Capítulo 30

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— ¡Maldición! — Exclamó Jungkook haciendo brincar a Taehyung en la cama. — Lo siento, lo siento... — Musitó al ver que lo había despertado, inclinándose para abrazarlo suavemente.

Entre pláticas, sonrisas y algunos besos, Jungkook terminó quedándose dormido recostado al pecho de Taehyung. El Theta no tuvo corazón para despertarlo o alejarlo, no quiso hacerlo. Se limitó a acomodarlo a su lado y abrazarlo hasta que sus párpados también se cerraron.

Era peligroso lo bien que se sentía en su compañía, si no contaba aquel primer encuentro que aún no recordaba con lujo de detalles once años atrás, esa fue la tercera vez que durmió a su lado y se sintió tan bien como las anteriores. La paz, comodidad y seguridad que sentía junto a ese licántropo era algo a lo que podía volverse adicto.

— ¿Qué sucedió? — Preguntó confundido mirando a Jungkook.

— Los cachorros, cuando estamos juntos desayunamos siempre juntos, quiero jugar al menos una hora con ellos y luego tengo que ponerme a hacer cosas. Esta noche tenemos una reunión en WayL.

— ¿Es hoy? ¿Ya pasaron tres semanas desde la última? — Jungkook asintió tallando sus ojos para abandonar la cama. — Recién está amaneciendo, regresa aquí. ¿A dónde vas sin darme un beso en la mañana?

— Vaya, esto me gusta. — Musitó el pelinegro antes de inclinarse a depositar un beso en su cabeza. — Cuando estuvimos hablando ayer, olvidé mencionarte algo. — Sin saber a qué se refería, Taehyung lo miró con atención. — Sé que a pesar de tu sorprendente aceptación por ellos, puede que sea muy difícil para ti aceptar por completo a mis cachorros. Te pido que... — Un dedo fue posado en sus labios antes de que este fuera sustituido por unos labios que callaron cualquier intento de frase.

— No soy el mejor para tratar con los niños, ni siquiera con los de mi manada, pero ellos no me incomodan. Cuando están cerca de mí puedo olerte en ellos, son bastante cariñosos y se hace imposible no encariñarse con los dos. Tienen dos padres que los aman y dan la vida por ellos, yo seré solamente tu compañero, alguien que estará para ellos si lo necesitan y al que podrán llamar tío Tae.

Cerrando sus ojos, Jungkook atrajo con un poco más de fuerza de la que planeaba al contrario, mordiendo sus labios, apropiándose de ellos. Los mimaba con lamidas, se relajaban con los pequeños chasquidos generados hasta que el pelinegro se separó y Taehyung quedó con sus labios entreabiertos deseosos de más.

Sus ojos brillaron, una mueca se dibujó en su rostro por el repentino ardor en su vientre, demasiado caliento como para soportarlo. Sin embargo, cuando Jungkook volvió a tomar sus manos un poco preocupado, el calor fue mermando. Recordando las palabras de Yoongi, sobre los símbolos intercambiados por sus manadas, se separó rápidamente del Alfa.

— Yo necesito teñirme el cabello, hacerme algo para regresar a mi antiguo aspecto. — Mencionó incorporándose, sin notar la mirada que el contrario le daba.

Jungkook sentía que había algo en ese cambio tan repentino, el menor ya le había dicho que por ahora no estaba preparado para hablar sobre el tema, pero no podía evitar preocuparse. Asintió a todo lo que le decía y luego le sonrió. No podía creer aún que tuviera a Taehyung ahí, en su casa, junto a él y sin ningún secreto de por medio.

Estiró su cuerpo antes de salir, olisqueando en el aire. Fue entonces que regresó sobre sus pasos hasta llegar al peli blanco y perder su nariz en el cuello de este sorpresivamente.

— ¿Cuándo es tu próxima rutina? — Taehyung llevó la mano a su cuello y se alejó algo extrañado, tragando en seco.

Aquello se sintió casi como una invasión en su espacio personal aunque era absurdo, tal vez se debía a que todavía no le había contado toda la verdad a Jungkook. No sabía exactamente cómo explicarle algo que él todavía no entendía.

— E-El p-próximo mes. ¿Por qué?

— Hueles a precalentamiento. — Afirmaba Jungkook procurando volver a acercarse a pesar de no lograrlo porque Taehyung se alejó disimuladamente.

— ¿Yo? — El mayor asintió. — No creo, mi precalentamiento comienza una semana antes de mi rutina y para eso mínimo quedan tres semanas.

— No lo sé, tu olor está cambiando, tu piel se ve incluso diferente. Creo que sería mejor si no fueras a la reunión de esta noche o la cambiáramos.

— ¿Por un precalentamiento? — Negó con una sonrisa trémula. — Por favor, Kook, aun si lo tuviera, poco me afecta esto. Además, Jimin y Namjoon no están, Hoseok quizás aún esté un poco debilitado, debería quedarse con Yoongi. Sería una pésima idea que fueras solo a una reunión adonde irán los Alfas líderes de Europa, África y Asia. Aquí la pregunta es si tú puedes ir.

— Soy el Alfa de Asia oriental, tengo que ir y no puedo dejar que se comente sobre mi posible estado de salud.

Asintiendo, Taehyung se acercó una vez más para besarlo, disfrutando del modo en que sus manos se entrelazaban y el contrario lo apegaba más a su cuerpo para abrazarlo.

— Ya debo irme, aprovecharé el tiempo, ya que seguramente estaré ocupado toda la tarde.

— ¿Quieres que mande a varios de mis hombres por ti? — Preguntó Jungkook y el menor negó.

— ¿Acaso el Alfa de Alfas está olvidando mi nuevo estatus? Tengo a mis hombres, no te preocupes. Déjalos para ti, nos vemos en WayL esta noche. — El pelinegro revoleó los ojos porque ahí estaba nuevamente ese tono provocador que Taehyung usaba para molestarlo, era eficaz, pero nada podría dañar su humor. — Cuida ese puesto porque puedo robártelo.

— Tendría que pasar sobre mi cadáver.

— Te tendré muerto entre mis sábanas pidiéndome hacerte mío en algún momento. — Se burló dándole un guiño y Jungkook no pudo controlar la risa que escapó de sus labios.

— Eres un estúpido a veces. Eso no cuenta, deja de utilizar lo que tenemos para querer rebasarme, sigo siendo tu Alfa jefe.

— No tengo jefe, Jeon. Podrás ser el jefe del mundo pero no el mío. — Aunque esta era una frase mil veces dichas por Taehyung, era verdadera, más profunda de lo que imaginaban.

Mismo si él aún lo ignoraba, siendo el descendiente del Ártico y con la llave de la Diosa Luna, no existía un lobo o licántropo con un rango más elevado que el suyo. Eso era sin contar el hecho de que era el único Theta viviente. En la pirámide estaban en el mismo eslabón que los Alfas, pero eran tan especiales que ya esto hacía que los rebasara con facilidad.

Si él utilizaba su medallón y reclamaba su posición, se volvería el líder de todos los lobos, mas a su vez, podría terminar muerto antes de siquiera finalizar su proclamación. Después de todo, nada de eso lo hacía inmortal, todavía podía morir.

— Sí, ya, acaba de irte...

— Tan odioso cuando quiere. — Se burló el de blancos cabellos mientras Jungkook presionaba firmemente su mandíbula y reía sobre sus labios. — Me encantas cuando te pones agresivo.

— Eres un poco masoquista, Mul. — Los dos se carcajearon y él terminó de depositar un beso extremadamente suave que poco tenía que ver con el agarre que ejercía en su rostro. — Acaba de irte, por favor. Ve con cuidado.

— ¿Puedo dejar a Yoongi aquí? No debe andar de un lado a otro, además, aquí sería donde menos se imaginaría alguien que se encontrara.

— Tú y yo tenemos una conversación pendiente. ¿Lo sabes, cierto?

Una fina línea se formó en los labios de Taehyung, pero terminó asintiendo, viendo a Jungkook moverse por la habitación en busca de una llave que dejó en su mano.

— Este es un vehículo mío, es personal no se usa y no lo tienen fichado como parte de las propiedades del Alfa de Alfas. Puedes irte en él, ya me lo devuelves más adelante.

— Si me gusta no pienso devolvértelo.

— Estás abusando.

— Estoy aprovechando de lo que la Diosa Luna me está entregando, no cualquiera tiene un novio como el mío. Aún no sé si me guste, pero en caso de que así sea, muchas gracias por el regalo, mi amor.

— Vaya, que descaro... No te estoy regalando nada, Mul.

— Lo cuidaré bien, lo prometo.

Fue lo último que dijo antes de darle un guiño y abandonar la habitación dejando a Jungkook con sus manos en la cintura mirándolo estupefacto. Kim Taehyung era un caso serio, parpadeó durante varios segundos negando con su cabeza hasta que terminó por sonreír. Ese licántropo era peligroso en muchos sentidos y amaba ese peligro que hacía revolear su corazón de solo pensar en él.

+++

Estaba camino a una reunión importante donde se tratarían temas que abarcaban desde la nueva repartición de territorios hasta negocios un poco menos legales para los humanos sobre los que ellos tenían cierta amnistía. No obstante, todo lo que el nuevamente castaño podía pensar era en que estaba a minutos de volver a ver a Jungkook. Se afincaba el timón de aquel glorioso Bugatti Chiron que jamás regresaría a las manos de su verdadero dueño.

Un año atrás él participó en una subasta para ganar uno de los ocho modelos exclusivos que aquella compañía automovilística fabricó. Realmente se había enamorado, pero no pudo adquirirlo, lo perdió frente a un desconocido que ahora podía identificar fácilmente. Jeon Jungkook era un maldito hermoso que sabía cómo salirse con la suya. Estaba seguro de que el Alfa estaba al tanto de lo mucho que quería ese vehículo, odiaba que siempre fuera un paso adelante pero lo amaba.

Todas las miradas estuvieron sobre él cuando se estacionó fuera de WayL seguido de seis camionetas más con todos sus hombres. Frente a él, otro auto del mismo modelo se aparcó, uno negro, completamente en contraste con el blanco que había estado conduciendo. Primero maldijo al otro por llevarse tanta atención como él, pero cuando vio al conductor descender, todo lo que pudo hacer fue apretar sus labios para no hacer evidente su sonrisa.

Con gran elegancia y seguido de sus hombres, Jungkook caminó hasta quedar frente a él. Aquello parecía un enfrentamiento entre dos bandas, dos manadas enemigas, pero ellos sabían que allí no había tensión alguna, al menos no como la que los testigos imaginaban.

Mirando de soslayo a su lado, Jungkook hizo que otro de sus hombres, Jaehyun, caminara hasta quedar a su lado mientras arreglaba las mangas de su camisa y miraba con una ceja enarcada a Taehyung. Con ambas manos en los bolsillos de su pantalón, ceño arrugado y una muy tensada mandíbula que resaltaba a la distancia, el castaño le devolvió la mirada.

— Por favor, llevemos la fiesta en paz. — Intervino Lucas, el dueño de aquel lugar neutro entre todos los territorios. — No quiero una carnicería aquí, por favor, recordemos que hay humanos y no nos conviene llamar demasiado la atención. — Los recién llegados lo miraron fríamente, haciendo que quien hablara tragara saliva en su lugar. — L-Lo siento, no les estoy diciendo qué hacer, solo... Adelante.

Yendo por una entrada diferente a la utilizada para quienes iban a divertirse, fueron llevados al interior del recinto en donde se reunirían. Con su vista y gélido semblante, tanto como el del Theta que se había ganado el reconocimiento de todos, Jungkook estudiaba a cada uno de los presentes.

Para todos, si bien habían estado haciendo negocios juntos, los líderes de las manadas Agua y Fuego seguían teniendo problemas para comunicarse, sin saber que ellos solamente necesitaban una mirada para hacerle saber absolutamente todo al contrario.

— Creí que seríamos doce los líderes reunidos, solamente veo once. ¿Dónde está quien falta? — Interrogó Jungkook al dueño del lugar que no se atrevía a sostenerle la mirada.

— Ese sería Lee Taeyong, el líder de Oceanía, no ha podido llegar al país por mal tiempo. Ha pedido que le dejemos saber lo mucho que se arrepiente de no poder estar presente en esta reunión.

Jungkook asintió mirando al resto de los hombres. Todos podían ser líderes, pero se encontraban en su territorio y ahí, tenían que acatar sus reglas, aguardar por su palabra y decisiones generales. Elevando una mano, el pelinegro agitó su muñeca izquierda mandando a Luca a retirarse. Cuando la puerta finalmente se cerró, él abrió el botón de su saco y se sentó en su asiento.

— Les doy la bienvenida a Asia del Este o Asia Oriental como muchos conocen. Hoy somos once los reunidos representando nuestro continente y región. Europa, África, América del Norte y del Sur, Asia del Norte, Sur, Este, Central, Sudeste Asiático y Asia Occidental. Solamente el representante de Oceanía se encuentra ausente. Creo que ya podemos dar por iniciada esta reunión.

Taehyung como representante del Sudeste Asiático que también estaba bajo el mando de Jungkook al igual que la región meridional, se hizo prácticamente cargo de todo, logrando adquirir con simples palabras algunos territorios de Asia Occidental como Catar y Maldivas que hasta el momento estaba siendo regido por el sub líder sede Asia del Sur.

— No pueden darnos tan pocas ganancias, en los últimos dieciocho años, el comercio solamente entre Corea del Sur y México ha aumentado en 32 mil millones de dólares, por lo que los beneficios derivados de este acuerdo podrían seguirse multiplicando. — Espetó el líder de América del Sur. — Esto es solamente entre Corea del Sur y México, si alegamos otros países latinoamericanos como Brasil, Chile, Uruguay, Ecuador, Guatemala, Cuba, República Dominicana, Brasil y Argentina que son quien más exportaciones pueden hacer en estos momentos y el resto de Asia Oriental, los números aumentarían exponencialmente en solo la primera mitad del año próximo.

— Todos tenemos la autorización de nuestros gobiernos para estos tratados, no obstante, no podemos cambiarlo todo por nuestra cuenta. — Intervino Taehyung.

— El problema es que se nos sigue dejando del lado como países tercermundistas y lo cierto es que no recibimos ni siquiera la mitad de todo lo que merecemos cuando solo de la industria alimenticia, medio mundo se beneficia. Eso sin contar a la licorera, solo con el vino argentino, los rones cubanos, dominicanos y el tequila mexicano, más del 60% del planeta se beneficia de estos y lo consumen. — Volvió a hablar el líder que representaba a América del Sur.

— En estos momentos estamos buscando diversificar los socios comerciales de los territorios bajo mi mando y los suyos, dentro de los cuales se han postulado a México, Argentina, Brasil y Colombia son candidatos, para disminuir su dependencia de países específicos. — Comunicó Jungkook seriamente.

— Eso no nos convendría a nosotros. — Espetó el líder de América del Norte. — Llevamos siglos liderando los negocios de este continente. Solo Estados Unidos y Canadá tienen el triple de sus ingresos anuales, necesitan de nosotros para tratos con terceros.

— Creo que en realidad son ustedes quienes los necesitan a ellos porque más de la cuarta parte de esos ingresos son gracias a todo lo que se quedan de sus acuerdos con el resto de los países de América. Todo esto es sin contar que la mayoría de los que realmente trabajan y pagan por sus impuestos en esos dos país, bueno, en Estados Unidos al menos, son latinos.

— Muchos de los latinos en nuestro territorio evaden los impuestos o no se le pueden cobrar porque son ilegales o ni siquiera tienen trabajos en los cuales se le pueda cobra esos impuestos.

— Pero se los sacan por otro lado, aquí ninguno es tan ingenuo como para no notar que son una gran potencia que funciona gracias a lo mucho que los exprimen sin darles un poco de lo que les toca. — Espetó Taehyung con firmeza y cierta molestia.

— Mul, eso no nos corresponde a nosotros decidirlo. — Jungkook lo miró serio y el castaño mordió su labio inferior, retrocediendo un poco en el debate. — Los embarques con mercancía surcoreana disminuyeron en un 15% en un año, por lo que estamos buscando como propósito lograr números más positivos llevando a cabo diversos tratados libres de comercio durante el próximo año. Ya acabamos de cerrar negociaciones con las seis subdivisiones de Asia, Europa y África. Queda América y Oceanía para cerrar el tratado mundial.

— ¿Cómo nos beneficiaríamos nosotros de esto si hacen tratos directamente con ellos dejándonos por fuera? — Casi gruñó el líder norteamericano.

— Ustedes siguen teniendo gran control sobre ellos en la mayoría de las industrias, ellos crecen, ustedes también. Hay suficiente en el mundo para que todos mejoremos y nada de esto les quitaría poder. Un tratado de libre comercio solo entre Asia y América sería positivo principalmente en temas económicos para ambas naciones, al reducir costos eliminando o disminuyendo aranceles y ciertas normativas; ya que el 80% de las exportaciones de Latinoamérica hacia nosotros, están conformados por productos provenientes de Brasil, Chile, Perú, México y otros que ya mencioné anteriormente, mientras el 70% de las exportaciones de Corea del Sur únicamente van a tres de estos países. Hagan sus cálculos.

Todos murmuraban sacando cuenta tal cual había dicho Jeon Jungkook, sus miradas le decían que todos estaba a punto de aceptar. Cuando hizo contacto visual con Taehyung, notó que este estaba molesto, pero no era momento para indagar en ello o cambiarlo, primero necesitaban cerrar esos tratados.

Cuando todos confirmaron, el pelinegro contuvo su sonrisa, era claro que cederían y aceptaría porque era un negocio redondo que los convenía a todos. Cuando Lucas regresó para llevarlos a relajarse con sus trabajadores, Taehyung permaneció atrás bajo el pretexto que todavía tenía algo que tratar con Jungkook. Sin embargo, esa conversación se vio interrumpida cuando un camarero entró con algunas bebidas.

Se trataba de un omega masculino bastante atractivo, ¿el problema? Mientras le servía a Jungkook, iba soltando a su alrededor feromonas sexuales en pequeñas cantidades cerca del pelinegro, evidenciando su coqueteo, uno que el Theta con garras y colmillos afuera no se tomó muy bien. Antes de que Jungkook pudiera siquiera dispensar al chico, el castaño tiró del omega que se atrevió a mostrarle sus caninos. La mano de Taehyung se elevó para abofetearlo, pero cuando descendió, sus garras desgarraron la garganta de aquel sujeto que cayó a sus pies desangrándose.

Al primer segundo Jungkook se quedó sin saber qué ocurría, luego se acercó para ayudarlo mas un fuerte gruñido lo detuvo, encontrándose con unos brillantes ojos azules y unos caninos que le llamaron la atención.

— Lo tocas y te mueres, Alfa. — Le advirtió respirando con dificultad.

La mano de Jungkook se retractó, caminando rápidamente hacia la puerta, diciéndole a los hombres de Lucas que se encargaran de él, esperando a que no muriera, pero eso era algo poco probable, nadie podría salvarse de una herida como esa. Se alejó evitando las preguntas, yendo directamente en dirección a su vehículo seguido por sus hombres mientras que Taehyung lo imitaba y se iba al suyo.

El castaño chorreaba casi saliva de la rabia que loe estaba azotando y que ni siquiera conduciendo disminuía. Cuando entró a su territorio, se dio cuenta de que estaba siendo seguido por el Bugatti Chiron negro de Jungkook. Ambos pasaron el último punto de seguridad, cuando se estacionaron delante de la mansión, él fue el primero en descender y entrar, siendo imitado por un Jungkook que relamía sus labios.

Una vez adentró, el pelinegro solo vio los brillantes ojos de Taehyung y al siguiente sintió su pecho colisionar con fuerza contra la pared. A su espalda, el castaño se posicionó, colocando ambas manos al lado de su cuerpo, acercándose a su oreja con sus colmillos fuera.

— Primero me mandas prácticamente a callar delante de todos los líderes y después permites que un omega cualquiera coquetee descaradamente con lo que es mío. ¿Se te olvidó que ahora eres mío, Alfa? Porque si es así, te lo haré recordar de una forma que jamás lo olvidarás.

Ups🙊 Parece que alguien le pisó la cola al Theta equivocado...🙈😂
¿Todo bien por ahí, UniMiri's?
LORED

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