Capítulo 58💋

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Con sus pies descalzos y una camisa arrugada con solo unos botones abrochados para cubrir su desnudez, Jimin bajaba las escaleras de la hermosa casa de Yoongi lo más silencioso posible para no despertar a su pareja, deseando corresponderle el hermoso gesto que había tenido con él.

Porque Yoongi realmente le había regalado una maravillosa velada, donde hizo exactamente todo lo que le había prometido.

Una maravillosa cena romántica, hecha por él mismo, donde obviamente no le dejó ayudar para nada, permitiéndole con ello sentarse y solo observar con una tonta sonrisa enamorada en su rostro, el perfecto cuerpo de su esposo desplazándose por la pulcra cocina mientras le preparaba la comida.

Después de ello, prosiguió un relajante baño en su perfecto y genial jacuzzi, donde pudo descansar apoyando su espalda contra cuerpo de su pareja mientras era bañado y luego sostenido alrededor del agua con espuma y pétalos por un largo tiempo.

Y finalmente, para terminar, un relajante masaje que lo había puesto duro.

Pero, cómo no hacerlo cuando las manos de su pareja se habían deslizado por todo su cuerpo, acariciando cada una de sus extremidades, concentrándose un poco más en sus nalgas que en otro lugar, porque, como había dicho Yoongi, "tenían que permanecer saludables, dulces y firmes".

Negando con una sonrisa ante el recuerdo, Jimin pasó por la sala de estar y se detuvo un momento observando el fragante sol en lo alto del cielo, iluminando completamente el día a través del gran ventanal que cubría toda una esquina del suelo al techo.

Acercándose, sus dedos acariciaron uno de los sofás color beige, el conjunto de juego formaba una L para poder apreciar la gran Tv colgada en la pared, con una pequeña mesa de centro sobre la alfombra.

Sus ojos recorrieron las desnudas paredes, no encontrando nada más que un lienzo en blanco, sin cuadros de su familia o incluso de él mismo, no había nada más que plantas verdes de diferentes tamaños.

Subiendo dos escalones, pasó al comedor y contempló la mesa para seis personas junto a unas lámparas colgantes del techo, y muebles.

Muebles, que no se encontraban vacíos o decorados con figurillas sin mucho sentido y delicadas, no, en estos había al menos dos marcos de fotos, y el resto solo eran plantas pequeñas.

Curioso por las fotografías, Jimin se desvió un poco de su camino para tomar una entre sus manos, contemplando a un joven Yoongi de unos quince años con expresión aburrida, fingiendo una sonrisa mientras posaba entre sus dos padres para que tomaran la foto.

—Tierno —murmuró soltando una suave risita antes de dejar la foto donde estaba.

Deslizándose al otro mueble, tomó la otra fotografía y contempló a un Yoongi de cinco años construyendo concentradamente una muy elaborada torre de legos con sus padres observándole con ternura.

Yoongi tenía un poco más de similitud con su madre en algunas facciones, pero en lo que era complexión, piel y ojos, era totalmente a su padre.

Dejando la fotografía, Jimin se dirigió a la cocina donde el blanco predominaba más que el negro o el verde de las plantas reales y bien cuidadas como el resto, lo que le daba una señal de que alguien debía de aparecer en la semana para cuidar de la hermosa casa.

Feliz con la imagen de un Yoongi de quince y cinco años en su mente, Jimin colocó la cafetera y revisó el refrigerador por ingredientes que lo ayudaran a decidir qué cocinar.

Se había tomado algo de tiempo para observar bien la casa, ya que no lo había podido hacer el día anterior, pero tenía que apresurarse un poco, ya que no deseaba que su pareja despertara antes de que le prepara el desayuno.

Tal vez no era un experto como Yoongi en la cocina, ni tendría sus habilidades, lo cual era un poco molesto, ya que este parecía ser bueno en todo lo que hacía, pero... Sabía cocinar lo justo como para que la comida fuera comible y sabrosa con un poco de esfuerzo, lo que tendría que ser suficiente.

Cerrando la puerta del refrigerador, Jimin se deslizó a los estantes colgantes, observando sus opciones.

Tal parecía que su pareja solo había pensado en comida para la noche y no para el día siguiente. Seguramente había pensado pedir comida a domicilio o llamar a su chef personal para que les preparara el desayuno.

Algo muy posible considerando la personalidad de su esposo.

Pero nada de eso ocurriría, tenía una idea de lo que le podía preparar a su pareja y esperaba que le gustara, o de todas formas se lo terminaría comiendo igual.

Sacando los ingredientes que necesitaría, Jimin comenzó a preparar la masa para unos deliciosos panqueques y colocó pan a tostar. Sacando el sartén, vertió un poco de aceite y esperó unos segundos para que se calentara antes de echarle un poco de masa, moviéndolo hasta formar un perfecto círculo.

Cuando iba por la quinta masa, fue consciente de una mirada sobre él, y pronto, un cuerpo se presionó contra su espalda y unas manos se adueñaron posesivamente de su cintura.

—Hyung —pronunció con una risita cuando una nariz se deslizó por la curvatura de su cuello junto a unos besables labios.

—No digas así si no estás listo para lo que significa —amenazó roncamente, empujando su entrepierna contra su trasero.

—Entonces no me beses ahí —suspiró involuntariamente.

—¿Dónde quieres que lo haga entonces? —preguntó—. ¿Aquí? —besó detrás de su oreja—. ¿O aquí? —besó su mandíbula—. Ah, ya sé, es aquí, ¿no? —giró su rostro para capturar sus labios.

—Buenos días —murmuró sobre aquellos labios firmes y a la vez suaves, parpadeando lentamente.

—Buenos días —sonrió Yoongi—. Aunque me hubiera gustado escucharlo en la cama mientras seguíamos denudos y abrazados.

—Deseaba prepararte el desayuno —argumentó y se volteó para revisar el panqueque, dando vuelta la masa justo a tiempo—. El café ya está listo y las tostadas también, en el refrigerador hay algo mermelada, crema y otras cosas en las que podamos untarle. Sé que no es un desayuno estrella como el que te prepararía tu chef personal o tú mismo, pero fue en lo único que pude trabajar con tus ingredientes —explicó.

—Es perfecto —aseguró besando su sien antes de alejarse un poco—. ¿Terminaste?

—No, aún me queda algo de mezcla para hacer masa —respondió vertiendo algo más en el sartén—. ¿Por qué? —preguntó.

Pero en vez de responder, Yoongi tiró de él por su cintura, alejándolo de la cocina. Dándole vuelta frente a la isla, lo alzó para sentarlo en el mesón de esta.

—Mm, ¿te he dicho lo sexy que te ves cuando utilizas mi ropa en la mañana? —preguntó mientras se agachaba—. Con ese peinado, mi camisa arrugada y tu lindo rostro, tienes una apariencia de recién follado que solo me hace querer estar en tu interior otra vez.

Jimin soltó una risa sorprendida.

—No me puedes estar diciendo esas cosas cuando me estás colocando unos calcetines —protestó divertido.

—Claro que puedo —sonrió tomando su pie izquierdo para colocar un beso en el interior de su tobillo, provocándole un escalofrío a Jimin antes de colocarle el otro calcetín.

—¿Te levantaste solo para traerme los calcetines? —preguntó enternecido y muy encantado.

—Sé lo sensibles que pueden ser tus pies y odio cuando te duelen solo porque no estás usando algo en ellos —explicó enderezándose y dándole vuelta a la masa en el sartén.

—Hey, no me quites el trabajo, yo estaba cocinando —refunfuñó cruzando los brazos sobre su pecho.

—No seas gruñón, solo tómalo como una pequeña ayuda —pronunció volviendo con él, ubicándose entre sus piernas abiertas.

—No me mires así —advirtió sintiendo el calor a través de su mirada.

—¿Así cómo? —preguntó divertido, sus ojos recorriendo toda la exquisita piel expuesta.

—Sabes perfectamente como —resopló divertido, apuñalando con su dedo índice su pecho desnudo—. No tenemos tiempo para jugar, Jungkook y Taehyung llegarán temprano para comenzar a preparar las cosas y tú tienes que salir a darte una vuelta —ordenó.

—¿No me puedo quedar a esperar en mi propia casa? —cuestionó alzando una ceja.

—Nop —sonrió dulce, perdiendo sus ojos en el acto—. Ya perdimos el factor sorpresa desde que me pediste que yo organizara tu cumpleaños, lo menos que puedes hacer es quedarte afuera mientras orquestamos todo —indicó.

—¿Y si no me quiero ir?

—No te daré tu regalo especial —se encogió de hombros, observando la cocina.

—¿Regalo especial? —preguntó interesado.

—Sip —asintió—. Por lo que obedientemente saldrás de la casa luego del desayuno e irás a molestar a Namjoon —ordenó.

—¿Namjoon sabe que lo iré a molestar? —estiró su mano para apagar la cocina.

—No, pero Jin sí —respondió—. ¿Debí de haberle dicho? —preguntó aceptando la mano que Yoongi estiró en su dirección tras retroceder un paso, bajando del mesón de la isla.

—Por supuesto que no, no hay nada mejor que interrumpirle cuando está en medio de algo —sonrió malvado—. Las expresiones en su rostro son fascinantes, en especial la indignación cuando solo me auto invito e interrumpo en su espacio —expresó.

—Eres tan malo con tus amigos —negó divertido, terminando de servir el desayuno.

—Ellos ya sabían cómo era verdaderamente cuando me conocieron —se encogió de hombros tomando asiento—. Nunca miento sobre cómo soy, pero la imagen pública como que borran las partes que no les gusta de mí y me ponen como un Dios, cosa que soy, pero no tan benevolente como aseguran. ¿Por qué me miras así? —preguntó.

—Nada, solo me pregunto en qué momento tu humildad se te cayó por el camino —expresó divertido—. Además, la mejor de tus cualidades...

—Lo sé, son mi rostro, inteligencia y personalidad, en teoría, todo yo —interrumpió con una sonrisa.

—Solo iba a decir que tu inteligencia y tu sentido de justicia —indicó divertido—. Porque no eres nada más que justo con todos, aunque algunos se lo pueden tomar como algo cruel, pero solo es porque reciben lo que dieron —explicó sirviendo el café para ambos antes de tomar asiento frente a él.

—Interesante punto de vista, y probablemente el único que lo tenga —indicó comenzando a comer su desayuno—. Si seguimos cocinando nosotros, tendré que despedir al chef, no tiene sentido que le pague cuando estamos haciendo el trabajo mucho mejor —expresó.

—Gracias, me lo tomaré como el halago que sonó para mí —sonrió tomando su taza con sus dos manos.

—Lo expresé así por eso —sonrió ladino—. Mientras estés aquí, siéntete como en tu casa —indicó—. Si buscas las cosas que estaban en tu casa la encontrarás en una de las habitaciones de invitados —anunció—. No quise que lo ordenaran hasta que vieras la casa por ti mismo, así podrías decidir dónde colocarlas —expresó.

—Pero algunas de mis cosas son simples baratijas sin sentido para decorar que compré por ahí —miró a su alrededor—. Creo que arruinaría tu estilo si las colocara —expresó.

—No hay un estilo realmente, paso tan poco tiempo aquí que todo está tal cual lo compré la primera vez, a excepción de unos marcos, creo —frunció el ceño, pensativo.

—Los vi en el comedor, eras adorable —indicó encantado.

—Creo que hay un álbum de fotos que mencionaste por ahí también, solo tienes que buscarlo —le observó—. Busca en las cajas por si quieres verlo, pero no sabría decirte cuál.

—Gracias, si tengo algo de tiempo libre lo haré —asintió con emoción.

—¿Y cuando estaría viendo yo las tuyas? —cuestionó.

—Oh, las dejé en el departamento —respondió—. Cuando volvamos te las muestro.

—Hecho —aceptó—. Y si te lo busco yo mis álbumes, ¿me dirías cuál es mi regalo especial? —propuso interesado.

—Nop —sonrió—. Y parece que los chicos ya han llegado, así que será mejor que ya te vayas vistiendo —ordenó cuando se escuchó el sonido de un auto.

—Si Jungkook no manejara mi seguridad, ni siquiera tendría las claves de cualquiera de mis propiedades —resopló levantándose de la isla—. Come y termina de desayunar, solo has bebido café —indicó acercándose para besar sus labios castamente—. No dejes que Jungkook se coma mis panqueques y compórtate mientras no estoy.

—Esas son exactamente mis palabras —expresó Jimin divertido, observando como su pareja se retiraba de la cocina finalmente.

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