30 g 70Kcal pero si te comes toda la bolsa se suben a las 500 Kcal. Una de dos, Niylah le ponía nerviosa que se comiera algo tan lleno de hidratos de carbono o el hecho de que muchas veces se le iban los ojos a sus piernas. Eso le estresaba, porque no podía estar al 100% en la guardia:

— ¿Puedes no hacer tanto ruido mientras comes?

Preguntó Niylah algo irritada. Ontari frunció el ceño, bajó los pies, sacó otra patata de la bolsa y con la misión de joder más a Green, se acercó a su oído y comenzó a masticar muy lentamente generando el sonido desagradable en su oreja. Ésta, hizo un mohín de molestia y encendió la radio "Sia - Fire Meet Gasoline" estaba sonando en ese instante. Ontari alzó las cejas divertida pero sin dejar de comer:

— Me pregunto ¿esto es una propuesta? Agente Green— tiró la bolsa vacía a la parte trasera y dio unas palmaditas— por mucho que me apetezca— se mordió el labio— estamos trabajando, pero cuando nos tomen el relevo, no tengo planes ¿y tú?

Niylah tenía el codo en la puerta y la cabeza apoyada en la palma de su mano, esbozó una sonrisa:

— Nada de citas ¿Recuerdas?

— ¿Quién ha hablado de citas?— alzo una ceja— en todo caso sería una cita sexual.

— Mejor cambiemos de emisora

— No, no— dijo Ontari quitándole la mano de la radio— que me gusta.

"aquí somos dos, erizados por el deseo"

Comenzó a seguir el tema la morena, Niylah volvió a su posición inicial y contemplo como Ontari cantaba y bailaba:

— Vamos agente Green— le dio un pequeño codazo en el brazo— te la sabes

"quémame, así que ven

Yo te esperaré, te espero"

Siguió cantando mientras le desafiaba con la mirada, fue llegar el estribillo y acabar las dos cantando como dos adolescentes dentro del coche.

"llama que surgiste de mí,

El fuego se encuentra con gasolina

El fuego se encuentra con la gasolina

Me estoy quemando viva"

— Que yo recuerde no eras así — dijo Niylah mientras bajaba de nuevo la radio— cuando te tocaba vigilar.

— Así ¿Cómo?

— Menos amargada— soltó riendo— que si zorra engreída, bla bla bla

Ontari abrió la boca mientras fingía sorpresa:

— Perdona pero empezaste tú con tu prepotencia de mierda

— Oh sí, échame la culpa— se acercó en plan seductora— pero esta prepotente de mierda, ha conseguido apaciguar tu carácter de mierda.

Ay Niylah, intentando poner nerviosita a la morena, pues está sin que le temblase ni un ápice el pulso, le empujó e hizo a la inversa, siendo ésta la que estuviera más encima, con una mano apoyada en su pierna:

— No quieras llevarte el mérito Niylah— sentía sus ojos castaños como puñaladas y su cercanía ¿Cómo era? Oh sí, "fuego se encuentra con gasolina" — aquí quien tuvo los santos cojones de dar el primer paso fui yo— fingió quedar pensativa— ¿Cómo dijiste en su día? Mucho guau guau y poco morder

Niylah gruño y la acercó agarrándole del peló para fijar su mirada, igual de penetrante, e incluso me atrevo a decir que tenía las pupilas algo dilatadas y el iris, un poco oscurecido por el deseo:

— No juegues con fuego mujer— oh si, fuego se encuentra con gasolina— porque te puedo dejar lamiéndote las heridas de nuevo.

Ontari rio con sorna, sin pudor alguno la mano que tenía apoyada en su pierna la acercó en su entrepierna y sin contemplación comenzó a friccionar por encima de la tela:

— Prefiero que me lamas tú otra cosita

La agente Green terminó por atraerla sin soltar sus cabellos y chocar sus labios con furia, esos besos que llegan a doler pero sorprendentemente son placenteros. Lo que había comenzado en un juego, estaba pasando a otro nivel y le hubiera gustado seguir a la agente Fish, pero se separó un poco para mirar a la calle:

— Se supone que estamos vigilando

— ¿Crees que serían tan estúpidos como para tentar contra Marcus esta noche? Estarán al tanto de que tenemos las antenas puestas en él.

Ontari pareció quedar pensativa, eso era cierto ¿quién en su sano juicio atacaría dos veces? Nadie. Así pues, actuando de una forma que nunca había hecho antes, la primera porque estaba de guardia y la segunda, porque a pesar de que era tarde y estaba oscuro, estaban en plena calle, tiró de la palanca para tumbar el asiento de Niylah y se colocó sobre ella a horcajadas, mientras decía casi sin despegar los labios:

— Me parece lógico.

Oh si, un fugaz y placentero "fuego se encuentra con gasolina". Yo si moriré de combustión espontánea si tengo que narrar cada guarrada que hacen las tres parejas. Mucho baile del chiquichiqui con demasiados pasos a seguir. "Uno el tumbaito, dos el dedito, tres el gemido, cuatro la fricción dan, cinco...eh nada de rimitas a la narradora, el orgasmo que ya va siendo hora". Bueno, ya poniéndome sería con la historia. Era que todo comenzó con fuerza, furor y pasión, la cagaron cuando se miraron y quedaron prisioneras de esa mirada. Ontari se mantuvo con el fuerte ritmo, mientras que Niylah fue derritiéndose ante la mujer que tenía encima y sin darse cuenta, el ritmo de sus besos cambió, carentes de furia y desconcertando a la morena, que al final también cambió el compás de sus movimientos, suave, seda, pure honey, hasta llegar a un orgasmo diferente, hablando sentimentalmente. Esa noche una de las reglas acabaron rotas, nada de besos post coitales, pues hubo unos cuantos y se puede decir que alguna sonrisita se les escaparon.

Ese era el momento perfecto para preguntarse qué había pasado realmente, ¿habían follado? ¿Habían hecho el amor? ¿Qué habían hecho y que habían sentido? Sin embargo, ninguna se les ocurrió formular las preguntas en voz alta. Ni si quiera hablaron más. Fish regresó a su asiento y de vez en cuando se miraban algo incomodas. Bueno, de alguna forma seguían manteniendo la regla de "nada de charlas post coitales"

Finn y otro chiquillo nuevo les reemplazaron, Ontari optó por ir a su casa, mientras que Niylah necesitaba estar ocupada en la el departamento, intentando de pensar en el caso y por qué narices habían disparado a la fachada de una empresa en el que solo había unos cuantos guardias de seguridad.

Allie era de las que se iban pronto, solo para regresar de madrugada. De camino a su despachó vio a la agente Green sentada en su escritorio. Con la mirada perdida, ésta suspiró y se acercó hasta su cuñada:

— Deberías comportarte como una humana— dijo mientras se sentaba enfrente de ella— y dormir, tienes cara de cansancio

Niylah se llevó las manos a la cara y echó la cabeza hacia atrás:

— Es el primer caso que no pienso con claridad, Allie

— ¿El del señor Woods? O ¿el del asesino en serie?

— Ambos

Dijo algo cabizbaja:

— Intuyo que es debido a cierta morena atractiva.

— No puedo seguir trabajando con ella— le miró suplicante— cámbiame de compañeros y de casos, la agente Fish— comenzó a decir con desesperación— me nubla demasiado, está afectando a mi trabajo y al suyo.

— Y por qué en vez de salir huyendo no la pides una cita.

Niylah se miró las manos, comenzó a restregárselas de nerviosismo:

— Ya sabes las razones.

— Ni voy a cambiarte de casos y mucho menos de compañeros.

En ese instante Niylah le fulminó con la mirada:

— Las cosas como son, Niylah yo también tengo mis razones— se levantó— y es que seas feliz de una puñetera vez. No lo quieres ver, pero en estos dos años, nunca te has liado con una mujer más de dos veces seguidas, quieres evitar algo que ya ha sucedido, estás enamorada. Así que te ordeno que vayas a tu casa, descanses e invites de una puñetera vez a Ontari a una cita— dibujo una sonrisa cómplice— así dejáis de usar el archivero como picadero, bonita.

En un principio se la escuchó gritar por toda la casa, hasta que quedó todo en silencio. Algunos de los hombres ignoraban los gritos, sin embargo, otros intentaban no mostrar su desagrado. Por el amor de Dios, ¿Tan sádico era Gustus Woods? Nadie se atrevió subir al piso de arriba. Cuando terminó de divertirse, haciéndole toda la clase de perrerías hasta el cansancio, decidió bajar. Encontró a Romero en la cocina, hinchándose a café:

— Sube y llévatela— dijo el muy desgraciado— Luna le envió, no es cierto yo le envié el mensaje a la pequeña zorrita, debería aparecer en el hotel— se miró el reloj de pulsera— quedan unas cuantas horas para el último golpe.

— Si señor Woods

Dijo Romero obedientemente, dejó la taza en la encimera y se dispuso a subir las escaleras:

— Es la señora Woods, Romero— dijo soltando una pequeña risita malévola— trátela como tal.

De nuevo asintió. Se supone que debía de trasladarle a otro lugar. ¿Qué la tratará con respeto? Si hasta el mismísimo Romero se le revolvió las tripas. Directamente la mujer estaba ida, pálida, golpeada, ultrajada, le había dejado maniatada por sus extremidades... y demás detalles que mejor ni mencionarlo:

— Joder— susurró— puto animal.

Rebuscó en los cajones y encontró ropa interior de la mujer, en los armarios sacó unas prendas. Primero le soltó de las piernas. La mujer, entre llantos se encogió al tacto de Romero:

— Yo mato porque me pagan por ello— comenzó a decir mientras luchaba para vestirla— ¿piensa que no tengo madre? ¿Ni hermanas?— en cuanto le puso la ropa interior, siguió con los primeros pantalones que pilló— yo solo estoy interesado en el Narcotráfico, señora Woods— Romero nunca levantaba la voz y siempre hablaba con voz calmada— En el fondo odio y aborrezco a su marido y no imagina cuánto. Tener que mantenerme firme y aguantar todas las bestialidades que llega hacer.

— Entonces— dijo Luna con voz rota, como si careciera de esperanzas— ayúdeme

Romero le soltó de los brazos y procedió a ponerle el sujetador, quitándole más dignidad si cabe a la pobre mujer:

— Que odie a su marido— abrochó su sujetador— no quiere decir que sea buen hombre, mato por dinero, secuestro por dinero e incluso torturo por dinero, la diferencia es que yo no lo disfruto como su marido.

— Le pagaré el doble

Por unos segundos sintió algo de esperanzas, ese hombre estaba ahí por dinero, pues ella compraría su libertad. Romero la miró con cierta lastima:

— No lo tome como nada personal, señora Woods— terminó de ponerle la blusa— pero si hago eso estaríamos muertos los dos por traidor, créame elegiré antes matarla y vivir— le tendió la mano— vamos a limpiarte eso antes de irnos.

— ¿Y si me niego?

— Sea inteligente señora Woods, esto puede suceder de dos maneras, puedo seguir siendo encantador siempre y cuando usted obedezca o, puede conocer mi lado malo y acabar de la peor forma, no quiero hacerle daño, en el fondo usted solo es una víctima colateral— le agarró de la mano y le llevó hasta el baño, fue paciente, la mujer estaba herida e incluso desgarrada en ciertos sitios que le impedían caminar correctamente— todo depende de Lexa, depende de la decisión que tome, usted al final del día saldrá con vida

Agarró una esponja y comenzó a limpiarle la cara. Romero en el fondo era un manipulador, muchas de las cosas que decían eran ciertas. Pero esa mujer estaba desesperada, necesitada y la forma de que le obedeciera sin necesidad de violencia, era así, siendo atento. Luna comenzó a llorar:

— ¿Por qué no podéis dejar en paz a mi niña?

— Su niña sigue viva porque le metí este plan en la cabeza a Gustus, llevo meses parándole los pies, de no ser así ya habría mandado a un ejército de hombres una y otra vez hasta que acabara muerta— en cuanto limpió la cara a la mujer, puso gesto de dolor— no le voy a mentir, alguien morirá hoy, hay un 34% de posibilidades que sea usted, aférrese a ese 66%. Venga tenemos que irnos.

¿Quién se acuerda de la somnofilia? Marmotilla y puchita iniciaron un juego tiempo atrás. Conseguir que alguna tuviera un orgasmo durmiendo y una vez por casi Lexa lo consiguió. Esa mañana le tocó a Clarke intentarlo. Ya que cuando abrió los ojos, vio su primera ventaja, la ojiverde estaba desnuda, aunque en un principio paró a deleitarse con esa imagen. Nunca había sentido fascinación por el cuerpo de una mujer como lo sentía por Lexa, lo cierto es que ninguna mujer en la faz de la tierra despertaba el mismo atractivo que el de su mujer. Sonrió traviesa y fue colándose debajo de las sabanas, siempre procurando de ver el rostro de la morena, que dormía profundamente, intentando no hacer ruido ni moverse demasiado fue posicionándose entre sus piernas y muy lentamente comenzó a besarle los muslos internos, se dedicó un buen rato a estimular los alrededores de su sexo, sin dejar de observar a Lexa, que subió un poco el ritmo de su respiración. Jugó con su monte venus, con suavidad y delicadeza, ninja sigilosa que va en busca de robar el elixir de la morena, cuan ladrona la lengua, se coló entre sus labios, seguía durmiendo ¿lo conseguiría? Notaba como empezaba a calentarse, a hincharse y humedecerse ante las caricias de su lengua ¿y si iba un paso más allá? Acercó el dedo corazón a su obertura, la respiración pasó a ser más agitada y sonora, si había conseguido deslizarse en su interior ¿qué clase de sueño erótico estaría teniendo? Pensó Clarke. Al menos, eso sería lo lógico, ya que las veces que Lexa intentó que tuviera un orgasmo durmiendo, había tenido los sueños más tórridos. Eso era excitante, muy excitante, lo suficientemente excitante como para que se le escapara un gemido mientras seguía saboreando esa parte de su anatomía. La morena también gimió más sonoramente, alzó la cabeza con los ojos entrecerrados y pillada:

— Joder, Clarke— casi, casi, ya que dicho aquello, agarró del pelo a la rubia y la atrajo más a su entrepierna— joder.

Alzó la cadera, curvando su espalda antes de vibrar, claro que con su famoso y sexy grito gutural. Clarke carcajeo y se deslizó por el cuerpo de Lexa hasta llegar a sus labios y besarlos, haciendo que ésta se saboreara así misma en el proceso:

— Casi lo consigo

Lexa rodó para quedar encima:

— Has perdido por ansias

Dijo antes de dar un mordisquito a su mentón:

— ¿Qué quieres que haga? Te pusiste a gemir y eso me puso muy cachonda.

— ¿Sí?— preguntó bajando su mano hasta su sexo— quiero ver cuánto de cachonda— Clarke se mordió el labio— sí, estas muy húmeda

— Así de burra me pones

Lexa carcajeó al escuchar aquella expresión tan poco apropiada de Clarke:

— Pero que ordinaria— agarró las muñecas de Clarke y las puso por encima de su cabeza, ya que no habían quitado las cuerdas del día anterior, la rubia adivinó lo que trataba de hacer Lexa, escapándole un suspiro— ¿Lo quieres?— le lamió los labios— dime que lo quieres Clarke.

— Si— dijo poniendo las manos junto a las cuerdas— hazlo Lexa, átame

No supo en lo que se había metido. Intentar que Lexa tuviera un orgasmo durmiendo ya había sido un error, pero estar dispuesta a quedar a merced de la morena. La ojiverde le maniató, evitando poner la cuerda sobre cuerda, para impedir rozaduras. No jugó con su cuerpo no, no le torturó con caricias hasta excitarle lo suficiente como para rogar que le follara, todo lo contrario, abrió sus piernas y mientras miraba con fascinación como la hacía comenzó a penetrarle duramente con dos dedos, aunque perfectamente cabía un tercero, primero fue el zas, zas, zas, su mano chocar contra su sexo, haciéndole gritar y cuando notó que se iba a correr paró, provocando que Clarke alzara la cabeza por la sorpresa:

— ¿Pero qué coño?

Lexa carcajeó y se llevó las manos a la boca para lamerse los dedos:

— El tuyo cariño— volvió a bajar la mano hasta la húmeda obertura y antes de volver a penetrarle— un pequeño castigo

De nuevo comenzar el proceso de follarle con fuerza, solo que en esta ocasión aquello sonaba más húmedo y como le ponía a Lexa mirar aquello. El cuerpo de Clarke comenzaba a entrar demasiado en calor y las gotas de sudor comenzaban a caer por su frente, chup, chup, chup y cuando estuvo a punto de llegar, de nuevo paró:

— JODER, LEXA

— Uy, sí que te estoy jodiendo de lo lindo

Si Clarke gritaba unos tonos más bajos que Lexa, esa mañana sería todo lo contrario, hasta el brazo de la morena comenzó a dolerle de la caña que le estaba dando, la humedad bajaba hasta impregnar la cama, chap, chap, chap y paró de nuevo. No si ya la rubia ni tenía fuerzas para quejarse, era un autenticó horno sudoroso. Y cuando creyó que ya había sido suficiente, la ojiverde se acercó a la boca reseca de Clarke para besarle, mientras que comenzaba el proceso y esta vez dejaría que llegara a su fin:

— Mírame— le pidió a la rubia mientras se deslizaba y salía rozando las terminaciones nerviosas de su interior— mírame Clarke

Clarke entre gemidos fijó su mirada azulada en el verdoso de Lexa, que seguía dándole, chop chop, chop:

— ¿Me quieres?

Vaya, en lo que Niylah y Ontari acabaron por hacer el amor, evitaron esta conversación, solo a Lexa se le ocurrió mantenerla mientras se follaba duramente a Clarke, que estaba a punto de caramelo, la rubia atrapó su labio inferior sin apartar la mirada y contestó, entre meneo y meneo:

— Te amo, Lex

En ese instante Clarke curvó su espalda, mientras liberaba de lo lindo todos los orgasmos que se habían acumulado en la pelvis. La morena, sonrió y juntó su frente, con la de una sudorosa Clarke, con la mano aun llena de humedad le acarició suavemente:

— Te amo, Clarke— que le digan eso a una con las defensas bajas derriten y más tratándose de Lexa Woods, no lo dijo con su voz de retrograda, ni de payasa, lo dijo lleno de sentimiento, demasiado intenso para ambas, que alguna lagrimilla hubo— nunca me dejes, nunca me faltes.

— No pienso irme a ningún lado, Lexa

La morena se abrazó a Clarke:

— ¿Me lo prometes?

— Te lo prometo— estuvieron así un rato, hasta que Clarke miró sus manos— Lexa, no es por molestar, pero se me están durmiendo los brazos.

Lexa esbozó una risita y comenzó a desatarle, cuando liberó sus muñecas, con cariño comenzó a masajeárselas, en una tenía un poco de rojez, pasó suavemente los dedos gordos y se la llevó a los labios para besársela. Típicos cuidados que solía tener también cuando salía a la luz Heda. Clarke se incorporó hasta quedar sentada:

— Me tengo que ir, ya salen los primeros libros impresos y la editorial me ha dado unos cuantos ejemplares— Lexa hizo un puchero— para la familia y amigos.

— ¿Sabes que no han pasado ni cinco minutos cuando has dicho que no te ibas a ningún lado?

Clarke carcajeó:

— Ya sabes a lo que me refería.

— ¿Quedaste con Henry o te acerco yo?

— Tranquila, en un rato está aquí Henry

Ontari se sentó en su escritorio. Toda ceñuda. ¿Y si Niylah tenía razón? ¿Qué no podía ser? La agente Fish se sentía más que atraída por la agente Green. Una cosa era follar, algo físico, rápido y cada una para su casa, pero cuando le besó como la última vez. Le bajaba la guardia y le derretía, lo cierto es que tampoco quería sufrir. Después de las calabazas que le dio Lexa y Niylah que es puro anti-amor, comenzaba a creer que estaba saboteándose así misma fijándose en mujeres imposibles. ¿Por qué no se fijaría en ningún hombre? comenzó a recorrer con la mirada la oficina. Y mentalmente comenzó a decir "ese es guapo pero está gay" "Quasimodo, ni de coña" "está casado" llegó hasta Finn "está bueno pero no es de mi gusto" vio al otro chico que le acompañaba esa madrugada "es mono, pero joder le sacaré como cinco años" era rubio, ojos claros verdosos, era musculoso, un pequeño Brad Pitt, solo que Brad Pitt tiene ojos azules. Vio como patosamente se cayeron unos papeles y de fondo se escuchaba a Finn renegar, aunque Ontari ladeo la cabeza mientras se quedaba con cada detalle de aquellos glúteos tan bonitos:

— ¿puedes ser menos descarada?

Ontari se sobresaltó al escuchar la voz de Niylah, se giró y le vio apoyada en su mesa, no le había gustado encontrarle así, mirando el culo a un yogurin patoso:

— Dios me dio estos ojos para algo

— Para babear por nenes que aún no saben ni atarse los cordones

— En tu tono de voz detecto reproche, Green— se levantó y le encaró— tú no eres quien para reclamarme nada.

Niylah achicó los ojos y chirrió la mandíbula. ¿A quién le mandaría ella hacer caso a Allie? Parece ser que vio mal las señales, para la morena tan solo era un cuerpo caliente con el que rebozarse en su tiempo libre. Se irguió y se llevó la mano al bolsillo trasero de su pantalón:

— Pregúntale a su mamá si le dejan estar hasta más tarde de las doce— se refirió al chico rubito mientras tiraba unas entradas de cine encima de la mesa— que las disfrutéis

Ups, que cagada por parte de Ontari:

— Niylah

Intentó ir detrás de ella bordeando la mesa de escritorio, pero un repartidor se interpuso en su camino:

— Agente Fish— comenzó a decir el chico— ha llegado este paquete para usted.

— Déjelo encima de la mesa

Ordenó he intentó bordearle para seguir a Niylah, pero el chico le detuvo de nuevo:

— Ya— dijo apenado el chico— pero debe de firmar aquí

Hizo una seña en el resguardo:

— Trae

Henry tan puntual como siempre, era majo el hombre y de vez en cuando solía bromear. En un principio a Clarke le pareció de lo más tedioso tener que ir acompañada de un desconocido. Pero al final consiguió tolerarlo, más si Lexa se quedaba tranquila. Le pareció de lo más injusto que la morena siempre fuera sola a todos los lados, mientras que ella iba con un gorila. Pero al menos Lexa sale, sonó una vocecilla en la cabeza de la rubia. Aun recordaba el mes y medio que se negó a salir a la calle. Tan puntual llegó a la editorial:

— Clarke— dijo una mujer diez años mayor que la rubia— me alegra verte

— A mí también Maya.

Maya se encargaba de todo, del márquetin, de repartir los libros, hacer convenciones... todo. Lo único que hacía Clarke, era poner su imagen, su talento y evidentemente no era estúpida, antes de firmar nada lo revisaban los abogados, para que la editorial no se aprovechara:

— Lo prometido— dijo Maya dándole una cajita con diez libros— para que los repartas. Átame tiene pinta de ser un gran éxito. No te veía como escritora de novelas eróticas.

— Ni yo— dijo sonriendo afablemente— pero una se adapta a las nuevas tendencias, ante todo hay que ir a por lo que vende ¿No?

— Si te gusta escribir ¿qué más da una cosa u otra?

Preguntó a la rubia mientras le acompañaba a la salida:

— Lo cierto es que a mí me gusta más dibujar, pero mira, acabé siendo escritora.

— Interesante

Henry estaba apoyado en la puerta del vehículo, fue corriendo hasta Clarke y se prestó a llevar la caja al maletero del coche:

— Umm— dijo Maya— ¿y ese hombre de negro? Es guapo.

— El gorila que contrató Lexa.

Maya rio y le tendió la mano:

— Le mandas saludos a tu mujer, nos vemos para la firma de libros

— Que tengas un buen día Maya

Que día más grato, había tenido su momento intimo con Lexa, su momento de risas escuchando las locuras de su mujer, las cosas iban bien en la editorial, estaba tan feliz, solo que sintió que faltaba algo. Recordó lo que le dijo a Luna. ¿Por qué no? Aden era un chico adorable y Lexa era increíble, podían ofrecerle a ese niño una buena vida. Miró por la ventanilla del coche:

— Henry ¿A dónde vamos?

Clic, clic, se escuchó el seguro de las puertas cerrarse, Henry rápidamente aparcó a un lado y sin que le diera tiempo a reaccionar, le inyectó algo en la pierna:

— Lo siento señorita Griffin, pero me han pagado mucho por usted.

Clarke sintió como su vista quedaba borrosa, hasta que perdió por completo el conocimiento.

De madrugada, antes del secuestro de Clarke

Aquel día cambiaría la vida para muchos de nuestros protagonistas. Quien parece fuerte no lo es, ni el aparentemente débil. Se había tejido una gruesa tela de araña y todo el mundo, hasta el mismísimo mal bicho que lo tejió, estaban enganchados.

Luna fue obediente, ya supo lo que era ir en contra de Gustus. Le había arrebatado todo, su cuerpo, su dignidad y le convirtió en autentica basura de carne. Romero en ningún momento le gritó, le alzó la mano, era sincero cada instante, incluso al admitirle sus posibilidades de acabar muerta, quien sabe, a lo mejor comenzaba de sentir algún síndrome de Estocolmo, al considerar que éste era de más agrado a pesar de ser tan aborrecible:

— Si odias a Gustus— dijo mirándole, ya que le permitió ir en el asiento del copiloto— ¿Por qué trabajas para él?

— Ya te dije— contestó sin retirar la mirada de la carretera— por dinero.

— Te he ofrecido dinero y no lo has aceptado

— A veces es complicado, señora Woods

— ¿si te ofrezco algo que realmente deseas?

Romero carcajeó y negó con la cabeza:

— No, señora Woods— le miró de reojo— no me interesa tener un idilio sexual con usted.

— Aun guardo una pizca de dignidad— dijo con amargor Luna— te ofrezco otra cosa.

El hombre aparcó a un lado y miró muy seriamente a la mujer. Ya lo había admitido, era retorcido por pura codicia. Ambos estaban mirándose desafiantes. Estaba claro que Luna no podía pagarle lo mismo que Gustus, pero al menos le daría el beneficio de la duda:

— La escucho

Unas horas antes de que Lexa se entere:

No supo cuánto tiempo llevaba inconsciente, pero de lo que estaba segura, es que le dolía el cuello de estar en una mala postura. Estaba sentada, maniatada y amordazada, se puede decir que era la primera vez que no le gustaba estar así. El terror se apoderó de ella cuando vio que otro hombre estaba sentado enfrente de ella:

— La putita despierta

Dijo con tono divertido Gustus. Clarke miró a su alrededor, estaba en un almacén abandonado, polvo por todas partes y cartones, no había maquinaría como la primera vez, pero si grandes contenedores de metal. Uno de los secuaces comenzó a poner una cámara encima de un trípode. Se le vino a la cabeza un solo nombre Emerson salvo que en esta ocasión, era Clarke la atada y no Lexa:

— Verás en un principio era algo personal— dijo cruzándose de piernas— pensaba que tu padre se había follado a mi mujer, eso me volvió muy loco. Una cagada tras otra, cuando secuestraron a Lexa por "equivocación"— dijo haciendo el gesto de las comillas con los dedos— esa pequeña renacuaja siempre protegiéndote. Luego tus padres, si lo hubiera sabido créeme que los hubiera dejado en paz— Clarke le miró sin entender, ¿Por qué mencionaba a sus padres? Gustus se percató del desconcierto de la rubia y soltó una risita— ¿Lexa no te lo contó? Que noble— se levantó hasta poner el rostro cerca del de Clarke— YO.MANDE.MATAR.A.TUS.QUERIDOS.PAPAITOS— Pensar que sus padres habían muerto en un accidente era doloroso, pero que habían muerto por culpa de un chiflado, eso era peor, Clarke comenzó a sollozar, Gustus comenzó a rugir— Y el puto padre biológico sigue con vida— Agarró el mentón a la rubia y le obligó a que le mirara— Lexa ha llegado a ser mi puta obsesión, no es mía no debió haber nacido, ahora será mía, mi esclava personal y tu conseguirás que lo sea— Clarke negó con la cabecita— oh si pequeña zorrita, eres su única debilidad y créeme que solo contigo me hubiera bastado— miró al secuaz— ¿Ya está listo?— él chico asintió— lo de luna es una pequeña venganza, pinto pinto gorgorito, mamaíta verá antes de morir como su hija prefiere antes a otra mujer.

Posicionó la silla al lado de Clarke y se sentó, justo con el objetivo de la cámara apuntándoles. Eso tenía que ser una jodida pesadilla, en cuestión de minutos consiguió dejarle hecha mierda emocionalmente. Estaba junto al asesino de sus padres ¿iba a morir ella también? ¿Tenía a Luna? ¿Ella también moriría?:

— Saluda a la cámara preciosa— dijo con malicia— es un regalo para tu mujer— miró al objetivo y esperó a que el chico hiciera la señal— hola, putita ¿me echabas de menos? Aquí me tienes y en muy buena compañía— agarró el mentón de Clarke, que se zafó con un movimiento de cabeza— umm que rebelde. ¿Te apetece jugar?

Ontari y Niylah, justo cuando Lexa estaba entrando en el Hotel

Ontari fue detrás de Niylah, pero esta le ignoró. Joder que solo le estaba mirando el culo a un tío. A demás ¿Quién era ella para enfadarse? Siempre se lo había dejado claro y ahora, toma escenita de celos, pues no se iba a arrastrar por nadie. Intentó mantener una conversación cordial con Green. Así pues regresó a su mesa, el paquete seguía ahí, se sentó y lo abrió... BOOOM...

Bromeo no había ningún BOOOM. Luego me echáis a la hoguera en cuanto termine de narrar la historia. Dentro del paquete había una nota Para la agente Fish, regalo de un chico muy majo, acompañado de un CD ¿un cd de música de un admirador? Se preguntó Ontari. Encendió el ordenador y se puso los cascos. Pues en realidad era un video editado. Salía un tío con la máscara de anonymous.

Hola agente Fish, salió en las noticias de que había muerto, me alegra descubrir que sigue viva y coleando. Eh oído que estáis buscando un asesino ¿Pactamos?

Finn tenía la mesa detrás de Ontari y vio el video, aunque sin audio. Cuando ésta terminó de verlo se levantó como una exhalación y lo miró:

— Collins— le señaló con una mano— mira el video y prepárate— comenzó a caminar marcha atrás antes de salir disparada por los pasillos— avisaré a Niylah para que preparé unos equipos de asalto.

Collins hizo lo que le pidió Ontari y se puso a escuchar el video, poniendo ojos como platos:

— Joder, ¿pero qué coño? Tiene que ser una puñetera broma

Ontari pillo a Niylah en el archivero con cada de pocos amigos:

— Niylah...

— Antes que nada— le paró— sí, me gustas, lo admito y me jode. He intentado alejarme y se conoce que se me da mal pedir citas, pero se ve que yo no te intereso de la misma manera y...

— NIYLAH— llamó su atención— créeme que me gusta escuchar eso, pero tenemos que trabajar, prepara unos equipos de asalto, a los S.W.A.T si es preciso

— ¿Qué pasa nos atacan los alienígenas a los Independence Day?

Ontari puso los ojos en blanco, justo en ese momento tenía que salirle la vena graciosa, que por cierto no tuvo nada de gracia:

— Anda, será mejor que vengas a ver esto.

Finn ya había terminado de ver el video y estaba movilizándolo todo. Niylah no entendía todo el revuelo que se estaba formando en la agencia. Se sentó y se puso a ver la grabación que le puso Ontari. Collins se acercó a la morena, tenía que informar a Allie:

— Fish— dijo el chico casi susurrándole— ¿Qué hay del pacto? Si lo faltamos...

— Ya lo sé, Finn— dijo con cierto estrés— lo veremos sobre la marcha.

Lexa acudiendo a la cita con "Luna"

Sinceramente, no sabía las razones por las que luna había citado a Lexa en ese hotel. No era propio de su madre. Se acercó hasta el mostrador. Donde había solo un recepcionista, un anciano agradable, que enseguida le regaló una sonrisa:

— Hola, mi madre...

— ¿Lexa Woods?

— Sí, soy yo

El anciano abrió el armario donde tenía las llaves de las habitaciones y le hizo entrega de una. A cada cual más extrañó. La morena asintió agradeciendo, y miró el número de la habitación, tercera planta habitación 36, ni si quiera era la suite.

Cuando entró en la habitación lo hallo vacío, aquello comenzaba a oler a chamusquina y no le gustaba nada. Busco en el baño, nada, todo vacío salvo unos pequeños detalles. Un portátil encima de un mueble. Con un papel que ponía Click Me, con el corazón en un puño lo hizo, eso no estaba siendo nada bueno. El ordenador se encendió con el reproductor Windows listo para que le dieran el Play, quedando de piedra al ver quienes salían.

Hola, putita ¿me echabas de menos? Aquí me tienes y en muy buena compañía— Lexa chirrió los dientes al ver como osaba a tocar el mentón de Clarke— umm que rebelde. ¿Te apetece jugar? Verás, hay dos extremos y en ambos están dos seres amados— la imagen se partió en un lado salía su madre, ver el estado de Luna hizo que se le saliera una lágrima— en uno está mamá y en la otra punta está tu mujer, ahora mismo eres el epicentro y te da tiempo— Se miró el reloj y sonrió— de ir a uno, si vas donde está Luna y llegas a tiempo, ella vivirá por el contrario— Le tocó el pelo a Clarke, haciendo que el cuerpo de la ojiverde entrará en tensión, apenas podía respirar— tu mujer morirá y si vienes aquí, a tiempo, Luna morirá— se acercó a la cámara— hay un mapa al lado del ordenador, con la hora en la que debes estar, tic tac si no llegas a ninguno de los dos puntos. Ambas morirán, por cierto, nada de FBI en esta ocasión, porque entonces, me llevaré a esta preciosidad­— se posicionó detrás de Clarke y se atrevió a besarle en la mejilla— muy lejos y no la volverás a ver, ya sabes lo cariñoso que me pongo con una mujer tan guapa, me la follaría cada noche, tic tac Lexa.

Lexa esbozó un grito de desesperación agarró el portátil y lo lanzó por los aires, estampándolo contra la pared. Se llevó las manos a la cabeza y comenzó a caminar de un lado para el otro ¿qué hacía? ¿Qué demonios hacía? Luna, Clarke. Clarke, Luna. Con la respiración agitada miró el puñetero mapa, ¿Tiempo? Ambos extremos estaban a tomar por culo. Comenzó a sonar el teléfono en ese instante, ni miró de quien se trataba:

— No es buen momento— respuesta— ¿Qué?

No escuchó nada más, colgó el jodido móvil. Agarró el puñetero mapa y salió de la habitación echando hostias.

Extremo dos

Llegó, a falta de un minuto de que se le acabara el tiempo, pero llegó. No había muchos hombres dentro del almacén, los dos perros que no se separaban de su amo y otros cuatro que no paraban de rondar. Puso expresión afligida en el instante en que vio a Clarke en ese estado tan lamentable y Gustus lo disfruto. En ningún momento se separó de la rubia, más bien la usaba de escudo mientras le apuntaba con un arma:

— No me engañas pequeña Lexa— dijo con tono jocoso— saca la pistolita

— ¿De dónde narices voy a sacar una?

Preguntó con odio:

— Eres lista, estoy seguro que te las has apañado para sacar una— Pegó más la pistola a la sien de Clarke— O si no, te quedarás viuda— lentamente Lexa fue llevando la mano a la espalda, Gustus apretó más el arma contra Clarke quedando ladeada— despacito, aquí eres tú quien tiene las de perder.

Muy despacio Lexa sacó la pistola, agarrándole con el dedo índice y dedo gordo, lentamente la depositó en el suelo, le pegó una patada y se incorporó:

— Ya me tienes aquí— dijo suplicante— por favor, deja que se marche

— No, no— dijo divertido mientras hacía un movimiento con la cabeza— queda lo divertido, has hecho tu elección cariño.

Uno de los perros que estaban a su lado, sacó un móvil he hizo una video llamada, Lexa miró con pavor. Su madre, le tenía de rodillas, no salía en el video la cara de su agresor, solo la pistola que apuntaba a su pecho y se escuchaba de fondo un:

— Lo siento señora Woods

No, por favor, no por favor... no le daba para mucho más la cabeza de Lexa, que seguía sus pensamientos con movimiento de cabeza, de un lado para el otro. Eso no estaba pasando, que narices, le dolía el pecho, muy intensamente y al borde de sufrir el infarto vio, como apretaban el gatillo, dándole en el pecho, Luna cayó al suelo, como Lexa cayó de rodillas mientras esbozaba otro grito de dolor, dolor que hasta la misma Clarke pudo sentir, que sollozaba sin parar, por la situación, por la muerte de Luna y por todo lo que estaba pasando Lexa en ese instante:

— HIJO DE PUTA

Gritó casi con ronquera, se dispuso a levantarse y a arremeter contra Gustus:

— EH— gritó mientras quitaba el pestillo de seguridad y movió el arma en la cabeza de Clarke— Quieta en tu sitio o le vuelo los sesos.

Lexa quedó quieta, a la vez que no dejaba de temblar. Ese hombre tenía en sus manos su vida, Clarke era su vida y si por mantenerla con vida le gritaba siéntate perra, ella lo haría:

— Verás— Gustus a cada vez parecía más loco— no termina de convencerme esto de dejar libre a esta preciosidad ¿Qué me das a cambio de su libertad?

— Estoy harta de tus juegos enfermizos, ya hice lo que has pedido estoy aquí, déjala en paz

— Emm— comenzó a decir con desagrado— no me ha gustado tu respuesta ¿Qué tal si me la cargo?...

— LO QUE QUIERAS— gritó de nuevo Lexa mientras se ponía de rodillas, humillándose mientras suplicaba con desesperación— te daré lo que tú me pidas.

— A ti— dijo apartando durante unos segundos la pistola de Clarke para señalar a Lexa— te quiero a ti

Lexa Woods agachó la cabeza y na vez más, acabaría cediendo a convertirse una niña mala por Clarke. Con voz quebrada y llenando el suelo con gotas de lágrimas:

— A cambio de la libertad de Clarke— la ojiazul intentaba hablar pero la mordaza se lo impedía negaba con la cabeza efusivamente, pero la morena no le miraba— soy tuya Gustus.

Gustus rompió a reír satisfecho, sus dos perros fieles le acompañaron. Sin percatarse de que los otros hombres intercambiaron unas miradas, uno de ellos tenían un teléfono en la mano e hizo una seña a la salida con la cabeza.

Gustus se acercó a la rubita para susurrarle en el oído:

— Qué lindo es el amor— retiró un mechón para colocarlo detrás de su oreja— ya tienes una historia que contar a tus nietos, como el amor de tu vida se sacrificó por salvarte— soltó otra carcajada— me recuerda a la película de la anciana, como se llamaba, la del barco que se hunde

— Titanic

— Eso...— empujó la cabeza de Clarke— soltar a esta perra y acompañarle a la salida.

En ese momento se percató de que en esa sala había menos hombres, uno de los perros fieles comenzó a desatar a Clarke, mientras que Lexa miraba con odio a Gustus. Clarke no paraba de removerse. ¿Todo acabaría así? ¿Iba a ser la última vez que vería a Lexa? Gustus miraba a los alrededores, aun así quitó la mordaza a la rubia:

— ¿Unas últimas palabras para tu mujer?

A la izquierda, ningún hombre, a la derecha, nada, delante se encontró con un buen escupitajo de la rubia. Aquello enfureció a Gustus, se limpió con la mandíbula apretada y sin previo aviso, golpeó a Clarke. Aquello fue la chispa que encendió la pólvora. Lexa, como una leona que intenta proteger a su cachorro salió disparada contra Gustus, este reaccionó alzando el gatillo y pam. Todo resultó un poco a cámara lenta para Clarke, viendo como el cuerpo de la morena caía al suelo...

Momentos antes de entrar al almacén

Cuando llegó Lexa se encontró con todo el FBI desplegado, rodeando el edificio. Niylah, Finn y Ontari estaban dentro de la furgoneta. El temor de la ojiverde era que sí Gustus se percataba de su presencia hiciera algo a Clarke:

— ¿Estáis todos aquí?

Preguntó Lexa, pensaba que alguno habría ido a auxiliar a su madre:

— ¿Y mi madre?

— Tú madre está salvo— comenzó a explicar la morena— toma

Le dio un arma. Solo por si acaso, la agente Fish ya había presenciado la reacción de Lexa ante el peligro. No era la primera vez que usaría un arma. Tenía fe en ella:

— Espera— añadió Niylah— utiliza eso como perro de paja— todos la miraron sin comprender, así que le tocó explicar— por si piensa que vas armada, le entregas ese— le dio un revolver más chico— este guárdatelo en el tobillo, pero cuidado que las carga el diablo.

— Nosotros esperaremos la señal.

Lexa sentía a todo lo que le decían, aunque ahora mismo su cabeza estaba junto a Clarke, dentro de aquel edificio. Salió de la furgoneta, pero de nuevo le detuvo la agente Fish, Lexa miró el reloj, iba con la hora pegada en el culo:

— No puedes mandarte así loca, toma.

Ontari vio como la ojiverde se aventuraba a aquel nido de lobos rabiosos. De nuevo Finn regresó a ser el ojo de mordor, Niylah ya no obstaculizaría el trabajo de la agente Fish. Ambas quedaron fuera, ocultas tras unos bloques de hormigón, observando la salida, esperando la señal, para actuar:

— No me hace gracia dejar marchar a esos hijos de puta

Comenzó a renegar la agente Green:

— Lexa es mi amiga, Niylah— la miró desde el otro lado— no voy a dejar que corra algún riesgo.

Niylah curvó la comisura de los labios:

— Eres una buena chica, Fish

— Oh, por el amor de dios— se escuchó la voz Finn por pinganillo— deciros que os queréis de una puta vez

— Cállate Finn

Dijo Ontari:

— Métase en sus asuntos Collins

Saltó a la vez Niylah. Ambas se volvieron a mirar y esbozaron una risita. Detecto cierto brillo en la mirada de ambas. Ontari miró de nuevo la salida, antes de atreverse a decir:

— Sigues... — Carraspeó— ¿sigues queriendo ir al cine conmigo?

— ¿Se te han quitado las ganas de ir con un yogurin?

Preguntó con voz jocosa:

— Sabes que prefiero ir contigo.

Niylah esbozó una sonrisa, para que mentir, de felicidad, Allie tenía razón, estaba enamorada de esa morena, se volvieron a mirar bobaliconas:

— Me encantaría ir contigo al cine, agente Fish

— Oh que bonito— volvió a sonar la voz de Finn— al trabajo

— Vete a la mierda, Collins

— Vete a la porra, Finn

Dijeron las dos chicas a la vez, en un principio carcajearon, hasta que Ontari volvió a prestar atención a la puerta. Esta vez con el semblante serio:

— Espero que estén a salvo

No hizo esperar mucho más allá de ese comentario. Ya que los cuatro hombres salieron del edificio. Fue el momento en que los agentes comenzaron a moverse, aunque a nadie les hicieron gracia dejar libres a ninguno de ellos. Pero era el pacto, los hombres libres a cambio de Gustus Woods.

Niylah estaba dando indicaciones cuando se escuchó el primer disparo. Ontari no iba a esperar más, aun habían tres hijos de puta dentro y ellas eran dos, se aventuró aun contra las indicaciones de la agente Fish

Momento del impacto de la bala

Gustus agarró a Clarke como escudo en el momento en que vio entrar a los cerdos del FBI, los secuaces fueron a cubrirse, aunque a uno no le dio tiempo y abatido con un par de balazos. Convirtiéndose aquello en un campo de batalla:

— Cuidado con Gustus— Gritó Ontari detrás de unos contenedores— tiene a Griffin como escudo.

Gustus comenzaba a sentirse arrinconado, la sala estaba llena de maderos. Solo había una moneda de cambio, esa rubita que tenía entre sus brazos:

— Juro que me la cargo

— Gustus

Sonó la voz rasposa de Lexa, Gustus se giró y se encontró con la ojiverde apuntándole con un pequeño revolver. Pam, le dio en todo el hombro, Clarke aprovechó para agacharse. Gustus intentó contra atacar a Lexa, pero recibió otro impacto de bala en la mano que sostenía el arma. El otro secuaz seguía disparando. La ojiverde que estaba aún tirada en el suelo, le apuntó y pam pam, le abatió. En ese instante todos aprovecharon para atrapar a Gustus Woods, su puto imperio había terminado ¿Y todo por qué?

Romero en el momento que "mató a Luna"

— En el fondo eres retorcida, señora Woods— dijo Romero mientras le quitaba el chaleco anti- balas— hacer creer a su hija que ha muerto.

— Gustus tenía que creerlo.

Romero curvó la comisura de los labios y desató a la mujer. ¿Qué creéis que le habría propuesto en un principio? Entregar a Gustus y el sería el nuevo líder de la banda. Ya había visto interactuar con los hombres que había en la casa, le respetaban y ponía la mano en el fuego que los hombres le seguirían a él y no al cerdo de su marido:

— Aun así— le ayudó a levantarse— exijo una buena suma de dinero, he sido considerado y le he dejado con vida. Vamos.

Luna frunció el ceño, un poco desconfiada:

— Ya le dije, todos mis actos es por dinero, ¿qué gano con hacerla daño ahora? Le voy a llevar a un hospital.

— ¿No va a esperar a que le dé el dinero?

— Por el momento no lo necesito— como hizo en la madrugada iba al paso de Luna, se había enfriado los golpes y dolían mucho más— algún día, ni piense que me voy a olvidar.

— Te has ganado todo un... ¿Cómo lo llamáis?... así, un imperio lleno de crimen

Romero abrió la puerta del coche, esta vez mucho más serio. Era cierto, había seguido el plan de Luna Woods para ser el nuevo cabecilla de todo:

— No creo que haga falta recordarle, que si abre su boca y le cuenta de mi al FBI, no me temblará la mano en matarla a usted y a su hija.

— Me debes mucho Romero— Gustus Woods se encargó de matarla esa misma noche, Luna Woods era diferente— y créeme, algún día me la vas a devolver, ni piense que me voy a olvidar.

Romero cerró la puerta, sin dejar de sonreír fríamente. Bordeó el coche y montó, antes de encender el motor:

— Sabes, señora Woods— giró la llave de contacto— usted sí que es una líder innata

— Deje de lamerme el culo— dijo con la misma frialdad— Y lléveme a un hospital, necesito averiguar que mi hija y mi nuera están bien.

Gustus detenido

Mientras se llevaban a Gustus, Clarke se arrodilló junto a Lexa, que no paraba de toser, a ese paso acababa tosiendo un pulmón. Toda colorada, se abrió la chaqueta de cuero y arrancó la bala del chaleco. Clarke lloró más fuerte y le abrazó con ímpetu:

— Es...tas...bi— decía entre gimoteo— bi...en

— No estoy bien— dijo aun con voz rasposa— duele, la puta mierda esta duele.

Clarke esbozó una sonrisa de felicidad y como si no la hubiera visto en mucho tiempo se lio a darle besos, cortitos, rozando a los piquitos, esos besos que suele dar una abuela a su nieto:

— Joder, Clarke— se llevó la mano donde recibió el impacto— me he llevado un balazo por ti, al menos bésame en condiciones coño

Clarke esbozó otra pequeña carcajada y volvió a besarle, está vez más húmedo, más duradero, más lleno de amor. Lexa pasó la mano por detrás de la nuca de Clarke, para intensificar ese beso. Aunque ninguna dejaba de derramar lágrimas, porque estaban vivas y se amaban con locura. Si algún día dudo Clarke de Lexa, ese será el día que le demostró que nunca debería temer.

Ontari se estaba acercando a la parejita feliz, cuando el secuaz abatido por Lexa alzó su arma y un último Pam. ¿Pero por qué tuvo que dar por culo? Joder si al otro barrio se iba igualmente, que se muriese sin joder. Todo el mundo miró con horror, como la agente Fish caía al suelo:

— LOS PARAMEDICOS

Gritó Niylah desde el otro lado, que no tardó en posicionarse al lado de Ontari. Le había dado en la pierna, lo malo, es que perforó la femoral y aquello no paraba de chorrear sangre. Niylah actuando con rapidez se quitó el cinturón y comenzó a practicar un torniquete:

— No— dijo Fish— este no, el de rosca

— No da tiempo

— Puedo perder la pierna

— Y de lo contrario la vida— le miró Niylah mientras retenía las lágrimas, otra vez estaba pasando por lo mismo y no estaba preparada— Joder, Ontari ni se te ocurra hacerme esto tú también— había conseguido parar la hemorragia, pero había perdido mucha sangre comenzaba a quedar pálida y de un momento a otro perdió el conocimiento. Niylah rompió a llorar con desesperación, no podía dejar de aplicarle el torniquete— ONTARI. LOS PUTOS PARAMÉDICOS.

<< Fin de la primera parte>> 

<< Este fic está en Amazon al nombre de "Átame: comandante" su segunda parte también está a nombre "Átame y no me sueltes" y su tercera parte como "Átame: Alto FBI">>


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