Capítulo 45

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Namjoon no necesitaba experiencia previa para identificar que su omega había entrado en estro. Nunca estuvo con uno durante su celo, todos los omegas con los que se acostó fueron en su mayoría antes se les comprometieran a Hoseok y a él, por lo que no experimentó de primera mano el celo de uno. Su exesposo entraba en rutina también, sin embargo, era muy diferente a todos los estros, los betas muchas veces no notaban que estaban atravesando esta fase, principalmente los machos.

Nunca había sentido un olor tan enloquecedor como ese que estaba sintiendo. Desde el día anterior la fragancia de jazmín que emanaba de su pareja se intensificó un poco, pero ninguno le prestó demasiada importancia a esto porque en sus cabezas y vidas estaban sucediendo demasiadas cosas como para pensar en el celo.

Jimin llevaba un conteo regular de sus días, en su posición no podía darse el lujo de que el celo lo cogiera desprevenido, mas de alguna manera, olvidó sus fechas con todos los acontecimientos. A eso debía agregarle que su estro ya no era algo a lo que le temiera, no le importaba estar vulnerable porque sabía que Namjoon estaba ahí, su pareja. Su lobo y él se sentían seguros a su alrededor.

No es que con Taehyung en el pasado no se sintiera bien o seguro, pero siempre cuidaban que ninguno cruzara definitivamente alguna línea peligrosa, por lo que ambos se contenían y preferían pasar sus estros con alguien más. Él casi siempre buscaba a otro omega con el que pudiera estar o un beta. Cuando no podía estar con nadie, se consolaba solo, nunca era igual, se volvía doloroso al punto de llorar y desmayarse, mas al final lograba pasarlo aunque tuviera que permanecer debilitado o se enfermara por varios días después de que el estro concluyera.

Ahora que tenía a su pareja, un licántropo que lo veía como su igual. Namjoon nunca se aprovecharía de él en ese estado y haría uso de la diferencia de castas, sometiéndolo a su antojo. Ese alfa de ceño fruncido que lo miraba con ojos brillantes desde la puerta luchando contra su control, era a quien él amaba, no le importaba entregarse en cuerpo y alma a todos sus deseos o instintos.

— Todavía estoy consciente. — Musitó Jimin desde su cama, rodeado de un gran bulto de ropas que deberían estar en el cesto para lavar, dado que era todo lo que Namjoon había usado durante la última semana que se estuvo quedando ahí a dormir. — S-Solo escúchame.

Asintiendo, Namjoon se acercó procurando guardar cierta distancia al notar como Jimin seguía frotándose contra sus ropas, notando que ese reguero no era más que un nido. No creyó que en tan poco tiempo hiciera uno, hubo una leve resistencia cuando lo intentó dejar solo en la habitación para terminar de conversar sobre el tema de Lezle, ver eso a su regreso no fue algo que imaginó.

Por conocimiento general, sabía que nadie debía entrar al nido de un omega, ni siquiera su pareja si este no lo autoriza, motivo por el cual seguía guardando distancia. Notando su reacción, el menor le sonrió y estiró la mano para que fuera a él, restregando su rostro por todo su brazo en cuanto lo pudo agarrar. Era demasiado raro para el peligris verlo en ese estado, le estaba costando demasiado mantenerse.

Pudo alejarse en el pasado, pero ahora que el velo de contención se había elevado, ya no estaba seguro de lograr dar un paso atrás.

— No quiero que te contengas más. — Habló Jimin como si hubiera estado adivinando sus pensamientos. — Somos destinados también una pareja que realmente se ama y que con todo lo que está pasando, no sabemos lo que ocurrirá mañana. Quiero ser tuyo, que seas mío, que seamos una vez más uno. — El mayor asintió parpadeando, dejando que el contrario subido ahora en su regazo, se frotara contra su pecho y cuello. — No sé tú, pero yo deseo que te dejes ir, tienes mi autorización para absolutamente todo lo que te nazca hacer. — Sostuvo sus mejillas y plantó un beso en sus labios. — Confío en ti.

— Me estoy enloqueciendo, Jimin, no deberías confiar en mí.

— Confío en ti, amor. Eres mi alfa y no cualquier puede tener ese título, sé que jamás harás algo para lastimarme. — Comentó acariciando los labios contrarios con su nariz.

— Puede que mi fuerza se desborde...

— No olvides quién es tu omega, puedo aguantar todos los trancazos que me den en una pelea a muerte, mucho más si es en la cama con mi novio. — Mencionó viendo los ojos de Namjoon brillar, aspirando el olor que del mayor emanaba, excitación, dominio, algo que hizo que su estómago diera un vuelco y su entrara se apretara antes de dejar que la humedad se abriera paso al exterior.

— No me pidas que me detenga después, por favor. — Pidió cerrando sus ojos, dejando que sus fosas nasales se llenaran de jazmín, de su omega. Sus caninos sobresalían, sus manos serpentearon por su espalda, venerando en silencio cada centímetro de ese hombre hasta llegar a su cabello para bajarlo a la altura de su boca y sin mucha reverencia, pasar a devorar sus labios dulce pero obscenamente.

Su lengua presionaba el carnoso labio inferior, lo chupaba con fuerza hasta escucharlo quejarse bajo. Solo entonces se alejaba para admirar su obra de arte, esos belfos enrojecido e hinchados, brillando gracias a su saliva. Cada segundo que veía a Jimin, no podía creer la gran suerte que había tenido, al poder tener junto a él a alguien tan hermoso, no merecía tanta belleza, tanta perfección. Un aspecto que contrastaba por completo con su carácter y debía decir que eso le encantaba.

Sus manos ya no tenía que seguir presionando a Jimin para que lo besara, este lo hacía por cuenta propia. Descendieron dibujando su silueta, cerrando sus ojos, concentrándose para oír los latidos de su corazón, su respiración, sentir cada reacción vibrar contra sus dedos. Esos que se abrían paso hacia el goteante agujero del que se apoderaron sin detenerse.

El pelirrojo echó su cabeza hacia atrás, dejando de besar al contrario, pero solo por unos segundos porque con su mano libre, Namjoon lo atrajo hacia él, manteniéndolo en su lugar para que sus dedos se aventuraran al interior, haciéndole el amor con ellos tan frenéticamente como si de sus propias caderas se tratara. Tal vez fue un gran avance que Jimin ya hubiera estado desnudo para el momento en que él cruzó el umbral de la puerta.

La forma en que Jimin lo miraba por momentos un poco alimentaba su desvergüenza también. Avivaba esa pasión que el alfa continuaba controlando, cediendo a esto a cada instante.

— Por favor, desnúdate también. — Murmuró Jimin, siendo totalmente ignorado.

Namjoon continuó con su actividad regando besos por todo su pecho, dejando que su aplanada lengua se frotara contra sus pelando, permitiéndole al menor sostener su cabeza y moverse contra esta a voluntad. Su mano comenzó a batallar contra los movimientos que las caderas del omega comenzaban a realizar, llevándolo a un mundo diferente porque era primera vez que veía a Jimin entregado de esa forma.

Su novio brincaba sobre tres de sus dedos, aquello era insuficiente, realmente necesitaba más, pero seguía sintiéndose extremadamente bien. Cuando sus ojos se encontraban con Namjoon quería gemir frente a esa mirada tan llena de amor y excitación, lo miraba embobado, pero dejando ver su deseo de destrozarlo burbujeando en su pecho.

Mordiendo provocativamente su labio inferior, ese que sobresalía frondoso, se permitió liberar más feromonas de las que su cuerpo libremente destilaba por su estado, haciendo a Namjoon gruñir. Este se aferró a su cintura con tanta fuerza que Jimin no pudo continuar moviendo su cadera, el mayor le hizo inclinarse hasta que aún sentado sobre él, su pecho alcanzó la cama. Solo entonces esa mano de venas relucientes comenzó chocar duro y rápido contra él, yendo directamente contra su próstata. Cuando Jimin intentaba moverse a su encuentro, un gruñido lo obligaba a quedarse en su lugar, vencido, escalando sobre ese primer orgasmo que se formaba en su interior.

— Tienes el trasero más hermoso de este mundo, igualado solo por la belleza de tus gemidos. — Las mejillas de Jimin se ruborizaron y, aunque no podía verlo, el alfa olía en el aire el cambio que sus palabras produjeron. — ¿Te gusta que te diga cosas lindas en la cama? Eres tan bello. Estás tan cerca... Entrégame tu primer orgasmo de la noche, hoy serás tú la cosita más bella de este lugar, bebé.

Sin poderlo evitar, todo el cuerpo de Jimin se sacudió salvajemente mientras que todos los sonidos de su voz quedaron perdidos en el aire, sintiendo su liberación como latidos sobre su miembro presionado contra el abdomen de Namjoon.

Con una velocidad impresionante, Namjoon cargó al menor para dejarlo por completo sobre la cama mientras seguía el mandato dado momento atrás, desvistiéndose en su totalidad porque necesitaba liberar a su lobo enjaulado dentro de su ropa interior.

La mirada de Jimin se encendió porque ver a su alfa así era algo que siempre quería apreciar. Los hombros anchos, los brazos desnudos gruesos y marcados por hermosas venas, un pecho enrojecido y musculoso. Su estómago no era tan plano, los músculos en este era una cordillera en la que podía perderse. El ancho de su cuello gritaba "engánchate en mí y jamás te sueltes".

Su cuerpo se erguía victorioso y todo lo que deseaba hacer era azotarlo mientras frotaba su miembro contra su abdomen. Su piel acanelada, esas entradas a su pelvis que daban una muestra del peligro que venía si se seguía por ese camino. Ahí, semi erecto colgaba un miembro digno de respeto, uno que le hizo tragar saliva aun cuando su codicioso omega interior reía victorioso. Jimin quería devorarlo entero.

— Puedes... — Jimin comenzó a hablar, pero guardó silencio al notar cuán cachonda sonaba su voz. — Solo... tócame, por favor, bésame, no lo sé. Te necesito, Namjoon.

El calor apretó el estómago del Alfa ante esas palabras, ante la desesperación en la voz del pelirrojo como nunca antes lo había escuchado. Ese hermoso cuerpo que aclamaba por su presencia en la cama.

— Dile a tu Alfa lo que necesitas. —Habló finalmente dando un paso adelante, lamiendo sus labios antes de inclinarse para besar a Jimin en su frente, luego su mejilla y por último sus labios.

Se sentía tan bien. No por la influencia del estro, no por el deseo ardiente en las venas de Namjoon bombeando su cuerpo, sino porque era Jimin, su Jimin, su omega. Este le devolvía el beso con una habilidad que debilitaba sus rodillas y jugaba con su resistencia, porque seguía teniendo cierto temor de perder el control y lastimarlo.

A su vez, estaba tan feliz de poder tener eso después de imaginarlo durante tanto tiempo, que lo real le resultaba aún mejor. Su novio se entregaba a él con todas sus barreras bajas, sin temores y lo que más calentaba en su corazón, era la confianza, la seguridad que de él irradiaba. Que confiara en él como su alfa, era uno de las mejores cosas que podía experimentar en su vida.

Se metió a la cama entre besos y caricias, el omega era suave en todos los lugares correctos, pero duro en los mejores sitios. Jimin se acostó y él se le arrastró encima para darle un beso al mismo tiempo que las caderas contrarias se arqueaban fuera de la cama, los brazos ajenos agarrándose a su cuello buscando acercar su cuerpo. Sus miembros quedaron apresados entre sus estómagos al punto del pelirrojo estremecerse ante la presión. Tan diferente a todo lo que Namjoon había visto, pero a su vez tan familiar, que una vez más disfrutaba viéndolo, sin poder creer lo sensible que era.

— Así... — Jadeó el menor entre besos, su boca ya se sentía más que tierna por la forma en que el contrario chupa sus labios, la presión de su boca. — Quiero venirme así.

— Alfa va a permitir que disfrutes de la manera que gustes y luego te dejará gozar del modo en que él quiere y sabe que te encantará. Tenemos todo tu celo para saciarte de todas las formas posibles. Así que sí, vente para mí una vez más, bebé.

Se besaron y se movieron juntos, apenas lo suficientemente fuerte como para que eso fuera llamado meneo, pero aún lo suficiente como para tener el placer escalando por el cuerpo de Jimin hasta que se corrió en un gemido contra los labios de Namjoon, aferrándose a su cuerpo mientras el alfa también se permitía derramarse entre ellos. Entre el olor que lo abrazaba, la hermosa y erótica imagen del omega frotándose contra él desesperado, sus gemidos y lo bien que se sentía acariciarlo, consentirlo, al peligris le fue difícil no venirse cuando sus miembros crearon una fricción tan deliciosa.

Jimin no quería dejar de moverse juntos, sus erecciones atravesando el lío resbaladizo en sus estómagos, algo que no le importaba, muy por el contrario. Amaba quería más de eso, impregnar a su alfa de él, que este también lo dejara oliendo a él con mayor intensidad, ese le encantaba. Ambos todavía estaban duros, el alivio del orgasmo era solo temporal y los besos de Namjoon comenzaban a volverse descuidados, con la boca abierta, exhalando con fuerza.

Cuando el Alfa puso distancia, abrió ampliamente las piernas de su pareja, admirando el majestuoso desastre entre estas, relamiendo sus labios con gula.

— Creo que quiero... quiero probarte. Dijiste hoy mientras cocinábamos que has pensado en mi boca.

— Lo hago a cada segundo, la imagino en mi culo, en mi polla, en mis labios...

— Que omega tan grosero y vulgar me he encontrado. — Musitó Namjoon pretendo sus caderas, luego sus mejillas para depositar un brusco beso antes de alejarse para continuar admirándolo.

— Por favor. Lo que sea que quieras hacer con tu boca, hazlo, por favor. — Pidió removiéndose para cerrar sus piernas sin éxito. Se sentía un poco expuesto, pero le gustaba esa sensación, lo que le quitaba la calma era ese aire invisible que chocaba contra su entrada ahora que el mayor soplaba contra esta para ver como el aire corría las gotas que de él emanaban.

— Me encanta oírte suplicar. — Dijo en voz baja y gruesa, esta sonaba más a una honestidad asombrada que a una charla sucia.

Jimin podía ser agresivo, seductor, provocador, quejumbroso, a veces dulce y también brusco, incluso inmaduro, pero verlo necesitado así es otra cosa. Quería darle todo y dejar que hiciera cualquier cosa a cambio, solo que no esa noche. Estaba siendo considerado, pero pronto sabía que eso cambiaría.

Después de un año de estar juntos y el poco tiempo desde que comenzaron a tener sexo, la vida sexual de ambos era todo menos aburrida. Eso había sido obvio desde el primer momento en la mansión Bul. Siempre intentaron expandir lo que encontraban atractivo en los encuentros que le siguieron a ese. Probaron cosas nuevas, experimentaron uno con otro de diferentes maneras. Algunas cosas habían ido mejor que otras, pero en su mayor parte sabían lo que el otro quería y estaban felices de complacerse.

También hubo momentos en los que el sexo era simple, solo ellos, amándose y disfrutando. A Jimin le gustaban tanto esos momentos, por la intimidad y las emociones que se agitaban en él. Porque pese a que le gustaban las cosas crudas, se encontró descubriendo que le gustaba cada vez que el alfa lo sometía con su boca en su miembro y palabras bonitas.

Pero de todas las veces que habían estado juntos, faltaba algo para Namjoon. Eso era perderse en el menor como su alfa se lo exigía. Si cedió en esto fue no solo por su disfrute, sino que deseas un comienzo supo que Jimin necesitaba tiempo para afrontar esa parte de su vida. Alguien al que dejarse penetrar por un Alfa significaba sumisión y no un encuentro como otro cualquiera. Faltaba ese otro lado del sexo caliente y desenfrenado que podía brindarle.

No eran tradicionalistas ni nada por el estilo, hacer el amor ya fuera con o sin ropa, con o sin penetración siempre era estimulante y excitante. Otro de los problemas por los que habían estado evitando estos encuentros fue por la parte del apareamiento.

Habían hablado de ello, el riesgo de un apareamiento accidental era demasiado alto para ellos con todo lo que sucedía a sus alrededores, y la atracción que sentían el uno por el otro era lo suficientemente abrumadora como era. Ni Namjoon ni Jimin querían que ocurriera un accidente después que vieron como sus mejores amigos terminaron corriendo para buscar lo más parecido a la píldora del día después.

Querían hacerlo cuando estuvieran listos. Sin embargo ahora, mientras el peligris lo contemplaba, ahora que Jimin le había dado carta blanca, todo lo que deseaba hacer era reclamarlo y llenarlo de sus cachorros. La sola idea de esto lo hacía gruñir de felicidad.

Un poco más desesperado de lo que el pelirrojo se esperaba, su alfa se perdió entre sus piernas, llenándolo de besos, lamiendo cada tramo de su piel hasta llegar a su fuente preferida, recorriendo todo lo que dejaba a su paso. Cuando finalmente sus labios se ciñeron a esa zona perdida, todo Jimin se tensó elevando sus piernas abiertas, tirando de sus cabellos para evitar que se alejara.

— Ah, Alfa... — Gimió cuando el mayor comenzó a lamer perdido en el éxtasis, como si la esencia de Jimin fuera el oxígeno que respiraba. Sus ojos brillaban, su miembro palpitaba tanto como aquel anillo de carne cuando sus lengüetazos se intensificaron en ese único lugar. — Dame tus dedos, Alfa.

— Vente con mi lengua o no lo hagas. — Fue todo lo que dijo Namjoon presionándola, entrando a esa apretada cavidad mientras que se deleitaba con los gemidos de su omega. — Delicioso. No te contengas. — Jimin gritó apoyando sus piernas en la espalda del contrario mientras sus garras tiraban de las hebras grises de su cabello.

Intentaba mover sus caderas, pero no podía marcar el ritmo, el mayor lo tenía atrapado, permitiéndole solo ir al ritmo que él marcaba. Fue enloquecedor, era demasiado lento, parecía no ser suficiente y ser demasiado a la vez, antes de darse cuenta, todo el pelirrojo gemía libremente al ser invadido por un nuevo orgasmo.

— Quiero aparearme... — Musitó Jimin aún con su espalda arqueada.

Namjoon aspiró una fuerte inhalación, todo su cuerpo se estremeció porque Jimin tenía una fuga de olores tan fuerte que lo estaba matando. Además, verbalizó sus propios deseos.

— Deberías habérmelo dicho antes, teníamos que hablar más de esto. — Dijo claramente luchando contra sí mismo.

— Te dije antes de empezar que quería todo, de verdad lo hago. — Susceptible como nunca antes lo vio, el omega estiró sus manos para llamarlo, respirando profundo una vez que estuvo junto a él, enterrando la nariz en su cuello. — Alfa... Mi amor, ya fóllame...

— Tú, te ves tan jodidamente bien así, me volverás adicto a ti, bebé. No me hagas esto. — Gruñó Namjoon.— Te voy a follar tan bien, ¿quieres eso? ¿Quieres que te folle bebé?

— Sí, por favor — gimió Jimin cuando las manos de su alfa se deslizaron por sus piernas. — Alfa, fóllame, reclámame, por favor. — Sus labios fueron devorados por un Alfa que comenzaba a dejar de lado sus dudas, quería ser un buen compañero, darle todo lo que su novio pedía, todo.

— Shh omega, lo haré, lo haré — Jadeó cuando Namjoon abrió las piernas, solo mirando con deseo. — Eres tan hermoso, bebé, no puedo creer que te tenga para mí. — Susurró con asombro, admirándolo como la primera vez.— Fui tu alfa desde el primer día que te vi y no puedo dejar que desde ese momento deseé emparejarme contigo, ser tu alfa con todas las de la ley.

1/2

Doble actualización y por ahí viene la triple...🙈🥰💜

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