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Se sentía bastante cansado, en la noche casi no había podido dormir debido a sus pensamientos y los insistentes intentos de su lobo por tomar el control, ese día no le tocaba vigilar pero no deseaba quedarse en aquella cabaña y tener que afrontar su realidad, aún no tenía el valor de aceptar que toda su vida cambió de un momento a otro; así que había huido de la cabaña con rumbo a la frontera para vigilar, fue cobarde de su parte pero se excusaba en que era lo mejor tanto para él como para el omega.

Lamentablemente su padre había llegado a la cabaña de los centinelas y lo había corrido del lugar alegando que debería estar con Taehyung, que debía aprovechar el tiempo para conocerlo en lugar de huir como un cobarde. Y su padre tenía razón, su actitud era de un cobarde, pero es que se sentía entre la espada y la pared; no quería la unión a la cual lo estaban forzando, pero era por el bien de la manada a la que pertenecía, la manada que en algunos años tendría que liderar.

Se detuvo a unos pasos de su nueva cabaña, no estaba seguro de entrar, ni siquiera sabía si el omega estaba ahí, tampoco sabía qué debía decir o hacer; cuando había visto al omega en los límites de la manada su lobo insistió en acercarse, pero él solo se quedó observándolo con el ceño fruncido, odiaba la forma en que la presencia del omega hacía actuar a su lobo.

Suspiró rendido, decidió entrar y enfrentar la situación que lo esperaba adentro. Su padre tenía razón, debía empezar a conocer al omega antes de que fuera el celo de Taehyung.

Al abrir la puerta le golpeó un fuerte olor a quemado que prendió todas las alarmas en su organismo, alarmado, corrió a la cocina en donde encontró al omega sentado en el piso, abrazando sus piernas y soltando leves sollozos. Observó que sobre la estufa se encontraba una cazuela con su contenido quemado, seguramente a Taehyung se le había quemado la comida, pero ¿por qué lloraba? Su lobo se alarmó ante la posible respuesta, el omega se había hecho daño, con su instinto de protección saliendo a luz Jungkook se encaminó hasta quedar frente a Taehyung.

Un poco dudoso se agachó hasta quedar a la misma altura contraria y tomó entre sus manos el delicado rostro del omega quien con sus ojos rojos desbordando lágrimas y levemente hinchados le observó sorprendido por su repentina cercania, ni siquiera se dió cuenta de en qué momento llegó.

—¿En dónde te lastimaste? ¿Te quemaste? ¿Ocupas que llame a la curadora? ¿Puedes moverte o duele mucho? — Jungkook estaba evidentemente alarmado y preocupado, trataba de encontrar la zona lastimada para poder auxiliarlo.

—Yo n-no... — Taehyung estaba en blanco, no entendía la repentina preocupación del alfa y el porque de sus repentinas preguntas.

—¿No te puedes mover? — Trató de completar el intento de oración que Taehyung dejó al aire. — Quedate aquí, iré por la curandera. — Se puso de pie dispuesto a correr hasta la casa de la curandera, pero entonces lo meditó, la señora ya era muy mayor y podría tardar mucho en llegar hasta la cabaña, lo mejor sería llevar a Taehyung cargando para que así sea atendido lo antes posible.

Volviendo a agacharse bajo la confundida mirada de Taehyung llevó uno de sus brazos a las piernas dobladas del omega y la otra la llevó a su espalda para afirmarla en su cintura, con un poco de esfuerzo se puso de pie cargando a Taehyung quien soltó un chillido de sorpresa y Jungkook lo confundió con uno de dolor alarmandolo con miedo de haber lastimado al omega.

—Lo siento, tendré más cuidado. — Se disculpó y comenzó a caminar lo más rápido que pudo hasta lograr salir de la cabaña.

Taehyung estaba entre confundido y sorprendido, envolvió con timidez sus manos en el cuello de Jungkook para no caerse, sus mejillas se sonrojaron ante la cercanía de sus cuerpos, su cabeza estaba tan cerca del cuello niveo de Jungkook que podía aspirar el delicioso aroma a tierra mojada.

Jungkook sentía su lobo rasguñar en su interior, se sentía impotente al pensar en que su omega había salido lastimado y el no estuvo en el momento para auxiliarlo desde antes, si tan solo no se hubiera ido quizás habría podido evitar el accidente y su omega no hubiera sufrido. Apresuró el paso casi corriendo, entre antes llegara a la cabaña de la curandera más pronto dejaría de sufrir el pequeño omega.

[…]

Tenía como 200 palabras de este capítulo desde hace mucho y no sabía cómo continuar la historia, pero hoy me llegó un poco de inspiración.

Espero que les guste.

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