Epílogo

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Toma la máquina entre sus manos enguantadas. Mete la punta en el bote de tinta, la prende y sigue tatuando el brazo de su novio. Está a punto de terminar, sólo le falta escribir una pequeña palabra y estará listo. Cuando ha terminado, limpia la zona con una crema que lo tendrá libre de infecciones. Lo tapa con un papel transparente y lo sujeta con cinta adhesiva.

—Listo, mariquita —se para de la silla, golpeando el muslo de su novio, besa sus labios y se voltea para arreglar sus cosas.

—Éste si dolió un poco —dice, caminando al espejo a ver su nuevo tatuaje.

—Te dije, es por el lugar.

Jeongin se pone la camisa con cuidado de no lastimarse o despegar las cintas. Siente unos brazos envolverse a sus caderas. Wooyoung muerde su cuello y sonríe.

—Tengo que hacer tarea en casa de Chris —le da un beso en los labios y se va a donde dejó su mochila.

—¿Tienes que ir ahora? Es tarde, mamá se va a molestar si no llegas conmigo.

—Dile que es por tarea.

Le agarra la nuca, besándolo nuevamente, sintiendo el metal del piercing de Wooyoung chocando contra su lengua.

—Te amo. Nos vemos después.

Jeongin sale por la puerta principal del estudio, colándose entre las personas de la avenida. Wooyoung sonríe mientras ve como su novio corre entre la gente, tratando de no golpearlas con su skate.

Cambia el letrero de "abierto" por el de "cerrado". Necesita hacer unas cuentas sobre cuanto ganó esa tarde. Se sentía orgulloso de él mismo, le iba bien y su estudio estaba en uno de los mejores lugares. Está situado en una avenida muy conocida por la gente y turistas. Entraban para tatuarse, perforarse o simplemente para mirar el local, que era bastante bonito. Wooyoung era de los mejores tatuadores de la zona, era muy recomendado por su buena mano e higiene. Todos su clientes quedaban satisfechos con su trabajo.

Es hora de cerrar, así que lo hace. Cierra el local con las llaves y candados necesarios. Se encamina a su casa, pero se le hace bastante difícil caminar entre tanta gente. A ésta hora los turistas salían de sus hoteles para dirigirse a los bares de la avenida. También hacían compras en las tiendas de ropa de marcas famosas que habían. Mira las vitrinas con ropa que le gustan y decide que otro día pasará a comprarse algo nuevo, tal vez le regale a Jeongin una cosa.

Sonríe, negando con la cabeza mientras piensa en su novio. Aún recuerda cuando lo odió un tiempo. Fue muy dura esa época. Taehyung había comenzado a juntarse con Jeongin, Jennie pensó que ya se le estaba pasando su inmadurez, pero no. Sólo fue para meterle cosas en la cabeza a su hijo sobre su esposa. Jeongin llegaba a la casa molesto, diciendo que Lisa se estaba aprovechando de ella. A Wooyoung le dolió que Jeongin tachara a su madre de mentirosa. Después de unas semanas se arregló, Jennie habló con su hijo y le pidió disculpas a Lisa.

Cuando por fin llega a la casa, abre la puerta y lo primero que escucha es la voz de su mamá, suena melosa y cariñosa.

—Yo también te extraño —dice, teniendo en brazos al pequeño Mark de 4 meses. Está hablando por teléfono, lo tiene entre su hombro y oreja. Por lo que él adivina, es Jennie con la que está hablando.

Wooyoung rueda los ojos. Sus madres eran jodidamente melosas, se veían todos los días y aún así se extrañaban. Pero bueno, tampoco va a negar que extraña a Jeongin cuando está en casa de Rosé.

Se acerca al sillón donde Lisa descansa, besa su cabeza, deja sus cosas en el sillón de un lado y entra a la cocina. Ahí está Edmond, su hermanito de 13 años, es bastante tímido y callado. Come cereal en silencio, con la vista gacha.

—Hola, Ed —entra a la cocina, revuelve el cabello de su hermanito y de dispone a buscar sus utensilios para cenar.

—Hola —contesta simple, con vos baja.

—¿Ya no te duele? Si quieres te puedo dar unas pastillas o algo.

Las mejillas del más joven se enciende y termina diciéndole que no, que está bien. Wooyoung sirve la leche, echa varios puños de cereal a su plato y se sienta a comer.

—¡Hola mis bebés hermosos! —Lisa grita cuando entra a la cocina—. Lorito... y mi bebé gordito Ed —besa las mejillas de sus hijos repetidas veces.

—Mamá... —Edmond se encoge un poco en su lugar.

—¡Oww, al bebé no le gustan los besos! —la rubia canturrea. Agarra la cabeza de su hijo y le besa más veces.

—¡Auch! —se queja cuando siente que su mamá le lastimó la oreja.

Lisa lo nota sospechoso, porque no sujetó fuerte la cabeza del niño, así que no lo pudo haber lastimado.

—Espera —alza el cabello que cae por su oreja. Siente a su hijo temblar un poco y mira que los ojos de Wooyoung se abren.

Un jodido arete atraviesa el cartílago del niño. Su hijo de trece años tiene un puto helix.

Se toca las sienes, cierra sus ojos y suspira profundo.

—Wooyoung Kim.... No te voy a regañar pero, ¡me puedes explicar por qué tu hermanito tiene un metal en su oreja! —grita.

—Él me lo pidió, mamá. No es para tanto. Le ayudo a limpiarselo para que no se infecte.

—¿Por qué tanto griterio? —se oye la voz de Jennie, entrando a la casa.

Las gemelas Lilia y Elisa corren, buscando a su mami. Tienen sus trajes de ballet con algunas manchas de lodo. Sus cabellos están atados a dos chongos fuertes, porque así pide la maestra que se los hagan. Tienen 7 años y son muy despiertas, desde muy pequeñas se mostraron interesadas en el baile, entonces cuando tuvieron la edad suficiente Jennie no resistió a inscribirlas en diversas clases de danza. Abrazan a la mayor por las piernas y su rostro se suaviza, besa sus frentes y deja que ellas le besen una mejilla.

—Entonces...

—Nada, mamá está molesta porque le perforé la oreja a Ed.

—Ah, ¿eso? Tranquila, Lili, Wooyoung tuvo cuidado.

—¿Todos sabían menos yo? —Lisa pregunta y nadie contesta, los mira a todos y se hacen a los tontos. Incluso las gemelas voltean a otro lado y silban, como si no supieran nada.

—¿Por qué no suben, niños? —Jennie propone y rápidamente todos corren fuera de la cocina.

La castaña se acerca a Lisa, acorralándola contra la meseta, está cruzada de brazos y mira a sus pies.

—No estés así, bebé. Woo cuidó a Ed todo el tiempo.

—¿Tú lo llevaste? —Jennie asiente con los labios pegados, formando una línea—. ¿Por qué nadie me dijo? Creo que hasta Mark sabe de eso. ¡Tiene trece años! Es-es como un bebé aún.

—No, Lisa. Por eso no te dijimos, sabíamos como te pondrías. Los tratas como bebés pero ya no lo son, están creciendo todos. Entiendo que los quieras protegera y mantener a salvo...

—Son mis bebés, Jennie...

—Mi amor, lo sé. Pero ya están grandes, el mes que viene Wooyoung cumplirá 20, después Jeongin 21, en mayo las gemelas 8, más tarde Ed 14... vamos, Lili, necesitas dejarlos ser...

Lisa sorbe sus mocos. Jennie tenía razón, el único bebé era Mark. Pero se le hacía difícil, había tenido a sus cuatro hijos dentro de ella y no podía, los seguía viendo frágiles e indefensos. Sólo asiente, abrazándose al cuerpo de Jennie, mientras acepta que sus bebés ya no son unos pequeños que necesiten ayuda para todo.

—¿Estás mejor ahora? —pregunta, agarrándola por las mejillas y besando sus labios suavemente. Le oye suspirar, tomando el beso más profundo y asiente.

—¿Podemos cenar en la habitación? No tengo ganas de estar aquí.

—Lo que tú quieras, amor.

Lisa sube por las escaleras, yendo a la habitación de Ed. Toca la puerta y oye la voz de su hijo diciéndole que pase. Está con la sábana hasta el cuello, los ojos rojos y su nariz también lo está. Al parecer lloró un poco.

—Hola, corazón —se sienta a la orilla de la cama.

—Ma-Mamá si tú quieres, me lo quito, no importa tanto yo-

—No, amor, está bien. Si te gusta, quédatelo, ¿si?... Solo me molestó que no me hayas dicho nada, Ed.

—Lo siento, mamá.

—No importa ya. Buenas noches, pequeño. Descansa —besa su ondulado cabello y sale lentamente.

Ahora va a donde las gemelas están.

—Hola, mami —saludan al mismo tiempo cuando ven a Lisa parada en la puerta. Están cepillando sus cabellos húmedos de su ducha. Solo tienen sus calzones puestos, porque no alcanzan el cajón de las pijamas.

—Hola, mis bebés —les contesta bajo, sonriendo cálida mientras camina a buscar la ropa de las niñas—. ¿Ya cenaron?

Ellas asienten, levantando los brazos para que Lisa pudisese ponerle sus batas.

—Mamá nos llevó a comer nuggets. Estuvieron ricos, pero ahora queremos dormir.

—Oh, perfecto entonces.

Arropa a sus hijas en sus respectivas camas. Les lee un cuento de la pequeña librería que tienen las niñas en su habitación, hasta que están completamente dormidas. También besa sus cabezas y les susurra un corto te amo a cada una. Apaga las luces, cerrando la puerta suavemente para no despertarlas.

Escucha la música de rock sonar fuerte en la habitación de enfrente y rueda los ojos. Sabe que está pasando ahí.

Intenta abrir la puerta pero tiene seguro, así que la golpea fuerte para que Wooyoung le escuchara. Sale con el cabello algo revuelto y no tiene camisa, ni las gafas para ver. Oh, Jeongin ha llegado, está sobre la cama también sin camisa y el moño de su cabello de nota un poco flojo.

—Heeeeeey —Wooyoung trata de arreglar su cabello lo mejor que puede, sus mejillas se prenden un poco.

—¡Hola, Jeongin! —Lisa grita a través de la música—. Apaga eso, tus hermanos están dormidos.

El rubio se para de la cama y camina al estéreo. Apaga la música y le sonríe a Lisa.

—Hola, má —dice simple, acomodándo su barbilla en el hombro de Wooyoung.

—¿Qué tienes ahí, Jeongin? —pregunta sería.

—¿Te gusta? —hace a un lado a su novio, poniéndose frente a la mujer.

—¿Otro? ¡Apenas te hiciste uno la semana pasada!

—Ya déjalo, mamá —Wooyoung salió a la defensiva.

—Bueno, yo sólo vine a desearles buenas noches.

Se pone de puntas, ellos son levemente más altos que ella. Besa sus frentes y los dos ruedan los ojos.

—Buenas noches, lorito. Buenas noches, Jeongin.

—Buenas noches, mamá —contestan al mismo tiempo, cerrando la puerta cuando Lisa comienza a caminar a su propia habitación.

Lisa todavía puede recordar cuando su lorito de 10 años le preguntó si Jeongin podía ser su novio. Ella había sonreído y acariciado el cabello de Wooyoung mientras le decía que sí, pero necesitaban tener mucho cuidado porque la gente no entendía lo de ellos.

Entra a su cuarto y Jennie está sentada en la cama, tratando de calmar al pequeño Mark quien llora con la cara arrugada y roja de esfuerzo. Se quita la camisa, acomodándose para poder alimentar a su bebé. La castaña se lo da con sumo cuidado, Lisa lo pone en la posición correcta. Mark deja de llorar al sentir el calor y olor de la tailandesa, abre su pequeña boca entre quejidos y lo acerca a su pecho para que pudiera comer. El bebé de cabellos claros comenzó a succionar, causándole cosquillas. Pronto sus ojos empezaron a cerrarse nuevamente.

—Te hice omelette, amor —Jennie le dice cuando el más pequeño de la familia está bien dormidito en su cuna.

—Gracias —agarra el plato que su esposa le ofrece.

Cenan mirando una película con el volumen de la tv bajo, para que nadie despertara. La casa está complemente callada, ni Wooyoung ni Jeongin están haciendo ruido (lo cual es bastante raro). Cuando terminan, bajan a lavar los platos que utilizaron. Lisa está en el baño, lavando sus dientes y cara. Seca su rostro con una pequeña toalla y sonríe cuando ve la pulsera verde pálido reflejada en el espejo. Todos los años, para la misma fecha, Jennie le da una nueva, porque con el paso del tiempo van quedando feas y gastadas. Lisa amaba eso. Siempre eran de distintos colores. Todas las anteriores las tiene guardadas en una cajita que descansa en el cajón de su ropa interior.

Sale del baño, Jennie está acostada en la cama, esperando por ella. Antes ya se había aseado y hecho todo lo necesario antes de ir a dormir. Lisa se arrastra dentro de las sábanas hasta quedar a un lado del caliente cuerpo de su esposa. La abraza, pasando un brazo por su pecho, le besa ahí, sintiendo como el cuerpo de la contraria vibra en una risa.

—¿Estás cómoda? —pregunta, como todas las noches.

—Contigo siempre —restriega su mejilla contra Jennie.

—Te amo —cierra los ojos, para poder dormir.

—Te amo más —contesta, también cerrando sus ojos.

Antes de dormir, agradece como siempre, por tener un día más alado de sus hijos y esposa. Esperando al siguiente día, para verlos felices y sonreír de nuevo.

Ahora sí, el fin ha llegado definitivamente. Espero que hayan disfrutado la historia, y muchas gracias por todo el apoyo. 💗

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