Capítulo 46

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—¿Hice algo malo?

El profesor cerró la llave del agua después de lavarse la cara. Al entrar en la habitación, notó a Jimin observándolo desde la cama y levantó una ceja.

—¿Por qué lo preguntas?

Jimin desvió la mirada.

—Ha estado callado desde... hace una hora —se encogió de hombros—. Tampoco me ha mirado a los ojos.

Yoongi tarareó, sentándose en una esquina de la cama.

—No estoy molesto y no hiciste nada mal, solo... necesitaba algo de silencio —dijo, sin esperar respuesta, dirigiéndose al baño para apagar la luz.

Cuando todo el lugar quedó en penumbra, Jimin solo pudo distinguir los matices azules y grises de las cosas gracias a la tenue luz de la luna. Formó un pequeño puchero cuando sintió la cama hundirse a su lado.

—¿D-de verdad todo está bien? —se animó a preguntar por última vez, pero solo recibió un ruidito de afirmación—. P-por favor, no me mienta...

Yoongi se giró en su dirección, al fin le estaba observando directamente a los ojos.

—No lo hago —declaró con firmeza, pero rodó los ojos ante la mirada incrédula del menor—. En verdad, ángel, solo... necesitaba organizar mis pensamientos. Nada más.

Aún con ciertas dudas rondando en su mente, Jimin se acercó con suavidad al mayor, deteniéndose cuando los costados de sus muslos se rozaron.

—Puede compartir sus inquietudes conmigo —le animó Jimin, tomando una de sus manos para cubrirla con las suyas—. ¿Le incomodó lo que... hice? P-porque yo solo-

—No —le cortó—. Solo me sorprendió, no pensé que pudieras ser... así de mandón, ¿sabes? Eres aterrador.

El menor soltó una risita, sintiendo cómo el nudo de ansiedad en su estómago comenzaba a desvanecerse lentamente. Al menos, Min ya estaba de humor para bromear un poco.

—Entonces tal vez fue un buen consejo después de todo —Jimin murmuró, recordando su conversación de antes con Ryujin.

—¿Consejo?

Jimin se tensó, ¿por qué nunca podía cerrar la boca cuando era conveniente?

—Eh... b-busqué algo en internet y... —sus mejillas se ruborizaron al máximo mientras hablaba, al menos la oscuridad de la habitación lo ocultaba—. D-digamos que encontré un blog d-donde la g-gente decía que a sus... parejas les gustaba cuando... uhm...

Yoongi soltó una carcajada.

—No trates de engañar a un mentiroso, amor —repitió las mismas palabras que su profesor le había dicho en otra ocasión—. Pero no estoy de humor para presionarte, así que diré que estoy satisfecho con esa respuesta.

Jimin suspiró, bueno, al menos se salvó de ser interrogado.

Volvieron a quedarse en silencio durante unos minutos; ninguno parecía tener prisa por acostarse a dormir. En algún momento, Jimin dejó que su cabeza reposara en el hombro de su profesor mientras seguía jugando con su mano.

—¿Qué sentiste?

—¿Mh? —Jimin abrió lentamente los ojos, moviendo su cabeza un poco para apreciar el rostro del mayor.

—Cuando estuviste al mando, ¿qué sentiste?

El menor frunció el entrecejo al notar el tono cauteloso del mayor. Parecía ser una de esas preguntas que se hacen a pesar de no querer realmente conocer la respuesta.

—Me sentí... bien, un poco incómodo al principio —admitió con un ligero sonrojo—. S-supongo que encontré algo... placentero saber que podía hacer lo que quisiera, n-no sé... es... raro.

Yoongi asintió, pero no agregó nada más.

—¿Lo hice bien? —Jimin se animó a preguntar ante el repentino silencio.

—¿Buscas cumplidos? —Min dijo con una ceja alzada, pero había cierta burla en su voz.

Jimin sonrió, esta vez rodeando al profesor en un cálido abrazo.

—Los cumplidos siempre agradan.

—Sí, lo hiciste bien —Min le correspondió el abrazo, acariciando con suavidad la espalda del menor.

—T-tal vez algún día pueda ser el activo...

Los ojos de Min se abrieron de golpe, y no pudo evitar estallar en carcajadas.

—¿Por qué se burla? —Jimin formó un puchero, algo ofendido en realidad.

—Por nada, nada en absoluto.

Permanecieron en esa posición durante un largo rato más, con Yoongi sosteniendo a Jimin entre sus brazos y tarareándole algunas canciones hasta que el más joven finalmente se quedó dormido sobre él. Con cuidado de no despertarlo, Min movió a Jimin hacia el otro extremo de la cama para después cubrirlo con las sábanas.

No pudo evitar admirar su rostro; Jimin lucía tan sereno mientras dormía, tan... inocente. Un sentimiento amargo se extendió sobre el pecho de Min, quien, tambaleándose un poco, logró ponerse de pie.

Tomó una de las almohadas que no estaban siendo ocupadas y rodeó la cama, acercándose lentamente a la figura que descansaba plenamente tranquila. Min frunció el ceño, sintiendo cómo sus brazos temblaban mientras alzaba la almohada. Sería tan fácil impedir que siguiera respirando.

Yoongi se inclinó, dispuesto a colocar la almohada sobre el rostro del menor y ejercer presión para acabar con todo de una vez por todas.

Estaba tan cerca.

Pero no pudo hacerlo.

Temblando, retrocedió dos pasos. Su corazón latía con fuerza, como nunca antes. Una sonrisa amarga se extendió por su rostro y dejó caer la almohada.

Pasó una mano por su rostro, cepillando algunos de sus cabellos hacia atrás. Volvió a observar a Jimin, quien murmuraba algo entre sueños mientras se acurrucaba en la cama.

—Eres un estúpido, esto es tan estúpido —murmuró para sí mismo, dejándose caer nuevamente en su lado de la cama.

Acarició el cabello de Jimin, jugando un poco con sus rizos. Nunca podría resistirse a su suavidad.

Sus ojos picaron con una sensación que hacía años no sentía; al parpadear, fue capaz de percibir lágrimas rodando por sus mejillas. Min frunció el ceño, sin estar seguro de cómo debía sentirse al respecto.

Una risa exasperada escapó de él. Era mentira, en el fondo, lo sabía. Simplemente no había querido reconocerlo.

Antes de caer dormido, un pensamiento nubló su mente.

«Si no puedo deshacerme de ti, entonces te quitaré las opciones para que tú tampoco puedas hacerlo».


[...]


Los días siguientes transcurrieron en un abrir y cerrar de ojos.

Jimin estaba feliz; había celebrado el "año nuevo" junto a su profesor. Ambos estaban atentos a la programación de la cuenta regresiva en la televisión, Yoongi había preparado la cena unas horas antes para que pudieran comer mientras esperaban.

Pese a que Min le ofreció salir a algún lado, Jimin prefirió quedarse en el departamento. Nunca imaginó que pudiera divertirse tanto viendo la televisión.

Ya se había convertido en una rutina: despertarse entre los brazos de Yoongi, realizar actividades domésticas juntos y luego dormir abrazados nuevamente. No podía quejarse en lo absoluto.

Jimin estaba feliz, como nunca antes.

Pero habían ciertas inquietudes rondando por su cabeza, y estaba seguro de que no era el único consciente de ellas.

—¿Realmente tienes que ir? —gruñó Yoongi por octava vez en el día. Jimin sonrió, aunque el mayor no quisiera admitirlo, lucía tierno haciendo pucheros.

—S-se lo prometí a Taehyung... no puedo quedarle mal.

Yoongi no respondió, simplemente guardó silencio, observando cómo el menor se terminaba de vestir.

Los últimos días habían sido agradables no solo gracias a Yoongi, sino también por sus amigos. Taehyung se emocionó mucho cuando Jimin le confesó que finalmente podría asistir a su fiesta de cumpleaños para celebrarlo; incluso le envió un audio lleno de gritos de emoción.

Incluso había mantenido contacto con Hyunjin, quien resultó ser más amigable de lo que Jimin pensaba que sería. Había aprendido tantas cosas de él; era sorprendente cómo alguien podía comunicarse tanto sin necesidad de hablar, solo usando un teclado.

—Al menos podría llevarte.

—No quisiera arriesgarme a que... nos vean —dijo en un hilo de voz—. Será mejor si pido algún taxi.

Yoongi no refutó, solamente asintió con cierto pesar.

—Al menos prométeme que no regresarás muy tarde y que, si algo sucede que te haga sentir incómodo, me lo dirás.

Jimin sonrió, sintiendo su corazón latir con fuerza.

—Lo prometo, le mantendré informado de todo.

—Buen chico.

Cuando Jimin finalmente salió del departamento de Min, (después de casi veinte minutos), sus labios hormigueaban debido a una repentina sesión de besos hambrientos. Y no estaba seguro, pero tal vez el mayor quería hacerle entender algún punto.

Solo pudo teorizar al respecto mientras el taxi se dirigía a la ubicación que Jimin le indicó.

—¡Si viniste! ¡No puedo creerlo! —Taehyung exclamó con escepticismo al abrir la puerta de su hogar—. ¡Hoseok, Jimin si llegó!

Jimin sonrió tímidamente al entrar en la casa, saludando a las personas que encontró en su camino hacia el jardín trasero, donde probablemente estaban el resto de los amigos de Taehyung.

El lugar estaba decorado con globos y otras decoraciones típicas. No pudo evitar sentirse un poco cohibido al no conocer a nadie de la multitud, pero sus nervios se disiparon al encontrarse con Ryujin junto a una fuente de chocolate.

—¡Hola, ricitos! —exclamó con euforia, mordiendo una fresa cubierta de chocolate—. Taehyung estaba ansioso por verte, dice que es la primera vez en años que asistes a un evento suyo.

—Lo es, yo también estaba ansioso por ello.

Cuando un brazo rodeó repentinamente los hombros de Jimin, un escalofrío recorrió su espalda antes de que se relajara al ver la sonrisa amistosa del castaño.

—Que estés aquí es el mejor regalo que he podido recibir —dijo Taehyung, dándole un ligero apretón a su hombro—. Pensé que al único lugar que irías en mi nombre sería mi tumba.

Jimin rodó los ojos, Ryujin no pudo evitar estallar en carcajadas.

—No digas esas cosas...

—Solo bromeo Minnie, relájate —agregó Taehyung, despeinando los rizos del menor, quien que quejó por ello—. Tengo que acomodar algunas cosas, volveré pronto con ustedes.

—¿Siempre ha sido así? —Ryujin enarcó una ceja, acercándose a él.

—¿C-cómo? —Jimin ladeó la cabeza.

—Ya sabes... así, enérgico, un poco exagerado.

Jimin dejó salir una risita.

—Sí, desde que lo conozco es así. Ama exagerar un poco las cosas, pero nunca lo ha hecho con malas intenciones. Es un buen amigo, en realidad.

Ryujin sonrió, exclamando casi sin aliento: —Lo sé. Por eso me cuesta un poco entender cómo no le has contado de... ya sabes.

Jimin formó una mueca, su voz perdiendo el brillo de antes.

—Solo... me da miedo.

—¿Qué cosa? ¿El cómo va a reaccionar o algo así? —Ryujin lucía verdaderamente confundida—. Minnie, Taehyung te ama, los he visto todo este tiempo incluso antes de animarme a hablarles; te adora, no se molestará porque le cuentes que estás saliendo con alguien.

Jimin suspiró. Si tan solo supiera toda la verdad.

—No voy a presionarte para que hables de ello, ¿bien? Solo ten en mente que tarde o temprano todo se sabe —agregó con suavidad, levantando el mentón del mayor—. Ahora, cambia esa cara, vinimos a una fiesta, no a un funeral.

Pocos minutos después, Taehyung regresó como había prometido. Hoseok se les unió poco después, comentando lo difícil que había sido satisfacer a Taehyung en varios aspectos relacionados con la fiesta, sobre todo en el tema de la decoración.

En algún punto, Jimin se quedó solo, observando desde la distancia cómo sus amigos bailaban en la pista. A pesar de sus ruegos persistentes para que se uniera a ellos, en realidad prefería permanecer en las sombras, lejos del centro de atención.

Su celular vibró, Jimin esperaba encontrarse con algún mensaje de Yoongi.

Hyunjin:
Hola. :)

Pero no fue así.

Jimin:
¡Hola!

Hyunjin:
Hoy el día está muy nublado.
¿No te parece?

Jimin:
No me había percatado de ello...
Pero sí, lo está.

Hyunjin:
Creo que le hace falta un poco de sol.
Parece que el sol ya salió.
¿Por qué no levantas la mirada?

Jimin frunció el ceño. ¿Podría haber una conversación más extraña? De pronto, algo obstaculizó la luz que le iluminaba.

—Llegó el sol, chico de las velas

El menor dejó caer el celular, sus ojos se abrieron desmesuradamente al notar la figura de Hyunjin, quien parecía divertirse con su reacción un tanto exagerada.

—¿Q-qué haces aquí? —murmuró, completamente incrédulo.

Hyunjin se encogió de hombros.

—Un amigo me invitó, no pensé encontrarte aquí. Pero estoy feliz de haberlo hecho.

—¿U-un amigo?

Taehyung se acercó, lucía igual de sorprendido que Jimin.

—Vaya, ¿quién lo diría? —murmuró el castaño con una risita—. ¿Tú eres el amigo de Seokjin?

Hyunjin asintió, sonriéndole a Taehyung.

—Hwang Hyunjin, es un gusto conocerte —le extendió la mano, Taehyung la aceptó con una carcajada.

—No hacen falta las formalidades, Seokjin me habló de ti hace un rato, pero no sabía que... —se detuvo al ver la expresión estoica de Jimin—. En fin, espero que te diviertas.

—Yo también lo espero —le sonrió a Jimin discretamente—. Buscaré a Seokjin, los veo en un rato chicos.

Jimin tragó saliva con dificultad, recogiendo su celular que aún se encontraba en el suelo.

—El mundo es un pañuelo —ronroneó Taehyung—. Es la primera vez que estoy de acuerdo con esa afirmación.

—Lo que sea que vaya a pasar por tu cabeza, por favor, no lo hagas —exclamó Jimin, mirando con cautela a su mejor amigo.

—¿Qué quieres decir?

—Te conozco, Tae, no eres alguien que deje pasar las casualidades... como si nada.

Taehyung le dedicó su mirada más inocente.

—No tengo idea de a qué te refieras.

Sí, claro.


[...]


El resto de la noche fue... peculiar, si es que había una palabra adecuada para describirla. Jimin se encontró varias veces a solas con Hyunjin, coincidencias que parecían demasiado convenientes para ser casualidades.

Para ser honesto, no es que le incomodara su presencia. Hyunjin era interesante y divertido; sin embargo, resultaba frustrante no poder pasar tiempo con quienes consideraba sus amigos. Ryujin aparecía de vez en cuando para hacerles compañía, pero siempre surgía algo que requería su atención, dejando a Jimin nuevamente a solas con Hyunjin.

—¿Entonces este año comenzarás la universidad? —preguntó Jimin, tomando un sorbo de su bebida.

—Sí, Seokjin y yo hicimos el examen de admisión para la mejor universidad de Busan —respondió el mayor con una sonrisa—. Yo apliqué para una ingeniería, Seokjin creo que se fue por la rama de artes escénicas. Ambos fuimos aceptados, afortunadamente.

Jimin asintió, una sonrisa se formó en sus labios.

—¿Por qué decidiste estudiar en Busan? Dicen que aquí en Seúl son mejores las universidades.

Hyunjin se encogió de hombros: —Estoy un poco harto del estrés que conlleva ser un estudiante aquí en Seúl. Es decir, no es como que en Busan vivan tranquilos en ese aspecto, pero... personalmente preferiría vivir allá.

—Creo que te entiendo.

—¿Y tú, chico de las velas? ¿Qué planeas hacer cuando te gradúes de Yonsei?

Los labios de Jimin se curvaron en una pequeña "o". Si lo analizaba, nunca antes en sus dieciocho años se había detenido a considerar qué quería estudiar una vez terminara el instituto. Tampoco recordaba cuándo fue la última vez que alguien le había preguntado algo al respecto.

Pero antes de que pudiera responder, unos gritos llamaron la atención de ambos.

—No seas maricón, Kim.

—Técnicamente eso soy.

Jimin frunció el ceño, acercándose junto a Hyunjin a la repentina multitud que parecía estar encontrando divertida la "discusión".

—¿Qué pasa? —preguntó con suavidad, Ryujin le sonrió.

—Alguien propuso jugar al estúpido juego de la botella, pero Taehyung no parece estar muy de acuerdo con ello.

—No tenemos once años, ya estamos grandecitos para ello —refutó Taehyung, mirando con una ceja alzada a uno de los chicos.

—Y es por eso que será interesante jugar, ¿verdad chicos?

Los aullidos lobunos no se hicieron esperar, la mayoría parecía estar de acuerdo con ello. Incluyendo a Ryujin.

—¿Tú también, Ryu? —refunfuñó Taehyung.

—¿Qué? No me culpes por querer un poco de drama —respondió con una sonrisa.

Taehyung rodó los ojos, pero finalmente accedió.

—Y-yo creo que ya debo irme —masculló Jimin, alejándose poco a poco de la multitud que comenzaba a sentarse en el suelo, formando una especie de círculo.

Una mano le detuvo.

—¿No quieres jugar? —Hyunjin le observó con una ceja alzada, la mirada de Jimin se detuvo en aquella mano que sujetaba la suya—. Podría ser divertido.

—Y-yo no sé sí-

—¡No seas aguafiestas, ricitos! —gritó Hoseok, sentándose con Taehyung sobre su regazo—. ¡Únete!

Sin saber exactamente por qué, la multitud empezó a corear su nombre con entusiasmo, como si estuvieran animando a un cantante. Jimin miró a Taehyung, quien solo movió sus labios, diciendo algo como: "solo si te sientes cómodo".

Suspirando, Jimin asintió, sintiendo un poco de satisfacción cuando todos gritaron con entusiasmo por haber aceptado. Entonces Jimin se sentó en medio de Hyunjin y Ryujin. Hoseok junto a Taehyung estaban frente a ellos.

—De acuerdo bola de idiotas, escuchen porque detesto repetir las cosas —exclamó con sorna uno de los chicos de último año, si la memoria de Jimin no le fallaba, su nombre era Jackson—. La persona a la que apunte la boquilla de la botella decidirá el reto para quien señale la base. ¿De acuerdo?

Aunque algunos lucían confundidos, todos asintieron. La idea de Jimin era quedarse unas tres rondas antes de salir huyendo, por cualquier cosa. Había mucha gente, por lo que las probabilidades de que le tocara eran escasas, ¿no?

Cuando la botella giró, tuvo que contener la respiración. Su corazón casi se detuvo cuando la botella paró, señalando a Ryujin de un extremo y a Nayeon del otro.

—Nayeon escoge el reto para Ryujin —exclamó Jackson, tomando un trago de lo que sea que estuviera bebiendo.

Nayeon pareció meditarlo un poco, pero finalmente exclamó: —Te reto a contarnos quien te gusta.

Algunos de la multitud abuchearon ante eso, como si estuvieran decepcionados por aquella pregunta típica. Ryujin tarareó, pero una sonrisa apareció en su rostro.

—¿En este momento? Absolutamente nadie.

Los abucheos volvieron a escucharse, Ryujin se encogió de hombros. Jimin se divirtió con eso.

El juego siguió su curso, pasaron tantas cosas: gente se quitó algunas prendas de ropa, revelaron secretos embarazosos y unos cuantos hicieron... otras cosas.

Jimin no tenía idea de qué lo mantenía en el juego, tal vez fuera la curiosidad morbosa. Solo sabía que en el momento en que la botella giró y se detuvo en Hyunjin y Taehyung, él debió haberse retirado.

Jodidamente debió irse.

—Te reto a besar a la persona que se encuentra a tu izquierda.

Escuchó a Ryujin atragantarse con su bebida, y sintió cómo su corazón latía con fuerza cuando su mirada se encontró con la de Hyunjin, quien también lucía sorprendido por aquel reto.

Los aullidos y aplausos ensordecieron sus sentidos, en algún punto sintió los dedos de Hyunjin tomar suavemente su mentón.

—Taehyung —exclamó Ryujin, pero el sonido de la multitud pareció cubrir sus intentos por llamar la atención del mayor.

La mano de Hyunjin tomó la suya, apretándola suavemente. Jimin estaba tenso como el infierno, el aliento del mayor acarició sus mejillas y pese a que no era desagradable, se sentía mal.

—Jimin... —murmuró el mayor, muy cerca de sus labios.

Jimin retrocedió, soltándose abruptamente del agarre.

—¿Qué pasa? —preguntó Hyunjin con calma, preocupado por haber hecho algo mal.

El menor tragó saliva y observó a su alrededor, todos parecían preocupados por él, incluyendo a Taehyung.

—T-tengo que irme.

Sin esperar respuesta e ignorando los gritos a sus espaldas, Jimin corrió hacia la entrada de la casa de Taehyung, siendo detenido por él.

—¡Espera, Minnie! —exclamó Taehyung, tomándole por el brazo—. ¿Qué pasa? ¿Por qué tú-?

—¡¿Cómo pudiste hacerme eso?! —gritó, zafándose del agarre.

—¿Disculpa?

—T-toda la noche has preparado momentos para dejarme a solas con Hyunjin y ahora casi me besa por tu estúpido reto —murmuró al borde de las lágrimas—. ¿Crees que no me di cuenta?

Taehyung parpadeó lentamente, frunciendo el ceño.

—Wow, wow, alto —sacudió su cabeza—. Yo no... no quise hacerte sentir incómodo. De acuerdo, admito que tuve un poco que ver con dejarte a solas con Hyunjin, pero mi intención nunca fue-

—¿Por qué lo hiciste?

—¡Solo quería que te divirtieras! Desde aquella vez en la biblioteca no has mencionado algo sobre un romance, pensé que tal vez...

—¡No necesito que seas mi cupido! —Jimin bramó, frustrado—. ¡Y sabes como soy! ¡Nunca me atrevería a besar a nadie de esa forma!

—Yo solo... —su mirada se apagó—. Nunca quise avergonzarte.

—¡Fue exactamente lo que hiciste!

—¡¿Por qué siquiera estás tan molesto?! —gruñó, comenzando a frustrarse también—. ¿Qué diablos pasa contigo?

Jimin suspiró.

—No pasa nada. Olvídalo.

—¿Cómo voy a olvidarlo? ¡Acabas de tacharme como un mal amigo! Considero que al menos me merezco una explicación.

Jimin se dirigió a la puerta, pero Taehyung le detuvo. El menor cerró los ojos con fuerza.

—¿Por qué estás tan molesto? ¿Qué tiene de malo querer que mi amigo conozca a alguien si noto que se siente cómodo a su lado?

—¡No necesito eso, Taehyung!

—¡¿Pero por qué?! ¿No estás listo? ¿Realmente te hice sentir tan mal? Dímelo, así yo no vuelv-

—¡Porque ya estoy saliendo con alguien!

Cuando Jimin volvió a abrir los ojos, se encontró con la expresión de Taehyung. Estaba completamente sorprendido.

«Carajo» pensó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro