Capítulo 59💋

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Jimin salió de su habitación y se dirigió a las escaleras, casi chocando con Taehyung en la presura de este.

—Hey, ¿qué sucede? —preguntó, observándole preocupado.

—Baño —respondió urgido, pasando rápidamente por su lado.

Negando con una sonrisa, Jimin bajó las escaleras y se encontró con Jungkook en la cocina, donde el personal que habían contratado ya había terminado de cocinar y comenzaban a llevar todo hacia el jardín trasero.

—¿Alcanzó a llegar? —preguntó este mientras robaba uno de los pequeños pastelitos en una bandeja antes de que esta fuera retirada por el personal para llevarla al jardín—. El baño de aquí abajo estaba ocupado, me ofrecí a llevarlo arriba en brazos, pero no quiso diciendo que exageraba —resopló.

—Si alcanzó a llegar, creo, aunque casi chocó conmigo en el proceso —respondió y se acercó.

—Ese pequeño será todo un caso —suspiro con una sonrisa, comenzando a caminar cuando el contrario lo empujó con una mano en su espalda baja—. ¿Qué sucede? —le observó confundido.

—Nada, pero eres un peligro estando al lado de la comida —explicó llevándolo a la sala de estar, observando como el personal comenzaba a retirarse luego de arreglar el jardín trasero y preparar la comida.

—Solo soy control de calidad —argumentó—. Además, como su jefe de seguridad, debo de asegurarme de que estén cuidados en todos los sentidos, lo que incluye probar su comida para estar seguro de que no se encuentre en mal estado o envenenada en el peor de los casos —se defendió.

—Por supuesto, porque haber estado presente mientras los cocineros que contratamos luego de que les hicieras una profunda investigación en sus vidas no es suficiente para estar seguros —resopló.

—Me alegro de que lo entiendas —le sonrió colocando una mano en su hombro.

—Bobo —negó divertido—. Los invitados comenzarán a llegar y Yoongi me envió un mensaje diciendo que los chicos ya no le estaban entreteniendo —contó.

—Gracioso, Namjoon me envió un mensaje diciendo que ya no podía soportar más a Yoongi y que lo estaba frustrando hasta el punto de que deseaba golpear su rostro —comentó divertido—. Como que no le gusta a nuestro señor Min, perteneciente a la realeza, ser la tercera rueda en una salida.

—Si, debí de haber pensado en ello cuando se lo pedí a Jin —torció sus labios—. No ser el centro de atención le debió de haberlo aburrido y molestar a los chicos debe de ser su distracción.

—No, él simplemente es malvadamente burlesco y fuera o no una tercera rueda, habría aprovechado para molestarlos si estaban en una cita —corrigió Jungkook, divertido.

—¿Ya vieron la cantidad de periodistas que hay allá afuera? —preguntó Taehyung mientras baja las escaleras—. Pensé que la privacidad y seguridad de esta villa era bien comentada.

—Todas lo son, pero cuando se enfrentan a los buitres de los paparazzi se quedan atrás —resopló Jungkook acercándose al teléfono fijo—. Llamaré a seguridad para que los vengan a sacar, otra vez —suspiró.

Llegando a su lado, Taehyung observó a Jimin con una gran sonrisa.

—¿Qué? —preguntó.

—Ya sabes, entré a tu baño —anunció.

—Lo sé, Jungkook me dijo que el de aquí abajo estaba ocupado —asintió.

—Lo cual fue una suerte o nunca habría encontrado el regalo que le tenías a Yoongi hyung —canturreó.

—¿Revisaste mis bolsas? —preguntó con un leve sonrojo en su rostro.

—No las revisé realmente, estas ya estaban abiertas y muy a la vista, por lo que te las oculté en un mejor lugar en el baño para que Yoongi no las encontrara tan fácil —expresó.

—Gracias, supongo que en las prisas ni siquiera vi donde las dejé después de que se fuera —explicó, pasando una mano por su cuello, solo un poco avergonzado.

—Bonitos regalos, por cierto —sonrió—. Sabía que les iba a gustar la lencería sexy.

—Tae, dijiste que no lo habías visto —se quejó y observó a Jungkook, quien seguía distraído hablando por teléfono fijo con la seguridad del recinto.

—Solo abrí un poco más la bolsa y fácilmente pude ver su interior —se encogió de hombros—. Estoy seguro de que Yoongi babeara por tu regalo.

—Bueno, ciertamente pareció gustarle cuando las usé la vez anterior —recordó con una sonrisita cómplice—. A tal punto en que las rompió y las guardó en su bolsillo tras salir de su oficina.

Su amigo silbó bajo y luego soltó una risita.

—Demonios, realmente debieron de haberse divertido ese día en su oficina —observó a su pareja con anhelo—. Kookie ha dejado de ser rudo conmigo desde que me falta tan poco para dar a luz —expresó con un puchero—. Dice que le aterra poder lastimarme en el proceso.

Jimin soltó una pequeña risita.

—Bueno, ciertamente de algo sirven todos esos músculos —comentó divertido—. Solo aguanta un poco más, Tae, pronto tendrás a este pequeño ser vivo entre tus brazos y tu pareja podrá ser tan salvaje y rudo como deseas —le guiñó un ojo.

—¿De qué hablan? —preguntó Jungkook volviendo a concentrarse en ellos.

—De nada —respondieron ambos con sincronía, logrando que el contrario entrecerrara sus ojos sin creerles.

—Los de seguridad informaron que los invitados están comenzando a llegar —anunció observando a Jimin—. Me imagino que se acercaran una vez saquen a esos periodistas.

—Pregunta ¿cómo saben que uno de esos buitres no intentara colarse en la fiesta fingiendo ser un invitado? —preguntó Taehyung.

—Le he dado una lista a los guardias en cada puerta —respondió Jungkook—. Cuando llegue un invitado lo confirmara el conserje en portería, y al llegar aquí lo volverán a confirmar los guardias en la entrada —explicó.

—¿No es un poco exagerado? —preguntó Jimin.

—No, estamos en la casa de Yoongi y cualquiera querría aprovechar la oportunidad para colarse en el interior y revisarla de arriba abajo, buscando algún secreto o un trapo sucio que revelar —expresó Jungkook—. Sin contar que, aunque no los ves gracias a mi excelente trabajo, Yoongi sí tiene algunos enemigos que, a veces, atentan contra su vida —dijo con seriedad.

—Sí, recuerdo al tipo despedido que interrumpió en una de nuestras citas, en la del parque —recordó abrazándose a sí mismo.

—Ese tipo de situaciones y otras no ocurren tan seguido, pero pasan de vez en cuando —torció sus labios—. Por eso siempre exagero con la seguridad de Yoongi, pero ese idiota Hyung le gusta sacarme canas verdes al salir de pronto sin avisar —resopló.

Una sonrisa involuntaria creció en los labios de Jimin con ello.

—Creo que le enviaré un mensaje para que vuelva —anunció sacando su teléfono—. Ya es hora de sacar de su miseria a los chicos —rió junto a los demás.

—Los invitados están entrando, vamos a ir a recibirlos allá atrás —pronunció Taehyung.

—Les alcanzó enseguida —asintió Jimin mientras se mensajeaba con su pareja, sonriendo como bobo ante sus respuestas.

Cuando llegó a su propia fiesta de cumpleaños luego de recibir el "permiso" De su pareja, Yoongi no estaba para nada sorprendido de la fiesta que Jimin había organizado para él.

Era justo lo que pensó que sería, y lo que había deseado que fuera.

No había rostros desconocidos, decoraciones lujosas y excesivas, alcohol hasta para un año o pirotecnia como había surgido el año anterior de la nada.

No, ese era un cumpleaños tranquilo, en familia, amigos y también con algunos socios importantes con los cuales se llevaba bien, porque incluso de eso su pareja había tenido cuidado, de no invitar a alguien que no le agradara.

Y tener a Jimin a su lado, sonriéndole de aquella manera dulce y amorosa, era lo mejor para Yoongi.

Y hablando de su pareja...

—¿Dónde está Jimin? —preguntó observando a su alrededor.

Había desaparecido en el momento en que se pudo a hablar de un nuevo proyecto que tenía en su cabeza con un socio del trabajo y todavía no lograba verlo.

—Ahí viene —indicó Namjoon señalando a sus espaldas, sonriéndole junto a SeokJin que estaba acomodado entre sus brazos.

Dándose vuelta, Yoongi contempló a su pareja empujar un pequeño carrito donde una torta de tres pisos descansaba en esta, con cuatro velas chispeantes con las formas de cartas de póker.

Una sonrisa malvada cruzó inmediatamente en su rostro al percibir ese detalle que les recordaba lo que sucedió en las Vegas, su pequeño secreto.

Deteniéndose frente a él, de repente el silencio invadió su jardín trasero y todos sus invitados le rodearon para comenzar a cantar feliz cumpleaños.

—Pide un deseo y apaga la vela, Yoonie —indicó Jimin y este obedeció, consiguiendo una ronda de aplausos con ello.

Rodeando el carrito, su pareja fue directamente a su lado y lo rodeó con sus brazos antes de besarle profunda y dulcemente.

—Feliz cumpleaños, Yoongi —le sonrió besándolo por última vez de forma casta.

—¡Que vivan los novios! —anunció alguien, consiguiendo que la mayoría de los invitados riera.

—¿Ese fue Jungkook? —preguntó Yoongi sobre sus labios.

—No lo sé, me pareció escuchar también a Namjoon —rió bajo, alejándose—. Vamos, es hora de abrir tus regalos —anunció tirando de su mano.

—¿El tuyo está ahí? —preguntó interesado.

—Uno de ellos, al menos —le sonrió ladinamente antes de detenerse frente a la mesa.

Reflejando su sonrisa, Yoongi se dejó llevar por la emoción de su pareja y comenzó a abrir sus regalos hasta que llegó el turno de su esposo, encontrándose con un increíble reloj que había estado observando últimamente.

—Sé que querías el nuevo modelo y como no has tenido tiempo de ir a comprarlo —se encogió de hombros con una dulce timidez que provocó que tirara de él para besarle.

—Es perfecto —sonrió contra sus labios—. Colócamelo —pidió entregándoselo.

Sacando su reloj, estiró su mano en dirección a su pareja y observó como Jimin se lo colocaba.

Un murmullo lleno de burlas y desprecio ante el simplemente regalo llegó a sus espaldas en ello, y mientras Jimin pareció haberlo ignorado deliberadamente y fingir que nada pasó, sus manos dudaron un poco tras colocarle el regalo a su pareja, lo que molestó a Yoongi.

Él también había escuchado perfectamente todo, y no estaba dispuesto a fingir como su pareja que no lo hizo, no iba a simplemente dejar pasar que se burlaran de su esposo.

—Listo —anunció Jimin, regalándole una pequeña sonrisa que su pareja correspondió antes de atraerle a sus brazos y darles vuelta para enfrentar a los idiotas.

Con una mirada fría mientras mantenía su sonrisa en su rostro, Min contempló a la persona que se había burlado del regalo de Jimin directamente.

—Ya te puedes ir retirando —anunció, con una orden explícita ahí.

—¿Yo? —balbuceo la mujer, señalándose a sí misma con sorpresa.

—Y tu acompañante también —asintió—. No quiero ni necesito en mi fiesta personas que se burlan de mi esposo —anunció y luego los ignoró concentrándose en Jimin.

—No todas las personas serán buenas conmigo en el futuro, no puedes intentar lidiar con cada una de ellas para hacerlas sufrir y pagar —indicó su pareja, sus ojos observándole con una chispa divertida.

—Tengo el poder suficiente, el dinero y las influencias, no veo por qué no podría hacerlo —respondió encogiéndose de hombros—. Eres mi pareja, hermoso, y nadie se burlará ni pasará por sobre ti si no se quiere meter conmigo —declaró, alzando lo suficiente su voz para que los demás le escucharan también.

—Esto provocará rumores —indicó Jimin con una pequeña sonrisa divertida.

—Bien, que lo haga —asintió no muy preocupado—. Así, todos sabrán que nadie debe de meterse con el esposo de Min Yoongi —anunció en voz alta, otra vez, claro que ahora se aseguró de observar a su alrededor con sus ojos entrecerrados.

—Eres imposible —rió Jimin con su corazón alegre, alzando sus brazos para rodearle el cuello y abrazarle sin poder contenerse.

Inmediatamente, Yoongi rodeó su cuerpo y sonrió besando su frente, para seguir con esos exquisitos labios.

—Hora de seguir entonces —animó observando como Jungkook retiraba a las personas que había echado de su fiesta por irrespetuosos.

La fiesta siguió por otra larga hora antes de que los invitados se comenzaran a retirar uno por uno, hasta que no quedó nadie más que sus amigos.

—Me gustó este tipo de fiesta —anunció SeokJin mientras caminaban al jardín delantero—. No es por nada, pero realmente odiaba esas fiestas que tenías antes, era prácticamente como si fuera un concierto más que una simple fiesta de cumpleaños —expresó con obvio disgusto.

—Si, eran o muy extravagantes o realmente un concierto fuera de control —apoyó Taehyung—. Por eso siempre me retiraba temprano.

—Solo los odiabas porque Jungkook se tenía que quedar a cuidarme toda la noche —indicó Yoongi.

—Malditamente cierto —se rió y los demás le siguieron fuera de la casa.

Despidiéndose, Jungkook se aseguró de que la casa estuviera asegurada y sin ningún intruso antes de retirarse también, dejando incluso a algunos guardias fuera de la propiedad en caso de que algún periodista estuviera aún por ahí intentando hacer de las suyas.

—¿Por qué me sonríes así? —preguntó Yoongi mientras entraban en la casa.

—Porque ahora viene mi segundo regalo —canturreó Jimin mientras subía las escaleras.

—¿Me lo darás ahora? —sonrió, siguiéndole de cerca.

—Sip —le observó sobre su hombro mientras entraba en la habitación—. Espérame en la cama, acomódate en lo que me preparo.

—Esto ya me está gustando —sonrió quitándose su chaqueta mientras tomaba asiento en la orilla de la cama, observando como la puerta del baño se cerraba frente a él.


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