Capítulo 20

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

En todo placer y goce de la vida había algo que se podría categorizar como ficticio. Como un esfuerzo o propósito íntimo para conseguir aquello que diera en verdad satisfacción. Esa para eso dos hombres era la hermosa impureza del placer que entre ellos con una mirada se disparaba, rompiendo cualquier ley de vida o estereotipo implantado desde sus comienzos. Sus deseos cuando estaban juntos no dependían del permiso de otro.

— Deja de jugar... — Era difícil para Jungkook concentrarse en algo específico en ese momento, por un lado estaban los suspiros que a momentos amenazaban con convertirse en gemidos y por otro, se encontraba riéndose de todas las que ese Alfa tan serio a vista de todos ahora le hacía.

No había mucha madurez en su encuentro, era como si juntos hubieran regresado a la adolescencia, pero con ese toque fresco que los años y experiencia daban. Cada toque era preciso, se encontraba frente a alguien muy diferente de los Omegas con que estuvo. Alguien que le hacía creer que llevaba el mando para luego arrebatárselo, incitándolo a una guerra en la intimidad que se volvía peligrosamente adictiva.

— No estoy jugando, solo te estoy señalando estos pequeños lunares que tanto me gustan. Por ejemplo, este... — Mencionó llevando su lengua al perineo del pelinegro para humedecerlo y luego besarlo. Había descubierto que esa zona en Jungkook era mucho más sensible que los pezones. — Estos dos también. — Musitaba con dificultad por su boca llena con los testículos del contrario, jugueteando con ellos a gusto antes de alejarse con una fuerte succión.

— Mierda, eso duele. — Se quejó, pero una gran estela de pre semen caía. — Se sintió bien.

— Diosa Luna, estoy ansioso por lo mucho que nos vamos a destrozar. — Apenas la frase fue dicha, Jungkook volvió a reírse porque el castaño era tan impredecible que lo hacía estar a la espera del siguiente movimiento o frase. — Un nudo tuyo acabará conmigo y creo que eso será superado solo por el mío extendiéndose entre de ti.

— Nada de nudos adentro.

— ¿Miedo al dolor? Puede ser placentero. — Murmuró sacando sus colmillos para clavarlos en sus muslos mientras miraba fijamente a Jungkook fruncir el ceño por su mordida. — ¿Duele? — Jungkook asintió cerrando los ojos, soltando un leve gemido cuando la lengua de Taehyung recorrió su herida enviándoles corrientes nunca antes experimentadas.

Si en su muslo se sentía así, no quería imaginar cómo podría sentirse en otras zonas, el cuello por ejemplo. El placer más placentero era el menos seguro. Era casi como una ley, el goce más exquisito era aquel que bien caro se podría pagar. Eso que ellos estaban haciendo no era correcto en muchos sentidos, si se supiera que dos Alfas masculinos, líderes de manadas diferentes estaban colaborando de una forma tan íntima, podría causar que incluso la Sede diera la espalda y con esto llevarlos a un juicio internacional.

Sin embargo, todos esos pensamientos que Jungkook mantenía al inicio de su encuentro se esfumaron en el instante que sus bocas se encontraron, sus corazones se dispararon y sus cuerpos reaccionaron. Ese deleite creado por sus acciones hacían parecer breves las horas, como algo que quisieran extender eternamente de ser posible.

¿Cómo le podrían prohibir ese goce? Esas doctrinas y exigencias eran tiránicas. Ellos se le estaban revelando y sus lobos aún más, a ellos poco le importaban las reglas.

Apoyándose sobre su codo izquierdo, Jungkook se incorporó en la cama, llevando su mano derecha al cabello castaño que cubría el rostro de quien lamía su entrepierna. Descubrió su frente agarrando acto y seguido su cabello con gran fuerza para obligarlo a subir hasta su rostro. Sus labios estaban algo hinchados por las mordidas que los tenían sometidos, se mostraban enrojecidos y brillantes gracias a su saliva.

Provocativo, Taehyung estiró su lengua para rozarlos, pero el mayor se lo impidió tirando de su cabello hasta ver una mueca en su rostro. Sin soltarlo se levantó hasta que dar sentado, apoyándose al respaldo de la cama. Esos labios llenos de líquido pre seminal se veían tan exquisitos que tuvo que llevar su pulgar a ellos. Al tacto, el castaño reaccionó entreabriendo su boca, dejando salir sus caninos al percibir como Jungkook dejaba salir sus feromonas.

— Hasta tus colmillos son hermosos. — Musitó Jungkook presionando su pulgar contra uno de ellos hasta que una gota de sangre emergió de este, pintando el labio inferior del menor con este antes introducirlo en su boca y ver como este lo embadurnaba en saliva para luego chuparlo con obscenidad, mirando fijo a Jungkook. — Mierda... — Dejó escapar atrayéndolo más a él, presionando su lengua contra la contraria, lamiendo su propio dedo junto con Taehyung. — ¿Sabes que me estás incitando a dejarte físicamente impedido por días?

— Es bueno que mi recuperación sea cinco estrellas, extremadamente veloz.

— Quiero comprobar eso. — Susurró divertido, saltando su dedo para unirse en un eufórico beso, tan vigorosos como quienes lo daban. Sus ojos se cerraban y perdían en sensaciones estremecedoras. — Vamos a poner aprueba tus pulmones. — Comentó entre besos, lamiendo lascivamente sus labios, mentón y cuello, escuchando como esto aceleraba los latidos de Taehyung. — Realmente te gusta el peligro.

— Solo si eres tú el protagonista de ello. — Fue ahora el castaño quien sonrió al escuchar el cambio en la respiración y los latidos de Jungkook.

— Saca tu lengua para mí. — El menor obedeció, dejándola completamente a merced de ese Alfa que ladeó una sonrisa antes de acercarse. — No hagas absolutamente nada. — Demandó presionando más sus dedos en la cabeza contraria. Con su propia lengua recorrió la de Taehyung por sus costados, luego por el centro antes de realizarle una lánguida, pero firme felación como si de su miembro se tratara.

Cuando se separó, un hilo de saliva quedó suspendido en el aire como si fuera una cuerda resistente que se rehusaba a dejarlos separarse. Atendiendo este pedido, Jungkook volvió a unirlos por varios segundos.

Ese Alfa realmente estaba poniendo a prueba sus pulmones porque no pudo recuperarse de ese beso cuando ya estaba siendo guiado a una erección que Jungkook mantenía en alto. Con su mano la agitó como si esta fuera un lápiz labial por sus labios, palmeó su rostro y con una mirada le exigió que abriera la boca.

Su creencia y experiencia le hizo pensar que el contrario entraría suavemente, por tramos. En cambio, fue directamente a su garganta. Fue tan repentino que no tuvo tiempo para hincharla apropiadamente. Una cosa era ensancharla para dejar su aullido salir y otra hacerlo con un miembro impidiéndole tomar aire al sellarlo de esa forma. Aun así, logró hacerlo, permitiéndole llegar más a fondo hasta que su pelvis chocó contra sus labios.

Él no movía su cabeza en lo absoluto, fue Jungkook quien agitó sus caderas hasta que una lágrima rodó por su mejilla. Solo entonces salió y se quedó contemplando la boca de Taehyung, sus ruborizadas mejillas y la humedad de las mismas.

— ¿Demasiado? — Indagó Jungkook al verlo, pero Taehyung solo sonrió.

— ¿Para quién?

Por cuenta propia regresó a ese lugar mas esta vez a su ritmo, enrollando su lengua en la base para luego ascender hasta su glande descubierto. Agitó su mano jugando con su prepucio, perdiendo la lengua entre este y su sensible frenillo. El pelinegro no gemía, pero la brusquedad e irregularidad de su respiración era igual de agradable para sus oídos. Cuando sus caderas comenzaron a cobrar vida, Taehyung simplemente se separó, encontrándose con un gruñido y unos ojos rojos que se encontraban en huelga.

Se paró sobre la cama y se acercó más a su rostro, subiendo su pierna hasta que su rodilla se apoyó en el respaldo, justo al lado de su cabeza, siendo él ahora quien perdía sus dedos en la cabellera azabache. No necesitaba una orden o explicación, Jungkook sacó su lengua y el menor agradeció con una sonrisa.

El contacto de la lengua del pelinegro con los pliegues de su entrada lo estremeció al punto de creer perder el equilibrio. No obstante, las manos que se aferraron a su cadera lo mantuvieron en el sitio mientras Jungkook se encargaba de profanarlo y probarlo a profundidad como si nunca antes lo hubiera hecho. Esta vez todo fue diferente a aquella primera vez en donde sus rutinas se hicieron cargo del momento, algo que se fue difuminando un poco en sus memorias con los años que pasaron.

Ahora iban un poco más despacio, se tomaban su tiempo para reconocerse, impregnar el sabor del otro en sus paladares a sabiendas de que esto haría que nada volviera a tener el mismo sabor. Era una marca muy diferente a la que sus caninos enterrados en la piel del otro haría, pero no carecía de importancia o relevancia.

Era como la comida que se preparaba en casa, no importaba cuántas delicias probaran en el exterior, cuán caros o exquisitos fueran los platillos, nada sería más agradable que disfrutar de esa comida hogareña que despertaba recuerdos, que daba tranquilidad y tenía historia. Esos cuerpos, esos lobos creaban un hogar al que siempre querrían regresar sin importar el camino que tomasen.

Aterrador sin lugar a dudas, saber que se estaban arraigando aún más profundo en el otro al punto en que incluso si no lo quisieran se estarían buscando inconscientemente. Gratificante y engalanado a su vez, saber que existía entre billones, una persona a la que podían llamar hogar. Al menos en espíritu era como pertenecer a un único individuo que los dejaba en libertad al no tratarse como propiedad.

La frente de Taehyung se pegó a la pared cuando dos dedos comenzaron a estirar su interior. Podía sentir sobre su trasero las uñas de Jungkook crecer, encajándose en él sin estar consciente de que lo hacía. El aroma que estaba emanando estaba causando que el pelinegro perdiera los estribos.

A diferencia de veces anteriores no estaba dejando salir feromonas. Él no emanaba olor naturalmente, debía liberarlo ayudándose de sus feromonas para que alguien más lo captase mas ahora, él mismo no lo sentía, Jungkook estaba perdiendo todo su control con esto.

Se asustó cuando su cuerpo fue levantado en peso por Jungkook, este se levantó de la cama con él entre los brazos y se giró para pegar la espalda del castaño contra la pared con mayor fuerza de la esperada.

— ¿Qué es ese olor?

— ¿De qué olor hablas? Solo tú andas liberando feromonas como un loco. — Espetó aferrándose a sus hombros para estabilizarse.

— ¿No hueles?

— ¿Oler qué? — Cuestionó un poco preocupado al ver a Jungkook agitar su cabeza sin poder retroceder sus colmillos, con sus ojos al rojo vivo y las venas de su cuerpo comenzando a resaltar. — K-Kook...

— Tus feromonas siempre olían a mar y tundra, era naturaleza que me relajaba y excitaba, pero ahora es diferente, es como si un tercer aroma se hubiera unido y no logro diferenciarlo pero... Me está volviendo loco. — Terminó de decir mirándolo, sintiendo las manos de Taehyung acariciarlo con una mano y clavar sus uñas en el hombro con la otra. — ¿Qué me haces, Mul?

Taehyung se inclinó levemente para besarlo, deteniéndose a mitad de camino cuando una estrella azul de ocho puntas, justo como la de la Manada del Ártico apareció un poco más abajo de su pecho. Casi se alejó para mirarla, pero Jungkook terminó por arrastrarlo a un beso que alejó cualquier pensamiento.

Así, abrazados, una de las manos que el Bul utilizaba para aguantarlo se perdió en el pliegue de su trasero buscando entrar en él, exhalando fuertemente cuando la calidez del castaño lo apresó. Era tan diferente al interior de un omega, seco, reacio por momentos pero extremadamente cálido. Pertenecía a ahí, ese era su lugar, ese era su Alfa. Suyo... De nadie más.

— Sostente. — Fue la palabra que dijo para que Taehyung se agarrara bien a él. Con una mano estiraba su interior, con la otra agitaba su palpitante miembro para dirigirlo a aquella entrada ansiosa que se apretaba sobre sus dedos y luego sobre el aire cuando los retiró. — Ahora no hay vuelta atrás. — Mencionó cuando su pene comenzó a presionarlo, llevando las manos hasta las caderas de Taehyung para sostenerlo y atraerlo con fuerza hacia él.

Taehyung gruñó mirando hacia el techo, su boca se abrió mostrando por momentos sus caninos cuando el contrario entró por completo en él con una única estocada. Sus ojos se tornaron azules brillantes mientras tiraba del cabello de Jungkook y se aferraba a sus labios para calmar el aullido de dolor que se formaba en su pecho.

Aun cuando estaba perdiendo los estribos y le dolía contenerse, Jungkook no hizo otro movimiento. Se dedicó a besar a Taehyung, a dejar que usara su boca a su antojo para buscar el sosiego y la relajación necesaria. Ese castaño podía hacer lo que quisiera con él y no habría quejas, desde el primer encuentro fue así. Jamás dejaba a nadie salirse con la suya como se lo permitía a él. Podría morir y renacer solo con el sonido de su corazón, con sus manos, todo con tal de que las únicas lágrimas que derramara fueran de placer o felicidad.

— No me equivoqué cuando le dije a Jimin que lo que tenías allá abajo llevaba terminación "-ón".

— No sé cómo sentirme con respecto a que hayas estado discutiendo sobre mi miembro con tu mejor amigo. — Arrugó su frente antes de besar el pecho del castaño.

— Jodidamente halagado porque te he dado la mejor puntuación frente a la persona más importante en mi vida. — Fue mortalmente serio, pero una seriedad que Jungkook no pudo soportar porque terminó riéndose, buscando eso labios que falsificaban bravura y que pronto le mostraron una hermosa sonrisa cuadrada. — Idiota.

Jungkook se movió sobre el colchón para separar a Taehyung de la pared y apoyarlo cómodamente en la cama sin salir de él, desesperándose un poco cada vez que este apretaba sobre su miembro.

Todo el cabello castaño se extendió por las sábanas mientras hacía el intento por continuar abrazando a Jungkook cuando este apresaba con fuerza sus brazos para presionarlos a cada lado de su cuerpo, a la altura de sus hombros. Ese Alfa que ponía a prueba siempre su paciencia se veía tan rudo, pero expuesto ante él que le era imposible no admirarlo.

El tacto de su piel bajo sus dedos, sus expresiones eran tan maravillosos como recordaba e incluso mejor de lo que se imaginó que volvería a ser tenerlo junto a él. Esas clavículas adornaban el pecho evidentemente ejercitado en el último año. No sabía que su cuerpo con músculos más notables se vería igual o más sexy.

— Si te sigues demorando te vas a ablandar y vas a hacer que me retracte de todos los cumplidos. — Bromeó provocándolo, disfrutando del anhelo que veía en su rostro. Tal vez por lo que sentía por él, pero era raro encontrarse a alguien que le diera una mirada tan transparente. — Oh Lobito, creo que quieres que cambiemos posiciones. ¿Demasiado para ti?

— Te iba a hacer el amor suave, pero Mul, te lo haré de una forma que ni siquiera tendrás fuerza para entrar en mí esta noche. — Dándole una sonrisa más tenebrosa de lo que Taehyung se esperaba, el mayor se acercó para depositar un beso en sus labios. Creó un camino de besos, lamidas y succiones hasta llegar a sus pezones, devorándolo sin misericordia.

El movimiento de sus caderas fueron del cero al cien en un segundo, comenzando a penetrarlo con fuerza, pero no eran simples embestidas brutas. Con cada una, él se concentraba en estimular su cuerpo, en buscar en su interior puntos de goces mientras le hacía el amor salvajemente con caricias rudas pero besos dulces.

Todo el cuerpo de Taehyung brincaba, su cabello se unía al baile mientras su boca permanecía abierta sin desprender sonido. Cerrar sus ojos y enterarse por completo fue algo sencillo de hacer, pero el pelinegro no le permitía perderse sin mirarlo. Quería que se diera cuenta de que quien lo estaba tomando, ese que le estaba haciendo el amor era él, no ningún otro Alfa.

— Ninguno de esos imbéciles que permites que te follen. — Esa frase estaba siendo dicha en su mente mas por alguna razón fue dicha en voz alta. Fue clara que el menor la escuchó y ante esto solo rio sin necesidad de saber todo el contexto que creó en su cabeza.

Su pierna izquierda fue levantada por un Jungkook en busca de mayor profundidad, como si quisiera castigarlo con placer desmedido pese a no tener derecho alguno para hacerlo porque Taehyung fue un hombre soltero disfrutando de su soltería. Por la parte posterior de su muslo pegó la rodilla a su pecho e inclinó en un ángulo en que su embestida fue directa a un punto que había estado evitando.

Era desmedido e incalculable el erotismo que emanaba de ese hombre, lo excelente que se escuchó aquel primer gemido abierto de la noche cuando su miembro empujó contra su próstata. Las líneas de su cuerpo que resaltaban cada vez más a medida que el sudor aumentaba. Esas largas pestañas que acentuaba la mirada que le daba o esa mano que tiró de la suya hasta hacerlo apretar su cuello.

Quería continuar admirando esa vista, pero también deseaba ver la silueta de su espalda, sus glúteos, disfrutar de su miembro perdiéndose en su interior. Eso tal vez fue lo que le hizo voltear a Taehyung sin previo aviso, posicionándolo como quería. Abandonó por completo su interior ignorando sus quejas y contempló su anillo de carne cerrarse sobre la nada, como si estuviera reclamándolo.

— Kook... — Su voz era ronca y baja pero sonaba quebrada. El aludido sabía lo que necesitaba pero no se lo dio, en cambio, le ofreció su boca como consuelo y Taehyung se lo agradeció extendiendo so mano hacia atrás para presionarlo ahí con mayor ahínco. — Maldición.

Jungkook se liberó de su agarre, se levantó para pegarle con fuerza su cabeza a la cama y luego inmovilizar sus brazos, mordiendo y besando la piel expuesta que más cerca tenía.

— Deja que tu Alfa te trate. — Murmuró el pelinegro y solo eso, hizo al cuerpo contrario estremecerse. — Eres lo más delicioso que he probado. — Comentó separando bien sus cachetes para pasar la lengua en un largo recorrido hasta sus testículos y de regreso.

Sopló, lamió y chupó ese centro palpitando, perdió su lengua en el interior y varias veces le untó con su propia esencia. Tentándolo hasta que el castaño volvió a moverse contra él, restregándose sin pudor sobre su boca.

— ¿Quieres algo? No puedo escuchar lo que pides. — Musitaba entrecerrando sus ojos, sintiendo el sabor en su lengua cambiar, casi como si proviniera del mismo olor que volvía a emanar agresivamente de Taehyung.

— Métela otra vez... — Pidió un poco perdido sin saber por qué su interior ardía tanto, como si solo Jungkook pudiera calmar aquella sensación.

El pelinegro se estremeció, un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, parecía que alguna ventana se había abierto y un aire frío batía contra él. Tenía demasiado frío, pero ni siquiera eso podría hacerlo alejarse y no darle a su Alfa lo que pedía. Con manos temblorosas volvió a guiar su miembro a aquella entrada expectante, poniendo en ella solo la parte superior.

El camino al interior no fue seguido en su totalidad, puesto que, el frío pareció desaparecer y quiso extender todo un poco más. En el momento que retrocedió sintió como si cayera por un repentino un hoyo formado en el hielo, justo como hacía un año atrás mientras peleaba. El aire su corazón parecía ir disminuyendo la velocidad y falló al intentar agarrase porque sus dedos dejaron de responderle.

Taehyung se sentía más aliviado, su calor mermaba con Jungkook tan dentro de él, pero desconocía lo que estaba pasando, estaba en medio de una nebulosa placentera. Su caída hizo que sin querer, Jungkook entrara por completo en el castaño y esto alejó todo frío que pudo haber sentido, quedando el calor original que siempre lo recorría. Se quedó aferrado al cuerpo del menor por varios segundos hasta que este comenzó a moverse.

Su barriga se sintió extraña, todo lo que le estaba ocurriendo lo era. Cuando se separó de la espalda del Mul sin salir de él, se quedó completamente petrificado al ver todas las líneas negras que se fueron dibujando hasta dejar una estrella de ocho puntas. Solo al completarse, cuatro de las puntas se achicaron y todo el dibujo se alumbró.

Cerró sus ojos por la incandescente luz azul y agitó su cabeza como si aquello fuera una extraña ilusión. Esta vez, Taehyung pudo sentir el hormigueo en su espalda, no estaba dormido, no estaba inconsciente, divisó incluso la luz pese a no poder ver lo que estaba pasando. No necesitaba hacerlo, lo sabía.

Lentamente, Jungkook elevó sus párpados. Todos sus sentidos se habían disparado y aumentado. Sus manos se ciñeron a la cintura de Taehyung y con esto que ninguna connotación sexual llevaba, el castaño gimió alto, clavando sus garras en el colchón. Sus ojos se habían tornado azules, los de Jungkook rojos y ambos se sentían comenzar a perder el control de su persona.

— ¡Alfa!

— ¡Alfa!

Los dos dijeron esta palabra al unísono, se estaban reclamando aún sin un lazo, sin una mordida, sin un nudo. Dos alfas masculinos llamaron a su compañero como si se pertenecieran mutuamente. Las garras del Alfa Bul salieron hasta clavarse en la piel de Taehyung, volteándolo con fuerza para perderse en un contacto visual nunca antes hecho.

Sus pupilas se dilataron al máximo, casi ocultando las esferas de colores brillantes, sus colmillos salieron, sus colas incluso y, antes de notarlo, ambos se unieron en un aullido sin precedentes que hizo a todos los Bul tensarse en sus lugares. De hecho, aunque no sabían a qué se debía, la manada Mul también se tensó, hasta aquellos que habían estado durmiendo despertaron.

Todos se transformaron en su totalidad y comenzaron a aullar, incitando a cada manada de los alrededores e incluso en todo el continente a unírseles como un efecto cadeneta. Ellos dos fueron los únicos que no completaron la transformación, solo se aventuraron a besarse entre aullidos una vez que ellos dejaron de aullar.

Sus cuerpos se volvieron uno, sus garras se aferraban a cualquier lugar que alcanzaran, se murmuraban promesas de amor de las que no tenían total consciencia. Solo se limitaron a sentirse, a compenetrarse e ir arrastrando al otro a una avalancha de sensaciones nunca antes sentida.

Lava los envolvía, hielo los refrescaba... Fuego los consumía, agua los curaba...

— Te amo. — Susurró Jungkook sintiendo su nudo formarse, intentando pese a todo contenerse para poder apartarse y no anudar a Taehyung, no quería hacerle daño. Sin embargo, las manos del castaño lo atrajeron con gran fuerza, logrando que su nudo entrara en su totalidad antes de que se agrandara por completo imposibilitándole salir. — ¿Qué haces?

— Te amo.

Esto fue lo único que dijo antes de besarlo y cerrar sus ojos. Quizás sí dolía, pero él no lo sentía, tal vez al día siguiente lo haría pero esa madrugada, nada más le importaba. Era la peor posición para quedarse anudado, el peso de Jungkook no lo dejaba respirar correctamente, mas ambos habían quedado drenado de energía debido a los sucesos. No pudieron o quisieron hacer algo más que abrazarse, besarse esporádicamente y acompañarse mientras esperaban poder quedar libres de ese nudo que los había enlazado.

Otro capítulo entero de un encuentro íntimo.🤦🏾‍♀️🤦🏾‍♀️🤦🏾‍♀️ Sowwy, ya saben que ese eso me ocurre casi siempre. Espero que para este momento aquellos que han leído mis otras historias estén acostumbrados. Los que recién comienzan a leerme🙈 Lo siento. Espero que se acostumbren también.🙈😂

Espero que les haya gustado el capítulo.🥰
LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro