Si tú te vas

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Triste es una pérdida, que sin motivo apareció.

El tiempo, que enemigo es de todos, fácilmente te arrebató de mis brazos. ¡Ay, cariño mío! Me dejaste sin respiro.

Profesamos juntos sin miedo a amarnos.

Pero hoy, en dolencia tu recuerdo me angustia aún más de lo que quisiera.

Si me dices que me vaya, lo haré sin reclamar.

Solo anhelo tu felicidad.

Entre las sábanas de mi cama, la almohada que me acompaña tiene impregnado tu recuerdo, ¡Y como te extraño! Tú lado sigue vacío, y las ganas de llorar nunca dejan de acecharme.

Al estar aquí, viviendo desanimadamente, acaricio el pañuelo que siempre me acompañó desde tu partida. La suave tela blanquecina en la que aún veo tus lindos ojos azules sigue siendo cálida; a pesar de la tormenta que llevo dentro.

La noche se hace dolorosamente fría debido al solitario viento. La noche está llena de ti otra vez. En cada respiro y suspirar, tu nombre queda grabado, dejándome a mí en blanco.

En el triste crepúsculo, nuevamente me pongo a recordarnos. Aquellas noches que entre la oscuridad de las profundas sábanas rogábamos por más, ya no están. Aquellas noches que el erizar de nuestra dermis y epidermis al frotar nuestros cuerpo logramos calentar nuestros corazones; quienes vivieron congelados por un buen tiempo, ya no están tampoco. Esos juegos de coqueteo y seducción no se encuentran más con nosotros.

¡Cuántas cosas han pasado!

¡Oh, Jimin! Si tu supieras como me atormenta el proceso de olvidar tu cuerpo.

Aún sigo preguntándome si siquiera es posible fingir desconocerte.

La sola idea de pensar en que tu piel se fundirá en su piel arde como estar caminando descalza en el mismísimo infierno. Aunque claramente eso es menos doloroso de lo que parece.

Minnie, dime que aún no te ha tocado como lo hicieron mis dedos. Dime que no te ha besado como lo hice yo. Sabes que mis huellas se encuentran en ti, a menos que las hayas borrado y creado nuevos recuerdos.

¡Oh, tú no sabes como quema tu partida! Entre lágrimas padezco tu ida, y déjame decirte que solo a ti te amaré en esta vida.

Sí, sé que su mundo gira en torno a ti, y he de suponer que el tuyo también gira en torno a él.

Sí, sé que tú no piensas volver, aún si rogara clemencia desde mi interior. Sí, también sé que tu corazón y el mío ya no gritarán al unísono aun si mis oídos escuchan el clamor de nuestro moribundo afecto.

Han pasado cinco meses desde que decidiste marcharte. Desde que empezaste a dudar de nuestro cariño. Lo recuerdo como si fuese ayer, Jimin.

Dejaste de besarme y acariciarme. Llegabas cada vez más tarde, e iniciaste a arreglarte para ir a trabajar. Fue mi culpa quizá por no entender lo que sucedía. Tal vez yo te estaba ofreciendo monotonía. No lo sé.

Pero él te robaba las sonrisas que yo no pude robarte. Y él te daba las cosas que yo no podía darte. ¿Fue eso?

Aquellas últimas veces rogaba porque te quedaras a dormir —Sí, sabía que salías a escondidas—. Mi llanto fue incesable al saber que había alguien más cuando te perseguí.

Tuvimos una conversación sobre lo que sucedía. Sin embargo, con una mirada compasiva dijiste: —Ya no te amo, Yoongi.

Palabras duras que hasta ahora me atormentan. Yo moría por hallar otra salida, no quería esto. No quería decirte adiós.

Si supieras la agonía que se acrecentó en mi interior al saber que te perdería y no estarías aquí por más tiempo.

Si supieras cuanto me dolió soltar tu mano.

Me sacaste de tu vida aun sabiendo que yo daría mi alma por ti.

Al entregarte el acta de divorcio me agradeciste dándome una ligera sonrisa. Aquella sonrisa que ya no veré más al despertar...

Al entregarte aquellos documentos con mi firma en el mismo, te estaba entregando mi vida entera.

Dolor, desconsuelo, frustración; lo sentía todo.

Mis amigos vinieron a consolarme, pero ninguno lo logró, y rápidamente se rindieron, alegando que todo iba a mejorar.

Pero no fue así, Jimin. No lo fue.

A las pocas semanas recibí una tarjeta. Al reverso, en las curvas de tu caligrafía, pude ver mi nombre tallado en tinta negra.

Era la invitación para tu matrimonio. Te ibas a casar con él.

¡Ay, daño irremediable para mi corazón! En ese momento deseaba no haber tenido miedo de amar. Maldije para mis adentros y me arrepentí de haberte conocido. ¡No quería más!

Me lastimaba, no tenía ganas de vivir. Y te echaba la culpa de mis malos ratos. ¿Por qué, Jimin? ¿Por qué él y no yo?

¿Por qué haces que quiera llorar?

Ten compasión de mí, por favor. No me hagas sufrir más. No lo aguanto.

Tu partida me duele, y a la vez me atormenta. ¿Debo superarte? ¿Cómo lo hago? Todo es una maldita mierda.

Mi vida fue más descuidada desde entonces, salía a tomar, y rápidamente me perdí en el alcohol. Deje mi trabajo, no, en realidad me echaron por la actitud que fomentaba. Fue muy duro, pero ya nada me importaba.

No te tenía. Mas imaginaba tu rostro en las madrugadas y dormía llorando, sabiendo que no estás más.

No pude ir a tu matrimonio, y lo siento. No me sentía capaz. Y tampoco estaba en un buen estado. Dejé de comer, y dejé de cuidar de mí.

Triste fue tu partida, haciendo que no deseara existir. Pretendías matar mi corazón, pero no lo conseguiste, y me dejaste en agonía.

¡Hubiera preferido morir! Hubiera preferido no saber de ti, hubiera preferido no existir.

Estoy tan cansado, que no sé si puedo persistir. Mis ojos se quieren cerrar, y mi respiración no da para más.

Jimin, ¿Te acuerdas de aquel campo de flores al que fuimos la primavera pasada? Fue muy lindo para mí, no sé si lo fue para ti.

La brisa era reconfortante, y los espléndidos celajes me dejaban callado, era perfecto a mi parecer. El herbaje era verde y vivo, las flores eran frescas y tenían llamativos colores. Recuerdo que nos pusimos a correr, gritándole a los cuatro vientos cuánto nos amábamos.

Me sonreías y solo imaginaba envejecer juntos. Crear nuestra familia y vivir felices para siempre. Quería comprar un nuevo hogar para nosotros, lejos de la ciudad. Donde podamos vivir cómodamente, respirando aire puro.

Tú eras la razón y motivo por la cual me esforzaba trabajando. Incluso hacía horas extra para cumplir aquel sueño; lo único que quería en esta vida.

Pero ya no estás, y los recuerdos me carcomen. ¿Serás capaz de sonreírme como lo solías hacer?

Dime que lo harás, Jimin.

Dime que en un futuro lo harás.

Que no será él, sino yo. Que viviremos tal como alguna vez lo imaginé.

Dime que me amaras como yo lo hago. Por favor, dime que no me olvidaras. Porque yo no puedo hacerlo.

Aquella vez, cuando nos casamos, prometimos amarnos hasta la muerte. Entonces, ¿Por qué te fuiste dejándome atrás con un vació?

Un cuervo negro llora en mi corazón, le cortaron las alas, y es incapaz de volar. Sabe que si lo intenta, caerá y no vivirá. Aquel cuervo negro tiene miedo de lo que vaya a pasar. Intenta protegerse en la jaula de mi corazón. Le tiene miedo a la humanidad, pues cruelmente lo rompieron.

Aquel cuervo negro no se atreverá a volar, no si no estas aquí.

Te fuiste, y no soy capaz de volverme a enamorar. Aquí estoy yo, sufriendo otra vez, Jimin. Llorando y rogándole a los cielos que no te olvides de mí.

Tal vez estoy loco, siendo adicto al ayer. Pero yo, sin ser forzado, me lanzo al abismo sin un paracaídas que me sostenga.

Aquel abismo es tu afecto...

¿Recuerdas las tardes soñando a volar? Tu mano y mi mano sujetándose fuerte, jurando que nunca se soltarían.

Mentiras falsas y brillantes; eso es lo que fueron.

Aún me cuesta entender y asimilar tu partida. Ya han pasado más de doce meses, no obstante, tu recuerdo sigue aquí dentro.

Posiblemente no vuelva a mirarte, pues no me atrevo a hacerlo. Me siento tan inservible que si alguna vez nos encontramos, evitarte sería mi primera opción. Mas en las noches no podría evitar extrañar tu voz de naranjo enlutado, aquella voz que como el canto de un ángel me acompaña y tranquiliza.

Tal vez olvides mi nombre, y no sepas quien soy. Tal vez me vuelva un extraño ante tus ojos. Un ser que jamás existió, o tal vez te mueras por verme como lo hago yo.

Lo intenté todo para sacarte de mi mente, pero nada ha funcionado. Y eso me martiriza.

Jimin, no he dejado de pensarte. Ni un solo segundo.

¿Por qué es tan difícil? Tú eres feliz con él, y eso está bien. Sin embargo, en mi mente tú eres el único.

Mi corazón, marchito está. Los motivos para existir disminuyen.

¿Me olvidaste ya? Como un niño al que abandonaron me encuentro, entre lágrimas y sollozos estoy.

La luna tampoco quiere iluminar mi anochecer, y las bellas estrellas que decoraban la constelación se han ido.

Ciego me he vuelto, ciego de amor y odio a la vez. Quiero odiarte, Jimin, pero mi alma no lo permite.

Si sigo vivo es por ti, cariño mío.

En esta noche, el frío es más notorio. Mi piel se eriza al no poder cubrirse de este. Ya las sábanas tampoco son cálidas.

Hay un pañuelo que me acompaña, pañuelo de encaje blanco ahora amarillento. Ese pañuelo seca mis lágrimas, y me acompaña en mi día a día. ¡Oh, amor mío! Vuelves en cada sueño que tengo, dejándome sin aliento. Sé que tardará un tiempo curarme de ti, pero esperaré si es necesario.

Tuvimos momentos felices, de dicha y bonanza. Momento que me hacen olvidar que ya te has ido.

Ni siquiera puedo engañarme diciendo que todo fue malo, porque no es así.

Si aún me recuerdas, no olvides lo felices que fuimos alguna vez. No olvides aquellos momentos de ventura que tuvimos.

La almohada es fría esta noche, no logro calentarme.

La fogata de mi corazón se niega a encenderse. Y no lo hará si no vuelves.

Oigo la lluvia caer, el agua chapotea, mientras el viento retumba en mi desordenada habitación.

Mi cuerpo moribundo y ya sin estabilidad, sé que estará mejor en una siguiente vida.

Tú estarás allí, y ambos compartiremos lo que no pudimos compartir en esta. Seremos dos almas con alas capaces de volar. Y viviremos perfectamente, dejando atrás el triste destino.

Mis ojos pesan cada vez más. Así que no alargaré esto.

Prometo buscarte en la siguiente vida, y en todas las posteriores.

Viví esperando recuperarte, pero sé que eso no sucederá. Aceptaré este castigo divino, y esperaré por ti ya en otro camino.

Esta noche, un hermoso plenilunio me llevará, me haré a un lado, y dejaré de resistir. El pañuelo blanco que llevo secará mis últimas lágrimas y sollozos.

No dolerá más, será corto y aprisa. Tomaré la eternidad como una opción, dejando mi alma en cenizas.

Me llevaré el último recuerdo que tengo contigo. Llevándome así la muestra del afecto más puro y verdadero.

En su momento fuimos como estrellas, que con fulgor y esplendor brillaron. Fuimos como estrellas, que en vida anhelaban perpetua felicidad.

Evidentemente es algo imposible, pero se vale soñar.

Y esta que es mi última noche, siendo distinta a las demás, confieso que te amé tanto, que justo ahora; desearía no haberte conocido.

Esperaré por ti, cariño mío. Esperaré todas las vidas si es necesario.

Prometo que te esperaré. Sin embargo, debo irme ahora.

Adiós, Minnie.

He dado el salto de mí al alba

He dejado mi cuerpo a la luz

y he cantado la tristeza de lo que nace.

-Alejandra Pizarnik

Avenoir: Separando los sentimientos de las emociones, avenoir es una clase de emoción. Somos conscientes de que la vida sigue, y va hacia adelante. Sin embargo, con esta emoción se intenta vivir en el pasado. Puedes ver donde has estado, pero no a donde vas. En pocas palabras; es el deseo de poder hacer que tu memoria avance hacia atrás. 

¡Hola, manzanitas! UwU ¿Cómo están? Espero que bien.

1. Fue una idea que se me pasó por la cabeza (pido perdón si no hay coherencia) pero fue algo rápido.

2. Creo que es entendible así que deberían saber que pasó con Yoongi. Si no es así, pues, murió :/ Creo que amó de más. No se enamoren, si duele.

Perdón por las faltas ortográficas, soy fracaso :(

Y bueno, no es necesario que lean esto, pero desde que mi psicólogo personal falleció no he tenido a alguien más que me atienda. Quiero creer que voy a estar bien, pero tal vez me esté engañando. Es muy complicado para mí.

Gracias.

-TYT-








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