twenty eight ──── she knows

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─────────── CHAPTER TWENTY EIGHT,

SHE KNOWS  ───────────



Toda la sala se quedó en silencio, asombrados por lo que dijo. Nirelle estaba tan enojada que no se dio cuenta de su equivocación hasta el momento en que Sahily cambió su expresión, una llena de dolor.

Zadkiel fue el primero en reaccionar, tomando la mano de la áurea al verla tan frágil. En un instante, la mirada grisácea se llenó de molestia.

──── Tienes razón, por lo menos tu hermano supo cuándo tomar una orden ──── siseó, apretando sus dientes.

Sahily se movió, necesitando salir de esa insoportable situación.

──── ¡Él te adoraba! ──── Nirelle chilló, sin poder contener lo que tanto quiso decirle por años ──── Siempre decía que se sentía protegido a tu lado y lo dejaste morir.

──── ¡Eso no es cierto! ──── gritó Sahily, sintiendo sus manos temblorosas ──── ¿Estás aquí para vengarte o algo parecido? Por qué deberías de agradecer que puedas volver a tu hogar cada noche y cenar con tu familia en vez de ir a un funeral porque uno de tus primos murió, tratando de salvar al pueblo que es egoísta y no acepta sus privilegios.

──── ¿Alguna vez me aceptarás en tu grupo? ──── Nirelle cuestionó, frunciendo sus cejas ──── ¿Dejarás de sabotear mis misiones?

──── No hago absolutamente nada ──── confesó la áurea ──── Los adiestradores solo piden mi opinión, un simple voto que no cambia nada porque ellos siempre votan que no.

Sahily camino hacia la escalera, dejando a los áureos atrás. Nirelle observó a Ezer, suavizando su mirada para que notara lo mucho que quería estar ahí.

──── No lo hagas, tienes que apoyarme ──── le susurró, sintiendo sus piernas débiles ──── Sabes lo difícil que es obtener una misión cuándo provienes del pueblo.

──── Lo entiendo, pero deberías de ganarte a los áureos que pueden decidir tu destino ──── él comentó, perdiendo toda emoción de su rostro ──── Ella no es la única que vota, hay muchos y fue injusto lo que acabas de hacer. Zadkiel, ¿podrías ver cómo está?

El áureo asintió, subiendo los escalones con rapidez. Abrió la puerta, sin importar que no tocó y revisó a su alrededor, esperando encontrarla.

──── ¿Sahily? ──── llamó.

Un suspiro salió de su boca al encontrarla sentada en el suelo junto a su cama. Él la imito, cruzando sus piernas.

──── Yo no quise que muriera ──── ella murmuró ──── Lo intente, pero no pude. Apenas... era solo una estudiante.

──── Lo sé ──── dijo Zadkiel, envolviéndola entre sus brazos. Beso a un lado de su cabeza, dejando que liberara toda esa molestia ──── ¿Le dijiste lo que verdaderamente sucedió?

──── Solo lo sabe el líder. Nadie entendería que traté de salvar a dos niños, ellos sólo verán como rescate a una pequeña del Monte Fosco y deje que muriera uno perteneciente al pueblo. Pensaran que los traicioné.

──── No lo hiciste ──── negó, hundiendo su rostro en el hombro de Sahily ──── Tú no dañarías a ningún niño.

──── No pensaran lo mismo ──── negó.

Zadkiel dejó que el silencio se extendiera, sosteniéndola por el tiempo necesario. Acarició sus brazos, recordándole que estaba ahí y aunque el resto no piense igual, su áurea salvo sin importar de dónde provengan.

Ese día fue el peor de su vida, apenas pudo salir con vida si no hubiera sido por esos dos niños que la ayudaron y a cambio, ella tuvo que llorar por uno de esos pequeños.

El toque en la puerta interrumpió sus pensamientos, viendo a Ava entrar a la habitación con cuidado.

──── Puedo volver más tarde ──── dijo la áurea.

Zadkiel negó, levantándose junto a Sahily ──── Pueden quedarse. Iré a preparar la cena ──── dijo, soltando a la áurea.

Ava se acostó junto a Sahily en la cama, observando el techo en silencio. Había pasado tanto tiempo que no hacían eso que olvido lo bien que se sentía.

──── Sigo sin creer que elegiste a Zadkiel entre tantos áureos, aunque es exactamente lo que necesitas ──── Ava habló, sonriendo ──── Se complementan tan bien.

──── Lo sé, pero no será posible cuando regresemos a Áureos. No quiero herirlo, pero es difícil estar lejos de él.

──── Va a entenderlo, pero no te dejará ir tan fácil ──── musitó la áurea, girándose para verla ──── Él... también te necesita.

Sahily cerró sus ojos, sintiendo como su pecho se apretó, deseando que ese momento nunca llegará. Alejó todos esos pensamientos y se giró, enfrentando a su amiga.

──── ¿Cómo va tu relación con el humano?

Los ojos oscuros de la áurea se suavizaron, sonriendo ──── Bien, él es tan atento que... sigo sin creer que sea humano. Lamento habértelo ocultado, sabía que estaba en lo incorrecto, pero se siente tan bien que no pude evitarlo.

──── Lo sé ──── murmuró, apoyando su cabeza sobre su brazo ──── Sé cómo te sientes. Solo... no quiero que termines herida.

──── Trataré de no hacerlo ──── susurró ──── Nunca pensé que encontraría a alguien en este mundo, en esta misión. Voy a dejarlo y sé que eso dolerá, pero será para un bien.

──── Mantendrás al mundo lejos de la oscuridad, creo que eso será más que suficiente para demostrarle cuánto lo quieres.

Ava tuvo que morder su labio, callando esa voz que le decía que no solo lo quería, amaba a ese humano que haría lo que sea por él, incluso olvidarse de dónde proviene.

──── ¿Por qué tiene que ser de ese modo? ──── preguntó en voz baja, sintiendo el nudo en su garganta ──── ¿Por qué los humanos y los ángeles no pueden relacionarse?

──── Lamentablemente fue una decisión que no pudimos tomar, pero sabes el por qué. Somos seres diferentes con destinos distintos, nosotros los cuidamos hasta el día en que sean llamados ──── dijo, entrelazando sus dedos con los de Ava ──── Vas a estar bien, dolerá al principio, pero podrás recuperarte.



La noche fue más callada que lo esperado, los áureos estaban separados y aunque fuera imposible, los gemelos no se dirigieron la palabra, ni siquiera una solo mirada de arrepentimiento.

Sahily decidió sentarse en la entrada de su casa, recostándose en la pared para observar el cielo estrellado. Si los humanos supieran que ellos siempre estaban vigilando, esperando por sus almas, tendrían miedo o curiosidad por saber cómo eran.

Ezer fue el encargado de cuidar a Raisa, necesitando escapar de esa angustiante incomodidad que él creó por su decisión. Ava también decidió salir con el humano, aunque Sahily fue la que ayudó para que evitaran hacer preguntas.

La áurea escondió sus piernas bajó la sábana, queriendo calentarse un poco de ese frío abrazador.

──── ¿Quieres un poco de café?

La voz de Zadkiel la sacó de su ensoñación. Ella asintió, dejándole un lugar para que se sentara a su lado y compartió su sábana, extendiéndola para que pudiera cubrir a los dos.

──── ¿Estás esperando por Ava? ──── él cuestionó, mirándola.

Ella asintió, tomando un sorbo de café ──── Sí, tenía planes con el humano, algo sobre una película o algo así ──── contó, encogiéndose de hombros.

──── Sigue siendo extraño cómo eres la única que ayuda a Ava ──── dijo, apoyando su cabeza en la pared ──── Le diste permiso a un humano para estar con tu mejor amiga.

──── Solo será por un tiempo ──── se excusó, empujándolo suavemente ──── Puede disfrutar por estos días.

──── Siempre tratas de hacerla feliz, ¿no?

──── Supongo que soy culpable ──── bromeó, sonriendo.

Zadkiel rio, entrelazando sus dedos con Sahily. Su mano encajaba perfectamente con la suya que deseaba no soltarla.

──── ¿Cómo te sientes? ──── preguntó el áureo, depositando un suave beso en los nudillos de Sahily ──── Sé que el azufre afecta a los ángeles de una manera que no puedo imaginar.

──── Me siento bien, solo fue un mal... momento ──── confesó, queriendo que no se preocupara por ella ──── ¿Qué crees que esté haciendo Odette en estos momentos?

Una sonrisa apareció en los labios del áureo al nombrar su pequeña hermana. Aunque no dejaba que durmiera, la extrañaba, incluso su energía que no parecía agotarse en ningún momento.

──── Probablemente esté volando entre las nubes, buscando la estrella dorada de la historia que creaste ──── él replicó con diversión ──── Ella no descansará hasta encontrarla.

──── Se suponía que solo era un cuento para dormir ──── excusó la áurea, riendo al recordar cómo su plan fallo ──── Buscaré una estrella y se la llevaré así podrá descansar.

──── ¿Eso no sería trampa?

Ella lo miró, acercándose a su rostro ──── No lo es si no le dices cómo la conseguí.

Una carcajada ronca brotó de los labios de Zadkiel, sin creer que su áurea podía romper algunas reglas. Ella se separó, observando cómo su mirada se llenaba de una oscuridad que solo sobresalía cuándo estaba emocionado.

──── El resto de los áureos en Monte Fosco deben estar celebrando ──── siguió hablando. Pasó su lengua por su labio inferior, pensando ──── Eres el primero que obtiene una misión.

──── Vas hacerme sonrojar ──── bromeó Zadkiel, juntándose más a la áurea ──── ¿Sabías que los emocionaría más? Si saben que tú y yo estamos juntos.

Ella rodó los ojos sin perder la sonrisa ──── Estás dándole mucha importancia a nuestra relación.

Zadkiel tomó la barbilla de la áurea, haciendo que sus rostros quedarán a escasos centímetros. Esos ojos grises estaban brillando como la luna, enloqueciéndolo en su interior.

──── Tú eres así de importante ──── dijo roncamente ──── El resto, bueno, es una historia diferente.

Sahily no pudo callar su risa ante sus palabras. La sinceridad de Zadkiel siempre había sido una de las cualidades que más le gustó, no le temía a lo que el resto diría o pensaría.

──── Por lo menos podrías aparentarlo ──── ella le propuso ──── Ya tienes una presencia demasiado pesada.

──── ¿Eso crees? ──── replicó, alzando una ceja ──── Entonces creo que he logrado mi objetivo.

Sahily solo lo miró con diversión. Tomó otro trago de su café, sintiendo la calidez en su pecho y cómo todo estaba tranquilizándose.

──── Odie cuándo Nirelle te habló de esa manera ──── Zadkiel confesó después de unos minutos ──── Lo odie tanto que solo pensaba en quedarme quieto o iba hacerle daño. Sé que quieres mantener está relación en secreto, pero no sé si podré contenerme la próxima vez.

──── No habrá una próxima. Ezer tiene que hacerse responsable de sus decisiones y ser el líder que demostró en Áureos ──── contradijo la áurea, apretando sus dedos alrededor de la taza ──── Así como hizo que viniera está misión, tiene que ser duro con el resto.

──── ¿Aceptarías la misión si el líder te la hubiera propuesto? ──── cuestionó, curioso por saber los pensamientos de ella.

Sahily ladeó su rostro, pensando unos segundos ──── Me gusta lo que hago, pero si negarme es mi salida para dejar de ir a funerales todas las noches, lo haría.

──── Puedes dejarlo si lo deseas ──── él dijo, fijando su mirada en ella ──── Nadie puede decirte que hacer.

──── Es mi deber, Zadkiel. Tengo que cuidar al pueblo, pelear con los demonios que intentan destruirnos y vigilar a los humanos, esa es mi vida.

──── Suena triste si lo pones de esa manera ──── susurró, frunciendo sus cejas ──── Podrías venir conmigo. Monte Fosco también es tu hogar.

Sahily lo miró con una suave sonrisa ──── Gracias ──── le susurró.

El áureo acarició la mejilla de ella, pasando su pulgar por los suaves labios ──── ¿Puedo besarte? ──── preguntó, sintiendo como su corazón latía con fuerza.

──── ¿Desde cuándo pides permiso?

Solo necesito de esas palabras para inclinarse y juntar sus labios en un suave beso. Sintió como las manos de Sahily fueron subiendo por su pecho hasta acariciar su cuello, haciendo que un pequeño suspiro saliera de sus labios, amando esa sensación de tranquilidad que transmitía.

Sus labios empezaron a agarrar ritmo, sin importar que estuvieran expuestos. Parecían que ambos encajaban, destinados a estar juntos por tanto tiempo que Zadkiel se negaba a dejarla ir tan rápido.

El sonido de un carro parqueando hizo que los áureos se separaran, tomando un respiro. Zadkiel se quejó, la pareja de Ava los interrumpió en su mejor momento.

──── Contrólate ──── pidió Sahily al notar la oscuridad en su mirada ──── No será el único beso de la noche.

Eso mejoró su ánimo, apoyando su espalda en la pared. Goel bajo del carro, ayudando a Ava con la caja de pizza que llevaba en sus brazos.

──── Que puntual ──── canturreó el áureo, levantándose ──── Tal como te lo pedimos.

──── ¿Ezer ya vino? ──── Ava cuestionó, ignorando el intento de molestar de Zadkiel.

──── No, todavía no ha regresado ──── contestó la áurea, mirando la felicidad en el rostro de su amiga.

──── Debería de presentarme con tu primo ──── Goel habló, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta ──── Mi madre me enseñó a respetar a los mayores.

──── No creo que sea el momento ──── Sahily negó, frunciendo su nariz ──── Vas a tener que esperar un poco más.

────Bien, tengo que irme ──── dijo el chico, dando un paso atrás ──── Los veré en clases.

Ava asintió, sonriéndole cálidamente. Esperó que Goel se fuera para girar y observar con un brillo malicioso a los dos áureos que tenían la misma expresión de tranquilidad.

──── ¿Qué estaban haciendo?

Una sonrisa socarrona apareció en los labios del áureo ──── Cosas de adulto ──── dijo, guiñándole un ojo ──── No puedo decirlas en voz alta.

──── Soy mayor que tú ──── le recordó Ava, subiendo una de sus cejas con desafío.

──── Claro que no ──── replicó, frunciendo su frente.

Sahily ladeó su cabeza, divertida ──── Si lo es. Por derecho, tienes que hacerle caso.

La boca de Zadkiel se abrió, asombrado de que esa áurea que parecía más infantil fuera mayor. Rápidamente la cambio por una media sonrisa perezosa.

──── Bueno, soy un demonio ──── les recordó, encogiéndose de hombros ──── Mi deber es romper las reglas.

Las dos áureas se miraron, teniendo el mismo pensamiento sobre el áureo.

──── Esa excusa está muy utilizada ──── bromeó Sahily, su mirada brillando de diversión ──── Tienes que buscar una mejor.

──── Eso de ser un demonio ya pasó de moda ──── Ava se jactó, frunciendo sus labios ──── Por cierto, tú y yo tenemos una conversación.

──── ¿Sí? ──── Zadkiel preguntó, jugando con el arete que sobresalía de su labio ──── ¿Sobre qué?

──── Cómo tienes que tratar a Sahily. Soy su mejor amiga y tengo que darle mi punto de vista sobre ti ──── le dijo, golpeando el pecho del áureo con su dedo ──── Tienes que darme todo lo que te pido y a cambio te doy mi aprobado.

La mirada de Zadkiel se llenó de un brillo malicioso que Sahily conocía. Las palabras de Ava lo emocionaron, despertándole ese lado escondido donde quería ganar al juego y más si tenía una recompensa.

────Tendremos que poner algunas reglas ──── él murmuró, pensando sobre todas las posibilidades para ganar sin hacer tanto esfuerzo ──── O un intercambio de secreto. Tu humano por mi áurea, ¿qué dices?

──── Mejor vamos adentro ──── propuso Sahily, conociendo los dos áureos ──── Voy a congelarme si sigo aquí.

Ella les abrió la puerta, indicando que entraran con un solo movimiento de cabeza. Los áureos le hicieron caso, hablando sobre los términos de aceptación cuando Ithiel bajo la escalera, intentando ponerse una chaqueta.

──── Ezer le dijo a Raisa ──── contó el áureo, intentando respirar con tranquilidad ──── Está enloqueciendo.

──── ¿Por qué se lo dijo? ──── replicó su hermana, frunciendo sus cejas ──── No es la fecha que acordamos.

────No lo sé, no pude entenderlo ──── comentó, mirando a Sahily ──── Tenemos que ir. Raisa no se calmará, tal vez tú puedas.

Ella asintió, tomando la chaqueta que Zadkiel le ofreció. Le dio una mirada al áureo, diciéndole que estaría bien y fue detrás de su hermano, corriendo al callejón oscuro para dejar libres sus alas.

Los gemelos volaron por encima de Kartalago, aprovechando la oscuridad para llegar más rápido a la casa de la humana. Sahily observó a su hermano en la entrada, recibiendo todo tipo de objetos mientras Raisa gritaba que se fuera. Ella bajó, deteniendo un jarrón que iba directo a la cabeza de Ezer.

Raisa miró asustada a la áurea, retrocediendo. Sahily dejó que cayera al suelo, notando como apenas se agrieto.

──── Eso hubiera sido muy doloroso ──── informó, ladeando su rostro ──── Incluso para unos ángeles como nosotros.

Solo necesito de esas palabras para recordarle a Raisa por qué estaba enojada. Se refugió en su casa, respirando agitadamente.

──── ¡Aléjense! ──── chilló, sintiendo sus manos temblar de impotencia ──── No voy a creer en sus tonterías.

──── En serio, lamento haberlo dicho de esa forma ──── Ezer se disculpó, preocupado ante la mirada enojada de Raisa ──── No quería molestarte.

──── ¡Están locos! ──── los acusó la humana ──── ¡Mis padres me abandonaron!

──── Aún desconocemos quiénes son tus padres, pero existe la posibilidad de que te dejaron aquí para protegerte ──── Ithiel explicó, teniendo cuidado con sus palabras ──── Una pareja como ellos solo iba a tener un destino fatal.

──── No es cierto ──── susurró, negando ──── Yo vi a mi padre. Él parecía estar bien.

──── Los demonios nunca se quedan con sus hijos y los ángeles, bueno, pierden en sus alas y poco a poco mueren ──── informó el áureo ──── Ese hombre era solo un desconocido que tu abuela eligió para hacerte creer esa historia.

──── ¡No es cierto! ──── Raisa gritó, cerrando sus ojos ──── ¿Qué quieren de mí? ¿Por qué siguen mintiendo?

Ezer le dio una mirada, pidiéndole ayuda. Sahily entró a la casa con cuidado de no sobrepasar los límites y agarró las manos de Raisa, transmitiéndole tranquilidad.

──── Mírame ──── ella pidió con voz calmada ──── Raisa, mírame.

Raisa abrió sus ojos, sin importar que quería mantenerlos cerrados, alejados de esa mentira que le estaban diciendo, pero esa voz hizo que perdiera toda su fuerza de voluntad y lo hiciera.

Un suspiro escapó de sus labios al notar las grandes alas doradas, brillando bajo esa tenue luz y como se movían ligeramente, mostrando que eran reales.

──── No, no puede ser real ──── gimoteo, intentando quitar ese nudo en su garganta ──── Por favor, no quiero cambiar.

──── No lo harás ──── Sahily murmuró. Se acercó, dando suaves caricias en sus manos ──── Lo que eres, no cambiará nada en ti. Todo este tiempo estuvimos protegiéndote, pero es momento de que sepas la verdad.

Raisa dejó que sus lágrimas cayeran, tratando de soportarlo.

──── No puedo renunciar a mi vida ──── gimoteo, bajando su mirada ──── Mi familia, mis amigos, todos están aquí.

──── Estarás bien, será duro, pero no imposible ──── dijo, limpiando las lágrimas de las mejillas de la humana ──── Raisa, lamento que te hayas dado cuenta de esta manera.

──── ¿Puedo tomar un minuto? ──── preguntó, apenas pudiendo ser entendible por los sollozos ──── Necesito estar sola, por un momento.

──── Claro, estaremos aquí ──── asintió la áurea, dejándola ir.

Los áureos esperaron que ella subiera la escalera, manteniendo su promesa de que le darían un tiempo. Ithiel se giró a Ezer, con evidente molestia.

──── ¿Qué pasó con el plan? ──── le recriminó.

Ezer restregó sus manos en su rostro, asintiendo ──── Lo sé, solo que... no pude contenerme, aunque salió mejor de lo planeado, ¿no?

Los gemelos golpearon el brazo de Ezer, mostrándoles su molestia. Él resistió el dolor, sabiendo que se lo merecía por lo que hizo.

──── Ahora tenemos que mejorar el plan ──── masculló Sahily, cruzándose de brazos. Frunció sus labios al notar un detalle en esa casa y giró sobre sus pies, curiosa ──── ¿Dónde está toda la familia?

──── Salieron, cena de celebración o algo así ──── respondió el áureo, sobándose sus brazos ──── La abuela está durmiendo, no podremos hablar con ella.

──── Lo sé, está muriendo ──── musitó, observando el techo. Pudo sentir su enfermedad y cómo su cuerpo estaba empeorando ──── Le quedan unas semanas, tal vez menos.

──── ¿Segura que no puede hablar? ──── Ithiel insistió, poniendo su atención en Ezer ──── Si está muriendo, hablará sobre todo lo que hizo en su vida incluso adoptar a una niña y mentirles a todos.

──── Está muy frágil, lo intenté ──── murmuró el áureo, observando cómo sus hermanos evitaban la mirada ──── Pueden intentarlo, pero no creo que obtengan algún resultado.

──── Raisa no se lo tomó muy bien ──── Sahily comentó, preocupada por la reacción de la humana ──── Será difícil que saque sus alas si no acepta quién es.

──── ¿Puedes hablar con ella? ──── Ezer cuestionó ──── Te escuchara. Entre los tres, Raisa confía en ti.

──── Iré a verla ──── asintió la áurea.

Se dio el permiso de subir la escalera, observando su alrededor. Estaba lleno de fotografias y en ciertas partes, la pintura estaba a punto de caerse.

Se preguntó a sí misma por que la familia no arreglaba la casa, de una manera para agradecer a la abuela que los dejaban vivir ahí. Se sorprendió de la cantidad de puertas, cada una con rayones y dibujos que solo los menores podían decir que era lindo.

Después de unos segundos, recordó que Raisa había dicho que dormía en el sótano, su lugar solo y tranquilo para que nadie la molestara. Camino por todo el pasillo hasta encontrarse con una pequeña escalera desgastado.

Subió con cuidado de no caerse, no quería hacerse oír por la abuela. Llegó a una puerta vieja que dudo unos segundos si tocarla o la derribaría, finalmente dio unos golpes suaves, esperando que la humana abriera.

──── ¿Raisa? ──── llamó la áurea, abriendo la puerta ──── ¿Estás bien?

La humana se encontraba sentada en la orilla de la cama, limpiando las lágrimas secas en sus mejillas sonrojadas. Ella subió su mirada, mostrando todo el dolor en sus ojos.

──── No lo sé ──── confesó en voz baja, casi en un susurró ──── No sé qué pensar en estos momentos.

Sahily se acercó, sentándose a su lado ──── ¿Quieres que te hable sobre nosotros? ──── le preguntó cálidamente ──── Así podrás pensar mejor.

──── ¿Es verdad lo que dijo Ithiel? ──── cuestionó, cruzando sus piernas ──── ¿Sobre mis padres?

──── Te contaré más detalles. Nosotros venimos de Áureos, es una ciudad escondida entre los cielos y somos casi ángeles con características humanas como lo ves ──── dijo, señalando su rostro ──── Somos los guardianes de los humanos y primera defensa del cielo.

──── ¿Ustedes... siempre han estado viviendo arriba de nosotros? ──── cuestionó.

──── Si, solo que no han podido vernos. Siempre pasamos desapercibidos hasta este momento ──── contó. Ella se giró, mirando fijamente a Raisa ──── Un augur dijo que entre los humanos existía una criatura, una mezcla de demonio y ángel que podría ser muy peligrosa para nosotros, básicamente se ha roto una regla primordial.

──── He visto muchas películas donde eso es prohibido, pero... nunca pensé que podría ser real ──── musitó, frunciendo sus cejas ──── Así que, ¿soy como... una abominación?

──── Solo eres una criatura distinta ──── ella dijo ──── Llevas el bien y el mal en ti, así que tú decidirás cuál quieres que domine.

──── ¿Qué pasó con mis padres?

Sahily suspiró, pensativa ──── Es probable que estén vivos o muertos. Los ángeles son desterrados cuándo cometen pecados y los demonios castigados. Podríamos averiguar si te interesa.

──── No, prefiero ignorarlo ──── negó la humana. Vio sus manos, tratando de procesar todo lo que había sucedido ──── ¿Qué quieren de mí? Digo, ustedes están aquí, cuidándome ¿por qué?

──── La mezcla de dos seres es muy peligrosa, Raisa. Los demonios podrían utilizarte y destruir a Áureos, mi hogar ──── explicó Sahily ──── En cambio, nosotros podríamos darte protección y si llegas a mostrar algún don, guiarte para que lo puedas controlar.

──── ¿Qué pasa si los demonios me atrapan?

Los labios de Sahily se apretaron, dándole una respuesta silenciosa. Raisa enterró su rostro en sus manos, conteniendo el pánico que estaba creciendo en su interior.

──── No será nada gratificante pero eso no sucederá ──── dijo la áurea con confianza ──── Te cuidaremos. Los demonios no llegarán a nosotros y si lo hacen, no podrán tocarte.

──── No puedo creer que esto esté sucediendo ──── gimoteo, agitando su cabeza en negación ──── Ángeles, demonios, ¿qué más existe? No sé... no creo estar lista.

──── Te daremos tu espacio ──── prometió, entendiendo los sentimientos encontrados en la humana. Acarició suavemente el cabello de Raisa ──── Dejemos que la noche pase, mañana será un buen día.

──── ¿Puedo hacerte una pregunta más?

Sahily sonrió, asintiendo ──── Puedes hacerme las preguntas que desees.

──── ¿Todos son familia? ──── cuestionó, alzando una de sus cejas.

──── Ithiel es mi hermano gemelo y Ezer es lo que ustedes llaman hermano adoptivo, pero nosotros no lo sentimos así ──── explicó, cruzando sus piernas ──── Ava es mi mejor amiga en Áureos y Nirelle... es una áurea complicada con la cual no tengo mucha relación.

Raisa la miró, ladeando su rostro con curiosidad ──── ¿Qué hay con Zadkiel? ¿Realmente tienen una relación?

Una suave sonrisa apareció en Sahily, asintiendo ante su pregunta. Por primera vez, pudo decir la verdad sin necesidad de que la juzgarán.

──── La tenemos, pero es un secreto. Mis hermanos no lo saben y te pido que sea de esa manera ──── dijo, tirando de su cabello rubio hacia atrás ──── Zadkiel es diferente a nosotros, no es precisamente un ángel.

Los ojos de Raisa se expandieron ──── ¿Él es.. un demonio?

──── Mitad demonio ──── rectifico, arrugando su nariz ──── Su padre lo es. Su madre era humana y lamentablemente no aguanto tanto tiempo.

──── ¿Es permitido que los demonios se acuesten con humanas?

Sahily negó ──── No lo es. Los humanos no se resisten a los embarazos y los que sí, tienen un futuro lleno de dolencias. Zadkiel fue uno de los pocos que sobrevivió y fue a vivir a Áureos.

──── Nunca pensé que los ángeles serían tan buenos ──── murmuró, asombrada ──── ¿Ellos también son áureos?

──── Lo son, aunque muchos le temen por su origen, pero... estoy tratando de cambiar eso ──── informó, perdiendo la diversión en su rostro ──── Ellos viven en Monte Fosco, es como una ciudad privada y algunos humanos viven ahí. Seguimos dentro de la tierra así que no les afecta el aire, solo al principio.

La voz de Ezer interrumpió la réplica de Raisa, quedándose calladas cuándo tocó la puerta ──── ¿Sahily? ──── llamó con cuidado.

La áurea miró a Raisa, pidiéndole permiso y la humana asintió, volviendo a refugiarse en su cama ──── Pueden entrar ──── indicó, volviendo a estirar sus piernas ──── Le estaba explicando a Raisa sobre nuestro estilo de vida.

──── ¿Ya hablaron sobre sus alas? ──── cuestionó Ithiel, poniéndose serio.

Sahily le lanzó una mirada de advertencia, sin olvidar lo enojada que se encontraba con él

──── No tuve la oportunidad ──── masculló con los dientes apretados ──── Ya que lo mencionas, tal vez puedas ayudar.

El áureo solo rodó los ojos, cruzándose de brazos ──── Para ir a Áureos, necesitamos que te desarrolles como ángel.

──── ¿Qué significa eso? ──── interrogó la chica completamente perdida.

──── Tienes que mostrar tus alas ──── Ezer explicó, imitando la pose de su hermano ──── Aprender a volar, tal como nosotros lo hacemos.

──── Eso es... tan extraño ──── susurró, bajando la mirada ──── ¿Volar? ¿Qué hubiera pasado si les temiera a las alturas?

──── Eso sería muy tonto ──── rio Ithiel. Los dos áureos giraron a mirarlo, sin creer que estuviera bromeando en un momento como ese ──── Digo, hay soluciones para eso, ¿no? ──── propuso.

──── Ahora que sabes que no eres precisamente una humana, puede ser que tus alas salgan. Aceptar lo que eres, es el primer paso ──── Sahily musitó ──── Muchos áureos lo desarrollan por pequeños incidentes, pero es mejor que lo hagas de la buena manera.

──── ¿Por eso han sido tan encantadores conmigo? ──── Raisa cuestionó, dándose cuenta de la verdadera razón ──── ¿Por qué soy lo que buscaba?

──── Por una parte lo hemos sido ──── Ithiel aceptó ──── Por otro, es muy díficil que no nos agraden, especialmente Lexie con su radiante personalidad.

Una sonrisa tiró de los labios de la chica, asintiendo ──── Es imposible no quererla ──── susurró ──── Es como mi hermana, ¿puedo decirle?

──── Lo más conveniente es que no lo hagas. Queremos evitar que otros se pongan en riesgo ──── Ezer explicó. Se sentó al otro lado de Raisa, relajándose ──── Desde este momento, debes de esforzarte para que tus alas salgan y mantenerte lejos de los problemas...

──── Vendremos a cuidarte por si nos necesitas.

──── ¿Ustedes estarán seguros?

Ezer miró a sus hermanos que bajaron la mirada, sabiendo que no podrían mentirle a esa humana.

──── Haremos lo mejor que podamos ──── prometió ──── Por este momento descansa, esperemos que mañana sea un día mejor.



llego el día donde Raisa se dio cuenta de la realidad, lo tomo más tranquilo de lo esperado a como se esperaba.

cuéntenme, ¿cómo reaccionarían si estuvieran en el puesto de Raisa? Los leo 



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