[MarkJae] I'm Yours

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14/10/19

Mark encuentra que el chico que planea cenar, es en realidad algo más que un simple bocadillo.

~Mark x YoungJae
》Advertencia: ninguna.
Un poco de Fluff, quizá.

.

Habían salido en busca de comida. Mark y su hermano Jae Beom estaban hambrientos. Nada como sangre caliente para llenar sus estómagos vacíos desde unas semanas atrás.

Los vampiros podían permanecer un mes entero sin probar una gota de sangre sólo si resguardaban toda su energía. Podían comer de todo pero solamente la sangre los satisfacía, en especial la humana.
No era tan líquida ni muy viscosa, no fría y no muy caliente, ni hablar de su sabor. La sangre humana era simplemente perfecta.

Sin embargo, las normas entre las criaturas fantásticas y los mortales estaban muy regidas, así que no podían ir todo el tiempo de caza como les gustaría.
Por lo tanto, planeaban disfrutar al máximo esa noche porque tardarían en volver a alimentarse de un humano.

Les iba de maravilla que fuese lo que ellos llamaban "Noche de brujas" pues no tendrían que ocultar su verdadero aspecto. Piel pálida, colmillos un poco más largos que los de la gente normal pero lo que más llamaba la atención eran los ojos bicolor que portaban. Podría ser considerado como hetecromía si tan sólo fuesen colores comunes, no fuertes e inusuales como rojo, morado, blanco... En fin, toda una paleta de colores.

Cada vampiro tenía un color diferente, no había otro que tuviese el mismo tono de rosa o azul. A excepción de las parejas de sangre. Cuando los vampiros encontraban a sus parejas de sangre, lo sabían inmediatamente porque el color del ojo "inusual" se reflejaba en la persona, en algunos se quedaba para siempre, otras veces sólo se veía cuando estaban solos.

Mark tenía los ojos de color café avellana y azul cristalino. El los odiaba porque le hacía lucir más como un shifter husky que un vampiro.
Se abrieron paso entre las personas que se encontraban en esa casa, adolescentes en su mayoría. Ellos estaban siguiendo el rastro de la presa de Jae Beom, éste captó un aroma que lo volvió loco y quiso que esa persona fuera su cena. Mark decidió acompañarlo y de paso ver si había algo para él en ese lugar, si no encontraba algo suficientemente bueno iría a otro lado.

Pero tras oler una suave fragancia que le hizo salivar, descartó la idea de irse de ahí.

Sonrió al ver a un joven de mejillas llenas y nariz pequeña, su cena era un encanto. El chico iba en dirección suya, ni siquiera iba a tener que mover un dedo para conseguirlo.

—Hey, lindura.— dijo cogiéndole de la cintura y pegandolo a su cuerpo. Su cuerpo estaba caliente, tal vez por haber permanecido un tiempo entre esas personas o porque estaba un poco ebrio.—Te ves un poco perdido.

—Si, creo que estoy perdido.— su voz era aterciopelada, como un ronroneo.— Estoy buscando a mi amigo. ¿Has visto a mi amigo?— puchereó.— Es alto y... Tiene cabello negro y... Cejas pobladas... Es muy apuesto y su trasero es redondo, muy bonito.— Mark soltó una risa enternecida, le gustaba mucho el joven que se iba a comer esa noche.— Estaba conmigo hace unos minutos y de repente ¡pum! Desapareció.

—¿Quieres que te ayude a buscarlo?— con esa mentira, podría llevárselo fácilmente a  una habitación con menos personas, además de que su estado le iba a facilitar las cosas.

—JinYoung me dijo que no hablara con cualquiera.

—Bueno, soy Mark. Ya no soy un cualquiera, ahora soy tu amigo.

—Está bien. Yo soy YoungJae y acepto que seas mi amigo. Pero no te vayas a perder ¿Si?

—Por supuesto, no me moveré de tu lado.—Mark comenzó a caminar con el chico y le envió una mirada rápida a Jae Beom, quien estaba apoyado contra la pared buscando entre el mar de gente a su presa. Después de haberle deseado suerte, caminó hasta llegar a un cuarto vacío. Era parecido a un cuarto de recreación, sólo habían sofás y una mesita central.

YoungJae lo miró extrañado cuando lo hizo sentirse con él en uno de los sofás.

—¿Qué hacemos aquí? Dijiste que me ayudarías a buscar a JinYoung.

—Te voy a ayudar pero primero tomemos un descanso. Supongo que has de estar exhausto por haber estado buscándolo.

—Sí, estoy exhausto.— el castaño estiró los brazos y bostezó igual que un cachorrito.— ¿Te molesta si me acuesto sobre ti?— dijo después de colocar su cabeza sobre sus muslos.

Mark acarició los mechones castaños de YoungJae. Los acomodó detrás de su oreja y despejó sus ojos para poder mirarlo bien. El color de sus iris era un bonito marrón, como chocolate amargo. A Mark le encantaba el chocolate amargo.

—No me molesta. Puedes quedarte así todo el tiempo que quieras.

El chico levantó la mirada y la posó sobre los ojos bicolor del vampiro. Por primera vez Mark sintió cómo era atravesado por una mirada, podía verse reflejado en él y también lo podía sentir.
Bajó los dedos por el cuello del castaño y mordió sus labios tras sentir la presión de la sangre contra sus yemas. Su respiración se aceleró un poco y su propia sangre comenzó a correr ansiosa, síntoma de cuánto quería incrustar sus colmillos en la suave piel del chico.

—Mark.— el nombrado clavó los ojos en los ajenos una vez más y tuvo una sensación extraña, como si estuviera perdiéndose en ellos.— Tus ojos son muy bonitos. Son perfectos para perderse en esa increíble mirada que tienes.

El vampiro suspiró asombrado. Sus extremidades temblaron por las palabras de YoungJae y sus labios se abrieron en sorpresa al ver cómo uno de los ojos del humano se tornaba azul cristalino.

Lo tomó entre sus manos y lo besó, sintiendo la maravillosa boca de YoungJae moviéndose contra la suya. El olor de la sangre volviéndose más pesada lo estaba volviendo loco, los colmillos descendieron en su totalidad y palpitaron ansiosos por querer morderlo.
Se separó de él para acomodarlo mejor, dejándolo con las piernas a cada lado y Mark quedando atrapado entre esos muslos rellenos. Pasó las manos por sus piernas y apretó los músculos ocultos por los jeans.

—Mmgh, YoungJae.— el vampiro cerró los ojos y gimió al acercar la nariz al cuello del chico. Acarició la piel con la lengua y después de dejar un beso sobre su yugular, incrustó los colmillos en la suave carne del humano.

YoungJae llevó sus manos al cabello de Mark y apretó cuando las succiones iniciaron.

El vampiro bebía contento, la sangre caliente bañaba su cavidad bucal y lo hizo sentir tan extasiado, tan lleno. YoungJae movió las caderas mientras jadeaba, sabía que lo estaba disfrutando al igual que él, la semi erección en sus pantalones lo ponía en evidencia. Mordió más fuerte para que pudiera inyectarle su escencia y así, marcarlo de por vida, regalándole la misma cantidad de años que viviría, convirtiéndolo en un ser inmortal.

Succionó fuerte una última vez y cerró la herida, pasando la lengua sobre los dos orificios por donde metió los colmillos.

—Tu eres mío, YoungJae. Y yo soy tuyo.— murmuró dando besos desde su cuello hasta subir por su labios.

Mark tenía esa necesidad de devorarlo una vez más, pero planeaba hacerlo más intenso y más explosivo para los dos.
La evidente necesidad surgió en su cuerpo que pedía a gritos la unión carnal con su pareja de sangre.

Enlazó las manos con las de YoungJae y se teletransportó hasta su habitación. En medio de su cama, dejó el cuerpo del chico, acariciando cada tramo con suma delicadeza.

—Me mentiste.— dijo YoungJae después de besarlo.—No eres mi amigo, los amigos no se besan.

—Yo soy más que tú amigo, Jae. Te quiero por completo para mí, cada parte. Eres mi pareja y no te voy a dejar ir.

El efecto del alcohol estaba desapareciendo de su cuerpo debido a que su sangre se estaba regenerando.

Sabía que sería capaz de recordar todo y que si le preguntaba algo le daría una respuesta cuerda. Pero decidió esperar hasta el día siguiente para hablar acerca de lo que sucedería en adelante con ellos, en especial con él. YoungJae no era un vampiro, Mark podría convertirlo si él quisiera, sin embargo no era necesario hacerlo pues el chico ya era inmortal. No tenía que preocuparse por nada, Mark ya estaba ligado a YoungJae por siempre.

—Mmm... Está bien. Acepto que seas mi pareja, porque me gustan mucho tus ojos y además, me haces sentir cosquillas aquí.— dijo tocando el pecho de Mark, en donde se hallaba su corazón.— Creo que me gustas mucho, jamás había sentido algo así, Mark.

El chico era ignorante de que ese sentimiento surgía en su cuerpo porque éste reconocía a su pareja de sangre. Y sí, era algo sumamente embriagante, el vampiro lo sentía por igual.

—También me gustas mucho, YoungJae. Tanto, que con cada segundo que pasa me enloqueces más.

Mark sonrió al ver los ojos de su pareja, ahora bicolor como los de él. Si a YoungJae le gustaban los suyos, ya podía ver cómo quedaría encantado cuando se enterara que ahora sus ojos se veían igual.
Se dejó envolver por esas piernas rellenas y por sus brazos delgados. Estaba listo para fundirse con su pareja y deleitarse con su sangre exquisita una vez más.

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