Capítulo 07

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—Debe de haber una equivocación —Jennie, nerviosa, se acomoda mejor en la silla.

No podía creer que tan sucia su madre estaba siendo en esto.

—No, señorita. Aquí lo dice, su nombre está ahí con todo lo que nos dijo.

Juntas leen la hoja, estaba escrito el nombre de Jennie ahí y la declaración hecha por teléfono. La castaña siente la rabia correr por sus venas. Sabe que no debe armar un show, además nadie de ahí tiene la culpa más que Jisoo.

—No fue ella —Lisa habla—. Fue su mamá, la mamá de Wooyoung. Ella me dijo que les llamaría para que fueran a revisar.

—¿Por qué la madre del niño va querer eso? ¿No están juntas? Necesito estar informada sobre todo para saber como manejar esto.

La juez suelta aire por la boca, explicando. Lisa le cuenta todo, evitando un poco lo de su anterior trabajo, le dice que conoció a Jisoo en otro lugar.

—Usted también es hija de la señora Kim, ¿o me equivoco?

—Sí, lo soy. Y antes de que pregunte, estoy con Lisa porque mi mamá está- ha estado siendo una idiota. Además engañó a mi otra madre.

Ella asiente lentamente.

—Entendible. Entonces, dice que la señora Kim le pasa dinero pero no suficiente, además que registraron al niño bajo amenazas. Eso podría ir en su contra, pero lamentablemente no hay pruebas en eso —el ánimo de Lisa cae notablemente. Jennie pasa una mano por su muslo, lo aprieta un poco fuerte—. Tampoco es el fin del mundo. Estamos esperando la declaración de ella, porque es la madre. A las 12 pm debería estar aquí. He tomado nota de lo que usted dice. Les seré sincera, noto en tú cara que no mientes y que quieres a tu pequeño de vuelta, pero no es tan fácil que yo te los regrese por más que sea la juez. Tengo hijos y te entiendo, pero tranquila, haré todo lo posible.

—Dios, muchas gracias —la rubia sonríe y se lleva las manos a sus labios—. Disculpe, ¿cuándo podré ver a mi lorito? Digo, Wooyoung.

—¿Me permites hacer una llamada?

Ella asiente rápido. La mujer sale de la oficina un rato y no tarda tanto. Entra y está sonriente.

—Está en el horfanato del centro. Pueden ir si gustan. Preferible si dan el nombre de la señorita Jennie para que las dejen pasar.

—¡Muchas gracias!

—No es nada. Además, les aseguro que Kim Jisoo tendrá serios problemas con eso de darnos un nombre que no es suyo. Le resta varios puntos y a usted le suma.

—Una pregunta, si en dado caso que Lisa pierda, ¿donde se quedaría Wooyoung?

Ella se restriega los ojos. Alza los brazos y suelta un bostezo fuerte. Niega la cabeza y ríe un poco.

—Con la otra madre. La obligariamos a quedarse con él. De no ser así, pondríamos una demanda.

Salen de ahí y le agradecen otra vez a la juez. Jennie conduce al horfanato del centro. Cuando llegan, una muchacha muy sonriente —hacía Jennie— les atiende. La coreana entrega su identificación para que puedan pasar. Ella no ha de tener mas de 21 años, tiene cara aún de niña puberta, Lisa le observa. Es delgada y de la altura de la mayor, su cabello está por los hombros, lacio y castaño. Muerde un poco la punta de su lapicero antes de hablar.

—Síganme por aquí. Su hijo es un niño muy lindo, señorita Kim. Ha hecho muchos amigos en horas. Es muy inteligente también —hablaba y hablaba.

Lisa sentía que no la soportaba más, se reía de cosas que no daban risa y además eran estúpidas.

—Eh, sí. Pero no es mi hijo. Es de ella —Kim pasó un brazo por los hombros de Lisa.

—Oh, bueno —hizo una mueca—. ¡Ahí está él!

Lisa volteó a donde ella apuntaba. Wooyoung corría por ahí, riendo mientras demás niños le correteaban detrás. Tiene puesto el mismo uniforme que los demás pequeños.

—¡Lorito! —gritó la tailandesa.

Wooyoung abrió la boca, grande. Corrió lo más rápido que pudo a su mamá y le abrazó fuerte.

—¡Mamá, mamá! —se colgó de su cuello, besando la mejilla de Lisa.

—¿Cómo estás, amor? —el niño se aleja, encogiéndose de hombros.

—¿Viniste por mi?

La sonrisa en Lisa se borra y halla cierta esperanza en los ojos de su hijo.

—Todavía no, tienes que aguantar un poco. Pronto estaremos juntos, ¿si?

—Está bien, mami. ¿Sabes? Hice amigos, duermo con un niño que está enfermito. Tiene una cosita en la nariz y camina arrastrando algo, está ahí sentando.

Lisa divisa a un pequeño de la edad de Wooyoung, con un respirador en la nariz, tiene la cara triste mientras mira a los demás correr. Lisa agradece mentalmente a Dios por mandarle a Woo sano, pero le reclama por el niño que está así.

Sonríe a su hijo lo más grande que puede.

—¿Te cae bien? Deberías ser su amigo y dibujar con él, ¿si? —Wooyoung
asiente.

Le cuenta a su mamá que estuvo asustado de dormir sólo en la cama, pero Alex —el niño— le calmó diciendo que los monstruos no existen. Le dijo que más temprano esa mañana les dieron una pequeña lección de matemáticas y ahora era la hora de jugar para después seguir con los deberes. También le mostró sus muñecas, libres de pulseras, se las habían cortado todas porque ahí no eran permitidas. Lisa prometió que le haría más y mucho más bonitas que las anteriores. Estuvo cerca de una hora hablando con su hijo hasta que les avisaron que tenía que volver a sus clases. Jennie se acercó a despedirse de Wooyoung. El lorito abrazó fuerte a la coreana y le pidió que le mandara saludos a Jeongin.

Salieron del viejo edificio. Jennie dijo que irían a almorzar por ahí, después a casa a descansar.

Sinceramente, Lisa oía a Jennie hablar pero no le hacía caso. Estaba molesta. Molesta y muy, muy celosa, y eso que es Jen quien generalmente es una celosa desquiciada.

La comida le tranquilizó un poco más.
Comieron en uno de los restaurantes de su mamá. Lisa pidió pasta de mantequilla con tenders de pollo y Jennie una ensalada totalmente vegetariana. La mayor explicó un poco sobre el funcionamiento de la administración y esas cosas que ella trabajada. Escuchó atentamente, haciéndose la tonta para demostrarle a Jennie que estaba molesta.

Cuando suben al coche, la ciudad está más movida por la hora, se atascan en el tráfico un poco. Por desgracia había un concierto cerca de camino a casa, haciendo un problema grande. La gente corría al campo de béisbol, felices, con camisas de la banda que tocaría, algunas llorando porque no entrarían, u otras más locas, peleando sin razón. En ese rato, Jennie le dijo que conseguiría un buen abogado para que trabajara su caso. Lisa agradeció con voz áspera.

Con una mierda. ¿Cómo se iba a molestar con Jennie si era muy buena
con ella?

Al fin, llegan a casa de Kim. Hace calor dentro, Lisa comienza sudar rápido y lo odia. No le gusta sudar y menos si está haciendo nada. Se sienta en el mueble, con los pies arriba y el ceño fruncido.

—Voy a la cama, ¿te unes? —Jennie tiene su camisa en su mano. La boca se le seca a Lisa al ver el abdomen de la otra.

—No.

—¿Estás molesta? Fuimos a ver a Woo. ¿Qué pasa?

—¡Oh, no lo sé! ¿Por qué no le preguntas a la recepcionista del horfanato y te ríes con ella? "Si hiji is miy biniti" —imita a la chica, rodando los ojos y bufando. Jennie se ríe, sosteniendo su estómago y Lisa puede ver que pequeñas lágrimas salen de sus ojos. Más molesta aún, se para y le empuja, en realidad Jennie no se mueve ni un centímetro. Eso frustra más a la menor—. ¡Deja de reírte, joder! ¡No es gracioso! —golpea su pecho.

—¡Estás celosa, estas celosa! —canturrea.

—¡Oh, Dios Santo! ¡Un premio al más grande descubrimiento en este año! —alza las manos, aplaudiendo—. ¡Claro que estoy celosa, idiota! Me enferma ella y su risa estúpida.

—Joder —deja de reír repentinamente.

Alza a Lisa, poniéndola sobre el sillón. Asustada, la rubia trata de quitar a Jennie, ella le agarra las manos sobre su cabeza. Besa su cuello y chupa fuerte, Lisa gime sin quererlo.

—No sabes cuánto me pone que estés celosa —susurra en su oído, mordiendo su oreja.

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