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𝟬𝟭.| THEIR OWN SELF-IMAGE

CUARTO AÑO.

EL VERANO HABÍA TRANSCURRIDO COMO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS. El resto de la familia Delvaux se preguntaba qué habían podido hacer mal con Freya para que fuera seleccionada en Slytherin, y ella tenía que encontrar la manera de recordarles que no tenía ningún control sobre ello. Que no había forma de arreglar lo que el sombrero había decidido para ella, y que estaba grabado en piedra. Y por si eso no fuera suficiente para la tercera hija de Aridane y Easton Delvaux, siempre le preguntaban sobre otra constante en su vida en Hogwarts: El Chico Que Sobrevivió.

A Freya nunca le sorprendió que, en cuanto volvía a casa para las vacaciones de verano, sus padres —así como sus dos hermanas gemelas, que eran demasiado jóvenes para asistar a la escuela de magia y hechicería— la asfixiaran con preguntas sobre él. Querían saber cómo era conocerlo, formar parte de su año. Ella solo les contaba trozos, cosas que les gustaría oír. Freya no quería contarles todos los detalles de en lo que se había metido durante su estancia en Hogwarts, pues sabía que sus padres de Ravenclaw nunca le permitirían vivir tal aventura. Para ellos, si se había metido en algún problema durante su estancia en Hogwarts, le echarían la culpa de todo a la Casa en la que se encontraba. Ese era su principal ataque. La única cosa contra la que justificarían sus acciones.

Pero Freya solo contaba los días que pasaría en el invernadero Delvaux, haciendo lo que fuera para mantenerse alejada de sus padres. Aunque no solo sus padres eran el problema mientras ella estaba en casa, sino también sus hermanos. No era la mayor, ya que tenía dos hermanos mayores; uno que estaba en el año de los hermanos gemelos de Ron Weasley, y otra que estaba en un año superior. Ambos siempre la acosaban con sus estudios. Asegurándose de que no estropeara todo lo que hacía para convertirse en un fracaso más grande para su familia de lo que ya era, según ellos.

Los estandares que le imponía su familia eran excesivos, y los detestaba por ello. Sabía que probablemente habría sido más fácil si la hubieran puesto en Ravenclaw como el resto de su familia deseaba, pero sabía que eso nunca habría ocurrido. Simplemente, eso no estaba escrito en su destino, y ya lo había aceptado. Solo deseaba que el resto de su familia lo hubiera aceptado también.

Aunque, si de algo estaba agradecida, era de que sus hermanos mantuvieran la boca cerrada sobre una cosa, y era sobre cierto chico que estaba en Slytherin con ella. Sabía que si sus padres se enteraban de que era relativamente amiga del chico Malfoy, la habrían repudiado en ese mismo instante. No le habrían hecho preguntas, simplemente la habrían obligado a buscar otro lugar donde quedarse durante las vacaciones, y cuanto más pensaba en ello, más se daba cuenta de que eso probablemente no habría sido algo malo.

Un pesado suspiro salió de sus labios mientras se ajustaba el amarre de una de sus maletas que estaba aferrada a su hombro, y sostenía a su gato en brazos. Podía oír a sus padres entusiasmados con sus dos hermanos mayores, Cybele y Flynn, y ella solo quería que subieran a bordo del Expreso de Hogwarts lo antes posible. No quería pasar más tiempo con su familia que el que tenía que pasar. Miró por encima del hombro a sus padres y apretó la mandíbula durante unos segundos, antes de volver la cabeza hacia las vías. Inspiró profundamente durante unos segundos y sacudió la cabeza.

Se dio cuenta de que había algo raro en todo lo que ocurría a su alrededor mientras estaba de pie junto a las vías del tren, pero entonces sintió que alguien la miraba fijamente. La chica de pelo oscuro frunció las cejas durante unos segundos antes de mirar por encima de su hombro para ver al chico de pelo rubio plateado de pie junto a sus padres. No podía decir si él estaba ignorando a sus padres tanto como ella a los suyos, pero duró poco cuando su padre volvió a dirigir su atención hacia él y la madre de Draco. Freya dejó escapar otro suspiro antes de que otra figura apareciera a su lado, y volvió la cabeza para ver que era Hermione Granger.

—Oh, hola —saludó Freya mientras rodeaba con un brazo a la chica de pelo castaño por un momento, antes de separarse—, no sabía que estabas ahí —volvió a mirar por encima del hombro hacia sus padres durante unos segundos, antes de volver a Hermione—. Pero me alegro de que estés aquí.

Hermione miró hacia el resto de la familia Delvaux, y luego a Freya.

—Conozco esa mirada, supongo que tu familia ha vuelto a las andadas. ¿Te llenaron a preguntas sobre Harry? —Freya asintió con la cabeza mientras presionaba su lengua contra el interior de su mejilla—. Sabes, a lo mejor tienen buenas intenciones, probablemente es su manera de interesarse por tu vida.

—Sí, o por la de Harry —le respondió Freya antes de suspirar—. Lo siento. Es que ha sido un verano muy estresante, más que la mayoría. Aparentemente el cuarto año fue un poco difícil para Cybele y Flynn, así que mamá y papá quieren que lo haga excepcionalmente mejor que ellos.

Ella sacudió la cabeza.

—Qué estandares tan buenos para la hija mediana.

Las dos se quedaron cerca de las vías del tren durante unos segundos, antes de que se les unieran Harry y Ron. Freya les ofreció una sonrisa a los dos y dejó a su gato en el suelo para darles un rápido abrazo antes de que tuviera que darse la vuelta y enfrentarse a su familia. Sabía que iba a tener que despedirse de ellos, como casi todos los años. Después de todo eran su familia, por mucho que la irritaran. Y sabía que sus padres iban a esperar que se sentara junto a sus dos hermanos mayores en el tren, aunque sabían que no iba a ser así. Sabían que en cuanto los tres subieran al tren, los tres iban a separarse y sentarse junto a sus amigos, y Freya no podía estar más lejos de ellos.

Aridane rodeó a su hija con los brazos antes de agarrarse a la cara de Freya. Miró fijamente a los ojos de su hija y estrechó su mirada durante unos segundos, antes de dedicarle una sonrisa. Y no era una de esas sonrisas que la mayoría de las madres les dedicaban a sus hijas. Era esa sonrisa que le decía: " Tus hermanos están observando cada uno de tus movimientos y me informarán cuando hagas algo malo ". Freya trató de recordar lo que Hermione le había ofrecido, acerca de que sus padres a lo mejor intentaban interesarse por su vida, pero sabía muy bien que a sus padres no les importaba nada su vida.

Solo les importaba su propia imagen.

—Compórtate, Freya —Aridane se dirigió a su hija mientras movía las manos para apoyarlas en los hombros de la chica antes de mirar a su marido. Pasó una fracción de segundo antes de que volviera a prestar atención a su hija—, y asegúrate de escribirnos, por una razón tienen lechuzas allí.

—Sí, madre —le respondió Freya antes de volverse hacia su padre. Los dos se miraron durante unos segundos, antes de que su madre se dirigiera hacia Cybele y Flynn.

Su padre le dedicó una sonrisa de disculpa antes de rodearla con sus brazos. Freya inspiró profundamente mientras se aferraba a su padre con fuerza, dejando escapar un fuerte suspiro. Incluso cuando sus padres podían ser increíblemente autoritarios sobre lo que hacía con su vida, ella sabía que su padre era el más indulgente, y que solo quería que fuera feliz. Algo que ella apreciaba más que nada.

—No te metas en líos, hija —le susurró Easton, y cuando se apartó, le guiñó rápido un ojo—. Aunque los problemas tienden a seguirte, pero eso lo heredaste de tu viejo.

 Ella asintió con la cabeza a su padre.

—Entendido, papá.

Freya miró a sus padres mientras se despedía con la mano, y fue entonces cuando tanto Cybele como Flynn se pusieron a su lado. Ambos miraron a su hermana pequeña antes de dirigirse hacia el Expreso de Hogwarts. Pudo escuchar el sonido de las risas de su hermana al ver a algunos de sus amigos, y Freya no pudo evitar poner los ojos en blanco. Sabía que su hermana era mayor, pero deseaba que a veces actuara como si tuviera su edad. Flynn, por su parte, se limitó a dar una palmadita en la espalda a su hermana pequeña, antes de dirigirse hacia sus amigos, sabiendo que todos iban a hablar de cómo iban a entrar en el suministro de hierbas en Hogwarts.

La chica de pelo oscuro se quedó un momento en el pasillo del Expreso de Hogwarts. No pudo evitar echar un vistazo a un pasillo por un momento. Y por una fracción de segundo, se encontró de nuevo con los ojos de Draco, pero se apresuró a apartar la mirada. Sabía que los dos tenían una extraña amistad, si es que se podía llamar así, pero sabía que no iba a acercarse a su pequeña banda de amigos. Especialmente, sabiendo lo desagradables y tóxicos que podían ser cuando estaban cerca el uno del otro. Viendo que no eran más que una reacción química que salía mal la mayoría de los días.

En lugar de eso, se dirigió a uno de los vagones centrales del tren, dirigiéndose al compartimento en donde sabía que Ron, Harry y Hermione iban a estar sentados. Quería ponerse al día con los tres para ver si había algo que necesitaba saber antes de que se encontraran de nuevo en Hogwarts. Y, tal y como ella debería haber sabido, las cosas ya empezaban a ser complicadas.



『••✎••』

Espero que les haya gustado mucho❤️ 
De aquí en adelante estará dentro de la 
línea de tiempo de la cuarta película de la saga, 
con algunas partes AU que serán imprescindibles
para la trama principal de la historia.

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