Capítulo 36💋

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—No creo que pueda comer algo más —se quejó Jimin, colocando sus manos sobre su estómago mientras recargaba su espalda en la silla, observando con un puchero el increíble postre a medio terminar frente a él.

—¿En serio? ¿Me puedo comer el resto de tu postre entonces? —preguntó Taehyung felizmente.

—Cariño —reprochó Jungkook.

—¿Qué? Minnie dijo que ya no quería más —se defendió.

—¿Estás seguro de que ya no quieres más? —preguntó Yoongi observando a Jimin, quien asintió suavemente.

—Habría tenido algo más de espacio si no me hubieses obligado a comer tanto antes —se quejó.

Yoongi le sonrió inocente—. Siempre que te encuentras con tu estúpido padre, tu apetito se evapora por todo el día —le recordó.

—Pero ya te dije que es...

—Sí, lo sé —asintió—. Y precisamente por eso no te pedí nada que pudiera empeorar tu gastritis —señaló la comida.

Observando la mesa, Jimin no pudo evitar emocionarse un poco al percatarse de que Min tenía razón, él realmente había sido atento en ese punto.

—Gracias —le sonrió, alzando una mano para dejarla sobre la de él que descansaba en la mesa.

Yoongi asintió como si no fuera nada y dio vuelta su mano para entrelazar sus dedos, un gesto que se había vuelto muy común entre ellos.

—Puedes tenerlo, Tae —indicó Jimin con una sonrisa, entregándole la copa con helado.

—Perfecto, este pequeño es un gran comilón —sonrió satisfecho.

—Papi e hijos son iguales, SeokJin Hyung nos regañará cuando volvamos y te revise —suspiró Jungkook, limpiando la mejilla manchada de helado de su pareja con una servilleta.

—De qué te quejas si tú me has acompañado en cada antojo, comiendo conmigo —argumentó su pareja.

—Porque si no lo hago lloras —discutió.

—Eres igual de comilón que tu pareja —indicó Yoongi, divertido—. ¿O te tengo que recordar de las veces que te he pillado comiendo durante el trabajo? —alzó una ceja.

—Lo hago en mi tiempo libre, por lo que no debería de haber ninguna queja —se defendió.

—Pero entonces sí comes tanto como yo —sonrió triunfal su pareja y Jungkook observó molesto a su jefe.

—Okey, no sigan esta discusión hasta que vuelva —pidió Jimin, divertido—. Necesito ir al baño antes de irnos —anunció corriendo su silla.

—¿Te sientes mal? —preguntó Min, frunciendo el ceño y soltando su mano para imitarle.

—No, solo es la necesidad humana llamando —prometió colocando sus manos en los hombros de su pareja para impedir que este se levantara—. No tardaré —aseguró y observó a su alrededor antes de alejarse cruzando la gran habitación hasta los cartelitos que anunciaban los baños.

—¿Qué sucede? —preguntó Jungkook cuando observó a Yoongi resoplar al escuchar su teléfono mientras su mirada seguía al hermoso rubio.

—Seguramente es del trabajo otra vez —respondió observando como Jimin finalmente desaparecía en el baño.

—¿Hay algún problema en el trabajo?

—No un problema de real importancia, solo un idiota arrogante que no quiere firmar el contrato a menos que yo esté ahí presente personalmente —explicó y observó su teléfono irritado.

—No parece que sea del trabajo —sonrió Jungkook—. Namjoon ya te echa de menos —comentó al contemplar el nombre en la pantalla.

—Me aseguraré de que viaje con nosotros la próxima vez —anunció, perdiendo parte de su mal humor antes de contestar la llamada—. Habla Min.

Hey, ¿estás con Jimin? —preguntó Namjoon.

—No en este momento, se retiró al baño —respondió e inevitablemente observó dicha zona—. ¿Por qué?

Necesito hablar con él —anunció—. Bueno, con ustedes dos en realidad —explicó un poco nervioso.

—¿Namjoon? ¿Qué está ocurriendo? —cuestionó frunciendo el ceño, cambiando su pose relajada a una inmediatamente alerta, lo que llamó la atención de sus amigos.

—No lo sé exactamente, bueno sí, pero quería primero hablar con Jimin de ello —balbuceó.

—Dime de qué se trata —demandó observando como Jimin finalmente salía del baño.

—Ya te dije que no es nada malo —insistió—. En teoría —añadió.

Resoplando, Yoongi se levantó de la mesa.

—No hablarás con Jimin hasta que me expliques qué está sucediendo —demandó, alejándose cuando el rubio volvió a la mesa.

—¿Le ocurre algo? —preguntó tomando asiento otra vez.

—Nada, solo Namjoon molestando —respondió Jungkook, siguiendo con la mirada a su jefe.

—¿Tae? —preguntó Jimin cuando este se quedó repentinamente quieto con una mano alzada llena de helado.

—Yo... ¡Baño! —exclamo levantándose repentinamente, corriendo en la misma dirección en la cual su amigo había vuelto.

Sin dudarlo ni un segundo, Jimin fue detrás de él, al igual que Jungkook.

Entrando al baño, inmediatamente escucharon las arcadas y el característico sonido de vómito en uno de los cubículos individuales.

—Seguramente comió demasiado —suspiró Jungkook dirigiéndose al cubículo donde provenía dicho sonido—. Puedes esperar en la mesa, Jimin, yo cuidaré de él —aseguró.

—Yo... —pronunció, arrugando su nariz y colocando una mano sobre su estómago cuando este se revolvió con el sonido—. Sí, creo que les esperaré afuera —accedió.

Saliendo solo un poco apresurado, Jimin tomó una profunda respiración intentando asentar su estómago nuevamente.

—Así que, aquí te encontrabas —anunció una conocida voz.

Quejándose internamente, Jimin observó a su tía Minah cerca de las escaleras.

Mierda, ¿cómo era posible que lo pudieran seguir encontrando tan fácilmente?

—Por favor, no quiero más drama de todos ustedes ni ahora nunca más de ser posible, suficiente tuve esta mañana con mi padre —expresó, esquivándola.

—No, alto, nosotros tenemos que hablar —anunció, interponiéndose en su camino.

—¿Y de qué tenemos que hablar exactamente, tía? —preguntó con cansancio.

Ella observó a su alrededor, contemplando como algunos clientes seguían sentados en sus respectivas mesas disfrutando de su comida, aunque ya no había tantos como cuando llegaron.

—Salgamos a la terraza —anunció, señalando las puertas deslizantes que los llevaban afuera.

La zona se encontraba vacía en ese momento debido a que a esa hora el sol pegaba completamente, logrando que las personas la evitaran a pesar de la hermosa vista del exterior.

Observando a Yoongi quien seguía hablando por teléfono y a sus amigos que se mantenían en el baño, Jimin la complació, decidido a acabar con todo ello pronto para no arruinar otra vez el último día con sus amigos en Hawái.

—Bien, ya estamos aquí —pronunció cuando salieron—. ¿Qué es lo que ocurre?

—¿Qué fue lo que ocurrió esta mañana? —exigió saber—. Tu padre fue a hablar tranquilamente contigo y tú lo atacaste de esa forma, llegando a incluso a amenazarlo con tus amigos y metiendo a mi hija de por medio en todo este lío —exclamó molesta.

—En primer lugar, mi padre no fue a hablar tranquilamente como dices, llegó directamente a culparme de sus propios errores —corrigió—. En segundo lugar, mis amigos no lo habrían amenazado si no me hubiese alzado la mano, ya no soy un niño pequeño, no tiene por qué golpearme —expresó—. Y no recuerdo haber mencionado a Su-ji sinceramente.

—Pero lo hicieron —espetó sacando su celular—. Todos los medios están hablando mal tanto de ella como de tu padre, mientras tú estás aquí divirtiéndote con tus amigos —acusó alzando el aparato en su dirección—. Que no entiendes que Su-ji estaba buscando un papel principal para un drama importante que alzaría su carrera y todo esto arruinará su oportunidad por tú culpa.

—No es mi culpa que ella se meta en problemas —la observó con desinterés—. Lo que sucede aquí es que está molesta porque ya no estoy ahí para cubrir sus errores como antes —aclaró—. Y si eso es lo que busca al venir aquí, entonces lo lamento tía, pero yo no mentiré más para limpiar su imagen o la de mi padre.

—¿Por qué estás tan empeñado con arruinar a mi hija? —exclamó indignada—. Primero fue su prometido y ahora su carrera. ¿Tan celoso y envidioso estás de la atención que tu padre le brinda? —espetó, observándole con burla.

—Antes podría haberme molestado la atención que mi padre le brinda a Su-ji, pero ahora no podría importarme menos —resopló—. No estoy interesado en lo que Su-ji haga o no, mientras no me afecte directamente. ¿Eso es todo de lo que deseabas hablar, tía?

Oh, esa no parecía ser la respuesta que buscaba su tía ante la obvia molestia reflejada en su rostro.

—Escúchame niño tono, quiero que ahora mismo arregles todo este asunto —demandó, tomando su mano para impedir que se alejara—. Mientras tú estás aquí divirtiendo de gastar el dinero de Min Yoongi y subiendo fotos para restregárselo a todos, mi querida hija está encerrada en la habitación del hotel, llorando desconsoladamente porque la gente ahora está repartiéndole odio por tu culpa, está estresada, deprimida y debes de hacer algo al respecto —ordenó, como si tuviera todo el derecho del mundo en exigírselo.

—Esto es increíble —resopló, divertido mientras observaba sus manos—. Usted no es nadie para venir a exigirme nada. No es mi culpa que los fans de su hija hayan visto su verdadero rostro desagradable, por lo que no, no haré nada por ella ni ahora ni nunca más —declaró, apartando su agarre.

—Tu padre hablará contigo y tendrás que obedecerle —amenazó.

—Que linda, realmente cree que eso es una amenaza —negó, divertido más que nada—. Solo para dejar claro, le recuerdo que soy un adulto independiente, no tengo por qué escucharlo y él no tiene la forma para amenazarme y así conseguir lo que ustedes desean —argumentó, lanzándole una dulce sonrisa burlona.

—Si no haces algo al respecto, yo... Yo anunciaré todo el fraude que ha hecho tu padre a lo largo de su carrera como senador, robando dinero —anunció nerviosamente.

—Mi padre podrá ser muchas cosas, pero ladrón no es —frunció el ceño.

Minah enderezó su postura y alzó su mentón de forma arrogante.

—Tu padre me ha contado muchas cosas cuando estamos en confianza —expresó con una sonrisa.

Pobre, realmente pensaba que había ganado.

—Con confianza, ¿te refieres a cuando están los dos en una cama desnudos? —se burló.

—¿Cómo te atreves? —exclamó indignada.

—Solo digo la verdad —sonrió—. Sinceramente, antes no había relacionado lo cercano que eran ustedes dos, pero si lo pienso... Todas las señales han estado frente a mi rostro todo este tiempo —se acercó—. También recuerdo perfectamente aquella vez que los pille cuando tenía diez años —susurró—. Inocentemente se lo dije a mi mamá y ella los enfrentó desatando un infierno.

—Ahora mismo estás hablando solamente de estupideces, Jimin —espetó con molestia—. Tu madre y yo somos hermanas, Seung-woo está casado con SeonMi, todos somos una familia feliz.

—Una familia completamente falsa —le recordó—. Y seamos sinceros, hace tiempo que mi madre dejó de actuar cariñosamente con mi padre y de hablarte directamente a menos que estuviéramos frente a otras personas. Pero no me sorprende, si Su-ji es así de manipuladora, envidiosa, egoísta y ambiciosa, es obvio que lo heredó de ti, tía, porque seguramente siempre has envidiado a mi madre y no encontraste mejor forma de fastidiarla que robándole todo lo que ella tenía, arruinándole su vida perfecta.

—No sabes de qué estás hablando —pronunció entre dientes, enojada.

—Por supuesto que lo sé —le observó con desagrado—. Madre e hija son iguales después de todo, pero a diferencia de mi mamá, yo no me quedaré para seguir fingiendo la familia feliz y mantener las apariencias, ya no —anunció con seguridad—. Por lo que, si desea anunciar que mi padre es un ladrón, adelante, hágalo, yo no la detendré, pero tampoco la ayudaré ni a usted, ni a Su-ji ni a nadie más —juró.

—Eres un maldito bastardo —exclamó furiosa, pisoteando el suelo.

—Seré cualquier cosa y aun así no los cubriré más —le sonrió dulcemente—. Ahora, si me disculpa, mi increíble esposo me está esperando —señaló a Yoongi que les observaba fijamente mientras hablaba por teléfono—. Y mis amigos ya están por volver. Taehyung había mencionado algo de ir a un carnaval o una feria ahora antes de irnos en el jet privado de mi querida pareja —expresó dándose vuelta para retirarse.

Volviendo a entrar en el restaurante muy orgulloso de sí mismo, contempló como Yoongi ya había terminado su llamada y le observaba con una expresión extraña, casi asustada.

—¿Yoongi? —pronunció y de repente, sintió como su cuerpo perdía el equilibrio.

Desesperado, movió sus brazos intentando aferrarse a los barandales de las escaleras, pero el impulso había sido con demasiada fuerza y su mano no logró sostenerse firmemente.

Para su tormento, sintió como el dolor en su cuerpo explotaba mientras golpeaba cada peldaño de la escalera en lo que caía. Y cuando finalmente llegó al suelo, su vista se nubló parcialmente eclipsado por la agonía y todo su aliento pareció desaparecer de sus pulmones.

Vagamente, escuchó el grito de Yoongi a la lejanía y como el caos se desataba a su alrededor. Parpadeando, se asustó ligeramente cuando dejó de sentir el dolor en su cuerpo y su cabeza se volvió molestamente apretada, como si algo estuviera dentro que no le permitiera pensar.

El miedo le invadió con ello.

Haciendo un esfuerzo, giró su cabeza hacia el costado y el dolor estalló nuevamente en su cuerpo. Mareado, contempló una mancha roja comenzando a formarse bajo suyo y luego observó a Yoongi llegar a su lado.

Al apreciar su expresión preocupada, aterrada, quería calmarle y decirle que estaba bien, pero su boca no estaba trabajando como quería y sus ojos comenzaron a pesarle con cansancio.

—No, no, no... Por favor no cierres los ojos, Jimin —exclamó Yoongi, contemplando con horror el cuerpo inmóvil del menor.

Su pareja parpadeó un par de veces más, el dolor y el miedo nublando esos bellos ojos aterró a Yoongi como nunca antes.

Sin saber qué hacer, tomó la mano de Jimin con cuidado y entrelazó sus dedos, prometiéndole silenciosamente que se quedaría a su lado mientras sus ojos se cerraban y no se volvían a abrir.

—No, por favor, hermoso, abre tus ojos para mí —rogó.

¿Y sí se había roto la cabeza u otra parte de su cuerpo?

—Estoy llamando a emergencias —anunció un trabajador del restaurante, y Yoongi asintió sin verlo, contemplando ansiosamente a Jimin, inmóvil, frío y repentinamente pálido.

—¡Yoongi! —exclamó Jungkook en lo alto de la escalera.

—Él está sangrando, no abre sus ojos, Jungkook —expresó angustiado, tocando con cariño su cabello.

—Llamaré una ambulancia —anunció llegando a su lado.

—Ya viene en camino —informó alguien.

—¿Cómo cayó? —preguntó su amigo.

"¿Cómo cayó?" repitió Yoongi e inmediatamente alzó su cabeza para contemplar a la tía de Jimin aún parada al borde de las escaleras con una mirada fría.

—Esa maldita perra lo empujó por la espalda —anunció, mirándola lleno de odio—. Te juro que te voy a meter a la cárcel por esto y si no lo logro, al menos arruinaré toda tu maldita existencia y la de tu hija —amenazó.

—Yoongi las personas te están viendo...

—¡No me importa que me vean! Esa mujer empujó a mi pareja por las escaleras con toda la intensión y juro que la haré pagar por ello —espetó y la observó fijamente mientras Minah corría lejos al volverse centro de atención.

—No te preocupes por ella ahora, yo me encargaré —aseguró Jungkook—. Mira, ahí está la ambulancia —anunció ayudándole a pararse del suelo para que no molestara a los paramédicos—. Jimin estará bien.

—Tiene que estarlo, o arruinaré a toda esa maldita familia —prometió oscuramente.

—Ve con ellos en la ambulancia, tranquilizaré a Tae y les seguiremos —indicó tan pronto subieron a Jimin en la camilla tras realizar los cuidados necesarios.

—Los veré allá —asintió siguiendo a la camilla, desapareciendo tras subirse a la ambulancia con ellos.

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