Capítulo 51 - Sé que me amas

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Dicen que cuando se acerca el final a menudo las personas no solamente piensan en el principio sino en todo el recorrido que los llevó hasta eso punto. Observan y recuerdan los más mínimos detalles a los que quizás no le prestaron la debida atención o simplemente pasaron por alto porque cuando estamos enfrascados ya sea en un momento feliz como triste no vemos más allá que eso que nos está golpeando el corazón.

Recapacitamos y vemos una retrospectiva de nuestras acciones, puede que muchas nos parezcan normales pero, cuando minuciosamente escarbamos no una, sino cientos de veces nos damos cuenta de esa falla que jamás percibimos con anterioridad.

Pero... ¿Qué ocurre cuando llevas más de una semana buscando en que fallaste con tu pareja sin encontrar respuestas? Muchos dirán que es muy poco tiempo, es que a veces nos damos cuenta de nuestros error años después, no obstante Jungkook no tenía todo ese tiempo. Necesitaba entender qué era lo que estaba haciendo mal para así poder remediarlo, para ayudar a su esposo y también ayudarse él.

Pensar que cuando se conocieron se trataron con indiferencia, eran los que peor relación tenían en el grupo y los que compartieron en su momento una fatídica relación que los hizo acercarse sin premeditación. Habían compartido tantas cosas incluyendo una persona, la peor de todas, que incluso después de tanto tiempo les hacía daño, compartiendo esas fotos que llevaron todo al abismo.

Con ojos hinchados, círculos negros a sus alrededores, lágrimas que ya formaban parte de su perenne estado de ánimo mediocre y su desencajado rostro estaba tirado Kook en el sofá de aquel oscuro penthouse sin luz alguna. Todas las ventanas estaban cerrada, las luces apagadas, no había más claridad que el resplandor de la pantalla de su móvil.

El Bosque de Seul, un lugar histórico para su relación, done se acercaron, donde se tomaron esas primeras fotos juntos que Jungkook se encontraba mirando en su celular. Ese fue un día mágico sin lugar a dudas, los llevó a experimentar emociones sin precedentes que influyeron en sus sentimientos, en esa noche que cambió para siempre el rumbo de sus vidas.

Los ladridos de Yeontan que le avisaban que tenía que sacarlo a dar su vuelta para hacer sus necesidades lo trajo de vuelta a la realidad. Se sentía como si solamente esa alma canina fuera lo único que quedara de ese matrimonio, como si realmente fuera el hijo, fruto de ese amor tan grande. Estaba seguro que ese amor no había muerto, una parte de él lo sentía pero comenzaba a sentir también que su esposo quería desaparecer todo rastro del mismo. Se abrigó bien, colocó sus audífonos que dejaban salir la melodía de "I don't love you" de Urban Zakapa y tomó al peludito para salir a caminar.

Caminaba diariamente pensando en Taehyung y ese día no era la excepción. Miró hacia arriba al cielo para encontrar las nubes blancas fluyendo sin una palabra, dándose cuenta que el cielo azul seguía siendo el mismo. ¿Por qué tuviste que actuar así Tae? Quería entenderlo, excusarlo pero seguía sintiendo que no confiaba lo suficiente en su amor.

Regresando al edificio divisó un auto negro con el señor Kim frente a él, pensó que traía alguna noticia positiva por lo que con esperanza corrió hacía él seguido por el pequeño que intentaba seguirle el paso.

— ¿Qué lo trae por aquí señor Kim?

— Vine a traer a su padre, tuve que contarle todo y el mismo se encargó de todo lo que está pasando ahora mismo. ¿Ha visto las noticias señorito Jeon?

— La verdad es que no he querido verlas. ¿Puede darme un resumen? ¿Qué sabe de Taehyung?

— El resumen más corto es que Kai está en quiebra, sin agencia, sin negocios, sin nadie que le quiera extender la mano y con todos sus aficionados dándole la espalda. La imagen impecable e intachable que tenía ahora solamente vive en los recuerdos, tal como usted quería solamente que al extremo, su padre se puso furioso al entrarse que todo lo que estaba ocurriendo era obra de ese sujeto. Solamente hay una cosa, sigue sin dar la cara, desde hace dos semanas que no se sabe nada de él y tampoco de Min Yoongi, de este último desde hace una semana le he perdido el rastro. Sobre su esposo todo sigue igual, está viviendo en esa casa junto a Sehun.

Su corazón se quebraba nuevamente pero olvidaría la última oración, ignoraría la torpe pregunta que había hecho.— No se preocupe por eso. — Suspiró, no sabía si de alivio o de culpa pero simplemente lo dejó salir. No tenía caso ser buena persona con alguien que no lo merecía. — Gracias por todo, no tengo como agradecérselo... Ahora me iré yendo, a mi padre no le gusta esperar.

Subió pensando en lo que acababa de saber. ¿Será que Taehyung ya estaba enterado? Llegó al penthouse para ver a su padre parado en la puerta, recostado a la pared.

— ¿Por qué no entró papá? Usted tiene el código de acceso. — Preguntó Jungkook introduciendo la clave.

— Porque esta es tu casa hijo y respeto tu privacidad, si no es completamente necesario no pienso invadirla. — Respondió con una sonrisa algo triste al ver el semblante de su hijo más pequeño. — ¿Por qué no me contaste lo que estaba pasando? ¿No confías en tu padre?

— ¿Cómo va a pensar eso? Confío en usted, simplemente no quería que se viera envuelto en este tipo de cosas innecesariamente.

— Eres mi hijo, no hay nada más importante que la familia y eso lo sabes bien. Puede ser que yo en ocaciones la descuidé un poco a causa de los negocios pero para mí ustedes son lo más importante. Dios perdone a quien les haga daño porque yo no lo haré, esa escoria de Kai puede dar fe de ello. Nadie se mete con mis niños.

— Papá, que ya no somos niños. — Rió ante la mueca que había hecho su padre, era agradable. No entendía como alguna vez tuvieron tan mala relación. — Muchas gracias por todo lo que ha hecho por mí.

— Es el deber de un padre hacer todo lo que pueda en vida por sus hijos, siento que he hecho muy poco. — Se acercó y palmeó su espalda. — Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ver en el hombre que te has convertido, sé que no te digo jamás lo que pienso de ti pero quiero que lo sepas. Tú y tu hermano son mi mejor creación, mi mayor orgullo. Verte convertido en un hombre que lucha por lo que quiere, que protege su familia a cualquier costo me hace sentir ufano, contento. Yo sé que estás pasando por un mal momento, ya estoy al tanto de todo lo que ocurre con Taehyung pero tu padre opina que ese pequeño te ama aunque estoy muy descontento con la forma en la que está actuando, pero confío en que recapacitaras y se dará cuenta de su error pronto, debes darle tiempo.

— Eso intento papá pero se me hace muy difícil, siento que si no lucho por él lo perderé y sin él siento que nada será igual. — Sus lágrimas que habían estado ocultas por algunos minutos volvieron a salir de su escondite. — Perdona, no quiero que me vea así.

— Llora hijo, llora hasta que no te quede nada por dentro, no te preocupes por mí, todas las personas lloramos y esta situación no es para menos. — Lo abrazó, sintiendo como su hijo volvía a tener cinco años en esos momentos, sentía que su corazón se oprimía pero debía dejar ser fuerte, por él, lo único que podía ser era ser su pilar y apoyarlo incondicionalmente mientras viviera. — Llora hoy todo lo que quieras pero mañana, debes prometerme que saldrás a comerte el mundo, a luchar por tu esposo pero sin devaluarte, si realmente se aman todo fluirá como es debido a su debido tiempo. Verás la luz al final del túnel, no te desesperes.

...

Cierto alivio recorrió el pecho de Taehyung mientras veía las noticias semanas atrás, saber que a Kai le había llegado su hora de pagar todo el mal que había hecho le reconfortaba de cierta manera. No podía echarle toda la culpa, ya que él fue el idiota que se dejó enredar por esos imbéciles había pagado un alto precio por ello pero no podía negar que de no ser por su mala entraña nada de eso hubiese salido a la luz.

Podría crearse un nuevo río con las lágrimas que había derramado todas las semanas, quería parar pero solamente así se sentía bien. Llorando, dejando salir todo aquello que sentía, a pesar de su sufrimiento no se arrepentía, había visto que los chicos estaban retomando sus actividades y a Kook no lo habían ligado a él. Con solo saber que él podía estar bien y feliz hacía que todo aquello valiera la pena.

Jugando al aire libre en un bosque sin nadie a su alrededor que lo acosara se sentía libre para llorar, correr y saltar mientas lloraba y reía como si hubiera perdido la poca cordura que le quedaba. Sehun lo miró de lejos, sentado en el césped bajo un árbol sin hojas, seco por el frío invierno sin poder evitar las lágrimas que se le iban acercando a sus ojos. Le gustaba el Tae risueño y encantador, ese le causaba una gran pena y tristeza, deseaba verlo sonreír nuevamente, no era fácil, sabía por lo que estaba pasando pero debía lograr que se repusiera y volviera a sonreír.

Sehun tomó el rostro de Taehyung en las manos y secó sus lágrimas con sus dedos.

— No llores más, me duele verte así. — Lo abrazó. — ¿Ya pensaste en mis palabras? ¿Por qué no me permites curar tu alma, prometo que lo haré. — Tae se separó bruscamente sin querer.

— Ya te dije que eso no puede ser, eres un gran amigo pero mi corazón le pertenecerá eternamente a Jungkook aunque jamás estemos juntos. Lo amaré hasta que la muerte me lleve, no te aferres a mí porque mi corazón solamente bombea por él, nadie más podrá entrar aquí. — Acarició su pecho con pesar.

— Entonces cuando llegue el momento yo mismo te ayudaré a regresar con él pero deberás poner de tu parte. Empezando por acompañarme a salir ese noche. — Tae lo miró extrañado y sorprendido. — No puedes seguir encerrado en la casa, ni siquiera sé como logré traerte aquí hoy. Ya es marzo, desde enero has estado encerrado en mi casa sin salir más que a correr. Debes enfrentar el mundo, tú no has hecho nada malo para tener que esconderte eternamente. Muestra quién eres y lo que vales más allá de tus preferencias, de las cámaras eres una persona con sentimientos también.

— ¿Tú crees que sea buena idea salir? Aún no ha pasado el suficiente tiempo como para dejarme ver, sabes que eso causará revuelo.

— Que no te importe el revuelo, sabes que siempre lo habrá por cualquier cosa. ¿No se molestaron sus aficionados incluso cuando cantaron con Girls y las incluyeron en su video? Las personas siempre hablarán, nunca estarán conformes y si tú te dejas influenciar por eso jamás vivirás.

— De acuerdo, salgamos hoy. ¿A dónde me llevarás? — Preguntó Tae tratando de animarse.

— Eso es una sorpresa. Primero vamos a la casa a ponernos más hermosos de lo que somos.

Le costó concienciar sobre lo dicho por Sehun pero aún así logró entrar Sicald, un club de acceso restringido solamente para celebridades donde todas las miradas estuvieron posadas en ellos. Taehyung frenó su paso una vez que se percató que la vista de todos estaba en él pero su acompañante pasó su mano por su hombro abrazándolo.

— Todo está bien, solamente sonríe. — Fueron sus palabras, las mismas que bastaron para hacer que Tae sonriera y entrara ignorando a todos. — ¿Qué te parece si nos hacemos una foto para celebrar tu regreso a la libertad?

Luego de haber tomado varias fotos y haberlas colgado en sus cuentas, una abrazados como amigo en su cuenta pública pero una donde él besaba el cuello de Tae en su Instagram privado tiró de él hasta la pista de baile donde se hicieron los dueños en pocos minutos.

Sentado en su coche Jungkook miraba sus redes cuando vio las fotos de Sehun. Los celos, el dolor, la rabia, todos juntos se unieron para enloquecerlo y apoderarse de él. Se alejaba de él pero permitía que otro hiciera ese tipo de publicaciones que generarían más polémica, realmente quería entender a su esposo pero no lo hacía. Lanzó su teléfono al asiento del copiloto, mirando a la nada, tratando de ignorar lo visto pero no pudo, necesitaba saber dónde estaban. Era una foto actual porque vio la corta transmisión en vivo que hizo en su historia sin embargo no mencionaba el lugar, volvió a estudiarlas y por las letras que salían atrás pudo reconocer el letrero, Sicald, ahí estaban.

— Voy a buscar algunas bebidas, ya regreso. — Gritó por la música al oído de Tae y este se limitó asentir con una sonrisa, estaba disfrutando de bailar después de tanto tiempo.

Dejó que el ritmo se apoderara de él, moviendo sus caderas, olvidándose de todo por un momento pero unas manos en su cadera lo hicieron reaccionar.

— ¿Y las bebidas? — Preguntó sin dejar de bailar, sintiendo como su cuerpo era apresado por otro. — Oye, dame las bebidas.

Intentó girarse pero no pudo, simplemente vio como era arrastrado entre la multitud hasta llegar a la salida de emergencia.

— ¿Sehun qué estás haci- — Quedó paralizado al ver ese figura delante de él.

Abrió su boca varias veces pero cada intento de decir algo fue fallido, no era una alucinación, el apretón de su mano era más que suficiente para dejarle saber que tampoco se trataba de un sueño. La última ve que había visto su rostro fue el primer día del año y desde entonces diez semanas habían pasado.

No sabía, no sabía de dónde había venido. Si había sido el frío invierno o la oscuridad del sitio, tal vez la lluvia que se sentía caer. No supo cuando o de adónde vino. No fue una voz, ni una palabra. Tampoco había sido por el silencio que los rodeaba mientras se miraban fijamente llenos de anhelo y amor. No sabía qué decir, sus labios no pudieron darle un nombre a lo que estaba sintiendo. Sus ojos estaban cegados y algo nuevamente se había despertado en su triste alma. Y así, sintió como su corazón revoloteaba en el viento, feliz de tener a Jungkook delante.

— Anoche yo soñé que habíamos vuelto otra vez.

Esa fue la primera frase que logró decir Kook controlando las lágrimas que amenazaban por salir. Taehyung también se percató en ese momento de la realidad. Estaban en un lugar público en el que podrían ser vistos en cualquier momento por cualquiera de las otras personas que allí se encontraba y eso sería fatal para su esposo, que los vieran en esa situación.

— Es que te sueño cada noche, incluso durante el día, no puedo estar sin ti, eres la persona que yo tengo aquí. — Golpeó su pecho con fuerza, con la mano de él que sostenía la de Tae, provocándole un ligero brinco por la sorpresa de su acto. — Aunque tú estés realmente con él yo vivo pensando en ti. Eres mi esposo y te amo igual o más que el primer día.

Tae quería decirle que no era el único, que él también lo amaba, que lo añoraba cada noche, que sentía su falta y era infeliz lejos de él, que lo necesitaba con locura pero sin embargo su boca no dijo aquellas palabras por las que su corazón luchaba por decir.

— Por favor Jungkook, no somos nada, nuestro matrimonio aquí no tiene validez alguna por la que no somos absolutamente nada. Además eso que tienes se llaman celos. Celos absurdos porque ni siguieres tienes la potestad para andar celando a alguien que no es nada tuyo.

— Sí son celos, malditos celos que me carcomen el alma cuando te veo con él, me desespero, me muero de celos cuando no estás a mi lado y porque sé que más allá de lo que dicen tus palabras... Mueres por darme un beso.

Recorrió con sus ojos el rostro de Tae, desde sus ojos que no le sostenían la mirada, su boca entre abierta por la que pasaba su lengua, demostrándole que su cercanía le afectaba, hasta su mano suelta que escondida en su bolsillo sabía que agitaba sus dedos. No se equivocaba, Tae lo anhelaba tanto como lo hacía él.

— Por favor, eres un engreído, no te conocía ese lado tan egocéntrico.

Trató de soltarse para abandonar corriendo ese sitio pero Jungkook tiró de él con fuerza hacia una pared acorralándolo. No soltó un solo instante su mano pero con la diestra que aún le quedaba libre lo cercó aún más, dejándolo a su merced. Lentamente acercó su rostro al de Tae que lo miraba evidentemente nervioso, esa situación lo sobrepasaba, no sabía como librarse de ella, ni siquiera quería hacerlo.

Sus respiraciones se acariciaban mientras que sus miradas se mantenían firmes, Kook rozó su nariz varias veces con la suya, respirando aún más agitado en su boca hasta que se apoderó de ella. Lo besó profundamente, con pasión, con todo ese anhelo y amor que sentía, aliviado de volver a sentir esos labios una vez más. Ajuntó sus cuerpos, presionándolos sin darles brecha, notando como la mano que su esposo había estado moviendo sin cesar ahora se había relajado completamente, dejándole saber que se había dejado llevar por él.

Soltó su mano lentamente y lo abrazó, Tae devolvió su abrazo e incluso se aferró más a él. Nadie sabía lo mucho que ambos se necesitaban, ni siquiera ellos estaban conscientes de eso. Tomando su cabello para hacerle dejar su cuello a su disposición para besarlo y acariciarlo tiró de el. Sus lenguas estaban felices y sus corazones las acompañaban en el festejo, entrelazados, agitados, sin detenerse.

— Ves, ¿para qué contenernos? Solamente has estado fingiendo, está claro, lo podemos sentir, vuelve a mi lado amor. — Murmuró Kook a su oído sacándolo del trance y empujándolo. — No se puede sentir algo que no existe y nuestro amor está aquí, latente y vigente entre ambos... ¡No lo niegues más por favor mi amor, regresemos a casa juntos!

— Estás loco, esto no significa nada de eso, simplemente me obligaste y no tuve otra opción. — ¿A caso tenía sentido lo que estaba diciendo? Se abofeteó mentalmente.

— A veces quisiera multiplicarte para adueñarme de tus otras partes para que te sustituyan y olvidarme de ti según lo pedido. He intentado aceptar lo que me dices pero no puedo olvidarte, mi corazón grita que su compañero, a quien él escogió aún lo ama y no puedo llevarle la contraria porque también lo siento.

— Tanto tú como tu corazón está desquiciados. — Intentó burlarse aún sabiendo que tenía razón.

— ¿Por qué la vida y tú me castigan así? — Sus lágrimas salieron pero las secó rápidamente. — Yo lo único que quiero es contigo ser feliz. Cuando no estás a mi lado siento que la vida se me va, siento un vacío tan grande como una enfermedad, me he refugiado en el alcohol y ni siquiera así he podido olvidarte. Ya no aguanto más.

Jungkook se acercó a Taehyung pero este lo alejó y golpeó, huyendo de aquel sitio, corriendo sin mirar atrás. Se fue sin siquiera buscar a Sehun, necesitaba poner distancia de por medio entre ellos lo antes posible sino todo su esfuerzo sería en vano.

Sin poder salir de aquella escalera Jungkook se sumió en el llanto durante varios minutos. ¿Qué debía hacer? Sabía que no se podía buscar a quien no lo quería pero sabía que Tae lo amaba, lo acababa de comprobar una vez más. Era su esposo sin importar la ley o el país que se encontraba, era su familia, su vida, el amor de su vida. Lloró hasta que se calmó y fue entonces donde tomó un pañuelo para secarse las lágrimas antes de subir a beber una copa al lado más tranquilo del sitio.

Se sentó en una mesa a beber para alivianar sus penas, ni siquiera se percató cuando el camarero se sentó a su lado, o más bien no se dio cuenta que era el camarero al que él sentó en la mesa, tomándolo por sorpresa.

— Me pidió que me marchara, que me alejara de su vida, que por mí no sentía nada, que su vida se le apagaba junto a la mía. —Balbuceó un poco Kook.

El camarero no entendía absolutamente nada pero le siguió la corriente a ese guapo ídolo que siempre había admirado y que esa noche había tenido el placer de conocer.

—¿Olvidarlo? Olvidarlo no me hace falta, amarlo es lo que preciso. Es un idiota, ¿cómo pretende que de la noche a la mañana se pueda olvidar lo que se ha querido? Ve, díselo por mí amigo mío. — Dijo Jungkook palmeando su mano.

— ¿Me pides ir a buscarlo? — Respondió el camarero, lo encontraba demasiado tierno y guapo en esa situación, no podía ignorarlo.

— ¿Cómo le hago si no puedo olvidarlo? — La lágrimas de Kook volvieron hacerse presente.

Eso sorprendió mucho aquel desconocido, jamás se imaginó que una persona como él sufriera por amor. ¿Quién podría ser tan idiota como para hacer sufrir a semejante hombre? Tomó unas servilletas y secó sus lágrimas con delicadeza.

— Sabes... Según lo que me has estado contando esa persona no te ama.

— Tú no sabes lo que dices. — Agitó sus manos. — Ayúdame... — Murmuró inaudible para el chico. — Si tu lo vieras, ve y dile que en la noche yo me muero por él, que espero hasta a tarde para cumplir mi condena y tomarme un trago mientras lloro por él. — Sus lágrimas volvían a salir. — Como me duele, a pesar de esta tristeza, eres mi amigo... — Posó su mano en el muslo del chico quien se tensó completamente. — Necesito que lo entiendas, que lo hagas entender.

— Yo sé que es duro, porque tú lo has querido pero aunque lo ames no eres correspondido. — Ya se había percatado de que estaba hablando de un hombre y no era un error producido por el alcohol. No entendía, con lo difícil que era fomentar, crear y tener una relación homosexual, que alguien que haya conseguido un partido como él lo esté haciendo sufrir de esa manera. Si él tuviera la oportunidad de que un hombre como Jungkook lo amara no la desperdiciaría jamás.

— No, no me pares, quiero perder el control, tú solo escucha. — Replicó Kook cuando el desconocido intentó quitarle el trago. — Estoy hablándote a puro sentimiento, no te estoy mintiendo.

— Creo que no eres correspondido y lo sabes mi amigo, no vale la pena estar sufriendo por eso, ya habrán otras personas que te llenen de placeres y amor pero ese amor, ese que te tiene así... Olvídalo, porque no te conviene.

— Como quisiera ir a buscarlo...

— ¿Pero qué vas hacer si no te quiere ver?

— Decirle que lo sigo amando... — Sonrió sollozando.

— Pues por mucho que lo ames ese idiota ya se olvidó de ti. — No lo conocía pero tenía que ser un idiota para dejarlo ir.

El desconocido pidió permiso para retirarse más temprano y tomó a Jungkook para sacarlo de ese sitio, estaba en muy mal estado y no quería que las demás personas lo vieran así. No sabía por qué estaba haciendo eso, ni siquiera eran amigos o él se acordaría de eso pero como no ayudar a una persona en esas condiciones, más si era tu celebridad preferida, tu amor platónico quien en una hora te había contado parte de su vida.

Tomó la llave de su coche, vio la marca y se acercó al único Maserati que veía en el parqueo. Suspiró de alivio cuando al desactivar la alarma vio que no se había equivocado, caminar más con ese cuerpo casi desfallecido por completo no iba a ser una tarea fácil. Lo acomodó en el asiento del copiloto pero ahora comenzaba la segunda parte de la misión, saber dónde vivía. Buscó en internet pero por supuesto no había ninguna información al respecto, le intentó preguntar varias veces pero no recibió ninguna respuesta y fue ahí donde se le prendió la chispa de buscar en su navegador, encontrando la dirección bajo el ícono de casa.

No se podía creer que tuviera a Jeon Jungkook al lado, era hermoso a pesar de su estado, su rostro y enrojecido, acentuando sus labios y su cabellera negra era maravillosa. Si hubiera sido una mala persona le hubiera mínimo robado un beso, pero eso no hacía alguien como él. Llegó al Jeon's Building donde preguntó su piso en la recepción, la chica dudó un poco antes de revelar la información pero al ver su estado se la dio.

Ya en el elevador, Jungkook comenzó a recobrar un poco los sentidos cosa que lo hizo sentir aliviado, descendieron del mismo pero ahí se encontraban otras personas que lo miraron extrañado, al reconocerlos les explicó la situación y se retiró dejándolo en manos de ellos.

— ¿Tae? — Musitó Kook con cierta emoción, acariciando sus cabellos rubios. No se contuvo y lo besó entre lágrimas. — Viniste mi amor, viniste.

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