Capítulo 69

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— Pensé que estarías con Seokjin. — Musitó Jungkook cuando entró a la Mansión Mul y se encontró con el Kappa intentando volver a extender sus poderes por toda la casa tal cual hizo en la Sede, sin éxito esta vez. — ¿Ya confirmaron sus sospechas?

— Sí. — Suspiró Yoongi caminando hacia él para ayudarlo con las bolsas. — Está en estado, vine premio doble y, por lo que sentimos, Hoseok y yo somos los padres. Primero creí que solo había sido yo, pero Jin tuvo una superfecundación parental, volverá a tener mellizos. — Habló sonriendo aunque estaba preocupado y esto opacaba su felicidad.

— ¡Felicitaciones! — Exclamó Jungkook abrazándolo. — Hoy nos sentamos a conversar, pero terminamos discutiendo y al final no pude preguntarle qué le habían dicho.

— Sí me llamó algo alterado porque yo también estaba aquí con mi sobrino. — Sonrió mirando al alfa que intentaba adivinar sus pensamientos. Los dos permanecieron en silencio durante un tiempo que pareció eterno pese a no exceder el minuto. — Jin me dijo que se quería mudar, pero que no estás de acuerdo con eso.

Jungkook rodó sus ojos, todos tiraban para su lado mientras él quedaba en el medio intentando velar por el bienestar de todos. Sin embargo, no importaba lo que hiciera, siempre habría alguien que se molestaría por ello. No era un capricho querer tenerlos a todos juntos, él también deseaba tranquilidad, paz y privacidad. Estaba alcanzando su límite una vez más, maldiciendo por incluso pensar en tomar por un tiempo una actitud intransigente porque con el diálogo y la condescendencia parecía no llegar a nada.

No quería, él luchó por implantar medidas diferentes, castigando a los alfas que usaban su poder y sometían para que se cumpliera su orden. Él no era así, no le gustaba usar esto solo porque sí, pero cada vez lo orillaban más a eso. ¿Qué mierda querían que hiciera él? No podía dejarlos tomar las decisiones que querían, no en esos momentos.

— Yo te apoyo. — Expresó el Kappa tomándolo por sorpresa, viendo los ojos del Bul ensancharse. — Todos están sensibles y emocionales con todo lo que ha pasado, los comprendo, Jimin estaba embarazado, Taehyung está en cinta, Jin está en cinta también. Sus compañeros viven sus emociones, todos estamos tensos y estresados, pero vivir separados como Seokjin y mi sobrino quieren, no es una opción y en eso te respaldo.

— No sé si estamos pensando en lo mismo.

— Lo estamos, es por eso que yo también quería hablar contigo. Yo... — Yoongi suspiró incómodo, pasando las manos por su cabeza. — Yo también estoy esperando un hijo de Hoseok, entré en un estro doble en el celo de mi omega, mi taza de fertilidad aumentó tanta para concebir como para procrear. — Jungkook abrió la boca intentando decir algo, mas solo calló. — Esto significa que, yo también estaré vulnerable, en teoría debería tener un mayor control de mis emociones que los omegas, pero no confío en mí al cien por ciento después de todo lo ocurrido con mi hermano. Por ende, si nos mudamos solos, quedaremos expuestos y vulnerables los cinco. Tanto los niños como nosotros, tal cual dijiste.

Mirando a los alrededores, ambos hablaban lo más bajo posible mientras caminaban hacia la oficina de Taehyung, encerrándose en ella para continuar su conversación.

— En la pirámide jerárquica los kappas somos superados solo por ustedes los alfas y thetas. Sé que tengo poder y fuerza, mucho más después de todo lo recibido por parte de mi hermano, no obstante, el embarazo dificultará las cosas. Dos licántropos embarazados solos, con niños y un único beta para apoyo fuerte, no es la mejor opción. Mi sobrino parirá en cuestión de días, pero es un Theta después de todo, pasará muchos días vulnerable y con su atención total en su hijo por un mes o dos. Jimin, aunque no quiera, no está en la misma forma que antes de su embarazo y también tardará mínimo un mes en reponerse. Vivir todos en casas separadas a pesar de todos los conflictos, no es una opción.

— Al fin alguien que me entiende. — Suspiró Jungkook acariciando sus muslos sentado en la silla. — Desconocía tu estado, pero al igual que ustedes presentía el de Jin, el de Tae, Jimin, el de todos en general. Estamos demasiado vulnerables ahora, expuestos ante todos y podríamos ser atacados, no solo por Lezle. Juntos, todavía tenemos oportunidad porque todos podemos centrar nuestras fuerzas, yo podría estar concentrado peleando por un lugar. Si todos están separados y hacen un ataque múltiple yo no...

— Entiendo... — Asintió Yoongi mirándolo. — Ellos no, pero tú y yo hemos vivido demasiadas guerras, sabemos que las emociones y los sentimientos no las lideran o ganan, hay que pensar con la cabeza fría, sacrificarse por aquellos que amamos aunque no lo entiendan. — Musitó limpiando una lágrima que rodó por sus mejillas. — ¿Cuántos hombres de confianza y leales tengo?

— ¿Sinceramente? Yo solamente confío en nosotros siete. Has visto cuántos han desertado, todos los que se fueron hacia otras manadas cuando se enteraron de que Tae y yo estábamos juntos. Sí, muchos pidieron perdón después de saber quién era en verdad mi esposo, pero no confío en ellos. Incluso hay quienes no están contento con la noticia, por ende, siento que somos nosotros siete contra el mundo. Si estamos divididos, si soy yo solo...

— No estás solo. Yo estaré contigo luchando por nuestros hijos, por nuestra familia. De una forma u otra, todos estamos conectados y eso es lo que somos. Sé la carga que tienes sobre tus hombros, ni siquiera en esta relación tú o yo podemos darnos el lujo de dejarnos guiar por nuestras emociones porque debemos pensar no solo en nosotros o quienes queremos. — Jungkook asintió apoyando la cabeza sobre la mesa, sintiendo un poco de alivio al saber que al menos alguien podía comprenderlo en ese momento. — Yo iré a revisar una última vez a Taehyung y después iré a casa, debo darle la noticia a mis compañeros.

— ¿No lo sabe ninguno? — El élder del Ártico negó.

— Como te dije, recién lo confirmé hoy, no tengo malestares ni nada, simplemente lo noté cuando comencé a trabajar con mis poderes. No he tenido la oportunidad de decirles, no quería hacerlo por teléfono. — Se levantó de su asiento y luego regresó. Le iba a decir a Jin, pero ya que estoy contigo también quiero comunicártelo porque tienen derecho a saberlo ya. —Le sonrió viendo cuando el Alfa lo miró preocupado. Tienes dos hermosos alfas.

— ¿Dos alfas? — Inquirió organizando sus pensamientos, arrugando su nariz hasta captar que hablaba de sus hijos. — ¿Los dos alfas? — Min asintió riendo ante su sorpresa. — Por algún motivo pensé que Ryujin saldría alfa y Jisung beta u omega. Sé que no debí pensarlo solo por sus personalidades, pero, no sé...

— Ella robó mucha dominancia de su hermano, pero ambos comparten la misma casta. — Le aseguró volviendo a levantarse. — Sé que no es mucho, pero a los padres suele por alguna extraña razón emocionarles el género de sus hijos.

— Nunca pensé mucho en ellos, me da igual en verdad lo que sean mis hijos, no estaba esperando saber sus géneros. — Se encogió de hombros. — Es, no sé, agradable saberlo, pero eso no los definirá de por vida, así que supongo que debemos esperar para ver qué es lo que quieren hacer cuando sean adultos. Prefiero que sigan viviendo como ellos sin conocer su género y que creen su personalidad por lo que ellos desean, no lo que se supone que deben ser. Mi padre supo desde muy temprana edad que yo era un Alfa, tuve que vivir cumpliendo esas expectativas de lo que un Alfa estaba supuesto a ser. Me tocó abrazarlo y de cierta forma agradezco a que todo eso me ayude en este cruel presente que enfrento, pero hubiera preferido hacerlo a mi manera, sin ver tanta sangre correr desde que prácticamente comencé a caminar de cachorro y a mis seis años en mi forma humana.

— También te comprendo, mi hermana dseta y yo tuvimos que pasar por alguna cosas a pesar de que nuestros padres con nosotros no fueron exigentes. No obstante, el mundo, quienes nos rodeaban, esperaban que nuestras castas, siendo hijos de quienes éramos, les mostraran individuos dignos de respetar bajo sus estándares. Eso fue otra cosa que golpeó al Ksi que aún tengo por hermano. Así que, una vez más, comparto tus pensamientos. — Le sonrió por última vez mientras dejaba a Jungkook solo.

El pelinegro miró todo su alrededor varios segundos, entrando a la laptop de Taehyung, notando el amplificado mapa del sur de África. Arrugó su entrecejo por un momento, ladeando su cabeza mientras analizaba la imagen, llegando a la conclusión de que eso, algo tenía que ver con Lezle. Cambió de pestaña para autorizar los envíos que debía mirando la hora, antes de volver a dejar todo como estaba.

Cuando llegó a la habitación, pudo ver la sonrisa en el Kappa y su sobrino, el peliblanco le estiró una mano y él se les unió, para sentir juntos a sus cachorros mientras Yoongi le hacía un recuento. Estaban seguros de que eran más de uno, desde las palabras de la Diosa Luna hasta los que ambos sentían en la panza del Theta. No obstante, no podían esconder la emoción y el brillo en sus ojos esperando la respuesta.

— Le pedí que me dijera cuántos cachorros tendremos. — Musitó el peligrando relamiendo sus labios.

— Me habías dicho que querías sorprenderte en el parto. — Sus ojos se encontraron y Jungkook sonrió ampliamente al verlo, mordiendo su propio labio para contener los deseos de lanzarse a besarlo que lo golpeaban en ese momento.

— Cambié de parecer. — Respondió mirándolo un poco más antes de desviar la mirada a un Yoongi que los miraba sonriente. — ¿Y? ¿Cuántos son?

— Los suficientes para volvernos a todos locos, creo que en algún momento deberán ampliar la mansión si las camadas continúan así. — Los esposos apretaron sus manos asustados y el Kappa se carcajeó. — Es un número par.

— Sin adivinanzas, tío, ahora no. — El castaño una vez más rio y asintió. — ¿Cuántos son?

— Son cuatro.

Si sumaban los cuatro que venían en camino, los mellizos, los otros dos mellizos en camino, el hijo de Jimin y el de Yoongi, serían diez los cachorros por los que velarían, esos que agrandaban la familia. Estaban emocionados, pero como si los tres estuvieran pensando en lo mismo, la gran emoción fue un poco mermada por la preocupación que los invadió.

Los esposos despidieron al mayor juntos en la planta baja. Ya el Theta podía moverse mejor por su cuenta ahora que los dolores corporales habían disminuido. Acompañó a Jungkook hasta la cocina mientras este buscaba algo que darle, la leche y las fresas eran su antojo tardío.

— ¿Qué son todas esas bolsas? — Indagó con curiosidad viendo como el mayor enarcaba una ceja divertido. — ¿Qué?

— Chismoso. — Dijo una vez más divirtiéndose con esa mueca en el rostro de Taehyung que no era una risa, pero tampoco unos labios fruncidos con molestia. — Varias cosas para nosotros, principalmente para ti. — Explicó sacando de una de las bolsas zapatillas más cómodas para él. — Traje ropa adecuada para que puedas andar y te sientas cómodo. Quítate eso... — Murmuró viendo como la ropa interior que se había puesto cuando Yoongi fue a verlo.

— Siento que se me ha encogido, no puedo verla como solía hacerlo. — Se quejó Taehyung.

Era bueno que no tuviera la mayoría de los malestares o incomodidades que los embarazados tenían, mas la barriga era inevitable a pesar de ser bastante pequeña para llevar cuatro cachorros. Todavía no podía creer que ahí, se estuvieran gestando cuatro bellos lobitos.

— ¿Realmente estás pensando ahora en que no te ves el pene como usualmente lo haces? — El menor asintió con un puchero. — Está igual, un poco más hinchada incluso.

— Desde aquí no la puede ver bien. — Los dos se miraron, Jungkook negó riéndose mientras terminaba de ayudarlo a vestir y tomaba las bolsas junto al Theta para subirlas al piso de arriba. Se negó a que el embarazado las subiera, pero al final este no cedió.

Podía estar en cinta y próximo a parir, tal vez un poco más lento o con sus sentidos al cien por ciento, pero continuaba siendo él. Por una parte era gracioso y hasta tierno ver al Alfa actuar así, por otro, un poco estresante porque a veces exageraba en su trato, como si él fuera un indefenso omega. No obstante, toda su incomodidad se iba cuando lo veía mirándolo con esos ojos que tanto callaban.

Como de costumbre, tomaron un baño juntos en un silencio cómodo. Tallaron sus cuerpos mutuamente, se secaron compartiendo sonrisas cómplices y un tanto tímidas.

— Tengo alga más para ti. — Musitó terminando de envolverse en su bata para caminar hacia la ropa que se quitó. Con manos temblorosas, sacó algo del bolsillo en el pantalón y se sentó en la cama, arrastrándose hasta al peliblanco que palmeó su lado en el colchón. — Te enviaron esto.

Confundido, el Mul tomó entre sus manos el trozo de papel que le era entregado. Lo desdoblaba lentamente sintiendo un extraño nudo en su pecho que se desató en el instante que vio el dibujo de un lobo blanco sentado en el césped. El animal lucía aterrador, aunque en verdad estaba asustado, tenía sus pelos erizados, sus grandes colmillos eran casi más grandes que sus rostros y sus patas parecían temblar. Un círculo que un inicio no identificó hasta que no notó los pequeños o más bien diminutos óvalos que ascendían hasta los ojos del triste lobo.

Como si estuviera literalmente conectado al dibujo, los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas contemplándolo. Vio las no tan uniformes letras que armaban la palabra "Jisung". Las manos del Bul se estiraron para limpiar las lágrimas que se unían a las del papel. De alguna forma, el corazón de Jungkook rebozaba de una calidez que jamás se extinguió, pero sí mermó considerablemente durante un tiempo, escondiéndose en lo más profundo de su interior

No estaba seguro de saber qué vida salvó en su vida pasada para merecer a dos pequeños como ellos de corazones tan dulces. Con todas las dificultades que parecían no haberle dado de disfrutar su amor como cualquier otro ser viviente, seguía estando agradecido por haber tenido en su vida la oportunidad de experimentar un sentimiento así en su pecho, por tener a ese licántropo.

— Ellos sintieron siempre tu cariño sincero y son testigos de la bondad en tu corazón tanto como yo. Cuando yo me encontraba varado y a su vez navegando perdido por el mar de las incertidumbres, dolores, obligaciones y preocupaciones, ellos solo vieron el lado más simple y brillante de todo. — Susurró dejando salir sus lágrimas junto a esas que sin importar cuánto limpiara continuaban cayendo. — No olvidaron tu corazón, no se permitieron dudar a pesar de su miedo como yo.

El llanto de Taehyung se volvió más potente, intenso y doloroso. Sentía su corazón martillarle porque esas palabras tan hermosas le hacían maldecir ese momento en que perdió todo el control de su actuar con esos niños que seguían dándole la bienvenida a su vida. Sentía que no le merecía y, a su vez, su corazón egoísta vitoreaba de felicidad porque había todavía una vela con una flama a punto de extinguirse y continuaba brillando para darle la oportunidad de atravesar ese oscuro pasillo hacia su destino.

Con sus vistas borrosas, ambos engancharon sus miradas entre sollozos y llanto. Sus brazos se extendieron al unísono para fundirse en un duradero abrazo, el menor a pesar de su barriga buscó la forma de encaramarse sobre el regazo contrario, sintiendo como este lo ayudaba conteniendo su desesperación.

Sus hijos siempre fueron y serían lo más primordial para él, fueron su mayor preocupación después de lo sucedido con Taehyung. Temía todas las secuelas que este incidente pudiera dejar física o emocionalmente en ellos. Sin embargo, sus cachorros perdonaron a Taehyung primero que él, la inocencia y nobleza en sus corazones fue tan pura que incluso lavaban sus culpas. Fueron su fuerza final para permitirse no sentir remordimientos de amar tan intensamente al ser que sin querer casi acabó con sus vidas.

Escondiendo su rostro cerca de su marca en el cuello del Mul, se permitió llorar esta vez con alivio y sin contención. En ese lugar seguro que le daba la bienvenida, entre esas manos que con cada caricia procuraban llevarse todo lo malo, aquello pesado al menos en una pequeña cantidad. Juntos se liberaron como tanto precisaban hacerlo. Se conocían, ninguno era perfecto, estaban muy lejos de serlo. No estaban destinados a estar juntos, mas ninguno se daba por vencido en su amor, mientras sus corazones latieran de ese modo por igual.

Ellos continuarían forjando su propio destino de manera independiente, pero, si el otro estaba dispuesto a acompañarlo, a continuar siendo su complemente perfecto en la vida, ellos no se negaría a acompañarlos. Siempre que existiera una posibilidad real, una llama ardiente en sus pechos, mientras se mirarían y sintieran en el otro un hogar que pese a todo les diera paz, ellos no soltarían sus manos.

Cuando el lloro se tornó manso y solo suspiros acompañados de estremecimientos quedaron, ambos pusieron una distancia limitada entre ellos, buscándose lentamente con la mirada. Los dos sonrieron acariciándolo sus mandíbulas, sus pómulos y labios con los pulgares.

— Te extraño... — Susurró el alfa admirando sus ojos azules, esos que estaban centrados en sus pupilas y que por momentos se desviaban a sus labios. Sonrió, siguiendo el movimiento de la lengua del Theta que humectaban sus propios labios. — Me gustaría pedirle permiso a mi esposo para poder besarlo otra vez. Siento que ha pasado un siglo desde que nuestros labios se besaron como es debido.

— Pensé que nunca se iba a dar, realmente estaba conteniendo todas mis ganas de comportarme inadecuadamente con mi propio esposo. — Sonrió asintiendo mientras bajaba su cabeza para rozar sus narices, perdiendo los dedos en su suave cabellera. — Lo siento, realmente siento mucho todo lo que pasó, lo que hice. Yo no quería, juro que no hubiera querido nunca hacerle daño a los cachorros, pero...

— Shhh... — Calló el alfa ese balbuceo que comenzaba a formarse mientras su llanto regresaba. — Yo lo sé, ahora lo sé.

— No, escúchame. Lo que yo hice, sé que aún bajo mi instinto fue algo que te lastimó, nos desgarró a todos. Sin embargo, a ti, a los tuyos, pero también nuestros, yo jamás les haría daño intencionalmente. Ni ahora ni en el futuro, si algún día pierdo el control, si notas comportamientos raros en mi persona, aléjame, aíslame de todos hasta que estemos seguros de que no hay peligro. Si por alguna razón no llegas a tiempo o no estás a mi lado para evitar que yo cometa un desastre, si no logro vencerme a mí mismo, jamás, haré algo con el propósito de lastimarte. Si lo hago, si cometo algún acto que pueda causarte dolor, perdóname y lleva la seguridad burbujeante en todo tu ser de que no quise causar daño alguno.

Una vez más, ambos se dedicaron a secar sus lágrimas. Jungkook besó su mentón, su hombro, acarició su vientre mientras comenzaba a besar su cuello. Todo el Mul se estremeció cuando esa boca acarició la marca que tiempo atrás había grabado en su piel cerrando un vínculo entre ellos.

Sintió los dedos que se perdieron en su cabello, dejándose guiar cuando fue llevado a ese punto en donde sus respiraciones se encontraban. Uno inhalaba aquello que el otro exhalaba, como si sus alientos le devolviesen la vida, permitiendo que lentamente todas sus feromonas llenaran el lugar para arroparlos.

Fue tan sutil ese primer roce de labios que podría haber pasado desapercibido de no ser porque sus cuerpos se tensaron y sus pulmones dejaron preso todo el aire circulando en sus interiores. Temblaron, ambos lo hicieron, procuraban besarse mas por algún motivo, solo se rozaban. Por eso fue tan sorpresivo tanto para quien lo recibió como para aquel que dio ese beso que hizo finalmente sus labios colisionar con suavidad, ajustándose e intercalándose perfectamente entre los labios del otro.

¡Hola por aquí nuevamente! Estoy dando todo para poder finalizar esta historia antes de que termine el mes de febrero. El cálculo de mis capítulo como siempre ha estado mal, he terminado dividiendo algunos por su extensión y aquí estamos. Creí que cerraría la historia ene l capítulo 70, pero quedan dos o tres. Sorry...

LORED

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