Jimin

Puede que no me escuchara como alguien racional en este momento, pero es porque en realidad no era alguien racional, estaba en celo.

Mis instintos mas bajos estaban a flor de piel, además tenia un alfa de toro de musculatura envidiable, piel morena, alto, enorme y con un pene casi del tamaño de mi brazo que estaba dispuesto a satisfacerme.

Mi lado racional es lo ultimo en que pensaban en este momento, ahora mismo mi lado animal dominaba.

—Jimin estarás muy estrecho, harás que me corra muy rápido.

—No importa, me follaras de nuevo, yo hare que se te ponga dura de nuevo, anda Namjoon, por favor.

Mi lado sumiso es muy notorio en estas situaciones, quisiera culpar mis genes de conejo, pero en realidad amo que un buen alfa me domine.

Se acerco a mi y volvió a besarme, alineo su miembro empujando un poco pero apenas entro la cabeza, el que tuvo un orgasmo fui yo.

—Estas muy sensible, tal lindo.

Recogió un poco del semen de mi abdomen y lo lamio, eso me distrajo un poco antes de que empujara de nuevo para enterrarse, la piel se estiro pero no entro todo se habia quedado a la mitad y ya estaba golpeando mi próstata.

—No creo que entre todo —gruño apretando los dientes, se alejo un poco y volvió a meter hasta la mitad —mierda es mas estrecho de lo que pensé.

Hizo que nos giráramos, me tomo de las caderas y me movió el culo despacio.

—Mételo hasta donde lo soportes.

El que me mirara de esa manera me excito mucho mas, lubrique lo suficiente para resbalar sin tanto dolor, me apoye de sus pectorales, mientras el me seguía ayudando con sus manos, podía sentir como cada vez entraba mas, los ojos se me ponían en blanco cada que entraba mas de la mitad,

Estaba tan excitado, mas con sus jadeos de placer, que pude finalmente sentir sus testículos pegarme en el culo, mire hacia abajo y habia logrado meterlo todo, sintiendo en mi abdomen el bulto de su miembro duro palpitar.

—¿Te crees un chico rudo Jimin? —se sentó y apretó mi nalga derecha —entonces muévete, exprime mi verga, conejo lujurioso.

No me lo dijo dos veces, mientras el me marcaba el cuello con pequeñas mordidas, no dejaba de rebotar sobre su miembro, mi abdomen seguía mostrando hasta donde llegaba, el maldito dijo que se correría rápido pero mis piernas ya estaban cansándose y no parecía querer terminar.

—¿Estas cansado bebe? —lamio mi cuello —deja que papi te ayude entonces.

Cambiamos de posición de nuevo, quede en cuatro con el culo abierto, se aferro a mis caderas y entendí como es ser embestido por un toro.

Todo mi cuerpo tembló, mi miembro salto cuando volví a correrme sobre las sabanas, mi mente estaba nublada por el placer, mi cuerpo caliente y sudoroso, recibió la descarga del toro que levantaba mis caderas de tan fuerte que me embestía, sus testículos chocaban con furia contra mi culo y juraba que la descarga que me habia dado no saldría de mi por días...