Capítulo 7

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Narra Bella

Mal me ayudó a volver a su escondite. Me agarró del brazo como si tuviera miedo de que volviera a desaparecer.

— Mal, ahora estoy bien — dije — En serio, ya puedes soltarme.

— ¡De ninguna manera! ¿Acaso sabes lo inseguro que fue para ustedes dos venir aquí? — espetó.

— ¡Y tú sabes lo egoísta que fue para ti irte! — le grité — ¡Lo siento Mal pero nadie es perfecto! Todos tenemos defectos. Solo porque sientas que no perteneces a un sitio, no significa que tengas que irte de él. Mi hermano se preocupa mucho por ti y tú simplemente escribes una estúpida nota y te vas. Mal eres increíble. ¡El mundo no gira alrededor de tus sentimientos! Eso es sólo la vida. Tienes que lidiar con ellos. No puedes simplemente huir. Y eres estúpida al pensar que Ben no correría detrás de ti. ¡Está obsesionado con todo lo que eres!

Empecé a jadear porque me quedé sin aliento con todos los gritos. Mal me miró en shock. Me sentí un poco mal por gritarle pero necesitaba oírlo. Mal soltó mi brazo y miró al suelo.

— Lo siento Mal pero necesitabas escucharlo — dije.

— Lo sé. Simplemente no pensé que serías tú quien me dijera eso.

Empecé a reírme un poco.

— Yo tampoco, la verdad.

Mal me envió una sonrisa y me envolvió en un abrazo.

— Gracias — dijo ella.

— De nada. Ahora volvamos con los demás.

Caminamos hasta el escondite y subimos las escaleras. Mal fue la primera en entrar seguida por mí. No pasó mucho tiempo hasta que oí que gritaron mi nombre y fui derribada por el abrazo que me dieron Evie y Jay. Dejé escapar una risa y les correspondí el abrazo.

— ¡Yo también me alegro de verles! — sonreí.

— ¿Qué le pasó a tu cara? — dijo Evie después de jadear.

Tan pronto como ella dijo dijo eso, Carlos la apartó y me envolvió en un abrazo muy fuerte.

— Carlos... no... puedo...respirar — solté.

Rápidamente me soltó y puso su pulgar sobre mi cara dañada.

— Bella..., ¡¿qué pasó?! — exclamó.

— Harry es lo que pasó — Mal gruñó.

— ¡Lo sabía! — gritó Carlos.

Sus ojos se oscurecieron y sus manos se volvieron puños. Nunca lo había visto así antes. Agarré su cara y lo miré a los ojos.

— Carlos mírame. Estoy bien. Por favor, no te preocupes por mí — dije con mis manos en sus mejillas.

Sus ojos instantáneamente se volvieron normales y sonrió.

— Lo siento mucho. Todo es culpa mía — dijo apenado.

— No, no lo es. Debería haberte escuchado. Pero podemos devolvérsela más tarde — dije.

Carlos sonrió y luego besó mi frente.

— Estás conmigo ahora y no te perderé de vista nunca más.

Sacudí la cabeza y me reí. Qué bobo. Volví mi atención a Mal y la miré.

—Entonces, ¿qué pasa al mediodía? — le pregunté — ¿Y por qué Uma dejó que me trajeras a mí pero a Ben no?

— De eso no estoy segura, pero para recuperar a Ben tenemos que darle a Uma la varita — explicó ella.

— ¡No podemos darle la varita a Uma! — exclamó Evie — ¡Dejaríamos que destruyera Auradon!

Mal caminaba de un lado a otro mientras Evie le gritaba. Me senté entre Carlos y Jay viendo cómo se desarrollaba todo.

— Si Uma no recibe la varita, adiós Ben — Carlos protestó.

— Tenemos que recuperar a mi hermano — afirmé.

— ¿Vamos a darle la varita a Uma nada menos? — dijo Evie.

— No podemos hacer otra cosa — dijo Jay.

Carlos, Evie, Jay y yo hablamos mientras Mal se quedaba callada.

— ¡Esperad, chicos! — habló Mal finalmente — Tu impresora 3D.

Carlos sonrió.

— Una varita falsa. ¡Chupado!

— En cuanto Uma la pruebe, sabrá que es falsa — dijo Evie.

— Tendremos que sacar a Ben de alli deprisa. Necesitaremos una distracción — dijo Mal.

Todos pensamos por un segundo.

— ¡Bombas de humo! — dijo Jay y Mal lo señaló.

— ¡Perfecto! Iré a por productos químicos al local de Lady Tremaine — dijo Evie caminando hacia Mal y le tocó el pelo — Ah, y tu pelo flipante por cierto. La malvada madrastra se ha superado.

— ¿Quieres saber una cosa? Ha sido Dizzy — dijo Mal.

— ¿La pequeña Dizzy? — dijo Evie emocionada — ¡Anda ya!

— ¡A mí también me encanta! — dijo Mal — Pesa menos.

— Me siento orgullosa de ella — contestó Evie.

Jay tosió y golpeó a Carlos en el hombro.

— ¿Hola? — dijo Carlos para llamarles la atención.

Los tres las miramos como si salvar a Ben era más importante.

— Vale — dijo Evie avergonzada.

Mal aplaudió sus manos.

— Carlos, Jay. Nos reuniremos en la bahía de los piratas antes del mediodía. Y, chicos. Perder no entra en mis planes. Estamos podridos...

— Hasta la médula — dijeron los tres a la vez.

Me sentí fuera de lugar. Así que, lentamente levanté la mano para llamar la atención de todos.

— ¿Y qué hay de mí? — pregunté.

— Puedes quedarte aquí — dijo Carlos.

Me levanté y crucé mis brazos.

— De ninguna manera, no va a pasar. Entiendo que ustedes piensan que soy una delicada flor, ¡pero es mi hermano de quien hablamos! Estoy harta de que la gente siempre me haga a un lado como si fuera a romperme — grité — Mal, Evie. Voy con vosotras.

Ignoré a Carlos y salí de la habitación. Estaba tan enfada con ellos. ¡¡Ugh! Las chicas y yo finalmente llegamos al salón de belleza para ver a una adorable niña trabajando en algunos accesorios. Evie sonrió brillantemente y nos dijo que estuviéramos calladas. Lentamente se acercó a la chica por detrás con una gran sonrisa.

— ¿Evie? — preguntó ella cuando la vio — ¡EVIE HAS VUELTO!

La niña envolvió a Evie en un enorme abrazo.

— Eh, yo también me alegro de verte — dijo Mal.

Dejé salir una risa y puse mi brazo alrededor de ella.

— Sé cómo te sientes y te entiendo — dije.

— ¿Es todo como nos imaginábamos? ¿Tienen armarios en los que te puedes meter? ¿Habéis estado en una piscina de verdad? ¡¿A qué sabe el helado?!

Aww, ella acaba de derretir mi corazón. ¡Qué tierna! Evie se agachó a su altura y sonrió.

— Está frío, es dulce y si te lo comes muy deprisa te da dolor de cabeza — explicó Evie.

— ¿De verdad? — preguntó la niña y ella asintió — ¡Guardé tu cuaderno de bocetos!

— ¿En serio? — preguntó Evie asombrada.

La niña corrió y agarró un libro que estaba cubierto de cuero azul.

— ¡Dizzy! — dijo Evie emocionada — ¡Madre mía!

Evie se sentó en la silla junto a la mesa y abrió el libro. ¡Los diseños eran increíbles!

— Wow — solté.

— Hice este vestido con una cortina vieja e imperdibles — dijo Evie.

— Me recuerda al vestido que le hiciste a Mal cuando conoció a Jasmín — dijo Dizzy.

— Y me tiré curry encima.

— Cierto — Evie asintió.

Todos nos reímos y Evie siguió viendo los bocetos.

— Tienes mucha razón, Dizzy. Me inspiré en este vestido.

— ¡Lo sabía! — Dizzy sonrió — Puedes sacar a la chica de la isla, pero no puedes sacar la isla de la chica.

Ella le dio un gran abrazo mientras Evie la miraba dándose cuenta de algo. Cerró el libro y agarró algo.

— Dime, ¿esto es excesivo o es fabuloso?

— ¡Dame la pistola de pegamento! — dijo Dizzy con una mano extendida.

Me reí mientras los dos trabajaban. Cuando terminaron, Evie agarró mi mano.

— Dizzy, esta es mi mejor amiga Bella. Bella, esta es mi hermana pequeña Dizzy — nos presentó.

Asentí con la cabeza y me agaché a su altura, extendiéndole mi mano.

— Hola Dizzy. Es un placer conocerte — sonreí.

— ¡¿Eres una.... Princesa?! — preguntó ella con asombro.

— No cualquier princesa, soy la hermana de Ben — me reí.

Ella jadeó y me atrajo en un gran abrazo. Le di un ligero apretón y disfruté el abrazo.

— ¡Esto es increíble! ¡Primero Evie ha vuelto y ahora he conocido a una princesa de verdad! — exclamó Dizzy muy emocionada.

Le sonreí y empezamos a hacer las bombas de humo. Evie y Mal las hacían juntas y yo las hacía junto a Dizzy.

— ¿Lo tienes? — oí que dijo Evie.

— Sí, lo tengo — contestó Mal.

— Con esa ya van cinco bombas de humo — dije.

— Creo que son suficientes, ¿no? — dijo Mal y asentí.

— M, B — llamó Evie — ¿No quedaría esto de muerte con mi camiseta rota y mi bolso en forma de arpa?

— Muy lindo — dije.

— De lujo — dijo Mal.

— ¡Quédatelo! — dijo Dizzy — ¡Agarra un montón!

Dizzy empezó a apilar accesorios en su mano. Evie caminó hacia ella. Esta chica era una completa dulzura. Evie cogió su bolso y lo abrió para que Dizzy pusiera lo que agarró en él.

— Dizzy, ¡madre mía! Gracias — dijo ella sonriendo.

— Oh, Evie. Me hace mucha ilusión saber que tienes algo mío en Auradon. Será como si yo estuviera allí — sonrió.

Evie atrajo a Dizzy en un abrazo y suspiró tristemente.

— Me gustaría mucho poder llevarte.

— Al menos he cumplido el sueño de una de nosotras — dijo Dizzy positivamente triste.

Mi corazón se rompió por Dizzy. Era demasiado dulce y buena para estar atrapada aquí.

— Quizás puedas — dije.

— ¿Qué? — exclamaron las tres al mismo tiempo.

— Soy la consejera real, puedo hacer que pase cualquier cosa — solté.

Me agaché a la altura de Dizzy otra vez y le sonreí.

— Te prometo que vendrás a Auradon. ¡No te preocupes Dizzy podrás vivir nuestros sueños y cumplir los tuyos!

— ¡Ahh! ¡De ninguna manera!— gritó Dizzy dándome un abrazo — Gracias, gracias, ¡gracias!

Le devolví el abrazo y sonreí a Evie, que estaba a punto de llorar. Ella articuló un gracias y yo solo asentí.

— Cuando llegue a casa, lo primero que haré es asegurarme de que estés de camino a Auradon — dije — De una forma u otra.

Dizzy bailó muy contenta y Mal nos miró.

— Chicas, tenemos que irnos.

Ambas asentíamos y nos despedimos de Dizzy antes de salir. Me fui con las chicas y parecían estar teniendo un momento, así que decidí dejarlas a solas. Decidí hacer la cosa más ridícula, ir al Fish and Chips.

— ¿Está Uma aquí? — llamé.

— Ahh, no podías alejarte de mí, eh — Harry se rió.

— Definitivamente no, quería ver a Uma — dije.

— Si se trata de tu hermano puedes irte — dijo Uma saliendo de la cocina.

— Ven afuera conmigo — dije y salí del local.

Me senté junto al agua y toqué un lugar a mi lado mientras miraba a Uma y ella se acercó y se sentó.

— No estoy aquí para pelear, ni tengo la varita. Sólo quería preguntarte por qué.

— ¿Por qué? — preguntó Uma.

— Sí. ¿Por qué me dejaste ir? Y no me mientas. Lo sé. Tienes bien en ti Uma. Supongo que quería decir que sé lo que se siente ser una segundona. Ben es el rey, y yo no seré reina hasta que él se muera. Todo el mundo le gusta y no yo. Ben es el primero y yo soy el segundo. Así que solo piénsalo. Quiero liberar a todos de la Isla. Hay un espacio entre aquí y allá. Sólo quiero que la gente se reúna allí. Quiero que estemos juntos. Como uno.

Uma me miró sorprendida y se quitó su sombrero pirata. Luego miró hacia el océano sin decir nada.

— Odio el buen acto, pero si quieres venir a Auradon, sólo dile a todo el mundo que voy a hacer que eso se haga realidad. Sólo piensa en ello. Te veré al mediodía.

Me levanté de mi asiento y volví al escondite donde Evie y Mal me abordaron en un abrazo.

— ¿Dónde estabas? — preguntaron ambas.

— Oh, caminando por ahí. ¿Saben? Esto de hacer de Villana y caminar como una se me da bastante bien — me reí.

Las chicas giraron sus ojos mientras me reía. Me senté en el sofá y todas nos echamos una siesta mientras esperábamos a que llegaran los chicos.

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