XXIV. "Voy por ti, madre"

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Maya no podía comprender lo que acababa de ocurrir. Todo pasó tan de repente, que ni siquiera pudo reaccionar lo suficientemente rápido para evitarlo. Solamente se encontraba bajando del auto de Peter, frente a La Iglesia, cuando un Berserker apareció de la nada atacando a Derek. Y ahora, su padre se encontraba en el suelo frente a sus ojos, con una gran herida en su torso, y un cuerpo sin curación sobrenatural.

La Alfa no podía moverse de su lugar, ni siquiera amagó a acercarse al cuerpo del Hale. Todo se repetía una y otra vez, todas las muertes que la rodeaban y la que parecía aproximarse; y éstas no la dejaban reaccionar ante lo sucedido. Ya había perdido demasiados, como para sumar a alguien más a la lista.

Veía sus labios moverse, sin embargo, sus oídos no parecían reconocer ningún sonido. Braeden se encontraba a su lado, examinando la herida, mientras todos miraban la escena frente a sus ojos. Excepto por Stiles, quién no podía apartar su mirada de una paralizada Maya.

— ¡Estoy bien! ¡Sólo encuentren a Scott!— exclamaba Derek desde el suelo, intercalando su mirada entre todos los presentes, notando que no querían abandonarlo—. Iremos detrás de ustedes. ¡Vayan!

Peter fue el primero en ir hacia La Iglesia, siendo seguido por Malia y Liam. Pero la Alfa y el humano no se movieron un centímetro.

»Sálvenlo«, volvió a hablar ante su falta de reacción.

Stiles no sabía qué hacer. Él podía decir que conocía a Maya, incluso más que Scott por varios secretos. Y sabía que esta reacción no era típica de ella.

No estaba gritando, no estaba llorando, no estaba haciendo nada impulsivo; y, sobre todo, no parecía viva.

Intentó acercarse a ella, intentó sostener su mano, pero se detuvo. No quería empeorar las cosas y su mejor amigo se encontraba en peligro. Así que, con lentitud, comenzó a hacer su camino hacia La Iglesia. Pero sorpresivamente, el murmuro de Maya lo detuvo.

— Stiles...— el muchacho se giró a mirarla, pero solamente pudo apreciar su espalda—. No confíes en Peter.

Y con eso, el muchacho corrió hacia el interior del abandonado edificio.

Lentamente y deseando despertar de esta pesadilla, Maya se agachó junto a su padre, viendo como la herida no se encontraba sanando. Podía sentir la mirada de lastima de Braeden sobre ella, calando en lo más profundo de su ser; pero la mirada que más le importaba en aquel momento, era la de Derek.

— Lydia tenía razón— le dijo con lágrimas en los ojos, ya habiéndose rendido de que su hija fuera a salvar a Scott.

Un sonido familiar resonó a su alrededor, alertándolos. Braeden sacó un arma, antes de entregársela al Hale.

— ¿Aún puedes disparar?— le preguntó la caza recompensas.

— Sí.

— No, no puedes— se metió Maya, antes de mirar a la chica a su lado—. Tiene que guardar todas sus fuerzas, si vamos a sacarlo de aquí con vida.

— Es una herida mortal— dijo Derek—. Y justo ahora me siento bastante mortal.

— No vamos a dejarte morir— negó Braeden, antes de que el sonido volviera a repetirse.

— Creo que deben concentrarse en salvarse ustedes.

La caza recompensas, se elevó para esconderse tras una de las paredes, al escuchar unos pasos acercarse. Su aroma vino hacia Maya reconociéndolo en un instante, y la furia acumulada en su interior, estaba a punto de explotar.

— Voy a matarla— murmuró con sus ojos cerrados, escuchando los disparos de Braeden.

— Maya...

— Voy a matar a mi madre.

Ninguna exclamación de Derek pudo detenerla, mientras corría al rescate de la caza recompensas.

El Berserker la tenía agarrada del cuello contra una de las paredes, mientras Kate se regodeaba a su lado, la cual se sorprendió al ver cómo su hija saltaba sobre la bestia, liberando a la humana.

Peter le había dicho que ella se encontraría dentro de La Iglesia.

El Berserker la lanzó con fuerza a varios metros, pero Maya logró aterrizar sin ningún rasguño. A la vez que los autos de las Calaveras y de su tío Chris llegaban al lugar.

— Voy por ti, madre— le gruñó iluminando sus ojos, antes de que ésta escapara de los disparos de los cazadores.

Aquel cosquilleo nuevamente recorrió el cuerpo de Maya, y esta vez no tenía pensado reprimirlo. Comenzó a correr hacia su objetivo, hacia su presa; no supo cuándo, ni cómo, pero lo próximo que supo, era que se encontraba corriendo en cuatro patas y sus sentidos se encontraban mucho más sensibles.

Chris apreció como su sobrina se transformó en un lobo negro frente a sus ojos, no siendo el único sorprendido, ya que los Clavera habían dejado de disparar ante la escena.

— ¡La niña no va a luchar sola, idiotas!— exclamó Araya— ¡Síganla!






[...]

Kate se encontraba repleta de mordidas y arañazos de su hija, al igual que Maya de su madre. Era obvio que Maya se encontraba con mucho más poder que la mujer jaguar, sin embargo, parecía que su madre tuviera una suerte divina, ya que había podido esquivar la mayoría de sus ataques.

— Cómo has crecido, Maya— le dijo Kate, mientras ambas se estudiaban antes del siguiente ataque—. Puedo decir que te has dejado crecer el cabello.

El gruñido de la loba no se hizo esperar, ante el claro comentario burlón, antes de saltar nuevamente sobre ella. Pero un aullido la hizo separarse de su objetivo, reconociendo su llamado, la Alfa aulló de la misma forma informándole su ubicación.

Otro lobo azabache apareció, a diferencia de Maya con sus ojos azules, listo para atacar junto a ella. Con un gruñido de afirmación de ambos lobos, éstos saltaron sobre Kate comenzando a morderla sin piedad. Sus gritos de dolor se escuchaban por todo el lugar, llamando la atención de todos los presentes.

Los lobos la dejaron ir, por lo que la Argent se alejó con dificultad, sorprendida de la presencia de Derek.

— Creí que habías muerto— dijo la jaguar.

Derek se transformó frente a ella.

— No, estaba evolucionando— le contestó—. Algo que nunca harás.

El Berserker se acercó para atacarlos nuevamente, sin embargo, Derek lo sujetó de su máscara con fuerza, haciendo que este se transformara en polvo. Kate intentó escapar, pero la bala de acónito amarrillo de Chris interfirió con su escape, más no la detuvo.

Maya gruñó, antes de comenzar a correr tras ella junto a Chris.

— ¡Maya!— la voz de Derek la detuvo, sin embargo, no se giró aun mirando a su objetivo alejarse—. No vale la pena.

La loba dejó salir otro gruñido aún más furioso.

¡Claro que vale la pena! ¡La quiero muerta!, pensó la Alfa.

»Tus amigos te necesitan.«

Esas palabras la hicieron salir de aquel modo asesino que había activado en ella. Estuvo tan inmersa en su cacería por Kate, que había olvidado a su manada, lo único que realmente importaba.

Suspiró lentamente, antes de hacer su camino hacia Parrish. Lo miró desde su altura, esperando que interpretara lo que necesitaba de él. Al notar su incomprensión, acercó su hocico hacia su chaqueta para tirar de ella levemente con sus dientes.

— Oh, claro. Perdona— habló el policía con rapidez, antes de acercarse a su camioneta para sacar un uniforme que tenía de repuesto—. Espero que esto te sirva.

Tomó la ropa con su boca, antes de alejarse de allí. No era exhibicionista como su padre.

Todos la siguieron hacia La Iglesia, donde el resto de sus amigos los esperaban, con el amanecer ya en el cielo.






[...]

— ¿Maya?— preguntó Scott al verla nuevamente en su forma lobuna.

El resto la miró sorprendidos nunca antes habiéndola visto en aquella forma.

— Wow, siempre quise un perro— dijo Liam, ganándose un gran gruñido de Maya ante tales palabras—. Perdón, mamá.

— ¿Acabas de llamarla mamá?— le preguntó Stiles con los ojos a más abrir, mientras Maya se adentraba a la van de Braeden para cambiarse.

— Te encantaría ser el papá, ¿verdad?— le preguntó Aspen en un susurró haciéndolo saltar en su lugar ante su repentina aparición—. Para su información estamos vivos, no era necesario llamarnos de inmediato— dijo con sumo sarcasmo.

— ¿Cómo mierda llegaste tan rápido?

— Soy un brujo Stiles— le contestó, antes de iluminar sus ojos color violeta, para mirarlo fijamente y así hablar en su mente.

Lo que deberías preguntarte, es porqué estás empecinado a volver con Maya.

Los ojos del humano se abrieron a más no poder.

Oh, sí. Ella me cuenta todo.

El sonido de la puerta de la van, detuvo su conversación, viendo salir a Maya con su cabello algo despeinado entre aquellas ropas de Parrish, que tan grande le quedaban.

La Alfa se acercó a su manada, antes de fundirse en un abrazo con Scott, al cual se sumó Kira haciéndolos reír. Se separó de ellos, antes de copiar el mismo gesto con Malia y Liam.

— Estoy orgullosa de ustedes.

Por último, se acercó a Stiles y Aspen, este último esperándola con sus brazos abiertos.

— Ven a abrazar a papi— le dijo el brujo, haciendo rodar los ojos al humano a su lado.

— ¿Están todos bien?— le preguntó contra su pecho.

— Sí, todos estamos bien.

— Bien— aún abrazada a Aspen, unió su mirada con la de Stiles— Era Peter, ¿verdad?

— Sí, tenías razón— le contestó con una sonrisa Stilinski, generando la misma en Maya.

Amaba que le dijeran que tenía razón.

— Hay suficiente acónito amarillo para mantener lejos a Peter y volver— les indicó Chris—. Pero tengan cuidado.

— ¿De verdad te vas con ellos?— le preguntó Scott.

— Hice un trato con los Calaveras hace unas semanas, los dejarán en paz, a todos— explicó—. Pero solo si les ayudo a atrapar a Kate.

— ¿Y si no puedes?— preguntó Kira.

— La encontraré, alguien debe hacerlo— terminó mirando a Maya, aún en brazos del brujo.

Ambos asintieron con una mínima sonrisa, antes de que Chris se marchara junto a Araya.

Todos necesitaban un merecido descanso, y Maya planeaba dormir toda una semana.






ÚLTIMO CAPÍTULO DE BENEFACTOR

Aún falta el Epílogo, pero no deja de ser el último♥

Quiero agradecer a todos los que apoyan la historia con sus votos y comentarios; sobre todo a los que están desde el principio de Alfa♥

Ya estoy preparando todo para el siguiente libro, así que estén atentos. Puede que esté publicando antes que el epílogo ;)





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