thirty two ──── wounded angel

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─────────── CHAPTER THIRTY TWO,

WOUNDED ANGEL  ───────────



Ithiel no perdió tiempo en atacarlo, intentando herirlo sin éxito. El demonio se movió, golpeándolo justamente en su rostro con una gran sonrisa en su rostro, estaba divirtiéndose de la situación.

Zadkiel fue detrás de Ithiel, balanceando su espada. Golpeó la parte trasera del demonio con la empuñadora, haciéndolo retroceder.

El demonio se lanzó a Zadkiel, intentando golpearlo aun cuándo sabía que estaba en desventaja. El áureo se movió, bloqueando cada uno de los golpes.

Lanzó un puñetazo al rostro del demonio, seguido de una patada que lo tiró a varios metros. Zadkiel alzó su espada, listo para acabar con todo, pero Ragos tenía otra idea.

Pateó las piernas del áureo, desconcentrándolo y se levantó, conectando su rodilla con el rostro de Zadkiel. Fue directo a Ithiel para hacer lo mismo, derribándolo contra un árbol. Esos áureos iban a pelear lo suficiente y no quería gastar la poca energía.

Apenas pudo detener el filo de la espada, enterrándola en su mano. Zadkiel rio, sacándola e intentando volver a herirlo. El demonio era rápido, utilizando su don para mantener adormecida a Nirelle.

──── Vamos, te daré un buen lugar en el infierno ──── Ragos dijo, dejando distancia entre los dos ──── Tu padre estará muy orgulloso.

Los ojos de Zadkiel se oscurecieron con la mención de ese demonio que mató a su madre.

──── ¿Sí? ──── preguntó, arqueando sus cejas ──── Lo bueno es que no me importa su aprobación.

──── Inténtalo decir con más firmeza la próxima vez.

El demonio se lanzó a Zadkiel, tecleándolo en el suelo. Golpeó repetidas veces en su rostro hasta sentir como una espada se incrustó en su abdomen.

──── Eso es lo más firme que puedo ser ──── murmuró el áureo.

Ragos se levantó, tambaleando unos pasos cuándo una segunda espada se enterró, directo a su pecho. Ezer salió del bosque, respirando agitadamente.

──── Maldición ──── masculló el demonio ──── Pensé que te había acabado.

Ezer rio sin gracia ──── No, será muy difícil que puedas hacerme perder utilizando el amor.

El áureo sacó su espada, viendo como el demonio cayó sobre sus rodillas, escupiendo sangre oscura de sus labios.

──── Oh, ustedes han sido los mejores. Nunca había sentido tanto amor y odio a humanos, áureos e incluso demonios, todos tan exquisitos ──── murmuró, cerrando sus ojos ──── Salúdame a Sahily, ¿sí? Dile que abajo la estamos esperando.

Zadkiel apretó sus labios, disgustándole como ese demonio se atrevió a nombrar a su áurea. El cuerpo de Ragos explotó, dejando como evidencia las cenizas en el suelo.

El silencio se instaló en el bosque, solo oyéndose las respiraciones profundas. Nirelle finalmente salió de su abrumadora niebla, recordando todo lo que dijo.

──── Lo lamento ──── murmuró, sentándose en el suelo ──── No sabía que... era tan débil.

Ezer negó, levantando su mano para detenerla. No podía pensar con claridad y en ese momento estaba molesto con la áurea, dejó que un demonio se metiera en su cabeza y expuso a su equipo.

──── Buen trabajo, Zadkiel ──── le dijo, dándole un asentimiento ──── Encontré varios áureos atados. Vamos, no queremos quedarnos otro día más.

El áureo asintió, persiguiendo a Ezer mientras Nirelle solo bajó su mirada, a un lado de Ithiel que seguía limpiando el polvo de su armadura.

──── ¡Zadkiel! ──── Ithiel llamó, deteniéndolo ──── Yo... sé que oíste lo que dijo Nirelle ──── murmuró, apartándose de su hermano mayor.

──── Por supuesto que lo oí ──── confirmó, alzando una ceja ──── No fue muy silenciosa en exponerlos.

──── Quiero una pedirte una cosa. No le digas a Sahily, yo quiero hacerlo en el momento indicado ──── pidió, bajando su mirada al brazalete de su brazo ──── Solo... solo necesito más tiempo.

──── ¿Sabes, Ithiel? Estoy conteniéndome de no golpearte ──── siseó Zadkiel, dejando que el enojo saliera de su cuerpo ──── Tu hermana pasa todo el tiempo con miedo de enamorarse, perdiendo oportunidades de conocer a áureos o casarse.

Ithiel frunció sus cejas, alzando en su altura ──── Ella puede hacerlo, no se lo estoy impidiendo.

──── ¡Claro que lo haces! Siempre estás llamándola con tus estúpidas razones y llevándola a misiones que no desea. ¿Alguna vez le has preguntando antes de anotarla? ──── cuestionó, acercándose amenazadoramente ──── No lo haces porque no sabes que ella prefiere ser adiestradora y una guía antes de ir a misiones.

──── ¡Cierra la boca! ──── masculló Ithiel, apretando sus puños ──── ¡Tú no la conoces!

Zadkiel bufó, cruzándose de brazos ──── Si lo hago, estoy tan enamorado de Sahily que escucho cada una de sus quejas y la comprendo más que su gemelo ──── confirmó, ladeando su rostro ──── Ahora, este será el trato. No vas a interferir en mi relación con Sahily si no quieres que sepa que estás saliendo con Nirelle.

──── Eso es chantaje ──── replicó Ithiel, sintiendo como su cuerpo se tensó con esa confesión.

Zadkiel apretó sus labios, pensativo ──── No, no lo creo. Es un intercambio amistoso ──── negó, sonriendo ──── Sahily estará muy feliz conmigo, probablemente más de lo que ha estado contigo.

El áureo dio unos pasos atrás antes de girarse por completo. Ithiel necesitaba un poco de su propia esencia, aprender a que no todo iría a su favor.

──── ¿Ella te corresponde? ──── Ithiel cuestionó, aún parado ──── ¿Sahily te ama como tú lo haces?

Zadkiel se volteó, cruzándose de brazos ──── Lo hace, solo que tú eres la razón para que no pueda abrirse ──── dijo, apretando sus manos en puños ──── Lo que realmente quiero saber es porque sigues ocultando a Nirelle.

──── Tengo una razón para hacerlo ──── musitó en voz baja.

──── No, no lo tienes. Yo si tengo una razón, soy un mestizo y amo demasiado a Sahily para respetar su estatus en Áureos y que nadie la vea mal porque está saliendo con un oscuro, en cambio tú, no tienes nada que tener

──── Puedo ser un áureo, pero cargo con una profecía ──── Ithiel replicó, queriendo que vea su punto ──── ¡Si dejo a mi hermana a un lado podría morir!

Zadkiel rio, sin poder creer en lo que acababa de decir. Las mismas palabras que Sahily, tan equivocadas.

──── No es así. No es necesario querer a una persona y dejar a tu hermana ──── le explicó, negando con su cabeza ──── Mira a Nirelle, ella también merece su respeto.

──── Y se la doy ──── confirmó en áureo, frunciendo sus cejas.

──── ¿Seguro? ──── insistió, observándolo directo a sus ojos ──── Si se sintiera de ese modo, ella no se hubiera dejado manipular por un demonio.

Zadkiel volvió a girarse, caminando con rapidez directo a Ezer. Podía sentir el enojo circulando por su cuerpo, como una bomba a punto de explotar.

Hay áureos que tenían la oportunidad para mostrarse, salir con lo que más amaban y hay otros, como él, que siempre se escondían, esperando que le ofrecieran esa oportunidad.

No quería dejar a Sahily una vez que volvieran a Áureos. No podía perder lo que siempre quiso.



La segunda noche fue la más agotadora para Sahily. Sin haber encontrado a Ava y sin tener a otro áureo cerca, le tocó hacer vigilancia todo el día además que la preocupación no la calmaba.

Ava no respondía ninguna de sus llamadas por lo que tuvo que recurrir a su plan B.

Entró a casa de Goel sin permiso de ningún familiar y amenazó al chico, diciéndole que le dijera a Ava que regresara a su hogar, donde pertenecía o quemaría toda esa casa, sin importarle quién estuviera dentro.

Por supuesto que eso no era cierto. Jamás haría daños a un humano que no lo mereciera, pero Goel no lo sabía y Ava podía tener sus dudas sobre si lo haría o no.

Todavía pudo recordar la expresión asustada del chico, rogándole con su mirada que no le hiciera nada, aunque su boca no dijo ni una palabra.

Sahily comenzó a caminar alrededor de la casa de la chica en un intento de eliminar el sueño. Su cabeza estaba pesada y cada cinco segundos bostezaba, mostrándolo lo poco que había dormido.

La puerta de enfrente se abrió, revelando a Raisa con una taza de café. La chica se lo entregó, dándole una suave sonrisa.

──── ¿Has tenido contacto con Ava?

Sahily negó, tomando un trago de café ──── No, no responde. Tampoco he podido hablar con mis hermanos o Zadkiel, aunque prefiero que sea de ese modo ──── musitó.

──── ¿Crees que estén bien? ──── cuestionó Raisa, preocupada por la desaparición de todos los áureos.

──── Están bien. Si algo le sucede a Ithiel, me daré cuenta ──── informó, soplando el humo de la taza ──── Estamos conectados, sentiría su dolor si le hacen daño.

──── Cierto, conectados por ser gemelos y todo eso ──── musitó Raisa, riendo ──── Debe ser muy extraño.

──── Lo es, pero ya podemos controlarlo. De pequeños podíamos sentir absolutamente todo, incluso el mínimo golpe ──── contó, recordando todos esos momentos donde no podía estar tranquila ──── Incluso una vez pudimos meternos en las mentes, pero fue agotador.

──── Suena interesante ──── dijo la chica, maravillada por las cosas que los gemelos podían hacer ──── ¿Quieres entrar?

Sahily negó, devolviéndole la taza vacía ──── No, volveré dentro de una hora. Tengo que darme un baño y comer, tengo que mantener mi imagen ──── bromeó la áurea.

Raisa rio, cruzándose de brazos ──── No hay modo en que la arruines ──── musitó con una sonrisa en sus labios.

──── Llámame si necesitas algo ──── mencionó.

Sahily se despidió una vez más, caminando por la acera que apenas estaba saliendo el sol. Nunca creyó que sería difícil estar en esa situación sola, ahora definitivamente cambio su forma de pensar.

Una corriente de aire frío hizo que se detuviera, mirando por encima de su hombro a lo que estuviera cerca. Nunca se acobarda ante los demonios, pero en ese momento, debía de tener cuidado por la humana.

Sus pies se movieron por instinto, regresando a la casa de Raisa. Un hombre estaba afuera, observando la puerta y Sahily supo que se trataba de un demonio.

Sacó un cuchillo, lanzándolo con precisión al pecho del hombre, sorprendiéndolo hasta que su expresión cambio a una sonrisa.

La áurea supo que no estaba sola cuándo las sombras se movieron a su alrededor, creando varias figuras de hombres, unos cinco que la estaban esperando.

──── ¿Deberíamos de buscar un lugar más privado? ──── preguntó uno de los demonios, sacando una larga espada.

──── Finalmente un demonio que hace uso de su cerebro ──── Sahily comentó, ladeando su cabeza ──── ¿Te parece el bosque? Así sus cenizas no serán una molestia.

──── O simplemente no quieres que la criatura vea lo absurda que eres ──── bromeó uno de los demonios ──── Te vemos ahí, pequeño ángel.

Los demonios desaparecieron entre las sombras mientras Sahily corrió directo al bosque, esquivando a las personas que estaban saliendo. No tuvo necesidad de avisarle a Raisa, no la tocarían porque habían visto que estaba sola.

La áurea tiró varios cuchillos a los demonios que la estaban esperando mientras blandió su espada a otro. Dejó que sus alas salieran, utilizándola como escudo cuándo la quisieron atacar por detrás.

El canto de Ziz se hizo presente, atacando a los demonios que estaban acorralándola. Sahily dirigió su espada varias veces a los demonios, moviéndose ágilmente por todo el espacio antes que la hieran.

Podía sentir como la adrenalina corría por su cuerpo, dando volteretas y saltos para evitar que el filo de las espadas de los demonios la tocara.

No volvería a pasar por ese dolor.

El codo de la áurea impactó contra el rostro de uno de los demonios, dándole tiempo para enterrar su espada en el pecho. Con un giro rápido, hizo que el filo se enterrara en otro demonio, evaporándolo con rapidez.

Solo faltaban tres y estaría tranquila.

Ziz siguió arañando al resto de los hombres, a otros los tiraba varios metros atrás o los mordía, lo suficiente para quemarlos.

Sus piernas se movieron velozmente por todo el campo, cayó sobre sus rodillas al escapar de los cuchillos que uno de los hombres lanzó y tomó la oportunidad para devolvérselo, demostrando lo buena que era su puntería cuándo dio justo a su pecho.

Con sus alas, golpeó al demonio que intentó escapar, sintiendo la adrenalina para acabar con todos. Querían huir como los cobardes que eran, pero no lo dejaría. Golpeó varias veces al demonio, balanceando la espalda para detener el filo del segundo hombre que aún seguía ahí.

──── ¡Maldición, muere, áurea! ──── gritó uno de los demonios, lanzándose.

Sahily apenas pudo moverse, chocando contra el otro que le propinó un golpe a su rostro. Su cabello rubio se balanceó hacia atrás y sus ojos grisáceos se llenaron de enojo.

Esos demonios la golpearon, su peor error.

Sacó un cuchillo de su pierna, pasando el filo por la garganta del demonio. Dio una voltereta hacia atrás, escapando del hombre que quiso tomarla por sorpresa.

Agarró su espada, tirándola al pecho del demonio que estaba intentando parar la sangre oscura de su garganta. Solo quedaba uno y ahora sí sería justo.

──── Es tu turno ──── musitó la áurea, arreglando su cabello ──── Hazlo sencillo, así no dolerá.

Los ojos oscuros del demonio titubearon, preguntándose a sí mismo si debería de hacerlo. Esa áurea había matado cuatro de ellos y no quería ser su próxima víctima.

Sahily se dio cuenta de sus intenciones y salió volando al mismo tiempo que el demonio. Ambos chocaron, creando una ola de aire que los aventó directo al suelo, esparciendo la tierra por todos lados.

La espalda de la áurea se resintió por el golpe, creó un gran hueco y varios árboles fueron derribados. Se levantó rápidamente al notar al demonio, volando para no dejarlo escapar. Llegó por detrás, tirándolo a la calle y bajó, teniendo la espada entre sus manos.

El hombre se movió, apenas unos centímetros lo salvaron de haber vuelto al infierno. Sahily reconoció que estaba en la calle de su casa, iba a poder encerrarlo para que los humanos no salieran heridos.

──── ¿Ya te divertiste lo suficiente? ──── preguntó la áurea.

Sahily no perdió la oportunidad. Golpeó al hombre, llevándolo hacia atrás. El hombre quiso evitarlo, pero la áurea era rápida, dando patadas y sus puños que daban en su rostro y cuerpo.

Al notar que estaba cerca, lo empujó directo a la puerta de la casa, derribándolo. Tendría que darle una excusa a Ezer por la cual tuvo que partir la puerta en dos.

Sahily se levantó, notando que la espada salió disparada al otro extremo de la cocina. El hombre sonrió, cerrando sus manos en puños.

──── ¿Segura que podrás aguantar una pelea?

La áurea sonrió ──── Por supuesto, ¿tú lo harás?

Sahily no perdió el tiempo, lanzando una patada al rostro del demonio, seguido de un puñetazo. El hombre dio varios pasos atrás, subiendo sus brazos para recibir los golpes.

El demonio agarró un jarrón, tirándoselo a la áurea y tomó ventaja, tecleándola directo al sillón. Ambos cayeron de espalda, reponiéndose a los segundos para seguir con la pelea.

Los dos seguían moviéndose, golpeándose donde más pudieran e incluso ocupando el alrededor. Sahily ya estaba cansada de seguir en lo mismo así que se impulsó, agarrándose del sofá para tirarse encima del hombre.

Puso su pierna en el cuello del demonio, presionándolo para tenerlo indefensa. La sangre salió de su nariz, manchando todo su alrededor de oscuridad.

──── ¿Quién te envió? ──── ella cuestionó, subiendo una ceja ──── ¿Algún demonio mayor?

El hombre rio, divertido por lo errónea que estaba. No respondió, en cambio, agarró la pierna de la áurea, aventándola directo a la pared.

Sahily pudo sentir el dolor correr por toda su espalda, necesitando segundos para recomponerse cuándo sintió el filo de la espada traspasar su abdomen.

La sorpresa apareció en su mirada, viendo su sangre dorada salir y supo que Ithiel lo sintió, casi oyendo su nombre como un eco dentro de su mente.

Las manos de la áurea temblaban ante el calor que se instaló en su cuerpo y cómo el dolor incrementaba, pero aun así tomó el valor para sacar la espada y lanzarla directo al hombre, dando en su pecho.

Sahily camino al demonio, apenas pudiendo moverse por la herida.

──── ¿Quién te envió? ──── preguntó la áurea, apretando la espada.

El hombre rio, dejándose caer sobre sus rodillas ──── No sabe a lo que se enfrentan. Tu líder tiene muchos secretos.

──── ¿Cómo cuáles?

──── Cuidar de la criatura no está en su prioridad sino utilizarla porque saben que se aproxima el fin de Áureos ──── canturreó, manteniendo una sonrisa en su rostro ──── Tú también caerás.

Ella apretó sus labios, disgustándole como ese demonio hablaba sobre Áureos. Sacó la espada, incrustándola una segunda vez en su pecho, esperando que sintiera el mismo dolor.

──── No sabes nada sobre el líder y menos de la criatura ──── masculló la áurea, apretando sus dientes ──── La cuidaremos.

──── Solo te diré una cosa más, dulce Sahily ──── dijo el hombre, lamiendo sus labios resecos ──── Matarán a cualquiera que ofrezca protección a la criatura y si tú sigues ahí, también lo harán o algo mucho peor.

La áurea no apartó su mirada, queriendo descubrir algo más, pero sus palabras fueron sinceras, una lástima para un demonio que contenía demasiada información para su beneficios.

El cuerpo del hombre se convirtió en cenizas, dejando que el sonido de la espada fuera lo único que se oyó en esa sala destruida. Sahily bajó la mirada a su abdomen que seguía chorreando sangre.

Sus piernas se sintieron repentinamente débiles, haciendo que cayera al suelo. Apenas podía sentir su cuerpo y estaba segura que Ithiel podía sentirla, sufriendo lo mismo si no rompió la conexión entre ellos dos.

Con la poca fuerza que tenía, Sahily sacó el celular de su falda, la pantalla tan rota que apenas pudo llegar al contacto de Raisa y llamarla.

──── ¿Diga? ──── habló la chica.

La áurea pasó su lengua por encima de sus labios, sintiéndolos tan resecos para moverse.

──── Necesito ayuda ──── murmuró, esforzándose para mantener sus ojos abiertos ──── Trae un botiquín de primeros auxilios y agujas para coser piel.

El celular se deslizó de sus dedos, dejando la llamada. Su respiración empezó a volverse más lenta al igual que su mirada estaba oscureciendo. Dejó que un demonio la hiriera, el peor error de su vida estando tan sola.

Ava no aparecía y tuvo que recurrir a la única humana que conocía. Definitivamente sería mejor que no muriera porque en ese momento, no sentía la paz que ofrecía a todas las almas.



El grito de Raisa hizo que Sahily volviera, despertándose del mal sueño que tuvo o probablemente su cuerpo decidió derrotarse por el dolor por unos minutos.

──── ¿Qué pasó? ──── cuestionó la chica, quitando los vidrios lejos de Sahily ──── ¿Quién te hizo?

──── ¿Creerías si te dijera que quisieron robarme? ──── bromeó la áurea, queriendo eliminar la tensión.

Raisa solo frunció sus cejas, sin gustarle la respuesta. No pudo pensar en lo que tuvo que pasar para que aquella casa quedará tan destruida y encontrar a Sahily en el suelo, en un charco de una sustancia desconocida, solo le dio la respuesta que fue lo peor.

──── No es tiempo para bromas ──── murmuró con dureza, sentándose a su lado.

Sahily bufó, poniendo su mano encima de su abdomen ──── Me encontré a varios demonios, todos muertos, pero me dejaron un pequeño regalo ──── susurró.

──── ¿Demonios? ──── repitió, recordando lo cerca que estuvieron en su casa.

──── Si, esas mismas criaturas que solo empeoran mi mal humor ──── dijo, cerrando sus ojos ──── Raisa, tienes que ayudarme a sanar antes que mis hermanos vuelvan. Ithiel lo sintió así que no deben estar tan lejos.

La chica bajo su mirada, negando ──── No sé qué hacer. Voy a llamar una ambulancia o a Ava...

──── No harás eso ──── la cortó Sahily, deteniendo su hilo de pensamiento ──── Los humanos no sabrán por qué mi sangre es dorada y si Ava no responde, será tomado como traición así que tienes que coser la herida, ahora mismo.

──── Te dolerá ──── susurró Raisa, apenas conteniendo el temblor de sus manos ──── No traje anestesia.

──── No la necesito. Sanaré en unas horas ──── contradijo, terminando de romper la tela ──── No importa como quede. Después la quitarás y mi piel se sanará.

Raisa asintió, revisando el botiquín que trajo con ella mientras Sahily trataba de no dejarse llevar por el dolor. Su sangre se detuvo, una buena señal, pero la debilidad de su cuerpo la asustaba, aunque trataba de no mostrarlo.

──── Ya lo tengo ──── susurró la chica, observando la gran herida ──── Dime si quieres que me detenga.

La áurea solo asintió, respirando profundamente. El contacto de la aguja con su piel fue la peor parte, sintiendo como su cuerpo se retorcía y las lágrimas que trató de retener bajaban por sus mejillas.

──── Vas bien ──── ella le dijo, queriendo enfocarse en la humana.

Raisa solo asintió, pasando la aguja tan rápido que el hilo quedó irregular. Pudo crear un nudo, lo suficiente fuerte para asegurarse que no se rompería.

──── Termine ──── informó, viendo la sangre extraña en sus dedos ──── ¿Puedes levantarte?

Sahily negó, manteniendo su mirada en el techo. Su piel estaba demasiado blanca, haciendo que sus ojos grises se vieran más claros. Un grito salió de los labios de la chica cuando las alas de la áurea salieron, sin poder retenerlas.

La mirada curiosa de la humana pasó por esas alas, tan doradas y brillantes que no pudo creer que fueran reales hasta que pasó sus dedos por el plumaje suave.

──── Sahily ──── la llamó, haciendo que se enfocara en ella ──── Improvisaré una cama, trata de no moverte.

Raisa corrió al segundo piso, tomando las almohadas y sábanas disponibles, sin entretenerse en lo arreglado que estaban todas las habitaciones. Bajo, trotando hasta llegar a la áurea que apenas podía mantenerse consciente.

Poco a poco, Sahily iba dejándose llevar por esa oscuridad.




no soy tan mala para matar a nuestra áurea pero nadie sobre que la hieran *risa malvada*

lean y comenten, me encantaría saber lo que piensan sobre esta historia 




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