[BNior] Acceti, amore?

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3/11/2022

Cuando ya no puede lidiar con los acontecimientos extraños, JinYoung requiere la ayuda de un exorcista. No obstante, este resulta bastante peculiar.

~Jae Beom x JinYoung.

il mio bell'uomo: mi bello hombre.
Amore: amor.
Acceti, amore?: ¿aceptas, amor?
Uomo dolce: dulce hombre.
Dolcezza: dulzura.
l'anima più forte: el alma más fuerte.
Amore mio: mi amor.
Dolce amore: dulce amor.
Per favore: por favor.

.

.

.

Ya van alrededor de dos semanas en las que la vida de JinYoung se ha convertido en un caos. Sucedió de la nada y no sabe el motivo de los acontecimientos que ha estado presenciando. Extraños acontecimientos.

Escucha ruidos en la casa, ve sombras escabullirse por los rincones, algunas cosas se caen, desaparecen o son cambiadas de lugar. Esos sucesos son de los más leves, porque también experimenta cosas más turbias, como despertar sobresaltado en medio de la noche -exactamente a las tres de la mañana- y tener pesadillas constantes cuando logra dormir unas cuántas horas, lo peor quizás son los rasguños y manchas violetas que aparecen de la nada en su cuerpo. A veces también cree oír susurros de la nada, pero está convencido que lo último se debe a la falta de sueño y el colapso mental que está teniendo.

No puede comer, dormir o estar tranquilo en ningún momento, está desesperado por una solución, pero no está contento de recurrir a un exorcista. Su familia ha estado involucrada en el mundo paranormal desde generaciones atrás, él se apartó de eso, pero JinYoung no es tonto. Sabe que algo está detrás de él y quizás ese algo sea un demonio.

Todo comenzó cuando acompañó a una de sus tías a una catedral para ayudarla con cosas que a él poco le interesaban, recuerda que al pasar por un pasillo enorme con una estatua de mármol en el centro sintió escalofríos y una sensación de estar atrapado y sin respirar. Desde entonces ha tenido que vivir todo eso que volvería loco a cualquiera.

El escepticismo se debe más a su repudio por la relación de su familia y lo paranormal, no porque no crea que esas cosas existan. Es por eso que decide aguantar un poco más, entonces llega el final del mes y se da por vencido, regañándose por haber querido jugar al valiente. Está muy enojado con la situación, con él mismo, pero sobretodo con el jodido demonio que lo acecha.

Así que bien, llamó a un exorcista. Todos en su familia le dijeron que es el mejor y que de hecho, es el líder -o lo que sea- de la academia de exorcistas en la ciudad del Vaticano. Realmente espera que no le hayan mentido, porque si continúa teniendo a esa cosa en su casa después de todo él mismo le hará las mismas marcas que tiene en el cuerpo a ese jodido charlatán.

—Esto debe ser una broma. —JinYoung atendió el llamado en la puerta esperando ver a un tipo totalmente tapado y usando una túnica, sosteniendo una biblia y una cruz. No esa porquería con la que se encontró.

Vestido con un traje que se le amoldaba perfectamente al cuerpo, un hombre estaba de pie en su jardín, sostenía un bastón plateado con detalles negros en la agarradera, tenía una capa, sombrero y guantes negros. Sus ojos eran bicolor, azul y rojo asedían esa mirada afilada que junto a su sonrisa ladina causaron inquietud en JinYoung, especialmente por las orejas puntiagudas y la cola que bailaba entusiasta detrás de él.

—También es todo un placer conocerlo. —le dijo el hombre. —Lim Jae Beom a sus servicios.

—¿Qué no iban a mandar a un exorcista?

—En efecto, señor Park. Heme aquí.

—Pues sólo veo a un jodido demonio.

—Ah, qué palabras tan duras. —la criatura se tocó el pecho y negó divertido. —Haces que mis tres corazones se encojan por el rechazo.

—Me importa poco. Vete. —espetó.

—No puedo irme, uomo dolce. Solicitaron mi presencia con grado de urgente.

—No, se solicitó la presencia de un exorcista.

—Y eso es lo que soy. —movió ligeramente la capa que lo cubría y así fue como le mostró el collar que colgaba de su cuello. Una cruz de plata y dos espadas detrás, sin duda era el símbolo correcto.

En algún momento alguien debía salir de la nada a decirle que todo era una broma y que lo estaban filmando, porque esto era surrealista.

—Entonces un demonio es exorcista.

—El mejor.

—Vaya ironía.

—No lo es tanto. ¿Me darás paso o me quedaré aquí afuera? Aunque no me molestaría esperarte toda la eternidad, bello hombre.

JinYoung bufó y dejó que el demonio entrara a la casa. Su caminar elegante y aura de egocentrismo lo exasperó a niveles infinitos. Iba a tener una charla muy seria con su familia después de que el jodido ser se fuera.

Lim dio una mirada rápida a los rincones que tenía a su disposición desde donde estaba parado y sin más asintió.

—Es de grado tres, o sea, intermedio.

—¿Lo puedes arreglar entonces?— preguntó con las esperanzas naciendo en su interior.

—No tan rápido, Park. Todo lleva su tiempo.

—Pues yo no lo tengo. Quiero que te deshagas de lo que sea que esté molestando, ahora.

—Primero tengo que hacer una evaluación exhaustiva y unas preguntas para que pueda saber en qué fase se encuentra.

JinYoung se peinó el cabello con frustración y señaló una silla en el comedor, el demonio no rechistó y tomó asiento, quitándose primero la capa, los guantes y el sombrero.

El traje de un azul oscuro hacía resaltar su pálida piel, no era mucho más alto que él pero debido al porte y la mirada confianzuda que lanzaba era como si tuviera que inclinar la cabeza para poder verle.

—Cuéntame todo. En qué momento comenzó, la hora y la fecha si es que puedes recordarlos, cómo se manifiesta y los lugares que visitaste antes de que iniciara.

JinYoung lo hizo y el demonio escuchó atento. Conforme fue revelando más, la expresión en el rostro de la criatura iba cambiando, recargaba la barbilla sobre sus manos y la cola se movía de lado a lado como si fuera un felino, viéndose más animado y un tanto inquietante a decir verdad.

—¿Cómo son esas pesadillas? ¿Qué pasa en ellas?

—Son exasperantes. Casi siempre me veo envuelto en llamas, manos manchadas de negro me toman por todas partes y no me dejan huir, me aprietan el cuello, el pecho y las piernas. Además... Unos ojos brillantes me observan en todo momento. Son paralizantes.

—¿Algo más?

—Sí... Creo que... ha tratado de comerme.

—¿Comerte? ¿Lo dices por las marcas?- JinYoung asintió. —Déjame verlas.

Se quitó la camiseta a regañadientes y los rasguños y mordidas aparecieron frente a los ojos del exorcista. Él se puso de pie y caminó alrededor de JinYoung mirando con detalle cada parte de piel expuesta. —¿Han perdurado por un mes?

—Sí, lucen recientes y cada vez son más.

—Están muy bien hechas. —JinYoung lo miró con indignación. —Quien las haya hecho es todo un profesional.

—¿Harás algo al respecto o qué?

—Por supuesto, il mio bell'uomo. 

Las manos grandes fueron tocando cada una de las marcas, JinYoung se estremecía ante el toque frío y las llamas azules que iban deshaciendo una a una. La zona hormigueaba una vez que la mano del demonio se deslizaba a otra parte, no sabe por qué esa simple acción le hacía estremecer, aunque claro que no iba a demostrarlo. Unos minutos después terminó, Lim con una sonrisa satisfecha y colmilluda y JinYoung con la respiración un poco agitada.

—Es normal que reaccione tu cuerpo, así que no pienses tanto en eso. Bien, ¿hay otra zona?

Asintió y se quitó los pantalones. JinYoung se sintió avergonzado pero nuevamente no demostró su incomodidad, por algún motivo tenía la sensación de que Jae Beom ganaría de alguna forma, como si desde el primer momento hubieran estado retándose para ver quién cede o quién cae.

—Será lo mismo, si prefieres puedes sentarte.

—Estoy bien así.

—Testarudo. Me gusta. —dijo burlón.

JinYoung volteó lo ojos y el demonio simplemente soltó una sutil risilla. —Ponte a trabajar, mira que puedo quejarme y no pagarte.

—No es necesario. —de inmediato se puso de rodillas y dejó las manos sobre los muslos del humano. —Ya estoy a tus pies.

Nuevamente analizó las marcas y usó las llamas donde era necesario, JinYoung quería darle una patada porque no se apuraba y su respiración le estaba haciendo cosquillas en la piel. Al terminar se puso de pie con su característica galantería.

Una vez vestido llevó a Jae Beom a las demás habitaciones donde también usó llamas y papeles con símbolos raros para crear una barrera de protección. Pero en la habitación fue diferente, hechó lo que parecían pequeñas bombas de gas que olían a rocío.

—¿Eso es todo?

—No termina aquí, Park. Debo volver cada semana durante tres meses.

—¿Qué? ¿Por qué tanto tiempo?

—Esperaste mucho tiempo, corazón. Ha comenzado a arraigarse y está en la última fase, casi a punto de ser grado cuatro. A partir de ahí las cosas se ponen feas. —comentó con una mueca.

Vaya que JinYoung estaba cabreado. ¿No se suponía que estas cosas se podían deshacer luego de una sola sesión o algo así? Quiso reclamar al demonio, pero prefirió morderse los labios. Si es un exorcista quiere decir que estaba del lado bueno, ¿no? Pero, ¿qué pasa si en uno de sus arrebatos lo hace enojar y ya no regresa?

—Bien. ¿Qué hago si continúa?

—Pon esto al agua en tu bañera y cuando tengas pesadillas tómate una taza de este té. —Jae Beom le extendió un frasco y una bolsita con las hojas del té dentro. —Un par de gotas es suficiente y no necesitarás más de tres hojitas para el té.

—¿No se supone que debes darme una cruz o algo, o hacerme rezar todas las noches?

Jae Beom se carcajeó. —Contigo no va a funcionar, eres un maldito escéptico, dolcezza. Eso es lo que nos va a dar trabas.

Como el demonio exorcista dijo, regresó una vez cada semana y en el lapso de dos completas nada ocurrió. JinYoung se sentía aliviado porque pudo comer de nuevo, dormir sin interrupciones y no vio nada sospechoso o escalofriante.

Pero una noche antes de que Jae Beom regresara en la tercera semana comenzó a tener pesadillas. En esta ocasión ya no se trataba de calor sofocante o asfixia, era algo que rozaba lo pasional y eso lo descolocó por completo. No lo mencionó, pensó que una vez no era suficiente, así que pasaron dos semanas más en las que soñó lo mismo de manera ocasional. Sin embargo, se iba intercalando con sueños en donde Lim era el protagonista.

Lo veía en su forma original, con cuernos que se curvaban detrás, cola larga, orejas en punta, colmillos puntiagudos que rozaban su labio inferior, dos alas negras y enormes se extendían detrás de su espalda con la forma de las de un murciélago, y sus orbes bicolor estaban rodeados por un borde negro que abarcaba sus párpados, como si tuviera puesto sombra y delineador. Sus pestañas era largas en las esquinas, haciendo que sus ojos se vieran mucho más afilados.

Aparecía completamente desnudo y JinYoung debe admitir que tiene un muy buen cuerpo. Sentía su corazón agitarse cuando se paseaba a su alrededor, con el cabello revuelto, la mirada y sonrisa entusiastas. Hablaron sobre muchas cosas, casi todo acerca del mundo de Jae Beom. No estaba seguro de que fuera totalmente cierto, después de todo sólo eran sueños, sin embargo, en ellos Jae Beom era un demonio con un alto rango puesto que formaba parte del círculo de siete, los cuales estaban detrás del rey del inframundo.

Era el rey del tiempo.

Primero estaba satán –el rey supremo – y luego los siete demonios más poderosos, Jae Beom era el segundo más poderoso, es por ello que no entendió a la primera por qué estaba en el mundo de los vivos en lugar de su reino. Le gustaba el caos –como a todo demonio– y se divertía haciendo ese tipo de trabajos en donde tenía que darles una lección a los suyos, además, estando dentro de una organización poderosa que además era el enemigo número uno de su reino podía influir en ambas partes.

Jae Beom le dijo que quería controlar tanto como pudiera, poco a poco entrar hasta que tuviera por fin a esa institución en su poder. Mientras tanto esperaría, al fin y al cabo tiempo es lo que le sobra.

JinYoung se vio sorprendido de esperar con ansias la llegada del exorcista a sus sueños para verle cada noche, hablar con él y hacer otras cosas. Lim era un coqueto nato, era tan descarado que divertía a JinYoung, de alguna manera encontraba placentero que su flirteo fuera dirigido a él. No se alarmaba de la tensión sexual que había entre él y el demonio, simplemente eran sueños. Y esa fue otra cosa que le resultó interesante, soñaba con Lim pero no eran pesadillas.

Las verdaderas pesadillas lo dejaban con el corazón a punto de salir de su cuerpo y con las extremidades todas flojas. Para el final del segundo mes ya estaba harto, fue por eso que se lo dijo al exorcista.

—¿Has estado durmiendo bien, il mio bell'uomo?— preguntó Jae Beom mientras se preparaba un tercer sándwich. JinYoung ignoró el hecho de que cada vez que llegaba tenía que comprar más comida porque el idiota se comía lo que hallara en el refrigerador.

—Últimamente no. —con eso acaparó la atención de Lim, que de tres mordidas acabó la comida, se limpió las manos y la boca, y por último tomó asiento a su lado.

—¿Nuevas pesadillas?

—Sí, esta vez son... De índole sexual.

Jae Beom abrió los ojos con sorpresa y luego frunció el ceño. Le sorprendió que no hubiera hecho un comentario sarcástico o bromeado al respecto.

—Muy bien, saquemos a ese hijo de puta de aquí.

Por esta vez derramó lo que parecía ser vino alrededor de la casa y polvo blanco que desapareció al instante. Hizo todo el ritual de protección nuevamente y recitó cánticos en una lengua extraña, intuía que era la suya.

—¿Por qué dices muchas frases en italiano?— le cuestionó.

—Porque es el idioma que aprendí primero, mi favorito y porque se usa en el Vaticano.

—¿Y esa lengua extraña es la que se habla en tu reino?

—Así es, es mucho más poderosa que cualquier otra. No resulta tan malo que siendo exorcista también sea un demonio, ¿cierto?— Lim revoloteó de un lado a otro siendo simplemente él, molestando y divirtiendo a JinYoung con lo que decía, hasta que se percató de las nuevas marcas en su piel.

—No es nada. —mencionó tratando de ocultar su cuello.

—¿Por qué no lo mencionaste antes?— preguntó levemente molesto. —Si ocultas las cosas el proceso será más tardado.

—Ya, ya. Una disculpa.

—Te lo dije, amore. Tu escepticismo nos dará problemas.

Con un chasquido de sus dedos la ropa de JinYoung desapareció, intentó cubrirse pero fue imposible cuando sus manos fueron tomadas y apretadas.

—¡Hey, idiota, pudiste avisar!

—Mis disculpas, hombre bello. Me gusta cuando te tomo desprevenido. —tocó su piel para hacer desaparecer las manchas violetas y sin previo aviso condujo sus labios por el cuello de JinYoung.

—¿Qué estás haciendo?

—Shh, no es nada malo. —dicho esto abrió la boca y con su lengua acarició las marcas oscuras en su cuello. Sus dedos eran fríos, pero su boca era cálida. JinYoung se sentía derretir en sus brazos.

La saliva del demonio hizo que la pigmentación bajara, pero aprovechó para darse un festín en lo que duró. JinYoung suspiraba y arqueaba el cuello con cada mordida suave, escuchar los besos apasionados y la succión de su piel lo dejaba acalorado.

—No entiendo a ese diablillo, teniendo enfrente tan delicioso manjar no dejaría ni un sólo centímetro sin morder.

—Atrévete, jodido demonio. —gruñó. —Te voy a arrancar la cola apenas trates de hacerlo.

—Mh, sí. No tienes idea de cómo me prende tu actitud. —Jae Beom mordió su oreja y besó la piel maltratada. —Tu alma es l'anima più forte. Me atraes tanto, JinYoung. Tu alma, tú por completo. Déjame tomar un poco, sólo un poco.

—Ni lo sueñes.

—¿Te gusta hacerme sufrir, cierto? Cuando estamos solos en la madrugada haces lo mismo. Te acercas, te alejas, juegas conmigo. Qué sádico eres, amore mio.

JinYoung sintió que todo comenzó a darle vueltas. ¿No se trataron de simples sueños? ¿Todo fue real? Estuvo a nada de gritarle un sinfín de groserías al demonio, pero las llamas cálidas y frías entre sus piernas le robaron el aliento. Jae Beom decidió que el mejor momento para usarlas era ese, así que los rasguños y marcas de dientes se esfumaron, pero continuó usando las corrientes frías y cálidas para colmar de mimos a JinYoung.

Se aferró a su cabello y liberó jadeos satisfechos al recibir besos sobre su pecho y caricias húmedas con la lengua. Con unos últimos raspones de sus colmillos se alejó, sonriendo contento y admirando los tonos rosas que dejó en el humano.

—¿Lo ves? No es tan complicado. — le dijo colocándole la ropa de nuevo. Su voz grave se deslizaba sobre él como chocolate derretido, endulzado sus sentidos. —Podríamos aprovechar el tiempo de ahora en adelante. Acceti, amore?

—Deja de decir tonterías. —JinYoung apartó a Lim de un manotazo, se levantó enseguida y lo miró con la ceja arqueada. El demonio simplemente reía con diversión. —¡Y deja de aparecer en mis sueños!

—Eres tú quien me llama, dolce amore. Y no puedo negarme ante tu llamado, te lo dije, estoy a tus servicios, a tus pies.

Jae Beom tomó sus cosas, se colocó el sombrero, los guantes y la capa. Hizo una reverencia para despedirse. —Si algo más pasa dime de inmediato. No debes guardartelo, de lo contrario corres peligro.

—De acuerdo. Gracias. —respondió con el rostro caliente.

—No hay qué. Nadie puede venir como si nada y alimentarse de la energía sexual de mi chico, solo yo la tengo que saborear.

—¡Vete asqueroso demonio!

El tercer mes llegó de la nada y no sufrió ningún contratiempo... Hasta la última noche.

Cuando despertó a media madrugada sintió que algo se estaba alimentando de él, literalmente. Algo le succionaba desde afuera mientras sentía una presión inmensa en los brazos y piernas, su cuello ardía al igual que su pecho. Podía moverse, pero lo tenían apresado tan fuerte que no importó cuánta fuerza puso, no sirvió de nada.

Sentía que estaba a punto de colapsar, casi ya no podía llevar aire a sus pulmones, así que con el poco aliento que le quedaba susurró el nombre del único ser que lo podía ayudar.

"Jae Beom".

Fueron los segundos más terroríficos de su vida. Escuchó un golpe en el suelo y de pronto ya no había más presión. JinYoung tosió y cayó sin fuerzas, no podía ver bien lo que sucedía en la habitación, pero sentía dos presencias que ofuscaban el ambiente de la habitación con su poder, justamente como el fuego arrasaba con todo lo que estuviera a su paso.

—Aquí estoy, il mio bell'uomo. 

Jae Beom lo tomó en sus brazos y lo llevó al baño, mientras llenaba la bañera con agua fría le quitó la ropa e hizo desaparecer la suya en un parpadeo, tocaba el agua con los dedos ocasionando que el cuarto se llenara de vapor, dijo un par de palabras en su lengua y procedió a entrar junto con él. Sostuvo la cabeza de JinYoung contra su pecho y tocó con sutileza las heridas en su piel que escocían como si estuvieran al rojo vivo, curandolas poco a poco.

No podía mantener los ojos abiertos, pero sabía que estaba ahí, de alguna forma su frialdad resultaba acogedora cuando lo tenía así de cerca, cuando las temperatura de ambos contrastaban y se fusionaban. Su piel fría lo abrazaba y le devolvía vigor junto a los latidos apresurados de sus tres corazones y sus palabras llenas de ímpetu.

"No duermas ahora, JinYoung. Respira profundo. "

"Resiste, no te dejes llevar."

"Abre los ojos, amore".

Poco a poco fue recobrando la conciencia, se aferró como pudo a Jae Beom buscando un soporte porque sentía que si se separaba caería al vacío.

—Eso es, ya estás devuelta. —se llenó de júbilo al sentir manos fuertes tocando sus mejillas y aliento aliviado que chocaba contra su oreja. Se mantuvieron quietos unos minutos en los que ambos suspiraron con alivio, cuando se pusieron de pie el agua ya no estaba cristalina, había adquirido un color oscuro que se iba diluyendo.

Lim lo envolvió con una toalla y lo llevó hasta el sofá donde pudo mantenerse sentado aunque temblando de pies a cabeza. —Eres impresionante, realmente lo eres.

—¿Qué... qué pasó?

—Lo eliminé, pero fue un ataque mortal, JinYoung.

Jae Beom habló en un tono que jamás había escuchado en él desde que lo conoció. Lo lamentaba, el demonio estaba lamentando el resultado.

—Entonces voy... voy a morir.

—No si me dejas hacer algo. —Lim se inclinó y le tomó la barbilla, sus ojos brillaban entusiastas y su sonrisa ladina dejaba ver sus colmillos puntiagudos. —Déjame entrar.

—No lo haré.

—Vamos, JinYoung. Déjame entrar, me haré cargo de todo.

—Te estás aprovechando de la situación.

—Esta es mi última oportunidad antes de que tu alma se apague, no puedo permitir eso. Per favore, per favore. Di que sí, JinYoung. Con mi ayuda vas a vivir, pero para eso tienes que acceder, dejarme entrar y envolver tu alma.

El cuerpo le temblaba cada vez más, la respiración no era suficiente, le dolía absolutamente todo y él estaba desesperado y muy confundido. No puede, no debe dejar que Jae Beom tome su alma, porque es un demonio y eso sólo significa un cosa.

—¿Cómo sé... que hablas en serio?— preguntó con lágrimas en los ojos.

La boca de Lim se movió suave, encantándolo, atrayéndolo. —Te lo dije antes. Me encantas por completo, no se trata únicamente de tu alma. Sería una dicha verte y tenerte, con mi poder podré hacerte vivir por la eternidad. Jamás vivirás algo como esto, no sufrirás de nuevo, nadie se alimentará de ti, de tu miedo e inseguridades porque no tendrás ninguno. Serás un ser perfecto.

—¿Qué pasará después?

—Estarás a mi lado, siempre. Te voy a proteger y guiar para que alcances todo tu esplendor. Pero para eso tienes que acceder. —Jae Beom se acercó hasta estar a punto de tocar los labios del humano con su boca. La lengua del demonio bañó los labios de JinYoung con calidez ocasionando que ambos anhelen más segundo a segundo. —Entonces... Acceti, amore?

—Sí, acepto. —jadeó contra su boca, la cual se alzó victoriosa y satisfecha.

Jae Beom acaparó sus labios, los cubrió y bebió de ellos como si fuera la única forma de calmar su sed. Por su parte, JinYoung tomó todo lo que le era servido, necesitaba más para poder respirar y llenar sus pulmones que ardían junto con todo su cuerpo. Ya no se trataba de aire, sino de Jae Beom, necesita del demonio para poder respirar.

Poco a poco sintió que caía junto a Jae Beom, lo sostenía tan fuerte que sentía la piel de su cintura quemar por sus dedos fríos que igual de entusiastas que su portador amasaban la carne jugosa a su paso. Bajo su espalda sintió la suavidad de plumas y mantos de seda, cuando abrió los ojos vio aquellos ojos brillantes que acecharon sus sueños de mortal, el aspecto verdadero de Jae Beom era igual de magnífico que en ellos.

Sin saber por qué, JinYoung se veía igual que él, adquirió las mismas características sólo que los cuernos en su cabeza no eran tan grandes. Aunque bien, los de Jae Beom eran así porque demostraban su rango. Fue confuso durante los primeros segundos en los que miró a su príncipe demonio y el ambiente oscuro y azulado de la habitación, pero luego recordó el deseo de Jae Beom.

Controlar cuanto pueda.

Lo había conseguido con él, sólo faltaba esperar para que también lo hiciera en el mundo de arriba.

Con su sonrisa colmilluda que era tan propia de él, murmuró una frase a modo de burla y a modo certero antes de besarlo.

"Reinaremos por los siglos de los siglos".

.

.

.

Finire

Escribir esta temática me gustó. ¿Qué tal les pareció?

Me dio por escribir a Jae Beom con aires de Mephisto (ao no exorcist), así que esto salió.

A petición de JAEHYUN-RANITA

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