Capítulo 8

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Narrador Omnisciente

Era casi mediodía y el rey Ben estaba atado a un poste esperando a su amada, su hermana y sus amigos. Harry Hook estaba amando cada momento de acción que podía obtener. Se rió malévolamente y saltó delante de Ben. Llevando su gancho a la barbilla de Ben.

— ¡Cuchi, cuchi, cuuu! — Harry se rió con una mirada salvaje en sus ojos — ¿Qué tal sienta ser rey ahora?

Ben se quedó en silencio esperando a Mal.

No hagas nada de lo que te arrepientas. Pensó para sí mismo. Harry estaba tan cerca de atormentar al pobre rey, pero Uma fácilmente lo hizo detenerse.

— Déjalo ya, Harry, ¡déjalo! — dijo Uma — No estropeemos la mercancía.

Uma se sentó delante de Ben, mirándolo. No se parecía en nada a su hermana. En la opinión de Uma, Bella debería haber sido Reina.

— ¡Dijiste que podría engancharlo con el garfio! — Harry gruñó.

— ¡Dije a mediodía! — dijo Uma — Además, ya le hiciste lo suficiente a su hermana.

Harry y Ben se miraron y Harry saltó de las cuerdas de las que colgaba. Sacó su reloj de bolsillo y miró la hora con los ojos muy abiertos. Como si pudiera realmente leer el tiempo.

— En veinte minutos — dijo Harry.

Ben miró el reloj luego de vuelta a Harry.

— Son las once y media — afirmó Ben.

Harry lo miró mal causando que Uma sonriera.

— Ya puedes rezar para que tu novia cumpla — dijo Uma.

Harry tarareó de acuerdo con ella. Ben sacudió la cabeza. Sentía como si estuviera perdiendo aún más la esperanza.

— Ya no es mi novia — dijo él.

Uma inclinó la cabeza. Pensó para sí misma, quizás lo dejarían. Pero ella sabía que Bella lo lograría con seguridad. Después de conocerla durante tan poco tiempo, Uma la respetaba. Uma miró a Ben mientras Harry empezaba a reír.

— Déjanos a solas, Harry — ordenó ella.

Harry caminó hacia Ben y se acercó mucho a su cara.

— Quedan diecinueve minutos — dijo él.

— Vete — le dijo Uma.

Harry puso su mano sobre el pecho de Ben, lo agarró del hombro y se alejó. Uma miró a Ben con una mirada severa.

— Sé que no te mereces esto — empezó Ben, haciendo que ella se riera.

— ¿Esto? Esta isla es una prisión gracias a tu padre. Y no finjas que te preocupas por mí. Porque nadie lo hace. Solo yo — dijo Uma antes de quitarse el pelo de la cara.

— ¿Esto no ha sido idea de tu madre? — preguntó Ben. Uma rió — ¿Ese collar no es suyo?

— A mi madre tampoco le importo. Solo... si necesita a alguien para el turno de noche.

— Auch — exclamó Ben.

— No necesito tu compasión.

— Desde luego que no — dijo Ben mientras miraba alrededor de su barco — Tienes muchos recursos. Tú no estás atada.

Parecía como si Ben estuviera tratando de bromear con Uma, pero nunca fue bueno contando chistes. Uma se levantó de su asiento y se acercó a la cara de Ben.

— Vale. Vamos a poner verde a Mal.

— Prefiero hablar de ti — dijo Ben.

— Mhm... divertido y galante. Espero no convertirte en comida para peces — le dijo Uma.

— No lo hagas — dijo Ben — Suéltame y... volveremos juntos.

Uma pensó para sí misma, tu hermana ya dijo que podía. Pero ella no quería que él lo supiera. Bella la entendía más que nadie. Harry solo seguía a Uma, y Gil no era el más brillante. Uma fue burlada toda su vida y entonces Bella aparece y le enseña que cosas así no solo suceden en la Isla sino que también en Auradon.

— Oh, ¡¿Ahora me invitas?! — habló Uma, después de reírse — Me pregunto por qué. Cuando te llevaste a Mal, Evie, Carlos y Jay a Auradon. Me enfadé como nunca me había enfadado en mi vida. Y me he enfadado mucho.

Ben nunca se dio cuenta del dolor que había traído a otros hasta ahora. Era su culpa que la gente se sintiera menos favorable. Sabía que Bella quería llevar a más personas, pero al ser Rey le era muy difícil moverse para hacerlo.

— No pensé que pudiera hacer daño a las personas que no elegí.

Uma se dio la vuelta.

Bueno, tu hermana lo hizo. Eso era lo que Uma quería decir. Pero decidió escuchar a Ben.

— El plan era empezar por cuatro chicos y luego llevar a más. Creo que me absorbió lo de ser rey... una lástima. Lo siento — se disculpó.

Ben sabía que debería haber dejado que Bella se hiciera cargo del proyecto, tenía más tiempo libre. Odiaba estar siempre tan ocupado.

A veces deseaba que Bella fuera Reina y que sus lugares se invirtieran. Pensaba que ella podía manejar las cosas mejor que él.

— Eres una líder, Uma, y yo. Ven a Auradon y se parte de la solución — le rogó Ben.

— ¿Yo? — preguntó ella — ¿Parte de la solución?

Ella pensó en ir pero prefiere estar aparte de la solución si Bella era la líder. Ella pensó en Bella como la reina para la gente de la Isla. Y después de lo que pasó, ese mismo día, pero por la noche, le explicó a su tripulación que Bella era una de ellos y que ya no debía ser lastimada. Uma se inclinó cerca de Ben, aumentando el suspenso.

— Nah — respondió ella con una sonrisa — No te necesito, iré por mi cuenta.

Ben sentía como si hubiera fallado y todo lo que quería era que su hermana lo ayudara. Nunca se dio cuenta del papel que ella desempeñaba. Se dio cuenta de lo mucho que Bella fue apartada y tratada mal. Se sentía horrible.

— ¡HARRY! — llamó Uma.

Ella agarró su collar y se lo mostró a Ben.

— Veamos qué hace esta monada — dijo Uma.

Con eso ella se alejó.

Narra Bella

Vimos como la limusina se detenía frente a nosotros. E inesperadamente, Lonnie salió de ella con Jay y Carlos.

— Voy a por las espadas — indicó Jay.

— Vale — Lonnie asintió y se acercó a Mal, Evie y a mí.

Miré a mi compañera de cuarto en estado de shock.

— Lonnie, ¿qué haces aquí? — le pregunté.

— Les he obligado a traerme — dijo ella mientras nos abrazaba.

— Me alegro — dijo Mal.

Ahora con las habilidades de Lonnie definitivamente podemos vencer a los piratas. Lonnie era una de mis mejores amigas y estaba más que orgullosa de cómo defendió lo que creía.

— Bienvenida a la Isla. Me alegra verte — dijo Evie.

— Gracias — Lonnie sonrió.

Me acerqué a los chicos y cuando abrieron el maletero, me sorprendió ver a Colega.

— Y Colega — dijo Jay, haciendo un gesto hacia el perro, que estaba envuelto en una manta azul.

— ¡Te dije que te quedaras! — dijo Carlos frustrado.

— Suspendí en obediencia — dijo Colega.

Me reí y saqué a Colega del maletero.

— Genial, sigue hablando — señaló Jay.

— Tienes suerte de que te quiera — le dijo Carlos a Colega.

— ¿Y tú le quieres a ella? Porque yo no he visto que estés enfadado con ella por estar aquí — mencionó Colega.

Me ruboricé un poco porque en realidad no he hablado con Carlos desde mi pequeño estallido. Bajé a Colega y Carlos me dio un abrazo.

— Sí la quiero — dijo con suavidad.

— Yo también te quiero, y lo siento por ser una bestia — me reí — Me alegro de que no estés enfadado conmigo.

— ¿Enfadado? ¿Contigo? Nunca — dijo Carlos antes de besar mi mejilla.

Carlos, Jay, Colega y yo caminamos hacia Mal, parecía feliz de ver la varita.

— ¡Ooh! Déjame ver — dijo Mal extendiendo sus manos.

Carlos se la entregó y ella la evaluó.

— Ostras, qué maravilla.

— Son las doce — avisé.

— De acuerdo. ¿Listos? — preguntó Mal.

— Síp — dijo Evie sosteniendo su mochila, que contenía las bombas de humo.

— En marcha — dijo Mal.

Todos comenzaron a caminar por el túnel y Carlos y yo fuimos los últimos en entrar. Vi a Carlos darse la vuelta y mirar a Colega, que caminaba detrás de nosotros.

— ¡Quieto! — ordenó Carlos, ganándose un gemido de Colega — Va en serio.

Carlos puso la varita dentro de su chaleco y agarró mi mano. Sujetándola fuerte.

— ¿Carlos? — pregunté.

Me miró con expresión preocupada.

— ¿Qué pasa? — preguntó él.

— No sé cómo usar esas cosas. Soy una animadora, no una luchadora de espadas — dije nerviosamente mientras trataba de hacer una broma.

Carlos me sonrió levemente y envolvió su brazo alrededor de mi cintura.

— Quédate conmigo y estarás bien. No dejaré que nadie te haga daño.

Asentí con la cabeza y le di un beso fugaz en los labios.

— Ten cuidado.

Llegamos al otro lado del túnel y vi un enorme barco con una tonelada de piratas saltando y riendo. Allá vamos...

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