Capítulo 31

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Todo lo que Jungkook quería era conversar con Taehyung antes de regresar a su casa. Pudo notar que este se molestó durante la reunión, quería decirle que a veces ponerse del tú por tú no arreglaba las cosas, que había mejores formas de hacer que las personas hicieran lo que querían, pero tal parecía que esa plática no se llevaría a cabo.

Notó que estaba enojado, el modo en que se fue lo dejaba bien claro mas no esperó que estuviese tan molesto. Su espalda ahora ardía, la forma en que Taehyung utilizó sus garras para deshacerse de su ropa mientras lo tenía acorralado entre su cuerpo y la pared, había logrado que sus uñas rasparan su espalda. No podía mirarla, pero era seguro que cuatro líneas de sangre adornaran su cuerpo yendo desde su nuca hasta su trasero.

Gruñendo por la brusquedad del Theta, Jungkook se volteó y lo empujó, agarrándolo desde su cuello viendo como ahora el castaño sonreía complacido y estiraba su lengua en búsqueda de lamer su agarre pese a no llegar. La vista era de cierto modo graciosa pues, toda la parte trasera del cuerpo de Jungkook estaba desnudo, pero varios pedazos de tela aún guindaban adelante.

— ¡Contrólate! — Exclamó bajo, mas en vez de hacerle caso a sus palabras, el contrario solamente rio confundiéndolo. — Realmente tienes un serio problema, Mul. ¿Cómo puedes estar riéndote? Contrólate de una vez.

— Intenta controlarme. — Lo retó golpeando su brazo, luego su pecho y por último sostuvo su rostro y plantó un fuerte beso. — Ven, contrólame.

— Estás jodidamente loco, no quiero pelear contigo sin ninguna razón. — Mencionó sobando su pecho.

— No es una pelea, es calentamiento. No podría pelear ahora mismo con el hombre a quien quiero hacerle el amor hasta que se desmaye y recuerde que me pertenece en su totalidad. Ahora mismo, estoy dejando de lado la molestia para darle paso a la excitación. — Los colmillos de Jungkook que estaba haciéndose ver, retrocedieron por completo.

— ¿Por qué eres tan brusco entonces? Eres tan brusco como yo, pero ni siquiera en un momento así intentas ser no sé, un poco más romántico, dulce, suave...

— ¿Solo se puede hacer el amor si todo es romántico, dulce y suave? Podemos follarnos bien dudo y aún estaríamos haciendo el amor porque estamos rodeados de sentimientos, desbordando amor en cada poro, con cada gruñido que dejamos salir. No funciono como un omega que desea una hermosa novela romántica cada vez que van a la cama, disfruto y necesito esto. No obstante, solo si es algo que disfrutas también. Creí que te gustaba.

— Me g-gusta. Siempre me gustó pero creí... No sé, que te gustaría que te hiciera el amor de una forma más calmada.

— Tal vez otro día, pero hoy no. — Se acercó lentamente al pelinegro que lo miraba un poco confundido. — No te lo has ganado, mi amor. Esta noche has sido un Alfa malo. — Tirándolo de su mano, lo hizo abrazar una de las columnas de mármol que se levantaban en la sala. — Quiero hacerte el amor bien fuerte, quiero dejar que mi lobo y yo nos volvamos uno, solo tienes que decirme si quieres que me detenga, mi amor.

Por alguna razón, Jungkook se encontraba hiper ventilando y eso no era para nada alentador o quizás sí, no lo sabía. Porque esa era la primera vez que experimentaba algo así, cediéndole todo el control de ese modo a alguien más. En su primer encuentro, cuando Taehyung tenía su rutina, permitió que el contrario entrara en él, pero nunca tuvo todas sus defensas bajas sin querer hacer frente como en ese instante.

Podía girarse, revertir la situación y demostrarte a ese licántropo que podía decir, él era quien tenía la última palabra. Sin embargo, debía admitir que le gustaba la presión que ahora mismo ejercía en su cabeza mientras lamía lo que sus garras hicieron en su espalda. Como su otra mano ultrajaba su piel con caricias suaves pero extremadamente posesivas. Cada apretón dejaba una marca en su piel, cada roce de uñas dejaba rastro y cuando cambiaba los besos y lamidas por una succión, sabía que podía estar dejando marcas.

Algo hormigueaba en su vientre, un poco frío, pero no demasiado, su corazón se agitaba cada vez más y, de ser un humano, hubiese pensado que le daría un infarto pero no era así. Era esa extraña adrenalina que solo lo golpeaba junto a Taehyung. Antes de que él apareciera en su vida, estuvo con más omegas de los que quiso, después de conocerlo, todo cambió para él. Se encontraba necesitando esa batalla de control que tuvo con el castaño, quería dar, mas si era con él, también quería intentar volver a recibir.

Esos pensamientos fueron quedando en el olvido conforme los años fueron pasando porque no volvió a tener sexo con alguien creyendo que era incorrecto hasta que todo cambió, Seokjin apareció en su vida. Entonces, volvió adquirir el papel más dominante frente a un omega que se tiraba en la cama y esperaba a ser saciado por su Alfa.

Taehyung no esperaba, él tomaba lo que deseaba y se encargaba de saciarlos a ambos sin importar la posición que estuviera jugando. Desde aquella rutina, el castaño no lo había vuelto a arrinconar como en ese momento.

Gruñó, no para alejarlo, sino porque sabía lo mucho que disfrutaba el Theta de esa lucha continua, la respiración caliente y jadeante en su espalda se lo confirmó. De su garganta casi sale un aullido de dolor cuando sintió unos colmillos atravesar la piel de su trasero derecho, justo como semanas atrás había hecho con su muslo. Su lengua pasó rápidamente, cicatrizándolo a una velocidad extremadamente rápida, una que no era normal ni siquiera para ellos como licántropos.

Fue difícil concentrarse en eso cuando más besos comenzaron a ser esparcidos por su piel, ascendente, constante hasta llegar a sus hombros, arañándolos con sus colmillos muy suavemente, pero sin dejar marca, solo rastros de saliva mientras lo abrazaba.

— Tuve tanto miedo de perderte, Kook. Tardé mucho en darme cuenta de mis sentimientos, mas cuando los acepté y los dije, sentí que no debería haberlo hecho en cuanto vi a esos niños abrazarte llamándote papá. Me maldije por no haberte recordado, por no haberte buscado y por haber perdido la oportunidad de estar contigo.

— Nunca me perdiste y nunca me perderás. No importa si no podemos compartir un lazo físico como lo haríamos con un Omega. No me interesa si no somos destinados, si no me recordaste mientras te buscaba, si fuiste un donjuán que disfrutó de su sexualidad cuando no fuimos nada. Todo lo que me importa es que ahora estamos juntos, que en tu corazón vive el mismo sentimiento que radica en el mío. Que te amo como jamás amé o amaré a nadie más porque aunque a veces lo digas en broma, soy tuyo y tú también eres mío.

— No bromeo cuando digo eso, Alfa. — Musitó dándole la vuelta, eliminando toda la distancia entre sus cuerpos siendo él quien ahora abrazaba la columna de mármol sobre la que la espalda de Jungkook se apoyaba. — Soy tuyo y más te vale que me cuides jodidamente bien.

— Con mi vida lo haré, aun si muero, reviviré solamente para cuidarte, no podría abandonarte jamás. — Llevó su mano a la mandíbula de Taehyung y lo hizo mirarle. — Te lo juro, Kim Taehyung.

— No te quiero cerca sexualmente de ningún otro ser vivo, no me importa la casta, ni siquiera si sin son humanos.

— Soy tuyo. — Repitió Jungkook firme atrayéndolo a un beso que no fue dado. Su lengua quedó suspendida en el aire y esto hizo a Taehyung sonreír, acercando a la suya para atraparla entre sus caninos inferior y superior.

Colmillos rozando labios, lenguas que se incrustaban contra estos, dominio, batallas repletas de deseo y respiraciones descontroladas fue todo lo que vino a continuación mientras se besaban con desenfreno. Todavía en medio de lo que parecía ser un acto descontrolado, había un orden, sentimientos burbujeantes que por momentos los hacían unir sus frentes y decir cuánto se amaban con sus ojos cristalizados.

Algo que Taehyung amaba era perder sus largos dedos en las hebras negras del contrario y desde ahí controlar sus movimientos como lo hacía en ese momento. Lo llevaba a su boca, cuello y así a cada parte de su cuerpo hasta que lo dejó de rodillas en el suelo.

— Lobo, deja que tu dueño vea esa hermosa lengua. — Jungkook casi gruñó, pero terminó haciendo exactamente lo que le fue dicho.

Expectante, Taehyung chupó su labio inferior, raspándolo suavemente con un colmillo, no lo suficiente como para sangrar, pero lo suficiente como para que su miembro palpitara por debajo del pantalón que aún llevaba puesto. Ver a su Alfa así, completamente a su merced parecía una visión hermosa. Ese no era el que tuvo en la línea a todos los grandes líderes del mundo rato atrás, ese era su compañero, el que según Yoongi, él había escogido.

Ambos podían oler la lujuria en el aire, cualquiera que hubiese estado allí lo sentiría. Una exquisita mezcla de sus aromas que parecía venir de diferentes direcciones, que no pueden discernir nada más que el hecho de que sus mandíbulas se estremecieran anhelantes.

Sin quitar por completo su pantalón o bajar su ropa interior Jungkook liberó aquel venoso y palpitante miembro, logrando que Taehyung echara la cabeza hacia atrás y gimiera aliviado. La humedad en la mano del pelinegro le hizo relamer sus labios porque no esperaba que Taehyung hubiese estado tan húmedo, viendo como incluso sus muslos brillaban, toda su ropa interior mojada, evidenciando la enloquecedora excitación de la que era preso.

El mayor pretendía jugar, alargar la agonía que olía en Taehyung, pero este apretó su mandíbula con fuerza y presionó con su dedo anular debajo de su mentón, un poco más atrás para obligarlo a sacar su lengua. No buscó perderse en las profundidades de su garganta, todo lo que hizo fue frotar su glande.

— Abre la boca, no te he dicho que la cierres, Alfa. — Jungkook obedeció, volvió a abrir la boca que estaba preparando para regalarle una felación. — Saca más tu lengua, amor. Un poco más... Justo así...

Por momentos Taehyung amenazaba con ir más a fondo, pero no lo hacía y, cuando a Jungkook se le olvidaba lo dicho, yendo en busca de más, él tiraba de su azabache cabellera para mantenerlo en su sitio hasta que su abdomen se tensó y se vio obligado a retroceder por completo.

A diferencia de como sucedió en la mansión Jeon, esta vez Taehyung no brincó para rodear su cuerpo y ser llevado a la recámara, fue justo al revés. Esta vez el Theta fue quien atesoró al pelinegro entre sus brazos y trasladó hasta su cama, dejándolo caer sin sutileza. Ambos se rieron, Taehyung se arrastraba en su dirección y Jungkook se alejaba hasta que tiró fuertemente de sus piernas atrayéndolo hacia él.

Pese a lo que había dicho en un comienzo, Taehyung se vio preso de la suavidad con la que deseaba besar a Jungkook, las caricias que le propiciaba a su cuerpo. Se sentía cómodo, acariciando con la nariz por debajo de la mandíbula del Alfa, cruzando su cuello de un lado a otros bañándolo con su aroma.

A Jungkook no parecía importarle. En todo caso, estaba disfrutando bastante de los besos y lamidas que le eran dados, inclinando sin premeditarlo su cuello, entregándose a ese Theta que por momentos gruñía cerrando sus ojos.

— ¿Qué estás haciendo? — Preguntó no porque no supiera exactamente lo que estaba sucediendo, sino que era un poco extraño eso por mucho que se sintiera agradable sentir lo mucho que Taehyung lo quería.

— Impregnándote de mí. — Respondió entrelazando pequeños besos a lo largo de la curva de su garganta, con cuidado de no envainar sus caninos. — Nadie conoce mi verdadero aroma, pero sabrán que le perteneces a alguien aún sin clavar mis colmillos en ti. Hay que repelar a unos cuantos lobos que parecen perder el norte y andan queriendo acercarse al hombre que es mío. Te compartiré únicamente con tus hijos, Bul. Nadie querrá acercarse a ti mientras mi aroma dure, te mantendrá a salvo.

— Yo estoy a salvo sin que reclames de esta forma.

— Al parecer no lo suficiente porque estabas a punto de caer bajo las garras de ese omega. — Mencionó apretando ahora su cuello con una de sus manos, mientras, trasladaba su boca a una de sus orejas para mordisquearlas, chuparlas y lamerlas obscenamente.

Fue inevitable reír, Jungkook nunca había experimentado ese nivel de posesividad en él y mucho menos la había sentido por alguien. Sin embargo, entendía a Taehyung y no le importaba salir oliendo a mar, tundra y ese tercer olor que seguía sin diferenciar.

Era nuevo y gratificante esa sensación que experimentó semanas atrás, para ellos como lobos que necesitaban pertenecer a manadas, a una clase o sociedad, a un territorio o casta, era agradable sentir que pertenecía al hombre que amaba. Sentir como ese licántropo que por tanto tiempo pareció no querer nada con él ahora lo reclamaba como algo más que solo pertenencia, sino como una pareja, hacía su corazón llenarse de goce y latir tan rápido como en ese momento.

Justo ahora, Jungkook recordaba las palabras del Omega que le dio a luz. La felicidad no era exuberante ni bulliciosa, como el placer o la alegría. Era quieta, silenciosa, tranquila, suave... Era un estado interno de satisfacción como en el que ese momento experimentaba. Con solo ver el rostro de Taehyung, sentía felicidad. El cúmulo de instantes felices a su alrededor eran tantos que era como estar experimentando una felicidad perpetua que no se iba ni en el peor de los momentos. Podría ocultarse, pero no se iba.

— Diosa Luna, fuiste bendecido por ella. — Murmuró Jungkook con sus ojos cerrados sorprendiendo.

Este respiraba hipnotizado por su aroma y lo bien que se sentía en ese momento mientras tocaba el rostro de Taehyung como si lo estuviera memorizando. Primero sus labios, sus colmillos, adoraba la potencia de estos y como se habrían camino en su piel. Luego, lleno de saliva, subió unos centímetros hacia su nariz, suavemente alrededor de sus ojos.

— Háblame, me gusta tu forma de hablarme. — Musitaba removiéndose entre sus manos, disfrutando de la fuerza que el castaño ejercía en sus testículos.

— Amarás más a mi boca cuando esté perdida en ti. — Le respondió pausadamente, suspirando mientras sonreía como reflejo a la sonrisa de Jungkook. — Seré tan bueno con mi Alfa, amor, que usaré mi boca y jugaré contigo hasta que no puedas soportarlo más.

Como ramas agitadas por el viento el cuerpo del pelinegro fue mecido y volteado, él abrazó una almohada mientras toda su espalda volvía a ser besada, mordida, arañada, lo hizo en silencio hasta que sintió algo húmedo chocar contra su entrada.

— Taehyung...

— Shhh, te estoy dando dulzura y suavidad antes de quebrarte completamente de placer entre mis manos como ya has hecho tú conmigo. — Estirando sus glúteos para que dejaran al descubierto el camino, Taehyung suspiró, soplando sobre este mientras veía toda la piel de Jungkook erizarse.

No fue una blasfemia lo que dijo, Taehyung utilizó solo su boca, invadiendo el interior con su lengua, succionando, chupando, escupiendo y luego besando su entrada y alrededores hasta que Jungkook parecía querer acabar con aquello.

Gruñía buscando a ciegas su cabeza para apartarlo, pero aun cuando lo agarró y tiró de él con fuerza, Taehyung no se alejó. Por el contrario, se sentó en la cama, levantó parte del cuerpo contrario por la cadera mientras lo abrazaba por las mismas, sus piernas inmovilizando el cuerpo del Alfa que ahora comenzaba a maldecir.

— J-Joder, para... No quiero correrme todavía.

— ¿Qué derecho de hacer peticiones tiene el que no supo detener a un Omega que le coqueteaba o aquel que mandó a callar a su compañero delante de personas importantes? Creo que ninguno... — Culminó de decir volviendo a morder la zona donde clavó sus colmillos ratos antes, justo sobre su nalga derecha mientras una mano se hacía con su desatendido miembro y lo comenzaba a masturbar. — Di mi nombre, Alfa. Dime que eres mío bien alto para que nunca más se te olvide.

Jungkook no dijo nada, se rehusaba a hacerlo no porque su garganta no picara por gritar aquello, sino por llevarle la contraria al Theta. Este último, detuvo absolutamente todos los movimientos sorprendiendo al pelinegro. Taehyung se terminó de desnudar por completo y, antes de que el contrario pudiera voltearse para verlo regresó a la cama. Al primer segunda volvía a abrir sus glúteos, al siguiente, se estaba perdiendo en su interior sin previo aviso o mayor preparación.

— ¡Voy a matarte! — Exclamó Jungkook después de haber gritado, enterrando sus garras en la cama.

— Eso será después de hacerte correr bien delicioso y que hayas gritado para que todo el puto planeta se entere de que eres solamente mío, Alfa. — Una rodilla sobre su cama, la otra elevada mientras se agarraba con una mano de la cadera de Jungkook y la otra en el cabello negro que empuñó con fuerza. — ¿Te duele?

— S-Sí...

— Eso es bueno, aguanta un poco más. — Musitó con cierta sorna, dejando caer un hilo de saliva para humedecerlo más pues aunque le dijo eso, no quería dañarlo.

Veía como su miembro se perdía en el interior de Jungkook, una vista hermosa que solo él había tenido. Fue el primero y el único en poder tener al Alfa de Alfas así. Con la mano que había tenido en su cadera trazaba suaves círculos para relajarlo, pero no fue demasiado necesario, los gruñidos se convirtieron en cortos jadeos, después en gemidos guturales y por últimos en gemidos abiertos.

— Sí... — Escuchó Taehyung decir. — Mierda, Tae... Sí.

— ¿Sí qué?

— No sé... — Admitió perdiendo la cabeza en la almohada, perdiéndose la sonrisa de Taehyung.

Fue entonces que el castaño pasó a un plan de ataque mayor, yendo al encuentro de su próstata para saludarla y no alejarse. Lo tenía ahí, delirante, exigiéndole que dijera esas simples palabras que el Alfa seguía renuente a decir.

Fue inesperado para el pelinegro cuando Taehyung se alejó, maldijo por el vacío que quedaba en él. No estaba siendo como en aquel encuentro, todo era absolutamente diferente, incluyendo la forma en que el castaño lo miraba y lo besaba, ahora, a diferencia de once años atrás, había amor y un deseo que nada tenía que ver con los estros.

El menor se acomodó en la cama, indicándole con una sonrisa coqueta y provocadora que se acercara a él, que se subiera sobre él. Jungkook no puso mucha resistencia, se sentó sobre el miembro de Taehyung mas luego se quedó completamente paralizado.

— N-No sé qué hacer. — Musitó y el castaño ensanchó sus ojos. — Es decir, sé qué hacer, no cómo hacerlo, esta no es mi área de desempeño.

— Yo te guiaré, mi amor, no te preocupes. — Le creía, todo lo que salía por esa hermosa boca Jungkook lo creía. Se inclinó, con los muslos entre corchetes a ambos lados de los muslos contrarios mientras se acomodaba en su regazo. Los labios acercándose a los del Theta hasta que se presionaron, pero no se movían. Susurrado en su boca, hubo una súplica ronca que no pudo contener. — Bésame.

Y por la Diosa Luna, el Mul no se podía negar a eso. Cuando Taehyung lo hizo, fue como un hombre hambriento de algo dulce que ha tenido deseos de probar por mucho tiempo. No se detiene a pensar en ello. No eran nuevos, eran parejas, pero aun así, le agradaba tener el consentimiento de Jungkook, era todo lo que necesitaba, confirmando una vez más que ese Alfa se entregaba en cuerpo y alma a él con confianza y amor.

Labios dominantes, suaves y cálidos, con sabor a licor fino aún persistente pese a haber bebido tan poco horas atrás para un brindis por educación con los otros líderes. Saborea su sabor, se vuelve ligeramente dócil en su abrazo y se deja besar de esta manera; plagado de intimidad y una dulzura que hace que los dedos de sus pies se doblen contra sus talones.

Él estaba adentro de Jungkook, pero este parecía estar dominándolo pese a que entre ellos el dominio no era más que un juego porque ambos eran iguales sin importar rango, posición o casta.

El pelinegro dejó que fueran las manos contrarias quienes guiaran su movimiento inicial, quienes lo impulsaran. Mientras se besaban consumiendo la necesidad de sus cuerpos. Susurró su gemido contra los labios del Theta, hundió una mano en ese sedoso cabello marrón y sonrió contra su boca al sentir lo suave que se sienten los mechones al tacto. Cuando Taehyung gimió en respuesta, el vientre de Jungkook se enrolló emocionado, su piel se ilumina con escalofríos, congelándose y derritiéndose por igual.

Regresando a su lugar inicial, los ojos de Jungkook se quedaron admirando confundido el símbolo de los Bul brillando en el vientre de Taehyung. Esa llama de fuego era el símbolo de su manada, sin embargo, estaba en el Theta que tenía sus ojos cerrados, perdido en la calidez de su interior y la presión de su anillo de carne alrededor de su erección. Por un momento dejó de moverse, pero cuando esto ocurrió, las caderas del contrario se elevaron y el roce en su próstata lo hizo temblar.

Jungkook logró encontrar un ritmo, sus movimientos no eran elegantes ni sensuales, eran bruscos, firmes y estos eran excelente para Taehyung. Lo veía apoyado sobre sus talones, haciendo cuclillas sobre él mientras se mordía los labios. Maldito cuerpo lleno de músculos y algunos tatuajes que hacían al castaño salivar. Quería algún día correrse frotándose contra los muslos y el pecho de Jungkook.

Su cabeza cayó hacia atrás y esta fue una oportunidad para el pelinegro que apresó su cuello y comenzó a incrementar la velocidad de sus pequeños saltos.

— Alfa... — Llamó Taehyung, casi entregándose a la forma en que su miembro era devorado por ese trasero, el duro choque de sus pieles que resonaban en toda la habitación, sus respiraciones y gemidos, la forma en que Jungkook apretaba su cuello hasta que el oxígeno dejaba de fluir por cortos segundos para dejarlo respirar otra vez. — Di mi nombre, Alfa. Dime que eres mío.

Se incorporó con dificultad para abrazar el cuerpo del Alfa, no iba a dar por terminada esa noche hasta que no escuchara esas palabras abandonar su boca. Se dedicaba a besarlo, succionar su piel expuesta y con su cadera ir a su encuentro. Pudo ver el símbolo en el interior de Jungkook iluminarse, esta vez, incluso vio la llama de fuego en su vientre, pero la mente de Taehyung había dejado de funcionar segundos antes cuando Jungkook empezó a gemir sin contención.

— Ah, Taehyung, soy tuyo, amor. Completamente tuyo... — Dijo casi en un grito cuando sus caderas empezaron a fallar, la lengua de Taehyung que recorría como loco su cuello, ese que él expuso más con confianza, disfrutando del roce de los colmillos que le hicieron temblar y venirse contra el abdomen de Taehyung.

Este último comenzó a moverse frenéticamente, encajando sus garras en la cintura y espalda de Jungkook con sus ojos cerrados. Entonces frente a él, una hermosa loba blanca que llevaba el medallón del Ártico en su cuello. Piedras de aguamarina la rodeaban, luz azul emanaba del animal que a él se acercó.

Ya despierta, Theta. Despierta... — Susurró antes de desaparecerse.

El símbolo de su espalda brilló al igual que el de Jungkook, su cabello castaño una vez más se tornó blanco, sus ojos se iluminaron y sus caninos salieron por completo, hasta clavarse en el cuello del Alfa.

— ¡Te voy a matar, Kim Taehyung!

¡Doble actualización!
Espero que les haya gustado este capítulo. ¿Qué se imaginan que ocurrirá en el próximo? 🙈
LORED

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