Hace cinco años

Ana:

Me ha reclamado otra vez.

Necesito volver a usar aquellos tops y shorts que me incomodan, pues a Sebastián le parecen femeninos y atractivos.

Sé que ha vuelto a pasar, esta tarde he encontrado más condones en su auto que jamás utiliza conmigo, ahora me pregunto si pago o no con aquella mujer o mujeres, sé que necesita desahogarse y que no está dispuesto a hacerlo conmigo, pero comprender que jamás me ha dejado de engañar es muy difícil.

Realmente necesito parecerle, aunque sea suficiente para ser yo quien lo ayude a desahogarse, así por fin me amara, por lo que debo ir a comprar ropa más entallada y faldas más cortas, tal vez así le genera algo, aunque solo sea repulsión, estoy dispuesta a aceptarla si se mantiene a mi lado, pues necesito salvarlo de aquel vacío en el que vive, sé que puedo ayudarlo.

Presente...

23 de marzo de 2014

Ana:

Mi reacción es claramente esperada, comienzo a reírme a carcajadas.

- ¿a olvidar?, ¡qué diablos quieres olvidar!, según tú, la vida que tenías era perfecta, jamás me necesitaste maldito ingrato ¡¿por qué ahora eh?!, ¿quieres volver a desgraciar mi vida idiota?, ¡eso quieres! ¿no es asi?, asi vives tú, te fascina el sufrimiento, pero ¿sabes qué? - me acerco de forma peligrosa y con un dedo lo señalo y lo golpeo suavemente en el pecho, mi furia es palpable y le hago saber mi postura con mi última frase - jamás volveré a ser tu espectáculo.

Sebastián me observa sorprendido, probablemente no pensó que esta sería mi reacción, sin embargo, para todo hay una razón y sus mentiras son la principal cuestión.

-Ana, ¿qué ha pasado contigo?, ¿porque piensas eso de mí?, jamás me gusto lastimarte, cariño, yo te amaba, eras....

Él no puede terminar la frase ya que una bofetada de mi parte recibe.

-no vengas aquí con tus cuentitos de amor Sebastián, eras un puto egoísta al que le gustaba verme retorcerme de dolor, te fascinaba mirar como mis lágrimas recorrían todas mis mejillas mientras frente a mi te besabas con otra, ¿si quiera sabes que es el amor?, tu, nunca me amaste, entiéndelo bien, ¡JAMAS ME AMASTE, ASI QUE NO LO VUELVAS A REPETIR!, ¿me has entendido?

Su expresión se desfigura, no me reconoce y eso me agrada, necesito hacerle saber que la estúpida Ana del pasado se esfumo, ya no existe, el la asesino.

-Ana... ¿quién eres ahora? siempre fuiste la chica sonriente y creyente, la que soñaba con un príncipe azul, yo quería serlo, pero...simplemente no sabía cómo, sin embargo, siempre te amé querida, fuiste mi mundo, mi sol, mi única luz, y si, no supe cuidarla, pero mi intención jamás fue hacerte sufrir, yo me rompí el día en el cual te deje y justo por eso regrese, pero, ahora estas tan cambiada, tan distante, ¿qué cambio?

-que aprendí a amarme, eso fue lo que cambio

Él no puede creerlo, ja, el muy idiota creía que al buscarme y decirme esas cursilerías de mierda automáticamente yo olvidaría todo y volvería a lamerle el culo, pero, ya no más, esto debe terminar asi que claro se lo tengo que dejar.

-Sebastián, no sé porque crees que aun te amo, no sé porque diablos piensas que aún me importas, pero te dejare algo muy claro... jamás volveré a arrastrarme para tenerte, ya no más de estarme pisoteando, y, entiéndelo muy bien, porque será la última vez que te lo repita, ya no te amo y nunca lo hare ¿ha quedado claro?

Sebastián:

Los sentimientos me embargan de forma arrolladora por todo mi ser.

Sus cabellos azabaches caen por su espalda como una cascada, la furia destaca en sus ojos marrones y su piel bronceada ha brillado por el sudor.

Sigue siendo igual de hermosa, de perfecta, ella aun es un ángel, sin embargo, en su historia ahora yo soy el demonio, dejé de ser su príncipe, me convertí en el villano.

La realidad de mi verdad tal vez sea más complicada de contar, pero vine aquí a recuperarla y lo voy a lograr.