Capítulo 43

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N/A: Por favor lean la nota al final, hay un aviso importante con respecto a esta historia.


(...)


La ciudad estaba envuelta en un manto blanco tras la nevada, clara señal de que el invierno estaba en su máximo esplendor. Jimin contemplaba embelesado los copos de nieve caer a través del enorme ventanal, deleitándose con aquella imagen.

Durante la última media hora, su celular había estado vibrando sin descanso: los mensajes emocionados de Ryujin y Hoseok por la abundante nieve, junto con las quejas de Taehyung al respecto, lograban distraerlo. Aunque solo un poco.

Habían transcurrido unos días desde que prácticamente invadió el departamento de Min. Durante ese tiempo, el mayor se encargó de comprarle algunas mudas de ropa y otros artículos necesarios. Al principio, Jimin se mostró reacio a la idea de aceptar todas esas cosas, pero Yoongi le hizo comprender que realmente no tenía otra opción.

Jimin suspiró, recargando una mejilla sobre el dorso de su mano.

—Luces triste.

Jimin se sobresaltó en el sofá cuando la voz de Yoongi lo tomó por sorpresa. Miró por encima del hombro cómo el mayor tomaba asiento a su lado.

—No estoy triste, solo... es melancolía —alzó los hombros, volviendo su atención hacia el ventanal—. S-supongo que el clima me trae recuerdos —Jimin se ruborizó, suspirando lentamente—. S-sé que es una tontería considerando los hechos recientes, pero... no puedo evitar pensar en mis padres.

No mentía.

Para Jimin, era imposible no pensar en sus padres, sobre todo en esta época del año y con los acontecimientos recientes.

Yoongi ladeó la cabeza, permitiendo que algunos mechones de cabello cubrieran parcialmente sus ojos.

—Es normal —exclamó el mayor—. Dentro de una semana será Navidad, una época comercialmente diseñada para vivirla en familia, amigos o con alguna pareja.

Jimin asintió y cruzó los brazos sobre el respaldo del sofá, dejando caer su barbilla entre ellos.

—En casa, mis padres nunca celebraron la Navidad —explicó—. Mi padre solía irse a algún bar con sus amigos, y mi madre se quedaba hasta altas horas de la noche charlando con sus amigas igualmente infelices que ella —hizo una mueca al recordar dichas conversaciones—. Yo solía pasar la noche chateando con Taehyung encerrado en mi habitación; eso hacía que no resintiera tanto la soledad.

Bajo la atenta mirada del mayor, Jimin trazó con el dedo la silueta de un copo de nieve en el frío cristal empañado.

—Yo tampoco he celebrado la Navidad. Nunca —admitió Yoongi, provocando que Jimin parpadeara y finalmente dirigiera la mirada hacia él.

—¿En verdad? —Yoongi asintió, logrando intrigar a Jimin—. ¿Por qué no?

El mayor hizo una mueca.

—Prefiero no entrar en detalles sobre eso.

Jimin formó un puchero, acomodándose en el sofá para quedar cara a cara con Yoongi.

—Realmente me gustaría saber, ¿por favor?

Yoongi bufó al ver esos ojos de cachorro triste.

—¿Intentas manipularme?

Jimin le dedicó una sonrisa tímida, luciendo inocente mientras batía coquetamente sus largas pestañas.

—No lo sé... ¿está funcionando?

«Sí.»

El mayor dio un largo suspiro.

—Mi padre nunca compartió el entusiasmo por la Navidad. Siendo un adicto al trabajo, él solo veía dicha festividad como una excusa absurda para que la gente pudiera evitar sus responsabilidades laborales —exclamó Min, encogiéndose de hombros—. Solo recuerdo una ocasión en la que mi madre trató de convencerlo de hacer la típica cena navideña. No acabó bien.

Jimin enarcó una ceja.

—¿Qué... qué quiere decir?

—Con solo seis años tuve que limpiar sangre del suelo, adivina el resto —sonrió con ironía.

El menor apartó la mirada, sintiendo de pronto un escalofrío.

—L-lo siento, no debí preguntar.

—No importa. El pasado no cambiará solo por no hablar de el —Yoongi exclamó mientras se acercaba a Jimin, apartando un rizo errante de su frente—. Tal vez ninguno de los dos celebró la Navidad antes, pero ahora estamos juntos. Si quieres, podríamos hacerlo.

Los labios de Jimin se separaron ligeramente.

—¿En verdad le gustaría hacer eso?

—Solo si tú así lo quieres.

Jimin pareció meditarlo durante unos instantes, hasta que una linda sonrisa iluminó su rostro.

—Me encantaría celebrar la Navidad contigo, Yoongi.

El aludido le devolvió la sonrisa.

—Mañana saldremos a comprar algunas cosas —anunció—. Decoraciones, tal vez un pino... lo que sea que te haga feliz.

Las mejillas de Jimin se ruborizaron nuevamente mientras su sonrisa se ampliaba aún más.



[...]



Habían transcurrido algunas horas desde que Yoongi salió hacia... algún lugar. Él no entró en detalles, y Jimin prefirió no hostigarle con preguntas.

En cambio, Jimin optó por esperarlo en la sala de estar, pasando el tiempo frente a la televisión. Con el transcurrir de las horas, se sumergió en películas y programas variados, hasta que el aburrimiento lo alcanzó. Comenzó a navegar entre los canales, deteniéndose cuando uno en particular llamó su atención.

"...en otras noticias, hay novedades en el caso del hombre que fue encontrado muerto en su vehículo en medio de una calle abandonada hace tan solo unos cuantos días".

Jimin frunció el entrecejo al escuchar tales palabras. Intrigado, tomó nuevamente el control remoto para subir el volumen.

"La policía, que inicialmente sospechaba que se trataba de un homicidio, ha descubierto una nota que parece confirmar que se trató de un suicidio. Sigue siendo un misterio el motivo detrás de esta trágica decisión".

Las imágenes del vehículo del hombre que se mostraron en el reportaje provocaron en Jimin una extraña sensación de familiaridad, como si hubiera visto ese mismo automóvil en alguna otra ocasión. Aunque racionalmente sabía que era absurdo, considerando la cantidad de vehículos similares que veía a diario.

Sin embargo, había algo en aquel coche en específico que despertó un inquietante malestar en su interior...

Pero antes de que pudiera pensar demasiado en ello, su celular vibró.

"Tae-Tae 💕"  decía el identificador de llamadas. Jimin sonrió, bajando el volumen de la televisión.

—Hola... —exclamó el rubio en cuanto descolgó.

Necesito que vengas al centro comercial. Ahora.

Jimin frunció el entrecejo.

—¿Perdona?

—Mis padres organizaron un largo viaje de imprevisto, me gustaría pasar una tarde contigo antes de irme —no podía verlo, pero Jimin estaba seguro de que Taehyung se encontraba haciendo pucheros.

Jimin tragó saliva, sintiéndose incómodo mientras se removía en el sillón. Era consciente de que los golpes en su rostro aún no habían sanado por completo, y sabía que su amigo no dejaría el tema pasar una vez que los viera. Para ser honestos, Jimin no estaba de humor para lidiar con un interrogatorio.

—No lo sé, Tae, no creo poder pedir permiso... mis padres están de mal humor y no quisiera empeorarlo, ya sabes que a ellos no les gusta que salga —se sintió culpable por mentirle así a su mejor amigo, pero en el fondo sabía que era lo mejor.

—Oh... realmente me hubiera gustado pasar la tarde contigo, pero no voy a ponerte en peligro con el ogro de tu padre.

Los labios de Jimin se apretaron. Bueno, tal vez podía salir aunque sea unas cuantas horas...

—Veré que puedo hacer —exclamó con timidez, escuchando un grito emocionado de Taehyung al otro lado de la línea.

Jimin colgó abruptamente y se dirigió hacia la habitación de Yoongi, donde este había decidido guardar la ropa que el mayor había comprado para él.

Y mientras se alejaba, un diálogo proveniente de la televisión pasó desapercibido para él.

"Esperemos que los parientes del señor Park Jihoon se recuperen pronto de su pérdida".



[...]



—Luces jodidamente horrible.

Jimin dejó salir un largo suspiro mientras caminaba a la par de Taehyung. Había intentado explicarle por mensaje la razón de su horrible aspecto unos minutos antes de encontrarse en el lugar acordado, pero su amigo no era alguien que se caracterizara por mantenerse al margen.

—No es tan malo —refutó el menor, jugando con sus pulgares—. Ya no me duelen ni nada.

Taehyung rodó los ojos.

—Vaya consuelo, tienes moretones en la cara que parecen resultado de una pelea con un luchador profesional –excepto que fue con tu jodido padre– pero ya no te duelen —refunfuñó, apretando los puños—. Deberías ponerle una denuncia ahora mismo. De hecho, estoy a punto de obligarte a que lo hagas.

—No es necesario... mi padre no volverá a decirme o hacerme nada.

Taehyung detuvo sus pasos, haciendo que Jimin igualmente lo hiciera.

—¿Qué quieres decir con eso? —enarcó una ceja, intrigado.

Jimin mordió el interior de su mejilla, pero le dedicó una hermosa sonrisa al mayor.

—Le he puesto un alto.

Si algo caracterizaba a Jimin, era lo pésimo mentiroso que podía llegar a ser. Sin embargo, la historia inverosímil que inventó durante el camino al centro comercial pareció ser lo suficientemente convincente para Taehyung, quien lo miraba aturdido, como si no pudiera creer que Jimin finalmente hubiera frenado los abusos de su padre.

—Wow —Taehyung silbó, pasando una mano por sus hebras castañas—. Ahora entiendo por qué dijiste que tus padres estaban molestos.

—Creo que... llegamos a un acuerdo —Jimin alzó los hombros, dejando que la culpa por mentirle a su mejor amigo se drenara—. Así que, y-ya no te preocupes por mí, ¿de acuerdo?

El mayor parpadeó, pero una deslumbrante sonrisa cuadrada se extendió por su rostro antes de correr hacia Jimin para rodearlo en un abrazo reconfortante.

—Nunca dejaré de preocuparme por ti, idiota —exclamó dulcemente en su oído—. Pero estoy tan feliz por ti.

Jimin le correspondió el abrazo, sintiendo sus mejillas sonrojarse.

—¿P-podemos irnos? Siento que todos nos están observando... —Jimin exclamó en un hilo de voz, conscientes de que estaban en medio del centro comercial.

—Solo uno minutos más —Jimin sintió cómo los brazos de su mejor amigo se aferraban a él, no dispuestos a dejarlo separarse.

Y después de unos minutos, ambos se dirigieron hacia las tiendas favoritas de Taehyung. Su mejor amigo parecía estar desesperado por encontrar un regalo de Navidad para Hoseok, lo cual a Jimin le pareció tierno hasta cierto punto.

—¿Crees que le guste? —cuestionó Taehyung, mostrándole un suéter de lana de un rojo brillante—. El rojo es su color favorito, me gustaría regalarle algo que sé que amará usar.

Jimin ladeó la cabeza. Era un suéter bonito, aunque algo llamativo; definitivamente, quien lo usara no pasaría desapercibido.

—Creo que lo amará —dijo con sinceridad, sonriéndole al mayor—. A Hoseok parece gustarle mucho ese tipo de ropa.

—Entonces lo compré —Taehyung sonrió, palmeando los bolsillos de su pantalón semi cubierto por su enorme abrigo, su sonrisa se desvaneció—. Maldición, olvidé la cartera en el coche.

Jimin trató de reprimir una risa ante el descuido de su mejor amigo.

—¿Puedes esperarme aquí, Minnie? Prometo ir y volver —exclamó Taehyung, apenado. Sin esperar respuesta, le entregó a Jimin la ropa que había escogido durante todo este tiempo antes de salir corriendo despavorido de la tienda.

—Dios... —Jimin suspiró al verse con muchas prendas entre sus manos.

Con cuidado de no tirar nada, Jimin comenzó a caminar hacia un lugar con asientos de espera. Sin embargo, se detuvo al escuchar el sonido de unos ganchos de ropa impactarse contra el suelo.

«¿Por qué no tomaste una bolsa para las compras, Tae?» lloriqueó Jimin en su mente.

—¿Necesitas ayuda? —exclamó una voz agradable a sus espaldas.

—N-no gracias, estoy... bien —los ojos de Jimin se abrieron de par en par cuando pudo observar al chico que se le había acercado—. Eres tú...

—Que casualidad, chico de las velas —exclamó Hyunjin, sonriente—. ¿Es nuestro destino encontrarnos siempre en centros comerciales?

Hyunjin se inclinó para recoger la ropa que seguía en el suelo. Sin esperar respuesta, tomó algunas prendas de las manos de Jimin, aliviando su carga.

—¿Buscas cambiar de guardarropa? —el mayor dijo entre risas ante la absurda cantidad de ropa.

—N-no es mío —Jimin se apresuró a decir, sintiendo su rostro arder por alguna razón—. Estoy cuidándoselo a un amigo.

Hyunjin dio un vistazo a su alrededor, enarcando una ceja cuando no observó a nadie más.

—¿Y ese amigo está entre nosotros?

Jimin no pudo evitar carcajearse ante eso.

—Tuvo que ir al estacionamiento, olvidó su cartera en el carro —dijo, dirigiéndose hacia unos asientos que logró vislumbrar en la lejanía. Hyunjin le siguió los pasos.

—Entiendo... —ambos colocaron las prendas cuidadosamente sobre la superficie del asiento—. Me alegro de haberte encontrado —exclamó Hyunjin.

—¿En serio? —Jimin frunció el entrecejo cuando el mayor asintió—. ¿Por qué?

Hyunjin hizo una mueca algo chistosa.

—Para reclamarte por no haberme escrito después de ese día —hizo un puchero—. En verdad me hubiera gustado recibir un mensaje tuyo.

—Oh... lo siento —Jimin frotó su brazo, algo avergonzado. La verdad era, que después de ese día había olvidado por completo su existencia.

—No importa, siempre puedo hacerlo por ti —bromeó.

—¿C-cómo?

—Podrías darme tu número, chico de las velas —sonrió mostrando los dientes—. Me gustaría conocerte, aunque no quiero que pienses que te estoy presionando o algo. Si dices que no, lo comprenderé totalmente.

Y Jimin no estaba seguro de por qué, pero finalmente decidió darle su número.

Había algo en Hyunjin que Jimin no podía ignorar; tal vez era su amabilidad combinada con su sentido del humor.

Yoongi se había enfadado cuando intercambiaron algunas palabras, eso era cierto. Pero... ¿realmente importaba que él supiera sobre sus amistades?

Ambos se despidieron unos minutos después cuando Hyunjin tuvo que irse, no sin antes prometerle a Jimin que le escribiría pronto.

—¿Quién es tu amigo?

Jimin se sobresaltó al escuchar una voz grave a sus espaldas. Taehyung le estaba observando con una sonrisa pícara, moviendo sus cejas de forma sugerente.

—Eh... se llama Hyunjin, m-me pidió mi número —alzó los hombros, sintiendo sus mejillas sonrojarse nuevamente ante la mirada de Taehyung.

—Me voy unos minutos y te conviertes en un Casanova —bromeó, ayudando al menor a cargar las prendas de ropa—. No lo alcancé a ver completamente, pero de lejos lucía guapo, ¿es atractivo?

Jimin rodó los ojos, caminando con Taehyung hacia la fila para pagar.

—S-supongo que sí, lo es.

—Cuidado, Minnie —exclamó Taehyung, provocando que el menor enarcara una ceja—. A veces, así comienzan las historias de amor.

No estaba seguro de qué expresión tenía, pero Taehyung parecía encontrarlo tan entretenido que comenzó a carcajearse con fuerza.

—Solo bromeo —canturreó, provocando un bufido en el menor.

Jimin era consciente de que Taehyung solo buscaba molestarlo, así que decidió dejar morir el tema.

Y, siendo objetivos, aunque Hyunjin buscara algo más que una amistad, Jimin sabía que no podía corresponderle. Ni a él ni a nadie.

Tal vez era porque su corazón estaba encaprichado con alguien más.



[...]


—Ya llegué...

El sonido de sus palabras resonó en todo el departamento, el cual se encontraba sumido en un desconcertante silencio. Jimin no podía evitar sentirse un tanto extraño por haber llegado al departamento de su profesor después de un pequeño paseo, apenas consciente de que técnicamente estaba comenzando a vivir ahí.

Además, antes de salir, había dejado un mensaje a Yoongi, informándole que iba a dar una vuelta. Aunque no recibió respuesta, sabía que el mayor había leído su mensaje.

Un pensamiento repentino sacudió el interior de Jimin: ¿no era eso algo que harían las parejas? ¿Avisar cuando sales y cuando regresas al lugar que comparten juntos? Un rubor instantáneo tiñó sus mejillas ante la idea de Yoongi y él en una relación.

Dios, incluso su corazón latía con fuerza ante la posibilidad.

Cuando estaba a punto de anunciar nuevamente su llegada para asegurarse de que se encontraba solo, la mirada de Jimin detectó la figura dormida de Yoongi sobre el sofá. El mayor estaba completamente extendido sobre la superficie acolchonada, con un brazo sobre su cabeza y el otro descansando sobre su estómago. Aunque aún llevaba puestos los pantalones de traje, su camisa se encontraba completamente desabotonada.

Jimin sonrió, viendo lo tierno que lucía el mayor en ese momento. De alguna manera, él siempre lograba combinar ternura con sensualidad.

Decidió buscar una manta y, con cuidado, se subió sobre el profesor para acurrucarse junto a él, cubriéndolos a ambos con la manta. Jimin se sintió reconfortado al sentir los brazos de Yoongi abrazándolo por la cintura. Una sonrisa se dibujó en su rostro ante la sensación de calidez y protección que le brindaba aquel abrazo.

Finalmente, Jimin quedó dormido con los latidos del corazón de Yoongi arrullándolo.


***

Así que... hoy recibí el mensaje de que Wattpad me ha eliminado un oneshot por una violación a sus políticas o algo así.

Ustedes dirán "yes, and? ¿A nosotrxs qué o qué? 🤨" y la cosa es, que no me sorprendería si un día de estos resulta que también eliminan Behind his Mask.

Afortunadamente, yo siempre guardo un respaldo de mis historias, por lo que en ese sentido no me preocuparía si esta plataforma decide pasarse por el culo nuevamente mi trabajo y esfuerzo.

Y si esta historia llega a ser eliminada, yo NO voy a re-subirla aquí durante un muy largo tiempo. Porque soy escorpio y me caracterizo por ser rencorosa. (Bromita de signos zodiacales, je). Además de que no me arriesgaría a que me eliminen la cuenta.🗿

No sé si consideraré mudarme de plataforma permanentemente, habrá que ver... lo que sí les recomiendo es seguirme por cualquier actualización, claro, solamente si les interesa. ^^

Les dejo nuevamente mi usuario de Instagram, ya recuperé la contraseña, jeje: @/miniicheri.

Ahí nos vidrios, les quiero.

(Recuerden que hasta el momento Inkspired es el único lugar además de Wattpad donde pueden encontrar Behind his Mask).

Gracias por leer.

—Cherry. 🍒

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