thirty ──── demons

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─────────── CHAPTER THIRTY,

DEMONS  ───────────



La noche llegó más rápido de lo que esperaba. Sahily ya tenía preparado lo que iba a utilizar, un vestido largo oscuro junto a unas botas, sus preferidas desde que bajo de Áureos. Iba a arreglar su cabello cuando oyó a Ezer llamarlos.

Chasqueo su lengua, esperando que no le arruinaran esa noche. Quería salir con Zadkiel, llevaban tiempo sin poder tomar su tiempo ya que siempre tenían que estar vigilando a Raisa.

Bajó la escalera, apoyándose en la pared. Cruzó sus brazos, observando al resto llegar.

──── Los áureos necesitan ayuda ──── Ezer informó, tomando su chaqueta ──── Creen que Ragos escapó de su prisión.

Ithiel dio un paso adelante, negando ──── Eso es imposible. Ragos estuvo resguardado por años, los áureos tuvieron que morir si está libre.

──── Lo están ──── confirmó el áureo en voz baja ──── Por eso necesitan de nuestra ayuda. Saben que... nosotros lo atrapamos y lo podremos hacer otra vez.

──── ¿Por qué no recurren a los Ophanim? ──── Sahily interrogó, cruzándose de brazos ──── Si ha matado a áureos, debe tener mucha energía.

──── O muy poca. Solo tiene un modo de alimentarse ──── replicó el áureo ──── No enviaran a los Ophanim si no es necesario, por eso debemos de ir.

La áurea asintió ──── Está bien. ¿Nos iremos ahora mismo? ──── cuestionó, dando un paso adelante.

──── No, tú no irás ──── Ezer la detuvo, negando. Las cejas de Sahily se fruncieron, confundida ──── Tienes que cuidar de Raisa. No podemos dejar de lado la misión y Ava te hará compañía.

──── ¿Que dijiste? ──── Sahily cuestionó, su voz volviéndose repentinamente dura.

Ithiel también se irguió, sorprendido ──── No hablas en serio ──── masculló, apretando sus dientes ──── Es la única que tiene el don suficiente para sanarnos.

──── Sabemos que no podemos estar separados ──── le recordó la áurea, cruzándose de brazos ──── No por mucho tiempo.

──── Necesito que te quedes ──── Ezer exigió, sin bajar su guardia ──── No puedo dejar a Raisa por su cuenta. Es probable que sea una distracción.

──── ¿Y yo soy la más adecuada para ser niñera? ──── replicó, señalándose a sí misma ──── Yo también estuve cuándo se venció a ese demonio así que debería de ir.

──── Si alguien debería de cuidarse es Nirelle ──── Zadkiel se entrometió, apoyándose en la pared ──── A menos que estés dándole otra oportunidad para olvidar tu orden sobre mandarla a Áureos ──── dijo, tan en calma que el resto de áureos miró a su líder ──── Quieres que se quede, ¿no?

──── ¿No vas a enviarnos a Áureos? ──── Nirelle preguntó con sus ojos brillando de la emoción ──── ¿Podré quedarme un tiempo más?

Ezer bajó la mirada, suspirando con cansancio ──── Todos merecen una oportunidad.

──── Por supuesto que lo merecen, pero no cuándo se trata de un demonio mayor que podría matarlos si lo dejan entrar a sus cabezas ──── explicó Sahily, sintiendo la irritación en su cuerpo.

──── Es mi decisión, te quedarás ──── Ezer determinó, viendo como la mirada grisácea de su hermana se oscureció ──── ¿Y dónde está Ava?

Ella se encogió de hombros, desinteresada ──── Tú eres el líder, deberías de saberlo.

Sahily se dio la vuelta, no queriendo estar por más tiempo en esa habitación. Observó como Zadkiel trató de ir detrás de ella cuándo fue interceptado por Ithiel, empujándolo para que retrocediera.

Ella siguió subiendo la escalera cuando sintió a su hermano tomar su muñeca, girándola.

──── No te enojes. Trata de entender el punto de Ezer ──── él musitó, dejando su espacio ──── Podremos estar separados por unos días, no te preocupes por estar lejos.

──── No me preocupa eso ──── negó, manteniéndose en su lugar ──── Me molesta que me eviten y alejen de misiones donde saben que soy importante, donde podría sanarlos si algo les sucede.

──── Podremos manejarlo ──── murmuró Ithiel, bajando su voz ──── No van a cambiarte, si eso es lo que piensas.

Las cejas claras de Sahily se fruncieron, confundida por sus palabras ──── ¿Qué?

──── Nirelle sólo está tomando la oportunidad para demostrarle que está lista ──── él explicó, observando a su hermana que parecía enojarse cada vez más ──── Nuestro grupo no va a sufrir ningún...

──── Cállate ──── ella lo interrumpió con voz grave. Apretó sus manos a su lado, reteniéndolo todos sus impulsos ──── No temo por mi lugar en ese grupo, solo quiero que dejen de verme como una tonta niñera y que recuerden que soy una áurea. Sabes, ahora también estoy enojada contigo.

──── ¿Conmigo? ──── replicó, señalándose a sí mismo.

──── Si, contigo. En otra ocasión, hubieras sido el primero en pelear por mí para que no me alejaran, pero ahora... es como si no te interesara.

Ithiel se movió, incómodo por la mirada de Sahily ──── No es eso, no quiero que...

──── ¿Qué me sienta amenazada por una áurea que ni se ha graduado? ──── replicó, dando un paso adelante con desafío ──── Tú no ayudas a que me sienta bien, Ithiel, ¿qué pasó con todo eso que siempre estarías ayudándome? Supongo que eres muy bueno para hablar, pero no para actuar ──── sentenció, apretando sus dientes ──── Diviértete en tu misión, si llegan a necesitarme, no me llamen.

Sahily se giró, deteniendo a su hermano de hablar. Se sentía cansada de todos ellos y cómo parecía que solo la utilizaban para su favor, aceptó esa misión por sus hermanos, para ayudarlos, pero no estaba recibiendo lo mismo.

Entró a su habitación, tirando la puerta con frustración. Tuvo que respirar profundamente, recordándose que los sentimientos no podían dominarla. Sintió un par de brazos rodearla y supo de quién se trataba.

Dejó que su cuerpo se calmara, apoyando su cabeza en el hombro de Zadkiel. El áureo depositó un suave beso detrás de su oreja, abrazándola.

──── Sé que debes estar frustrada, pero Ezer quiere ofrecer oportunidades, así como me la dio a mí ──── él le susurró, cerrando sus ojos ──── Nirelle es del pueblo, no es muy sencillo.

──── Lo sé, pero yo soy su hermana. Fui entrenada para pelear, no quedarme de brazos cruzados ──── dijo, recordando todos esos momentos donde siguió luchando aun cuando no podía ──── Ese demonio, tendrán suerte si está débil, se introduce en tu mente y utiliza su poder de confrontación para que bajes tus defensas.

──── He oído mucho sobre él. ¿Quieres que cambiemos de misión?

Sahily negó, girándose. Acarició suavemente la mejilla del áureo, deleitándose ante la picardía que sus ojos oscuros adquirieron.

──── Nunca he podido romper una regla ──── mencionó, inclinando su rostro con resignación ──── Ni siquiera por mis hermanos.

──── Entonces, ¿soy el único que ha hecho que rompas una regla? ──── cuestionó Zadkiel.

Una sonrisa perezosa apareció en los labios del áureo, gustándole la idea de ser su primera vez haciendo algo malo. Se inclinó, besándola suavemente mientras Sahily solo rio, sintiendo las suaves caricias de los dedos de Zadkiel en su cintura.

──── Estás orgulloso de serlo, ¿no? ──── musitó, atrapando los labios del áureo.

El beso comenzó siendo suave, tal como le gustaba a la áurea. Pasó sus manos por los anchos hombros de Zadkiel hasta posicionarlo detrás de su cuello, forzándolo a que se acercará más.

El áureo sostuvo la cabeza de Sahily y fue dando pasos hacia atrás hasta arrinconarla en la pared. Pasó su mano por la mejilla de la áurea, acariciándola con suavidad mientras sus labios seguían juntos, subiendo el beso.

Sahily fue la primera en separarse, observando a Zadkiel aún con sus ojos cerrados. Sus labios estaban rojizos, evidencia de lo que acababan de hacer.

──── ¿Podemos repetirlo? ──── Zadkiel pidió, sonriendo embobadamente.

Ella rio, negando ──── No, tienes que alistarte ──── le recordó, bajando sus brazos ──── Voy a ayudarte.

──── Me agrada como suena eso ──── musitó, presionando sus labios una última vez ──── Parece que nuestra cita se programara para otro día.

──── Tienes tiempo para pensarlo ──── Sahily dijo ──── Supongo que está vez me tocará esperar.



Sahily ayudó a preparar la armadura de Zadkiel, cubriendo cada parte de su cuerpo para que no fuera herido, incluso prestó sus brazaletes dorados que la habían salvado más de una vez.

Un demonio como Ragos podía ser fácil de vencer si no había encontrado con que alimentarse, pero si lo hubiera hecho, sería lo peor.

Su poder era uno de lo más incomprendidos, utilizaba la confrontación para que las personas o seres pelearan entre sí, junto con el enojo y todos los problemas, el desastre que se iba creando era su propio alimento y si llegaban a herirse, la sangre solo lo satisfacería.

──── ¿Te sientes cómodo? ──── ella cuestionó, extendiéndole la espada de los áureos ──── Tienes que poder moverte.

──── Estoy bien ──── asintió, agarrando su propia espada ──── ¿Debería de llevarla?

──── Si, solo en caso de emergencia. Recuerda que, si llega a introducirse en tu mente, no hagas nada de lo que te pida.

Zadkiel sonrió, agarrando las manos de la áurea con delicadeza ──── Estaré bien. Ragos es un demonio de confrontación, no podrá conmigo ya que tú no estás ahí.

──── No lo subestimes ──── pidió en voz baja, preocupada por lo que podía suceder ──── Podrá buscar otra manera.

──── Volveré ──── prometió, acariciando la mejilla de Sahily ──── Sé una buena áurea y no te metas en problemas.

──── Nunca lo hago ──── le susurró, inclinándose ──── Tú sé un buen áureo y vuelve a casa, conmigo.

A pesar de estar enojada con los áureos, Sahily bajó a la sala, encontrándolos vestidos con las armaduras y las espadas listas para pelear.

──── Si puedes, trae a Raisa ──── Ezer le pidió, aunque no lo mirara a los ojos ──── Busca a Ava, no estoy seguro de cuánto tiempo tardaremos y la ubicación, bueno, es demasiado largo, incluso para ir volando.

La áurea frunció sus cejas, dándose cuenta que no dio una dirección, probablemente pensando que iría detrás de ellos. De reojo, observó como la armadura de Nirelle estaba torcida, demasiada pesada para su cuerpo delgado y frágil.

──── Cubre tu hombro izquierdo ──── Sahily mencionó, señalando el área descubierta ──── Podrían clavarte un cuchillo y debilitarte.

Nirelle bajó su mirada a esa área, intentando componerlo. Sahily se movió al mismo tiempo que Ithiel intentó ir donde ella, dándole una negativa muy clara

Entró a la cocina, encontrándose a Zadkiel guardando algunas barras nutritivas. El camino sería largo y tenían que buscar todas las posibilidades para no perder su energía, incluso en comida.

──── Oye a mis hermanos cuando te hablen ──── ella pidió en voz baja. Se acercó, apoyando su cadera en el mostrador ──── Cuida de Nirelle, puede engañar al resto menos a mí. En cualquier momento, ella se va a desmoronar.

──── Lo sé, apenas puede sostenerse con esa armadura ──── dijo Zadkiel. Alejó un mechón rubio del rostro de la áurea, observándola ──── Ahora tienes que darme un beso de buena suerte.

──── No creo en eso ──── murmuró.

Aun así, ella se alzó sobre sus puntillas, uniendo sus labios una vez más. Era la primera vez que Zadkiel iba a una misión sin ella y realmente le preocupaba lo que podía llegar a suceder.

Ambos salieron cuando Ezer los llamó, necesitando partir antes que fuera más tarde. Sahily se quedó parada, con sus brazos cruzados mientras observaba como se internaban en el bosque para poder volar.

Ya estando sola, sacó su celular, marcando el número de Ava. No debían dejar sola a Raisa y más si estaban solas, los demonios podrían tomarlo como una buena oportunidad.

Esperó unos segundos antes de colgar, sin recibir ni una respuesta. Volvió a llamarla, una y otra vez hasta darse por vencida.

Sus citas con Goel cada vez le empezaban a molestar y más cuándo olvidaba que debía de atender el celular cada vez que la llamaran.

Agarró una chaqueta junto a las llaves de la casa y salió, caminando donde Raisa. El día en Kartalago estaba nublado y bastante frío a comparación de otros, aunque le gustaba ese clima, sabía que tenía que ver con los demonios.

Al llegar, mandó un mensaje de texto a Raisa y a los segundos, la chica sacó la cabeza, sonriéndole.

──── Entra, todos están en sus habitaciones ──── le indicó.

Sahily rodeó la casa, observando su alrededor. Sacó sus alas, impulsándose para llegar a la ventana del ático y así entrar.

La habitación de Raisa era lo suficiente grande, uno de los mejores lugares en toda esa casa. Sahily se sentó en un sillón, cruzando sus piernas.

──── Mis hermanos tienen una misión ──── informó, suspirando ──── Zadkiel y Nirelle se fueron con ellos. Ava está con su novio humano, en citas y me siento sola.

Raisa rio ante la expresión aburrida de la áurea. Se sentó a su lado, subiendo sus piernas en el sillón.

──── Gracias por tomarme en cuenta ──── dijo con diversión ──── Estaba muy preocupada de estar sola con tantos demonios a mí alrededor.

──── Estarás bien conmigo ──── confirmó la áurea, sonriendo levemente ──── Lo más cercano que estarán de ti serán sus cenizas por que los mataré con mi espada. Es súper genial ──── contó con orgullo.

Los ojos de Raisa se llenaron de emoción ──── ¿Puedo ver la espada?

La sonrisa en el rostro de la áurea se hizo más grande y asintió, feliz de enseñarle su preciada arma. Sacó la espada, alargándola para que pudiera observarla como era verdaderamente. Tan brillante que era lo que más odiaba los demonios.

──── Agárrala ──── Sahily dijo, extendiéndola.

Raisa agarró la espada con sus dos manos, sorprendiéndose del peso. Pensó que esas armas serían livianas o más fáciles de manejar, pero nunca lo difícil que sería de manejarla.

──── Es demasiada pesada ──── musitó, apoyando el filo en el suelo ──── ¿Cómo puedes cargarla?

──── El peso depende de los áureos y tendrás que estar preparada para manejarla. Está espada es mía, tiene el peso y el diseño para mi ──── explicó, agarrándola de vuelta ──── Es la mejor arma contra los demonios.

──── ¿Qué hay sobre las balas?

Sahily ladeó su rostro, pensativa ──── Podría funcionar, pero no los dejaría tan débiles como las espadas. Cada segundo cuenta en una pelea.

──── Suena escalofriante ──── Raisa confesó en voz baja, intentando encogerse en su asiento ──── Ezer me ha contado muchas cosas sobre Áureos, pero sigo pensando que es tan extraño. Una ciudad vive en el cielo y nunca lo supimos.

──── Somos sus guardianes, es mejor que no lo hagan ──── murmuró ──── Cuándo vayas a Áureos, el líder te otorgará un áureo para entrenar, se llaman adiestradores.

──── ¿Cómo los maestros?

──── Así es. Solo que ellos te enseñarán el uso de armas ──── explicó, apoyando su codo en el sofá ──── Yo soy una adiestradora, pero la mayor parte del tiempo estoy haciendo misiones como ahora.

──── ¿Podré verte cuándo esté arriba? ──── cuestionó con curiosidad.

La áurea negó ──── No pasó mucho tiempo, pero tal vez cambie eso. Tengo una razón para estar ahí.

──── ¿Zadkiel? ──── preguntó con una sonrisa ──── ¿Te quedarás por él?

──── Si, es tiempo de dejar las misiones ──── confesó, finalmente pudo decirlo en voz alta ──── Los áureos de Monte Fosco necesitan nuevas oportunidades y quiero ayudarlos.

──── Tal vez podría ayudarte ──── Raisa se ofreció ──── Supongo que ellos serán los primeros en aceptarme. También provengo de un demonio, ¿no?

──── Todos te aceptarán, eres una áurea así que no te preocupes ──── la consoló Sahily, sonriéndole ──── Será una nueva experiencia para ti y estoy segura que aprenderás rápidamente.

──── ¿Puedes contarme más acerca de tu don?

Sahily asintió, agradándole la curiosidad de Raisa, tan semejante a los niños cuándo empezaban a descubrir el mundo. Hablaron todo el día sobre Áureos, las misiones que se les otorgaba y como su tío, el líder justo, decidió que su familia fuera la primera defensa, dejando que el pueblo viviera con tranquilidad.

──── Mira la hora que es ──── murmuró Raisa, levantándose del suelo, justo donde se sentó para estirar las piernas ──── ¿Te quedarás a dormir?

Sahily dirigió su mirada al reloj, notando cómo eran las 11 de la noche y negó, sacando su celular para notar que Ava no había respondido ni uno de sus mensajes.

──── No traje ropa, regresaré por la mañana ──── dijo, levantándose del cómodo sofá ──── Si sientes algo malo, llámame.

La chica asintió, sintiéndose tranquila de tenerla cerca. Entre todos los áureos, ella era la que le mostraba más confianza, incluso en ese tiempo.

Sahily saltó por la ventana, cayendo con gracia sobre sus pies. Dio una sonrisa por la expresión de Raisa, asombrada de que lo hubiera logrado.

──── ¿Cuándo podré hacer eso? ──── cuestionó, apoyándose en la ventana.

──── Muy pronto, solo debes de entrenar, un poco ──── le prometió.

La áurea se despidió una vez y arregló su chaqueta, saliendo a la desolada calle. Perdió su sonrisa al notar que estaba completamente sola y Ava seguía sin responderle.

Eso no le causaba nada de felicidad.

Si Ava rompía parte de su trato, ya no podría salir con ese humano y aunque sabía que le dolería ver a su amiga, tenía que recordarle que no pertenecía a ese mundo.



Despertar sin un ruido a su alrededor fue muy extraño para Sahily. Las cortinas oscuras escondían el sol así que apenas podía ver su alrededor sin tener que forzar su mirada.

Se sentó en la orilla de la cama, estirando sus brazos. Otra vez tendría que ir a hacer su papel de niñera antes que sucediera algo malo.

Se dio un baño, quitando todo el estrés y la molestia de esa misión, ahora necesitaba enfocarse y dejar de lado todos esos problemas. Se vistió con vestido de tirantes gruesos de color verde junto un par de botas oscuras.

Agarró todo su cabello en un moño, arreglando su flequillo y practico cambiar su expresión aburrida. No quería que Raisa se sintiera incómoda con ella o se aleje ahora que sabe la verdad.

Bajó a la cocina, necesitando comer. Una sonrisa se deslizó por sus labios al encontrar la comida preparada con una nota. Supo que Zadkiel se lo dejó, solo él podía cocinar y debía de confesar que su corazón latió más fuerza con ese detalle.

Tomó la bandeja, calentándola en el microondas. Agarró un vaso, sirviéndose un poco de jugo de frutas. Soltó un suspiro con la incomodidad que sentía, no podía creer que extrañaba a sus hermanos aun cuando estaba enojada.

El sonido de la puerta abriéndose captó su atención. Sacó el plato del microondas antes de salir, se apoyó en la pared, observando a las dos figuras que estaban entrando.

──── Espero que hayas pasado una buena noche ──── Sahily habló, asustándolos.

Ava se detuvo, moviendo sus manos con nervios ──── Buenos días, no pensé que estarías despierta tan temprano.

──── De hecho, me levanté tarde ──── confesó, ladeando su rostro ──── Son las 7:30 de la mañana.

──── Lo lamento, nos entretuvimos con...──── Goel intentó excusarlos, pero con la mirada de las dos áureas se calló.

──── El resto se fue ──── Sahily le informó, cruzando sus brazos ──── Mis padres los llamaron por un asunto así que deberías de descansar y quedarte conmigo está noche, tal como lo prometiste.

Ava asintió, comprendiendo sus palabras ──── Claro, solo... me despediré de Goel ──── murmuró con inquietud.

Sahily no dijo nada más, en cambio, fue a la cocina para comer. Disfruto de la comida que Zadkiel le dejó, incluso un pequeño aperitivo de frutas.

La áurea agarró sus cosas, avisándole a Ava que volvería en unas horas para su cambio. Caminar a casa de Raisa se volvió parte de rutina así que no se sorprendió cuando llegó más rápido de lo normal.

Todo estaba calmado, probablemente por ser fin de semana. Agarró una silla que supuso que la familia dejó y sacó el libro, volviendo a la hoja donde estaba marcada,

──── ¡Oh, maldición!

Los ojos grisáceos se levantaron, sorprendida de la maldición de la chica. Raisa respiro profundamente, intentando calmar su acelerado corazón.

──── ¿Qué? ──── se quejó la áurea.

──── Podrías avisarme la próxima vez ──── pidió, caminando de un lado a otro ──── Me asustaste.

──── Estoy aquí ──── dijo Sahily, levantando su mano en un simple saludo ──── ¿Eso sirve?

──── Por supuesto, pero avísame antes de que estés aquí ──── explicó, señalando su casa. Sus cejas se fruncieron, observando lo cómoda que estaba la áurea ──── ¿Dónde encontraste esa silla?

──── ¿Está? ──── señaló, encogiéndose de hombros ──── Estaba aquí, solo la tome prestada por unos minutos.

Raisa solo bufo, agitando su cabeza ──── Voy a salir con Lexie, ¿quieres venir?

La áurea se levantó, guardando el libro en su pequeño bolso. Observó el oscurecido cielo, preguntándose a qué hora los demonios atacarían, los había sentido alrededor,

──── Dame cinco minutos

──── ¿Por qué? ──── preguntó la chica.

Sahily no tuvo que responder cuando la agarró del brazo, posicionándola detrás de ella. Un cuchillo pasó a centímetros del rostro de Sahily, justo donde la humana estaba.

──── ¡Ziz! ──── llamó. El gran ave apareció, soltando su suave canto ──── Búscalos.

──── ¿Qué acaba de suceder? ──── masculló la humana, expandiendo sus ojos de sorpresa ──── ¿Me iban... a matar?

──── Asustarte ──── respondió la áurea ──── ¿Puedes quedarte cinco minutos aquí? Iré a devolverles el favor.

Raisa agarró la mano de Sahily antes que se moviera ──── ¿Sola?

──── No, no ──── negó, sintiendo como los nervios de Raisa se transmitían a ella ──── Mandaré a Ziz. Te cuidara si aparece un demonio, pero quédate aquí ──── ordenó duramente.

Sahily no perdió tiempo, rastreando el lugar donde Ziz salió volando. Encontró al ave en un callejón donde los demonios desaparecieron tras las sombras.

Como siempre; unos cobardes cuándo notaban con quién se enfrentarían Alzó su brazo, dejando que el ave se posara. Acarició suavemente su pelaje agradeciéndole por estar ahí.

Ziz siempre había sido su mayor arma y hasta el momento, no había demostrado lo destructora que podía ser.

──── Ve con Raisa, llegaré en unos minutos ──── pidió.

La áurea se quedó en ese callejón, intentando encontrar algún demonio. Movió la basura, incluso los grandes barriles sin éxito alguno.

Los demonios estaban examinando su terreno y asustaron a Raisa, lo suficiente para que la humana retrocediera y escondiera sus alas.

En esa ocasión, fueron solo un gran estorbo.




yo solo quiero decir que en estos episodios se corrobora lo que todos pensamos. Votos y comentarios me harán feliz 



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