Capítulo 24

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« Aunque lo odies, tú y yo fuimos
cortados por la misma tijera. »

•••

No podía respirar.

O mejor dicho, podía hacerlo, pero incluso aquello era una tarea un poco (demasiado) difícil.

Cuando Jimin despertó, notó un peso extrañamente familiar que lo aprisionaba. El cuerpo de Min lo rodeaba por completo, manteniéndolo hundido en la cama.

Se removió como pudo, arrepintiéndose al instante cuando sintió un dolor agudo en la zona de sus caderas. Una sensación de incomodidad lo abrumó, ¡había perdido la virginidad con su profesor! ¿Cómo podría verlo a la cara ahora? ¿Cómo reaccionaría Yoongi al despertar?

Probablemente le gritaría en la cara que fue un error y luego lo botaría. O tal vez, optaría por el silencio y actuar como si nada hubiera ocurrido. Sea como sea, su ansiedad crecía conforme más se imaginaba escenarios en donde todo terminaba mal.

Intentó calmarse, respirando profundo y exhalando con suavidad. Observó la cabeza de Min descansar tranquilamente sobre su pecho, la respiración calma de su profesor acariciaba sus pezones, provocándole cosquilleos.

Acercó una de sus manos hacia la cabellera sedosa de Yoongi, queriendo confirmar si era tan suave como siempre había imaginado. Con cautela, deslizó sus dedos entre las hebras azabaches, acariciando el cuero cabelludo con ternura y sutileza.

Frunció el ceño al percatarse de ciertas reacciones en Yoongi. Parecía inquieto y, de pronto, su respiración se aceleró sutilmente.

Pesadilla. Estaba teniendo una pesadilla.

¿Qué podría estar perturbando su sueño?

—Shh... —con extrema vergüenza, Jimin habló quedito pero asegurándose de ser escuchado—. Está bien, estoy aquí...

Bueno, era malo tranquilizando a la gente (generalmente siempre lo tranquilizaban a él), pero al menos podría intentarlo. Volvió a acariciarle su cabeza, haciendo lo que estuviera en sus manos para calmarlo.

Curiosamente funcionó.

Y después de sentir cómo apretaban su cintura por última vez, Yoongi despertó. Jimin retuvo un suspiro cuando la mirada somnolienta del mayor se encontró con la suya.

—Mh, despertaste antes que yo —exclamó Yoongi con la voz más rasposa de lo normal debido al sueño.

—No podía respirar —respondió con un ligero sonrojo sobre sus pómulos.

Yoongi enarcó una ceja, dándose cuenta que había estado descansando sobre el pequeño cuerpo de su alumno.

—Lo siento, en algún momento debimos haber invertido posiciones —alzó los hombros, moviéndose hacia atrás para rodar lejos de Jimin.

Haciendo una mueca por el dolor, Jimin se recostó de lado para poder observar el rostro de Min. Este último estaba mirando hacia el cielo raso, con una expresión extraña dibujada en su rostro.

—Eh... ¿durmió bien? —Jimin cuestionó mientras mordía su labio inferior, no podía negar que su pregunta tenía dobles intenciones.

¿Quizás averiguar el motivo detrás de la aparente pesadilla?

—Lo hice —sin siquiera molestarse en mirarlo, el mayor respondió cortante—. Creo que ya es un poco tarde.

La expresión de Jimin se volvió herida.

¿Era una indirecta? ¿Acaso estaba a punto de ser echado a patadas?

Finalmente, Min desvió su mirada y la fijó en el menor.

—¿Quieres pasar el resto de la noche aquí?

Los ojos de Jimin se abrieron de par en par, sintiéndose de repente estúpido por haber pensado mal de Yoongi.

Por supuesto que él no era ese tipo de hombre.

—No sé si deba —rascó su nuca, nervioso—. Mañana es día de escuela y... —las palabras murieron en su garganta cuando Yoongi lo tomó del brazo y tiró de este, haciendo que terminara encima de él.

—Hazlo —dijo, mirándole fijamente—. Quiero que te quedes aquí.

Una sensación de calidez se instaló en su pecho.

¿Cómo podía resistirse ante esa mirada suplicante?

—Está bien —accedió finalmente, recibiendo una diminuta sonrisa en respuesta.

—¿Te encuentras bien? Puede que no haya cuidado apropiadamente de ti —sus nudillos acariciaron la cálida piel de sus pómulos—. Supongo que lo siento por eso.

—E-estoy bien —tosió un poco, de repente sintiéndose más allá de la palabra "nervioso"—. Algo adolorido, pero no es nada que no pueda soportar.

Sintió cómo el pecho del mayor se elevaba y descendía lentamente; había suspirado.

—¿Usted realmente durmió bien? —Min frunció el entrecejo ante esa insistencia del menor—. Parecía haber tenido una pesadilla mientras dormía sobre mí.

Yoongi tarareó.

—A veces las tengo —ladeó la cabeza—. ¿No es algo que solemos tener todos?

—Supongo... —frunció los labios. Aquella respuesta no había sido satisfactoria en absoluto. Tal vez debía presionar un poco más.—. Pero usted lucía realmente mal, ¿no le gustaría desahogarse?

Quizá estaba siendo un poco entrometido, eso lo reconocía fácilmente.

Pero desde que decidió ayudar a su profesor (en lo que sea que pudiera), el deseo egoísta de conocer absolutamente todo sobre él se apoderó de su ser. No sabía nada de Yoongi, y en ocasiones sentía como si el mayor fuera prácticamente un baúl lleno de secretos.

Tal vez una caja de Pandora.

Min formó una sonrisa irónica mientras acariciaba con su pulgar aquellos labios rellenitos: —¿Hay alguna otra cosa que sepa hacer tu bonita boca además de preguntar hasta el cansancio? —exclamó en tono jocoso—. Respuesta corta, ángel: simplemente soñaba con mi pasado.

—¿Tan mal fue que incluso tiene pesadillas sobre el? —arqueó ambas cejas, sus niveles de curiosidad habían aumentado (si es que eso era posible).

—Es tan malo que debería estar en la cárcel en este momento.

Jimin se quedó estático, conmocionado por la transformación en los bellos ojos grisáceos del mayor, que ahora se habían vuelto oscuros y penetrantes.

Yoongi pronto comenzó a reír, acariciando la cabellera del menor.

—Estoy bromeando, ángel —volvió a reír cuando sintió el suspiro de alivio en el menor—. Si pudiera describir mi pasado, la palabra correcta sería... tormentoso.

—¿Sufrió mucho?

—Puede ser —dijo mientras atrapaba entre sus dedos el mentón de Jimin, acercando su rostro al suyo—. Tal vez fui yo quien se encargó de hacer sufrir a alguien más.

Con dificultad, tragó saliva mientras percibía cómo el tono de voz de Yoongi se volvía más oscuro, rayando en lo hostil.

—¿Usted sería capaz de hacerme sufrir a mí? —cuestionó en un hilo de voz.

Silencio.

No extrañaba esos momentos en donde la intriga era la protagonista entre los dos.

—Quizás —respondió, arqueando ambas cejas—. Empiezo a dudar que seas tan ingenuo, ¿no te has dado cuenta de que lo he hecho ya?

—No es exactamente como lo recuerdo...

—Casi te mato.

—No es algo que me disgustara —alzó los hombros, negándose a sentirse avergonzado esta vez—. Me advirtió que podría... destruirme. Aun así, aquí estoy, dispuesto a soportar cualquier cosa con tal de seguir a su lado.

—¿Siquiera te estás escuchando, ángel? —ahogó una carcajada, analizando detenidamente a Jimin—. El tono en tu voz comienza a preocuparme, ¿qué pasó con el chiquillo tímido?

—Puede que haya muerto mientras usted tomaba posesión de mi cuerpo y comienzo a creer que así es.

Las fosas nasales de Yoongi se dilataron, de pronto su cuerpo se sentía caliente.

—Eres... tan malo mintiendo —dijo, casi susurrando—. No quieras tratar de engañar a un mentiroso, amor. Podría costarte caro.

Con una mueca de desafío, soltó el mentón de Jimin y deslizó su mano hacia su nuca, acercándose lentamente. Para el menor, las palabras de Yoongi resonaron con una extraña mezcla de amenaza y seducción.

Un escalofrío recorrió su cuerpo y no pudo evitar chillar cual animal herido al sentir cómo la lengua de Min acariciaba superficialmente sus labios, provocando que estos se abrieran lentamente en respuesta.

—Incluso ahora... eres tú quien se está aprovechando de mí —susurró Yoongi con nostalgia mientras descendía lentamente hasta la mandíbula de Jimin. A pesar de su edad, esta era perfectamente afilada, incitándole a llenarla de mordidas. Una tentación que apenas podía resistir.

—Por favor... béseme, yo... lo necesito —dijo, completamente sonrojado. Sus palabras temblaron con anhelo mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, pero poco le importaba en ese momento.

Solamente quería ser besado, quería sentir sus labios hormigueando, bien mordidos y usados. No le importaba cómo, solo ansiaba la cercanía y el roce de sus bocas, un deseo que parecía estar a punto de estallar.

Min chasqueó la lengua, pero se acercó nuevamente a la boca de Jimin.

—Que ángel tan codicioso tengo —murmuró sobre los labios ajenos, esbozando una sonrisa altanera mientras Jimin se inclinaba desesperadamente en busca de más contacto—. Pequeño necesitado.

La arrogancia y la satisfacción se mezclaban en su tono de voz mientras continuaba jugando con las emociones de Jimin, disfrutando del poder que tenía sobre él en ese momento.

¿Pero era él quien realmente tenía el control?

—Por favor, por favor, por favor —Jimin repetía constantemente al borde del precipicio, en ese instante, esas eran las únicas palabras que podía pronunciar coherentemente.

Yoongi maldijo en voz baja, sintiendo la rabia mezclada con el ardiente deseo que lo consumía al punto de estarlo volviendo loco. Tomó con firmeza el cabello de Jimin para mantenerlo quieto y separó sus labios decidido, estaba a punto de hacerlo.

De pronto, un celular comenzó a sonar.

Ambos miraron hacia la mesita de noche, sus cuerpos tensos, respiraciones descontroladas y miradas completamente cautivas por el aparato que brillaba sobre la madera hasta que se apagó por completo.

El celular volvió a vibrar, esta vez Yoongi reaccionó rápidamente tomando el aparato para descolgar la llamada. Aun con la respiración agitada y los latidos acelerados, contestó el teléfono con cierta impaciencia mientras Jimin esperaba con mirada expectante.

—Min exclamó como pudo, tratando de no mostrarse alterado—. ¿Qué pasa, Joohyun?

La decepción se notaba a kilómetros sobre el rostro de Jimin.

De todos los momentos posibles, ¿realmente la prefecta Bae tenía que tomar justo ese para dar aquel recado nocturno?

—¿Era hoy? —Yoongi frunció el entrecejo, pasando una mano entre sus cabellos—. Entiendo, gracias por recordármelo.

Con un suspiro, Yoongi colgó el teléfono y se volvió hacia Jimin, quien le observaba con atención.

—¿Surgió algo? —pese a la decepción, Jimin logró mantenerse sereno.

—Esta noche habrá reunión de maestros —respondió el mayor con simpleza—. Suelen hacerlo cada fin de mes, supongo que algo ocurrió para que decidieran adelantarla.

—Entiendo, pero... ¿realmente tiene que ser tan noche?

—El director pensó que así le estorbaríamos menos a los alumnos —alzó los hombros—. Antes eran durante las mañanas, a veces en las tardes. Luego alguien se quejó del "ruido" que se hacía durante las juntas y decidieron cambiar el horario.

Jimin hizo un mohín, reprimiendo un suspiro.

—No quiero que se vaya —sin permiso alguno, dejó caer su cabeza sobre el pecho de Min, rodeándolo con sus brazos poco después—. Realmente quería estar con usted más tiempo.

Min sonrió.

—Volveré más tarde, ángel, no te preocupes —le aseguró mientras acariciaba su cabeza enrulada—. Si te encuentro despierto, quizá podamos cenar algo ligero los dos.

Esa idea no sonaba mal en absoluto.

—De acuerdo —respondió Jimin con una sonrisa bobalicona—. Le esperaré despierto.

Yoongi se preguntaba si sería cierto.

—Iré a ducharme, ¿quieres venir?

Jimin se apartó del cuerpo de Yoongi como si le quemara, sintiéndose de pronto avergonzado por su reacción tan exageradamente tímida. La carcajada del mayor resonó en la habitación, lo que solo aumentó la incomodidad del momento.

—¿Ahora eres tímido? —bromeó.

El rubor en las mejillas de Jimin se intensificó, y aunque quería esconderse bajo las sábanas, se resistió a la idea.

—Es solo... que fue una invitación inesperada —respondió Jimin tratando de sonar seguro de sí mismo, aunque su voz titubeaba por el nerviosismo.

—No entiendo cómo es que ahora luces tímido, ángel —alzó ambas cejas, luciendo genuinamente intrigado—. Te he visto desnudo en varias posiciones, probaste mi sangre y mi semen sigue dentro de ti.

El comentario audaz de Yoongi hizo que Jimin se avergonzara en demasía. No supo cómo responder, encontrándose sorprendido por la franqueza con la que su profesor había hablado.

—S-supongo que es distinto... ¡por favor deje esa sonrisa! Me pone nervioso... —murmuró Jimin, desviando la mirada por un momento, incapaz de sostener la intensidad de la conexión visual.

—Realmente eres divertido, ángel.

Jimin no respondió, simplemente se escondió entre las sábanas mientras que Yoongi caminaba hacia el cuarto de baño entre risas crueles.


[...]


Después de asegurarse de que no había nadie por la zona, sacó una cajetilla de cigarros del bolsillo de su tuxedo. La miró por un instante, reflexionando sobre cuánto tiempo había pasado desde la última vez que fumó uno.

Tal vez habían transcurrido algunos años, quizá unos meses. No estaba seguro.

La cajetilla se sentía fría y familiar en su mano, recordándole una época pasada en la que solía recurrir al tabaco como una manera de lidiar con el estrés y las emociones abrumadoras.

Pero después de cierto día dejó atrás ese hábito.

Aunque ahora parecía ser lo que más necesitaba.

Sacó un cigarrillo y lo encendió, guardando el mechero dentro del bolsillo de su pantalón para darle una larga calada al cigarro, sintiendo cómo el humo llenaba sus pulmones.

—Creí que habías dejado ese vicio atrás.

Yoongi formó una sonrisa al rededor del cigarro, escuchando los pasos de Jeon cada vez más cerca de él.

—Lo hice —afirmó, expulsando el humo—. ¿Esto? Solo es cosa de una vez.

—Eso es lo que dicen todos —canturreó, posicionándose a lado suyo—. Realmente espero que sepas cómo disimular el olor, podrían levantarte un acta si lo perciben durante la junta.

Los hombros de Min se alzaron con una carcajada irónica.

—¿Acaso estás preocupado por mí? —bromeó, mirando fijamente a los ojos de Jungkook—. Me conmueves.

—Puede que lo digas de broma, pero realmente lo estoy —dijo con una expresión seria en el rostro—. De hecho, me alegra encontrarte solo.

—¿En verdad?

—Sí, quiero que hablemos —suspiró, sintiéndose un tanto nervioso al no saber cómo empezar aquella conversación—. Es sobre Park Jimin.

Al escuchar esas palabras, Yoongi se tensó de inmediato, dejando a un lado cualquier rastro de socarronería que pudiera haber tenido.

—No comprendo qué podamos hablar sobre el joven Park —dijo mientras daba otra calada al cigarro—. ¿Intentas insinuar algo?

Los labios de Jeon se apretaron.

—Lo que menos deseo es incomodarte, Yoongi —frunció el entrecejo al notar el drástico cambio en el lenguaje corporal del aludido, el cual denotaba cierta hostilidad—. Como sabes yo fui su psicólogo el semestre anterior, últimamente he notado que han estado... muy cerca. Solo quiero saber si ha ocurrido algún problema o-

—Tú mismo lo dijiste —le interrumpió, mirándole con ojos penetrantes—. "Fuiste" su psicólogo, ¿por qué debería contarte lo que sea que pase entre nostros? No podría traicionar la confianza de un alumno de esa manera, Jeon.

—No te estoy pidiendo que lo hagas —tal vez eso no era del todo cierto—. Solo me gustaría saber si el joven Park se encuentra bien. Solamente eso.

—Ya veo —volvió a sonreír —. ¿Quieres asegurarte de que no le he hecho nada, verdad?

—Eso no-

—La respuesta es no, Jeon. No he hecho absolutamente nada que el joven Park no quisiera  —se acercó al castaño, logrando invadir su espacio personal—. Si me conocieras mejor, lo sabrías.

—Te conozco lo suficiente, por eso es que estoy preocupado —se defendió, rechazando la idea de verse vulnerable —. No solo por el joven Park, también por ti.

—Siempre habla quien menos puede, ¿no? —soltó una carcajada que dejó perplejo a Jungkook, quien frunció el ceño—. Deberías dejar de preocuparte por los demás y empezar a mirar por ti.

—Yoongi...

—Te veo en la junta, Jeon.

En silencio, Jungkook observó cómo Yoongi tiraba lo que quedaba del cigarrillo al suelo para pisotearlo, apagándolo en el proceso.

Y mientras Yoongi se alejaba, solo un pensamiento reinaba en su mente:

"No me conoces en lo absoluto".

"Nadie lo hace".

***

Solo es la calma antes de la tormenta.

Que pesadilla tan más extraña tuvo Yoongi, ¿no? Mira que soñar sobre su pasado...

Sospechoso, ¿no lo creen? 👀

Gracias por seguir leyendo. 💖

—Cherry. 🍒

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