Capítulo 40 - Año y cuatro meses después

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— Vamos, apresúrense manada de holgazanes, dijeron que me ayudarían a organizar el cumpleaños de mi hermano. ¿O acaso esas eran patrañas para venir a quedarse a dormir y comer en mi casa sin hacer nada todo el fin de semana? — Bromeaba Jimin con sus compañeros de grupo mientras los golpeaba con un cojín. — Y tú Taehyung compra pañales desechables para Yeontan porque ya he tenido que recoger sus cosas dos veces en lo que va de mañana. Yo todavía no tengo hijos.

— Recién estamos desayunando Jimin, no hables de esas cosas... — Protestó Hoseok. — Ya Lisa está ayudando, déjanos a nosotros descansar un poco más.

— ¿Descansar un poco más? Prácticamente ni las lagañas te has quitado, porque recién te levantaste y ya quieres descansar, hay que tener cara para decir algo así.

— Exactamente por eso mi estimado, ¿no es así mi amor? — Jin se limitó asentir con una sonrisa mientras le preparaba otra tostada a su pareja. — Todavía estoy en modo de arranque, ni siquiera he terminado de echarle gasolina al tanque. Permítenos comer con tranquilidad.

— Por cierto chicos, ¿alguno de ustedes vio llegar a Lisa? ¿Llegó anoche o vino hoy? Tae y yo nos despertamos temprano y ella ya estaba aquí ayudando a la señora Park. — Preguntaba Kook mientras molestaba al líder quitándole la tostada que recién le habían preparado, recibiendo un manotazo tanto de él como de Taehyung.

— Detén esa hambre voraz que tienes, ya yo te estoy preparando la tuya, ¿para qué tienes que coger la de Seokie? Quien te ve pensaría que tu esposo no te atiende. — Sonriente Hoseok le sacó la lengua, no había tenido que defenderse porque Tae ya le había dado su merecido. Era una mañana animada, con todos sonriendo y disfrutando la oportunidad de estar juntos y sin obligaciones por algunas horas. — ¿No nos piensas decir por fin qué tal con Lisa?

— Vino bien temprano para ayudar a mi madre con los preparativos, también a traer personalmente un presente para mi hermano. — Contestó Jimin quitándole a Kook la tostada preparada por su pareja.

— Jimin tú tampoco colaboras, no le quites a mi esposo la tostada que con tanto amor y sacrificio le preparé, eso no se hace. — Protestó Tae mientras todos se reían.

Lisa, quien había estado bien cerca de Jimin desde hacía ya unos seis meses luego de volverse a encontrar para presentar en el M-Countdown de Mnet, entró a la cocina abrazando a Jimin y depositándole un beso en su mejilla. Con una sonrisa saludó a todos los chicos que la miraban sin hacer más movimientos que pestañear y tras servirse un vaso de jugo volvió abandonar la cocina.

— Así él dice que no anda sucediendo nada con Lisa. — Exclamó Hoseok con una mueca. — Tú tienes derecho a rehacer tu vida con quien desees a nosotros no nos incomoda, así que no tienes que mentir.

— A ver, ya les he dicho hasta el cansancio que lo que ustedes vieron aquella vez, se habló y aclaró, entre nosotros dos solamente hay muy buena química y amistad pero hasta ahí. Ella sabe que fue un error también le dije que no me gustan las mujeres, así que no se preocupen que tenemos las cuentas claras para conservar nuestra amistad. Es y será solamente eso, una amiga.

— Si tú lo dices amigo, es que simplemente la veo a ella demasiada apegada a ti, pero tú sabrás. — Musitó el líder.

— Aprendí hace mucho mi lección por lo que soy claro con mis sentimientos y con los demás siempre, así que no se preocupen. — El timbre de la casa sonó y la madre le gritó para que atendiera él. — Chicos ya nos vemos, voy abrir la puerta, apresúrense porque si no llegará la tarde y no habrá nada listo para la fiesta.

Jimin atendió la puerta recibiendo una pesada caja con el nombre de su hermano en ella, envuelta en papel de regalo verde, color preferido de su hermano. Se dirigió a su cuarto y se la entregó con una sonrisa.

— Renacuajo aquí tienes otro regalo, ábrelo para que me muestres qué es. — Miró a su alrededor y vio el reguero que tenía su hermano en la habitación dejando escapar un suspiro, llevando su mano a la cintura. — Oye, sabes que hoy vendrán tus amigos y ni así te dignas a recoger tu cuarto, eres un desastre pareces cumplir diez en vez diecisiete años.

— Me parezco a ti, solamente que te has vuelto más organizado según tú este último años pero somos desastres por naturaleza. Está en nuestro ADN hyung. — Soltó una carcajada luego de hacerle una mueca a su hermano mayor.

Recibió una burla como respuesta por parte de su hermano, en otro momento lo hubiera regañado pero era su cumpleaños y no iba a estar de regañón. Comenzó a organizarle su cuarto mientras que él abría su regalo con entusiasmo. Lo escuchó exclamar extremadamente emocionado y no pudo evitar sonreír. Continuó organizando y justo cuando se iba a retirar del cuarto la conversación de su hermano le llamó la atención. Permaneció en silencio detrás de la puerta, porque por alguna razón su curiosidad era demasiado fuerte como para retirarse.

— Hyung eres el mejor, gracias por mi regalo. – Decía animado con su juguete nuevo. – Espera que pongo la cámara, es mejor hacer FaceTime para poderte mostrar todo. — Señalando su cama y el regalo que había en esta volvió hablar. — Sí estoy solo no te preocupes... ¿Lo ves? Está increíble mi PS4, mi hermano no me lo quiso comprar por órdenes de mi mamá que decía que sino no iba a estudiar y lo mejor es que me enviaste todos los accesorios para hacer de mi sala de juegos la mejor sala de realidad virtual.

— Sí lo veo renacuajo, que bueno que te gustó. Lamento mucho no poder estar ahí presente pero sabes que siempre estoy contigo, a una simple llamada de distancia. — Dijo la persona que se escuchaba del otro lado del teléfono.

El corazón de Jimin dio un vuelco al escuchar esa voz, no la podría olvidar jamás aunque quisiera, además, solamente habían dos personas que le decían renacuajo al menor de los Park. Poco más de un año había transcurrido desde la partida de Namjoon, habían coincidido con él en el Music Bank de Osaka, pocos meses después de haberse marchado pero apenas lograron hablar con él. No había estado en contacto con él, no sabía nada de su vida más que las cosas que salían en la noticias y uno que otro comentario que le escuchaba decir a los chicos, a pesar de él haber superado su partida ellos cuidaban de hablar cualquier cosa referente a Nam en su presencia para que no sufriera, fueron testigos de lo mal que lo había pasado durante meses y no querían volver a verlo así.

Sin embargo ahí estaba, hablando con su hermano y aún con tantos kilómetros de distancia seguía preocupándose por su familia. Esbozó una sonrisa y continuó escuchando la conversación, le había llamado mucho la atención escuchar que ellos no habían dejado de estar en contacto en todo ese tiempo.

— Si tu madre me dice que descuidaste tus obligaciones por estar jugando yo mismo voy y te lo quito, la consola no se irá de tu casa.

— Ya lo sé hyung, no te preocupes que te haré caso. La semana pasada no me llamaste, sueles hacerlo todas las semanas. ¿Sucedió algo?

Estaba acostumbrado a saber de Nam cada semana, aunque no le dijo nada a su hermano por una promesa, Nam al ir a despedirse antes de su viaje le prometió que estaría siempre en contacto con él y así había sido. Durante un año y cuatro meses se había comunicado con él cada semana, por eso estuvo preocupado al no saber de él. Conversaba con él mucho más de lo que lo hacía con su propio hermano.

— Ah, lo siento renacuajo tuve problemas con el trabajo y también con mi pareja por lo que no tuve mucha cabeza para nada.

— Mándale saludos de mi parte a Jisoo, me cae super bien tu novia. —Exclamó.

Estaba claro que ellos no tenían nada, era normal que Nam rehiciera su vida, que tuviera una relación, que fuera feliz pero, ¿por qué sentía que su corazón le dolía? ¿Por qué estaba molesto e incluso quería regañar a su hermano por saludar y llevarse bien con su novia? Sacudió la cabeza tratando de eliminar todos esos pensamientos y se despegó de la puerta. Lo mejor sería no escuchar más, sí, eso era. El que buscaba lo que no debía se encontraba con cosas como esas que no quería saber. Jimin dejó atrás el cuarto de su hermano y se fue a despejar la cabeza ayudando a su madre.

Jin y Hoseok ayudaban a la señora Park a realizar sus comidas caseras, a pesar de su buena posición y de que podía contratar a quien quisiera para la fiesta, ella siempre prefería encargarse de ese tipo de cosas personalmente.

— Dejen de jugar con la harina. — La madre de Jimin les pegó con una espumadera por estar lanzándose pequeños puñados de harina. — Si siguen así chiquillos malcriados no nos quedará nada para finalizar el pastel.

Disculpe madre. — Respondieron los dos con sus ropas llenas de harina y una sonrisa en sus rostros mientras que la señora negaba con la cabeza y reía.

En el exterior de la casa tomados de las manos mientras esperaban por los globos que Jimin les debía llevar para terminar de decorar la entrada estaban Tae y Jungkook, a pesar de llevar más de un año de casados y dos de relación parecían estar siempre en una primera cita, según sus amigos inclusos lucían demasiado empalagosos pero a ellos no les importaba, siempre que podían estar juntos y darse cariño lo hacían.

— Mi amor se me había olvidado decirte, mi hermano me escribió que llega mañana en la tarde a Seúl y le gustaría vernos, aún no te conoce personalmente y bueno, quería que fuéramos juntos a cenar con la familia.

— Mi amor eso no tienes ni que preguntarlo, sino fuera porque sería demasiado llamativo iríamos a recogerlo al aeropuerto. — Sonrió besándolo. — Es el único que de tu familia que aún no conozco, muero por conocerlo a él y a toda su familia.

— Ya lo conocerás, a veces puede ser molesto pero no tanto como antes, sus hijos lo han hecho madurar, solía parecer que yo era el mayor. — Bromeó. — Por cierto no le he dicho a Jimin aún que Namjoon viene. Ha cambiado mucho pero aún me preocupa que pueda afectarle saber que regresa y que tiene novia. Siento que si se entera que lo sé y no le he dicho se molestará conmigo.

— Amor, sé que estás preocupado pero te va a entender, después de todo casi todos estamos enterados sino es que todos de su regreso, no podrá molestarse con todos además, tú bien lo dijiste, la separación con Nam lo ha ayudado, es diferente ahora de cierta forma, ha madurado por lo que no creo que tenga una mala reacción.

— Sí tienes razón, ya debería dejar de preocuparme tanto por él. — Tae asintió apretando sus cachetes. — ¡Ay amor eso duele! — Tae le sacó la lengua y una infantil guerra de cosquillas se abrió paso.

Los preparativos para la fiesta terminaron a tiempo, a pesar de todos los contratiempos causados por las indisciplinas cometidas de los chicos que jugaban más de lo que hacían. Fueron todos los familiares de la familia Park, incluso el padre de Jimin quien llegó en la tarde del trabajo se unió a la fiesta como un joven más al lado de las pocas amistades que el menor de la familia había invitado. Fue una fiesta relativamente sencilla, con mucha comida, música, bailes, videos juegos, risas y mucho más que mantuvieron la alegría durante toda la noche.

...

Faltando pocas horas para su viaje Namjoon daba vueltas en la cama sin poder dormir. Había estado viviendo en ese sitio durante todo un año aunque viajara seguido y aún no se acostumbraba del todo. Nunca podía dormir totalmente a gusto pero aún así se había enamorado de la ciudad. Amaba Hong Kong, su gente, su cultura y la paz que vivía allá, tanto que no vendería el pequeño piso que compró, lo mantendría para sus escapadas y para cada vez que tuviera que regresar.

Sin poder conciliar el sueño se levantó de la cama inquieto, quizás estaba así porque finalmente regresaría a Corea del Sur. Aunque aún tendría que viajar durante un tiempo más estaría en su país, rodeado de su gente de su cultura, vería a su familia y a sus compañeros. A pesar de haber ido a Corea algunas veces en el tiempo que estuvo y de las visitas de su madre en Hong Hong sentía como si en ese año y cuatro meses no hubiera tenido contacto alguno con su tierra.

La madrugada en Sandy Bay era fresca por la brisa del mar, eso era una de las cosas que más amaba de ese sitio, ese hermoso mar que los rodeaba. Las luces de todo el lugar parecían luciérnagas que se habían posado en su lugar preferido de la ciudad, era un espectáculo diario muy digno de ver. Caminó sin rumbo, despidiéndose por un largo tiempo de esa ciudad que tan buena acogida le había dado con una sonrisa en el rostro, se había acostumbrado a tener esa deliciosa paz mental que había aprendido a tener y que mantuvo durante todo ese tiempo.

"Hermoso Monie, debes estar durmiendo pero espero que tengas un buen viaje, yo recién me estoy levantando para salir también para el aeropuerto, no nos veremos en todo un mes personalmente pero quiero que sepas que estarás siempre conmigo, dulces sueños y escríbeme cuando vayas a volar para saber. Nos vemos en Corea... Besitos - Tu Chichoo"

Nam sonrió al ver el mensaje de su pareja, apenas llevaban tres meses pero se entendían bien. En un principio fue raro para él, nunca le habían atraído las mujeres pero ella se ganó su cariño con su personalidad, realmente fue su persona lo que le llamó la atención. Hasta el momento nunca la ha mirado con deseo sexual pero siempre que se encontraban las cosas fluían bastante bien, mismo si nunca habían llegado más allá de unos cuantos besos.

Era una relación muy tranquila y sana, donde estaban en prioridad todas esas cosas que en algún momento determinado deseó tener en alguien, algo que un día llegó a él sin ser buscado. Ser amigos, compañeros, cómplices, comunicarse espiritualmente aún más de lo que lo hacían físicamente era algo que disfrutaba. Había aprendido a controlar sus instintos más fieros o simplemente desaparecieron, ya no sabía qué exactamente había ocurrido o tal vez sí pero no le importaba mucho.

"Buenos días para ti Jisoo. Gracias por los buenos deseos, estoy desvelado, paseando por la ciudad pero no te preocupes que todo está bien, simplemente estoy algo ansioso. Te escribiré antes de despegar y cuando aterrice. Buen viaje... - Nam"

Nam sonrió y tras ver la hora decidió que ya era momento de regresar a casa para prepararse e irse al aeropuerto. Caminaba con las manos en sus bolsillos con una sonrisa que contenía muchas emociones inexplicables cuando sintió su móvil comenzar a sonar.

— ¿Cómo estás? ¿Seguro que no te sucede nada? Preguntó una voz femenina algo agitada del otro lado de la línea.

— Te dije en el mensaje que no te preocuparas porque sabía como reaccionarías y aún así reaccionaste exageradamente. Puedes calmarte Jisoo... — Rió acariciando sus cejas enarcadas.

— Oye no te rías. Por cierto... ¿Hasta cuándo seguirás sin decirme ningún apodo? Las parejas suelen hablarse con sobrenombres y cariñosos pero contigo nunca es así. Yo te digo que soy tu Chichoo, te llamo hermoso, monie, cariño pero tú siempre me respondes Jisoo y Nam, bueno, al menos dejaste de escribir Namjoon. — Reclamó Jisoo.

— No comiencen con eso, sabes que es una bobería y que no suelo hablar de esa forma, por favor, no te molestes. ¿Por qué mejor no me envías un beso? Uno que me dure un mes entero.

— Así son casi todos nuestros besos, sino fuera porque eres tan bueno ya te hubiera matado. — Bufó y tras refunfuñar un poco más le tiró un beso y colgó.

A veces le era difícil complacer o entender a su pareja pero siempre ponía su mejor empeño para que la relación funcionara, sin sacrificar su estabilidad emocional claro estaba. Se frotó su sien durante cortos segundos y subió a su apartamento. Ya quedaba poco.

Desde su apartamento hasta el aeropuerto ese rostro que había podido controlar bastante durante los últimos meses se le volvía aparecer en su mente una y otra vez, mientras más se acercaba a su destino más frecuente le venía a sus pensamientos. No sabía a detalle que había sido de su vida, cortó todo lazo con él por bienestar de ambos aunque no haya podido hacerlo con su familia, aún así la condición que le puso a todos fue que no lo mencionaran, cosa con la que estuvieron de acuerdo por lo que solamente sabía de Jimin lo que veía en las noticias.

El vuelo duró casi cuatro horas que parecieron eternas, mismo si había dormido dos de las mismas, el viaje le pareció extremadamente largo. Cuando sintió el avión aterrizar su corazón se le aceleró inesperadamente, causando que se llevara su mano derecha al pecho y buscando normalizar su respiración agitada.

Gracias a que su llegada había sido manejada con total discreción y por la corta antelación de su viaje el aeropuerto estaba sin cámaras o reporteros cosa que lo tranquilizó enormemente. Ya estaba en su tierra luego de seis meses de no venir y no estaría solamente por un corto fin de semana sino que por tiempo indefinido. No podía evitar estar contento, iría a la empresa y luego iría a ver a su madre quien le había dado la noticia de que estaba embarazada.

Su cercanía había aumentado desde aquella vez que afrontaron su pasado juntos, se había vuelto su mejor amiga y confidente, la extrañaba con todo su ser, incluso a su padre quien no veía desde que se marchó hacía más de un año y con el que casi nunca hablaba. Ese también se volvería a casar en un mes, según él esta vez si había encontrado el amor de su vida, lo único que esperaba era que no le fuera infiel nuevamente a su esposa.

Aire de Corea, tomó una gran bocanada de aire cuando abandonó el aeropuerto de Incheon. Con una sonrisa entregó su maleta al personal que la agencia había mandado por él y entró al auto con una gran sonrisa en el rostro. El paisaje era el mismo de siempre pero por alguna razón se sentía diferente. Se recostó al espaldar después de ver la ciudad como un niño y le envió un mensaje a su pareja.

"Ya estoy en Seul, espero que llegues bien a tu destino... Beso. - Nam"

Guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón y se quedó viendo a través de las ventanas del coche hasta que vio ante él el edificio de su compañía. Suspiró y miró con cierta mueca el lugar, no tenía deseos de hablar con el CEO de su agencia nada más llegar, no quería ser esa la primera cara que veía a su llegada pero no tenía de otra, mientras más rápido fuera, más rápido saldría de eso.

Entró al sitio saludando a las pocas personas que se cruzaron en su camino como si fuera un Rey que llegaba a su reino. Completamente vestido de negro desde sus botas y bolso hasta su sombrero, su gabardina que se ondeaba con su caminar y esas gafas que escondían su mirada, todo se le veía perfecto.

Con cierta alegría tarareaba una canción mientras esperaba el ascensor, entró en el mismo y luego de pasar sus manos por las cejas frente al espejo de recostó a la la baranda. Cuando las puertas del elevador se abrieron y el alzó su cabeza, vio a la persona que menos se imaginaba ver en ese momento pero a la que su corazón más anhelaba ver parado enfrente con su mano extendida tocando el botón y su boca entre abierta, sin decir una palabra.

En otra ocasión le hubiera causado risa su expresión de sorpresa pero en ese momento los latidos de su corazón que juraba que los escuchaba todo el edificio latían a la velocidad de la luz no lo dejaban razonar con claridad. Aún tras sus gafas podía sentir que sus miradas estaban cruzadas.

Jimin creía que lo que tenía al frente era una aparición, su propio reflejo porque estaban vestidos prácticamente iguales, solamente que su pantalón dejaba ver su piel y el de Namjoon no. Horas atrás lo había escuchado hablando con su hermano desde Hong Kong y ahora estaba ahí, delante de él, después de tantos meses sin verlo. En su interior una rara sensación de locura le decía que lo abrazara, que lo besara pero no podía, no solamente ellos habían roto desde hacía mucho tiempo, sino que también él tenía novia.

Por alguna razón ambos agitaron sus cabezas y cruzaron sus caminos sin decir una sola palabra pero tres segundos después, Namjoon se dio la vuelta corriendo nuevamente hacia el ascensor, asimismo Jimin se decidió a salir del mismo para saludarlo pero las puertas se cerraron con ambos mirándose fijamente, tocaron los botones algo desesperados pero nada cambió, sus miradas se perdieron tras la unión de las puertas, quedándose agitados y desconcertados. ¿Qué había sido eso?

...

— ¡Mi amor apresúrate, llegaremos tarde a casa de tus padres! — Exclamaba Taehyung ya listo para irse, esperando a su esposo en la sala. — ¿Por qué demoras tanto en la habitación? Puedes responder ese mensaje que te llegó en el camino, yo conduciré pero apúrate...

Jungkook realmente quería apresurarse pero ese mensaje que había recibido unos minutos atrás lo tenían asimilando el contenido sin pestañear...

¿Quienes eran esos hombres y quién se había tomado la gran molestia de enviarle esas fotos? No era un número conocido pero sabía todo de la vida de Taehyung y al parecer de él también... ¿Cómo calmaba lo que estaba sintiendo?

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