Jennie respiró profundo antes de regresar con sus amigas, cuando entró a la habitación todas parecían estar concentradas en un kdrama, incluso Somi y Karina estaban llorando. Era ese kdrama qué recién habían lanzado, Queen of Tears.

—Chicas....me surgió una emergencia familiar, Ahyeon se siente mal y no hay nadie en casa... —Observó a todas sus amigas y nadie le hizo caso, a excepción de Joohyun quién asintió e hizo una seña con la mano para que se fuera.

Nunca creyó que sería tan fácil escaparse de ellas, al parecer ese kdrama las había atrapado por completo.

Sonrió victoriosa, tomó sus cosas y salió de la habitación, encontrándose con Rosé parada en el umbral de la puerta.

—¿Segura que es emergencia familiar? —Cuestionó la rubia en voz baja.

Se observaron y Jennie no respondió, sólo agachó la cabeza, viendo lo que la rubia le estaba ofreciendo.

—¡Rosie!—La castaña se cubrió la boca de la sorpresa. —¿Un preservativo? ¿de verdad?

—Escuché tu llamada por error cuando iba pasando, no querrás salir embarazada de Manobal ¿o si?

—Más adelante, quizás si, pero por ahora no. —Tomó el preservativo y abrazó a la rubia. —Nos vemos mañana.

—Adiós Jen, asegúrate de que puedas caminar.

Rosé rió ante el rostro asustado de su amiga.

Jennie salió de la casa sintiendo el frío traspasar su pantalón pijama de ositos. Cuando llegó a la esquina observó un auto deportivo rojo estacionado y recargada en el se encontraba su ex que ya no era rubia, sino pelinegra.

Pero, Dios, cuando te miro.

Mi cerebro dice: Ahh.

Estaba más alta, facciones más definidas y su piel más pálida, ahora se vestía como toda una playgirl y ni hablar de todo lo que estaba escondido bajo esa ropa.

—¿Te vas a quedar ahí de pie mirándome?

Lisa sonrió y Jennie se congeló por completo.

No puedo oír mis pensamientos.

Como bla-bla-bla-bla-bla-bla-bla.

Cuando la castaña reaccionó, Lisa ya la había cubierto con su chaqueta mientras la observaba con intensidad.

—Te extrañé tanto, Jennie. —Acarició su mejilla.—No había día que no estuviera pensando en ti.

—¿Porqué terminamos? —Preguntó la de ojos felinos, aún no podía creer que Lisa se había convertido en la definición de perfección.

—Terminamos porque no quisiste llevar una relación a distancia y porque te creíste el rumor estúpido de que me besé con Mina.

Jennie salió del shock, alejándose de la pelinegra quién suspiró, ya sabía lo que se venía.

—Sabes bien que no fue un rumor, ustedes realmente se besaron.

—¡No nos besamos! Ella quiso besarme pero yo no lo permití ¿Crees que teniendo a una novia como tú voy a mirar a otras chicas? Claro que no.

—Pues supongo que en Estados Unidos si miraste a otras chicas, claro que lo hiciste si estás soltera. —se cruzó de brazos sintiendo como los celos empezaban a quemarla.

—Lo hice y lo acepto, pero ninguna tiene lo que tú tienes.

Lisa se acercó y tomó con fuerza la cintura de la más baja quién intentó soltarse pero fue en vano.

—Tú me encantas Jennie, no sé que me diste o que me hiciste, pero no quiero a nadie más. —Susurró en su oído.

—Manobal, ya bésame por dios.

La pelinegra sonrió ante la petición, sin dudarlo fue directo a la boca de Jennie. El inicio fue dulce, pero el deseo aumentó rápidamente, tanto que algo comenzó a despertar logrando que la castaña soltara un jadeo al sentir el bulto en su vientre.

—Tenemos que irnos de aquí. —Dijo Lisa con sus pupilas dilatadas.

—Lisa, esto es una mala idea. —Deseaba con todo su ser a la pelinegra, pero sentía que algo saldría mal.

—¿Porqué? Ambas estamos solteras ¿cierto?—Lisa soltó a la castaña. —No me digas que estás saliendo con alguien.

—Claro que no, ven aquí. —Volvió a ponerse las manos de la pelinegra en la cintura. —Sólo tengo miedo.

—Te recuerdo que tu primera vez fue conmigo. —Le dio un beso en la nariz. —No pasará nada, lo prometo.

Probablemente, no debería hacerlo.

Verte esta noche ¿Es una mala idea, verdad?

Al diablo, está bien.