Capítulo final

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Si hacemos bien las cuentas, hace poco más de una semana que Lia había salido de licencia. Se aburría mucho en casa sin ver a sus niños trabajar, correr y aveces bailar por todo el salón de clases, mentiría si dijera que no los extrañaba aunque sea sólo una semana.

Desde hace días había cumplido los ocho meses, varias cosas se le habían complicado, como: caminar mucho, estar parada un tiempo determinado, dormir con comodidad, comer bien -aveces se llenaba muy rápido, otras lo devolvía todo-, claro está que Yeji ha estado ahí para ayudar a su pobre novia embarazada.

Lo que más desea Lia ahora es tener a sus amados bebés entre sus bazos para poder mimarlos y llenarlos de besos, además de que tenerlos ahí dentro era algo doloroso, cuando se movían se sentía extraño. Toda la piel se le estiraba y sólo suspiraba profundamente para no gemir de dolor.

Hace tres días fueron a la consulta con el doc, hicieron todo el proceso de siempre y vieron a los bebés, a Lia le dieron otra ecografía impresa en 4D de sus bebés. Como el parto se realizaría por medio de la cesaría, les dieron una fecha fija del nacimiento. Sería el 10 de diciembre. Para Jisoo y Yeji estaba bien, la primera Navidad de los niños sería catorce días después del nacimiento. Excelente.

Yeji cocinaba la cena, estaba haciendo un poco de ensalada de frutas con yoghurt, el doctor le exigió a Jisoo que éste último mes se cuidará, comiera más sano y ligero.

Sentadita frente al televisor de pantalla plana viendo unos programas en el canal de niños, era algo entretenido pero no entendía por qué en esas caricaturas los animales hablaban, ella pensaba que estaba mal ya que sólo confundía a los niños haciéndoles creer que los animales tenían la capacidad de hablar. Como pudo había cruzado sus piernas quedando en posición de indio con un plato de uvas sobre el vientre abultado. Las uvas eran de las muy pocas cosas sanas que en verdad le gustaban y más si estas no tenían semillas.

El programa proseguía, la protagonista era una cerdita que con su familia iban de visita a casa de sus abuelos y ellos ahí tenían unas gallinas, raro pero entretenido. La fruta estaba por acabarse y no quería pararse a buscar más.

—¡Yeji! —gritó—. ¡Se me están acabando las uvas, amor!

—¡Espera un momento que estoy preparando la cena! —gritó de vuelta.

—¡No tardes!

Siguió comiendo las pocas uvas que sobraban y se dio cuenta de que seguía el mismo programa pero con diferente episodio, se dispuso a seguir viendo y esperar a su novia.

Ya estaba en la mejor parte cuando sintió algo, fue raro e incomodo, sus pequeños bebés comenzaron a patear -más bien patalear, según Lia-, se removió incómoda en el sillón, las piernas se le comenzaron a entumir y algo golpeó en la parte baja de su vientre, ahogó un gemido y tocó la parte afectada.

—¡Yeji...!

—¡Espera, Jisu, ya casi! —interrumpió.

—¡Ven rápido que me he orinado por el culo! —siguió hablando—. ¡Ayúdame, idiota! 

Un dolor agudo se expandió por todo su cuerpo y tuvo miedo por sus hijos.

—¡Yeji, duele! —chilló.

Cuando se dio cuenta ya estaba en la parte trasera del auto de la mayor, recostada, respirando profundamente y sudando como nunca en su vida. Su novia le hablaba desde su puesto de conductor, diciéndole que se tranquilizara y respirara profundamente, cosa que ya estaba haciendo.

—¡No me digas que hacer, maldita idiota! —gritó gimiendo de dolor, los mellizos estaban como locos dentro de ella.

Yeji suspiró algo divertida por su actitud, y preocupada, esperaba que esto no sea nada malo y no afectará a ninguno de sus tres bebés.

Estacionó frente a la puerta del hospital, con mucho cuidado bajó a su jadeante novia en brazos y entró gritando por ayuda. Diez segundos después, Lia ya estaba sobre una camilla siendo llevada a una habitación para hacerle un chequeo.

Una enfermedad le dijo a Yeji que le diera todos los datos de Jisoo, ella lo hizo y siguiente a eso se sentó en las bancas azules de la sala de espera. Llamó a la mamá de Lia para avisarle, en realidad le llamó a todos avisándoles que la castaña estaba en el hospital y nadie dudo en ir.

—¿Hace cuánto que está adentro? —preguntó la señora Choi apenas la vio sentada—. ¿Te han dicho algo ya?

Se veía angustiada, preocupaba y muy, pero muy nerviosa, Yeji estaba igual o hasta peor.

—Poco más de media hora y no, no han dicho nada.

Restregó sus manos en el rostro y agarró aire. Sentía los músculos hechos nudos por la preocupación, sabía que en esas situaciones lo mejor era mantener la calma, pero, ¿quién en su sano juicio mantendría la calma sabiendo que su familia está en posible peligro? Sí, exacto, nadie.

Una hora después las chicas, su mamá y el hermano de Yeji estaban ahí esperando. Una enferma en uniforme azul claro, cabello atado en una coleta y zapatos blancos se paró en medio de la sala boceandoo a alguien.

—¡Hwang Yeji! ¿Se encuentra Hwang Yeji aquí?

La de ojos felinos tan mentida en sus pensamientos estaba que no escuchaba que lo llamaban.

—¡Sí! —exclamó Hyunjin—. ¡Yeji te hablan! —dijo con desespero, golpeado suavemente el brazo de su hermana menor.

Yeji sacudió la cabeza, volviendo a la realidad y asintió totalmente perdida.

—Yo, Yeji, yo —contestó mecánicamente.

—Oh, la joven Choi le mandó hablar, por favor sígame.

Yeji, parándose de su lugar siguió a la enfermera hasta donde Lia estaba.

—Aquí es, le recomiendo no alterar mucho a la joven.

La señorita abrió la puerta dejando ver a Jisoo con una bata recostada en la camilla, sollozando. Yeji entró sigilosamente a la habitación, su novia al notar su presencia trató de secar sus lágrimas saladas, lo cual se le hizo imposible, estas seguían saliendo.

—Oh, bebé —la mayor se acercó. Acarició su frente suavemente evitando molestarle.

—Ye-Yeji haz que se ca-almen —susurró entre lloriqueos—, canta-les, por favor.

Yeji entendió rápido, sabía que cada vez que los bebés se movían mucho al grado de hacerle doler, ella les cantaba algo y así paraban.

—Claro, bebé.

Comenzó a cantar con los ojos picándole por las lágrimas, no le gustaba ver a Jisoo de esa forma. Tenía la carita fruncida por el dolor, los labios le temblaba y éstos soltaban suspiros entrecortados, siguió acariciando su frente tratando se suavizar su ceño fruncido. La canción estaba por terminar cuando la cara de Lia se volvió casi pacífica.

—Ya, Yeye... Gracias —sonrió a medias.

—De nada, amor. ¿Qué te dijeron? —preguntó después de un rato, dándole unos segundos de paz a la más baja.

Lia sonrió por la pregunta.

—Me dijeron que..

—¿Qué...? Jisu, no me hagas esto.

—Que los bebés ya vienen, Yeji. ¡Ya vamos a tener a nuestros bebés con nosotras!

—¿Ya, tan rápido?

Ella asintió. Ahora sí, Yeji soltó sus lágrimas contenidas, ¡al fin! Al fin podría disfrutar de sus bebés y su novia plenamente para toda la vida. Se sentía en verdad muy feliz, más feliz que nunca. Era una felicidad electrizante, sí, seguía sintiendo miedo, pero confiaba en que todo saldría bien.

Sonrió hacia Jisoo, regalándole una hermosa sonrisa. Lia se sentía igual que Hwang y más. Sentía un gran alivio de ya no tener que estar aguantando dolores, aunque... Faltaba la 'peor' parte. La cesaría.

Si los nervios se olieran, la habitación apestaría horrible a ella.

Se quedaron platicado de cosas diferentes y sin mucha importancia, tratando se distraer las constantes contracciones que Lia tenía.

—¿Está decidida lo de los nombres? —cuestionó Yeji , sentada aun lado de su novia sosteniendo su pequeña mano a comparación con la de ella.

La menor negó con la cabeza, pensativa.

—No me convence mucho Taehyun, ¿sabes? —volteó a ver a la mayor, quien asentía tocando su barbilla.

—¿Has pensando en más?

—Sí... Hace unos días pensé uno pero no te dije...

—¿Por qué no, amor? —acarició su cabello—. Dime que has penado, sabes que lo que digas está bien.

—Me gusta, uh, Noah...

Yeji frunció las cejas.

—¿Noah? —ella asintió—. Es bastante lindo, me gusta mucho, Jisu.

Cuando la castaña iba a sonreír soltó un grito.

—¡Yeji, ya no aguanto! —exclamó con todas sus fuerzas, asustando a la nombrada.

Las enfermeras entraron al escuchar el grito de la paciente. Le pidieron a la novia que salga. 

—¡¿Qué hacen?!

Yeji, asustada, le gritó a una de las enfermeras que la arrastraba fuera de la habitación.

—Los bebés ya viene, su esposa esta siendo llevada al quirófano. Les deseo lo mejor, suerte.

La mujer joven golpeó leve y amistosamente el hombro de la chica. Amablemente le pidió que vuelva a su lugar para esperar por nueva información.

Yeji se sentó en su asiento antiguo, rápidamente toda su familia y amigos la atacaron con preguntas sobre Lia y los bebés, totalmente preocupados. Ella contestó que su novia estaba perfectamente y que ya estaba en trabajo de parto, todos muy alegres y nerviosos se echaron a festejar por la noticia.

Un doctor salió con un traje para quirófano ligeramente pringado de sangre. Causándole arcadas.

—¿Familiares de Choi Jisoo? —preguntó observando a todos en la sala de esperaba a través de sus lentes con aumento.

—Yo soy la madre, ella es la novia.

La progenitora de Jisoo se paró de la banca jalando consigo a la de alta estatura que nuevamente se perdió entre sus pensamientos. Aturdida, Yeji caminó junto a su suegra hasta el doc.

—¿Qué pasa, cómo está mi hija? ¿Y los bebés?

—Tranquila, señora. La joven está en perfecto estado, en este momento los pequeños están siendo bañados y los pondrán en incubadoras por las tres semanas adelantadas del parto. Lo que vengo a informarles es qué necesito un donante de sangre para mañana en la mañana, totalmente sobrio, en ayuno y por favor, nada de tatuajes.

La mujer asintió.

—Claro doctor, mañana el donante estará aquí a primera hora.

El doctor se despidió, no sin antes decirle a Yeji que en un momento más podría pasar a ver a sus hijos recién nacidos.

...

Yeji, parada fuera de la habitación, viendo a sus bebés dentro de esas incubardoras, sentía algo feo dentro suyo ver a sus pequeños así, lo que le tranquilizaba era que el doctor le dijo que los bebés se encontraban en perfecto estado, que ellos estaban ahí para evitar problemas. Yeji asintió ante la aclaración.

—¿Son suyos? Son bastante lindos, estuve en el parto, todo salió bien, su esposa es muy fuerte.

Una señora adulta habló a su lado.

—¿Quiere pasar a verlos? Puede tocarlos si abrimos esto —diciendo eso, abrió una pequeña compuerta—. Éste es el pequeño, Noah, su esposa indicó que el primer bebé que naciera se llamara así. ¿Irónico, no? Es el pequeño y nació antes —habló pausadamente y susurrando, evitando despertar a los recién nacidos, Yeji metió la mano y tocó a Noah, era muy bonito, su pielecita era rosadita, respiraba tranquilamente gracias a la máscara de oxígeno que tenía, dormía plácidamente moviendo las manos cada determinado tiempo. Cerró cuidadosamente la compuerta, volteándose a ver al otro bebé.

Ten era idéntico a Noah, lo único que cambiaba es el tamaño y el color de cabello, el de éste era un color más claro. La enfermera abrió nuevamente para que Yeji sintiera a su hijo. Estuvo un pequeño momento ahí, viéndolos hasta que la mujer le dijo que tenían que alimentarlos, que lo mejor sería que fuera con sus familiares. Yeji aceptó no sin antes darle un vistazo más a sus hijos y asegurarse de que estuvieran bien.

Al llegar ahí vio que las únicas personas ahí eran su mamá, la de Lia y su hermano. Sus amigos se habían excusaos diciendo que Chaeryeong debía descansar por su estado y Ryujin tenía que trabajar, la madre de Jisoo les hizo jurar que volverían mañana para conocer a los niños. Ellas asintieron el respuesta.

—¿Los viste? —Yeji asintió—. Oh, Dios santo, mi bebé ya es mamá. Felicidades, cielo —felicitó su madre entre lágrimas.

Su madre y su hermano le siguieron. Yeji lloró de la emoción con ellos. Ambos se fueron a casa después de un rato.

—Señora Hwang , necesitamos que se quede junto a la señora Choi ésta noche.

La guiaron hacía Lia, quien estaba acostada mirando hacia la nada, al escuchar el sonido de la puerta volteó a ver de quien se trataba, sonrió cuando vio que Yeji se hacía presente. La señora las dejó solas.

—¡Lo hiciste muy bien, amor! —alagó Yeji con lágrimas en los ojos. Su novia sonrió. Tenía prohibido hablar—. Los vi hace un momento, son realmente hermosos y pequeños, Noah es notablemente más chico que Ten.

Lia asintió, alentándola a que continuará hablándole sobre sus bebés. Su única expresión era una pequeña sonrisa torcida acompañada de unas cuantas pequeñas lágrimas. No sentía fuerzas para nada más.

Yeji siguió contando su pequeña experiencia ocurrida con Noah y Ten hace unos minutos.

...

A la mañana siguiente muy temprano, Lia había despertado ansiosa por ver a sus bebés. A las 10 am le realizaron la transfusión de sangre, Ryujin fue la donante.

A eso de las 12:30 pm, una Yeji ya bañada se asomó por la puerta, viendo a Lia sosteniendo a sus pequeños angelitos. Se veía cansada y emocionada. Yeji sonrió al ver a su familia al fin hecha

—Hola, amor —saludó, besando la frente de sus tres bebés con mucho cuidado.

—¿Quieres tomar a uno? —habló la castaña con la voz ronca, no había emitido ni una palabra desde que entró al quirófano—. Sostén a Ten si se te hace más fácil.

Cargó a Ten entre sus brazos, él se acurrucó en ella sintiendo su calor, bostezo como un gatito y estornudo, Yeji río y se sentó, sentía miedo de caerse.

...

Lia y los bebés permanecieron tres días en el hospital. Al llegar a casa los mellizos dormían, su madre acompañó a la nueva familia para poder acomodarlos y ya después dejarlos. Con mucho cuidado subieron las escaleras. Depositaron a los bebés en sus respectivas cunas, arropándolos correctamente. Yeji los acomodó en la cama y la señora Choi se despidió de ellas.

La mayor se sentó con bastante precaución a un lado de Jisoo, no quería lastimarle o causarle dolores. Ella sonrió abiertamente al sentirla cerca.

Yeji juntó sus frentes, cerrando sus ojos, disfrutando la cercanía de Lia, sintiendo su respiración sobre la de ella.

—Te amo —susurró, dándole cortos besos en los labios.

—Te amo —repitió Yeji.

—¿Mucho? —asintió—. ¿Eres feliz conmigo, Yeye? —esta volvió a asentir.

—Más de lo que imaginas —sonrió recordando a sus recién nacidos.

—Yo también soy muy feliz contigo, Yeji. Quiero estar contigo y los bebés para siempre...

Enrolló los brazos al rededor del cuello de esta y besó sus labios.

—¿Para siempre? ¿No crees que es mucho tiempo, Jisu? —dijo en broma.

—Contigo nunca es mucho tiempo —siguió la broma.

Los besos siguieron y aunque sabían que no podían ir más allá de eso, los disfrutaban.

Lia ya había comenzado a meter la mano debajo de la camiseta de Yeji cuando escucharon un quejido.

Las dos bufaron.

—Vete acostumbrando —río la castaña.

—Voy por él.

Besó una vez más sus labios y se dirigió al cuarto de alado, pensando en la pregunta de Lia...

Claro que era feliz con ella, se sentía afortunada y completamente bendecida, tenía prácticamente todo lo que quería; una linda novia recostada en su cama, unos hermosos mellizos llorones y mucho, pero mucho amor para dar y recibir. Con ese pensamiento agarró al pequeño Noah en brazos, sonriéndole.

Sí, era mucho más que feliz.

Fin

¡Aún queda el epílogo y varios capítulos extras! Espérenlos. 💗

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