[JJP] Bit Me!

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JinYoung se convierte en la cena de un vampiro. Es la cena... Y algo más.

~Jae Beom x JinYoung.
》Advertencias: ninguna.

Quizá algo fluff.



.

Sentía un poco de frío a pesar de que estaba enredado entre sábanas. Con algo de dificultad parpadeó intentando ahuyentar el sueño y ladeó el cuello tratando de hallar una explicación de por qué estaba en una cama que no era la suya.

El reloj en la pared indicaba las nueve en punto. La habitación estaba oscura, casi no había luz que lo ayudara a ubicarse, sólo la necesaria para identificar los objetos y colores.

JinYoung gimió un poco adolorido, podía sentir cómo una zona de su cuello pulsó un par de veces.

—¿Gatito, estás bien?— la firme voz a sus espaldas lo hizo detenerse. Ahogó un jadeo sorpresivo al percibir caricias en su cabello. Se sentía tan bien, llevó la cabeza hacia atrás tratando de obtener más caricias. Su cuello quedó desprotegido así que la boca del hombre que lo acompañaba fácilmente pudo cubrir su piel, repartiendo besos sonoros.

Se dio la vuelta y quedó frente al dueño de esa sensual voz. De nariz perfilada, párpados simples, ojos pequeños de color plateado y rojo, JinYoung reconoció a su preciado vampiro.

Los sucesos de la noche anterior llegaron rápidamente y un ligero calor le nació en medio del tórax. El cuerpo desnudo del vampiro y las marcas de mordidas en él resaltaban igual que un brillo titilante.

Oh, sí. Él se había comido al vampiro así como él se alimentó de JinYoung. Y fue tan bueno, como si estuviera esperándolo por siglos.

—¿Beom?— llamó al chico de ojos bicolor. Éste lo abrazó y dio caricias en todo su cuerpo desnudo.

—¿Te lastimé?— dijo acariciando la zona donde clavó los colmillos.— Lo siento.

—No, estoy bien.— JinYoung sonrió y ante la mirada atenta de su pareja, llevó los dedos a los labios ajenos para acariciar la punta de los colmillos que sobresalían.

—¿En verdad te sientes bien?— los ojos de Jae Beom brillaban, podía sentir que estaba luchando por retenerse. JinYoung respondió a su pregunta asintiendo.— Entonces ¿puedo beber de ti? Sé que anoche lo hice pero realmente necesito probarte ahora.— susurró acariciando su cuello con la boca.— Mi cuerpo pide a gritos tu sangre.

Jae Beom observó a su humano, JinYoung también lucía hambriento de sus besos y caricias. El vampiro lo acorraló contra la cama y se regocijó al oír el llamado de su pareja de sangre.

—Muerdeme.

.

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Ya había recorrido tres veces la casa, YoungJae no aparecía y estaba a punto de perder la cabeza. Le había dicho que no se moviera mientras iba al baño, sin embargo debió imaginar que el chico no se quedaría en su lugar. Ahora JinYoung se lamentaba no haberlo llevado consigo, su amigo no estaría perdido y él no sentiría una enorme preocupación.

Tonto, tonto. En primer lugar no debieron asistir a la fiesta. Se repetía eso una y otra vez, iniciando su cuarta vuelta por toda la casa. Apenas encontrara al chico iba a darle un buen golpe que nunca olvidaría.

No era tan tarde, apenas las doce, pero tenía que apresurarse, a cada minuto llegaba más gente y con la casa a reventar sería mucho más difícil hallarlo.

—Estúpido YoungJae, espero que sigas aquí.— murmuró bajando las escaleras tras haber revisado el segundo piso.— Si te fuiste con algún idiota...

JinYoung se detuvo al pie de las escaleras. Había un chico de ojos pequeños apoyado contra la pared y lo analizaba de pies a cabeza.
En vez de seguir con su búsqueda, sus pies quedaron anclados al suelo sin obedecer a su cerebro que le ordenaba moverse de ahí. Él no era de esos que se quedaban con la boca abierta al ver a un hombre guapo, disimulaba a la perfección pero sabía que en esos momentos debía verse como un tonto ante el tipo.

Por favor. Ni que fuera tan guapo. Era alto y un poco fornido, de nariz perfilada, piel pálida y mirada penetrante. Lo último era lo que más llamaba la atención a pesar de que usaba pupilentes de colores plateado y rojo. Tal vez era la forma de sus ojos o la manera en la que sus párpados simples caían con cierto aburrimiento, lo único que JinYoung sabía era que no podía apartar la mirada de esos ojos llamativos.

¿Lo había visto en otro lado? Tenía la vaga sensación de que así había sido pero no podía recordar con exactitud.

—¿Siempre hablas solo, bonito?— espetó el chico misterioso.

—No estaba hablando solo.— JinYoung apartó la mirada pero se mantuvo quieto, en lugar de haber seguido con su andar.

—Tu amigo YoungJae se fue con mi hermano.— tras su declaración volvió a mirarle con curiosidad. — Así que no te preocupes por él, está en buenas manos.

—¿Cómo sabes que estaba buscando a Jae?

—Lo diré una vez más. Hablas solo.

—Eso no es cierto.— dijo apretando los dientes. No le agradaba que le llevaran la contraria, mucho menos para molestarlo a propósito. El tipo pareció darse cuenta y sonrió de manera socarrona.— ¿Qué es tan gracioso, idiota?

—Que detrás de esa apariencia dulce se esconde una fiera. Eres testarudo, gatito.

JinYoung casi jadeó al haber sido llamado de esa manera. En su cabeza, aparecieron varias imágenes irreales que parecían provenir de otra época y podía verse a sí mismo acompañado siempre de un hombre cuyo rostro no se veía. Sin embargo, sabía que la voz le pertenecía a él y retumbaba fuerte en los oídos de JinYoung.

"Gatito".

Cerró los ojos cuando comenzó a marearse, tal vez necesitaba un poco de aire fresco.

—Vete al carajo.— le dijo al hombre mientras le daba una mirada fría. No sabía quién era pero ya comenzaba a causarle cierto nerviosismo.

—Sólo si me acompañas, gatito.

—¡Ahh! Eres tan irritante.

JinYoung caminó dando pisotones. El tipo era extremadamente odioso, no quería tener que lidiar con alguien como él.

—Hey ¿a dónde vas?

—Lejos de ti.— bramó acelerando el paso. Podía sentir cómo es que el de ojos bicolor lo seguía por detrás, escudriñandolo con la mirada. Su sangre golpeó sus venas con fuerza al ver por el rabillo del ojo que el chico le igualaba el paso. —Pierdete.

—No quiero.— JinYoung mordió su labio inferior y arrugó el entrecejo.— ¿Te han dicho que te ves más caliente cuando te enojas?

—Demonios ¿qué quieres? Estás atrasandome, necesito encontrar a mi amigo.

El pelinegro salió al patio trasero en donde había menos gente. Se alejó lo más que pudo de la casa, creyendo que con su paso apresurado dejaría atrás al chico de mirada llamativa.

—Ya te dije que está con mi hermano. Estará sano y salvo.

—¿Cómo puedo estar seguro de eso? No te conozco, mucho menos a tu hermano.

—Vamos JinYoung, no seas tan desconfiado.

—¿Cómo sabes mi nombre?—JinYoung se detuvo. Jamás había visto a ese hombre y no tenía idea de quién podría ser. Lo observó una vez más tratando de enfocarse en algo que le indicara su identidad pero nada surgía, sólo imágenes borrosas que lo hacían confundir más.

—YoungJae lo mencionó antes. Alto, cabello negro, cejas pobladas y un trasero redondo, muy bonito.— el chico caminó hasta acorralarlo contra un árbol, dejándolo sin escapatoria. JinYoung sintió cómo su pecho se oprimía ante la cercanía del hombre. Su cuerpo se estremeció por la manera en que esos fríos dedos tocaron su cuello y por la respiración que le causaba cosquillas en la piel. — Y también con un aroma divino.

—Jae no diría eso.— susurró. Su corazón latía como loco y él no comprendía el por qué.

—Tienes razón, yo agregué lo último.— dijo mojandose los labios y suspirando sobre la boca de JinYoung. —En verdad muy delicioso.

—¿Qué se supone que eres?— el pelinegro se quedó analizando cada parte de su rostro. Algo le decía que esos colmillos no eran exactamente falsos. El chico sonrió abiertamente y eso hizo resaltar los filosos dientes en su boca.

—Soy un vampiro.

—¿Y... se supone que soy tu cena?

—Aparte de bonito, inteligente.— Jae Beom vio los ojos brillosos de JinYoung. Se veía un poco asustado.

—¿Qué pasó, gatito? ¿Me tienes miedo?— sonrió.— No creerás eso ¿cierto?

—Te creo.— el vampiro lo miró incrédulo.—Tus ojos...— el chico bajó la mirada y se mantuvo callado. ¿A qué se refería?

—Mírame.— espetó Jae Beom con tono demandante.

—No, quiero.

—¿Por qué?

—Porque tus ojos son tan... Tenebrosos. Puedo sentir cómo mi cuerpo se debilita cuando conectamos miradas, algo dentro de mí se retuerce y aún así, me gusta.— el humano se mantuvo callado después de eso y no hizo ningún movimiento para tratar de huir.

Quizá pasaron unos cuántos segundos, sin embargo Jae Beom sintió que estuvo una eternidad con los ojos sobre el guapo humano.

—JinYoung, mírame.

Jae Beom le tomó de la barbilla e hizo que levantara la cabeza. Su agarre tembló cuando vio que uno de los ojos de JinYoung ya no era marrón. La mitad de su iris se coloreó de plateado y la otra de rubí. ¿Por qué dos colores?

—Sueltame, Jae Beom.

—¿Cómo sabes mi nombre?— su voz se escuchó como un susurro sobre el viento helado que soplaba esa noche.

—Yo, no lo sé.— dijo removiendose nervioso.— Sólo déjame ir.

—No puedo, JinYoung. Tú eres mi pareja de sangre. ¿Sabes lo que significa eso?— el chico negó.— Significa que a partir de ahora, yo no podré vivir sin ti y tú no podrás vivir sin mí.

El acarició los labios contrarios con los suyos de manera delicada y de repente, una visión atravesó su mente, como si fuera un recuerdo más bien. Eran ellos dos, tomados de la mano, ellos dos durmiendo felices y ellos besándose con ternura.

Habían sido almas gemelas en la otra vida y ahora, nuevamente se reencontraban. Por eso la fusión de los colores en el ojo del humano. Significaba que iban a reencontrarse siempre, porque eran el uno para el otro.

Jae Beom parpadeó confuso y se fijó en el pelinegro frente a él. Un par de lágrimas bajaban por sus mejillas.

—¿Beom?

Ahora, el pelinegro comprendía por qué se sintió extraño desde que vio al vampiro al final de la escalera.

—¿Sí, gatito?— el vampiro se encargó de llenar de besos sus mejillas, sacando suspiros en su humano.

—Te necesito.— susurró al aferrarse fuerte a él.

El beso que recibió lo dejó jadeante y con la mente en blanco. Sólo quería sentir más de él y regocijarse bajo su cuerpo. Después del primero, JinYoung olvidó dónde se encontraban, el tiempo se detuvo y sólo fueron ellos dos.

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—Jae Beom.— su pareja lo llamaba un tanto desesperado. Dejaba besos fogosos y chupetones en su cuello pero no mordía.—Hazlo.— jadeó al sentir cómo apretaba su piel entre sus dientes, sin llegar a traspasarla. El gruñido enojado que dejó escapar le hizo sonreír.

—Me encanta cuando mi gatito se enoja. Me enciende más.

—¡Muerdeme!— exclamó su humano.— Tú lo quieres, yo lo quiero. Sólo hazlo de una vez. Muerdeme, Jae Beom.

Ya era hora de alimentarse y satisfacer a su pareja. Cuando sus colmillos se introdujeron en el cuello del chico, Jae Beom sintió cómo todo encajaba en su lugar. Él estaba en el lugar que le correspondía, sobre su pareja de sangre y JinYoung permanecía donde debía estar, disfrutando de sus mordidas debajo de su cuerpo.





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Relato #3 listo.

Aquí mi JJP kuin no podía faltar.




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