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CHAPTER NINE
DIRECTLY FROM MANUFACTURES

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CON TODA HONESTIDAD, Briar hubiera dormido toda la conmoción y el grito había empezado, si ella no hubiera recordado que su padrino estaba escondido en una de las habitaciones ocultas de la escuela, y que ella buscó después, no admitiría el hecho de que parece un muchacho de quince años en busca de comida.

No había sido hasta que Briar se levantó de un salto, lamentando la elección de calcetines que no eran tan gruesos como sus otros pares y siguió a las otras tres chicas hacia la escalera. Briar planeaba quedarse al lado de Hermione, pero pensó que Hermione eran tan sospechosa como Harry y por lo tanto no lo hizo. Se quedó al lado de Alicia, tirando de sus mangas de la sudadera con capucha para entrar en calor.

—¿Quién ha gritado?

—¿Qué hacéis?

—¿Estás seguro de que no soñabas, Ron?

—¡Os digo que lo vi!

—¿Por qué armáis tanto jaleo?

—¡La profesora McGonagall nos ha mandado acostarnos!

Briar miró hacia la otra escalera, donde al igual que muchos los chicos miraban que había pasado. La sala común, débilmente iluminada por las luces en poder de los estudiantes en ambas escaleras, estaba todavía algo desordenada por la celebración del partido de quidditch ese mismo día. Ella rodó los ojos cuando Fred dijo—Estupendo, ¿continuamos?

—Por el amor de Cristo —dijo en voz baja Briar. Alto y claro, preguntó—, ¿puede alguien explicar por qué gritaron para poder irnos a dormir?

—Ese es un buen punto —dijo Fred.

George se burló—Es una pesadilla cuando está cansada.

—¡Viniendo de vosotros dos! —dijo Briar, sintiéndose ofendida—. ¡Ninguno debería hablar! Sois cómo el pájaro muerto que arrastra el gato cuando estáis cansados...

Desde la parte inferior de la escalera, Percy Weasley apareció, después de hacer camino entre la multitud en pijama. A medida que caminaba, su insignia de Premio Anual en el pijama. Briar escuchó a los gemelos y Ginny resoplar—¡Todo el mundo a la cama! —dijo Percy.

—¡Perce! —dijo Ron—. ¡Sirius Black! ¡En nuestro dormitorio! ¡Con un cuchillo! ¡Me despertó!

Todo se quedó en silencio. Briar se mordió la lengua, para detener la posible serie de comentarios acerca de Sirius Black, el idiota que solía actuar como perro labrador de la familia Lupin-Crouch, con un cuchillo en el cuello de nadie, a excepción de Peter.

—¡Absurdo! —dijo Percy. Briar nunca se había sentido tan agradecida por la existencia y determinación de Percy Weasley al no creer las extrañas declaraciones que aún no se sabían si eran verdad de su hermano—. Has comido demasiado, Ron. Has tenido una pesadilla.

—Te digo que...

—¡Venga, ya basta! —dijo McGonagall, cerrando la puerta detrás de ella mientras iba hacia la sala común—. ¡Me encanta que Gryffindor haya ganado el partido, pero esto es ridículo! ¡Percy, no esperaba esto de ti!

Briar tuvo que cubrir su boca para mantener la risa, Percy se veía incómodo ante aquello—¡Le aseguro que no he dado permiso, profesora! —dijo él—. ¡Precisamente les estaba diciendo a todos que regresaran a la cama! ¡Mi hermano Ron tuvo una pesadilla...!

—¡NO FUE UNA PESADILLA! —gritó Ron—. ¡PROFESORA, ME DESPERTÉ Y SIRIUS BLACK ESTABA DELANTE DE MÍ, CON UN CUCHILLO EN LA MANO!

McGonagall se quedó en silencio durante un momento—No digas tonterías, Weasley —dijo ella—, ¿cómo iba a pasar por el retrato?

—¡Hay que preguntarle! —exclamó Ron. Temblaba terriblemente, apuntando hacia la parte de atrás del retrato, el cuál ahora era sir Cadogan en vez de la Señora Gorda—. Hay que preguntarle si ha visto...

Toda la congregación de estudiantes se quedó en silencio cuando McGonagall volvió al retrato para hablar con sir Cadogan.

—Sir Cagodan, ¿ha dejado entrar a un hombre en la torre de Gryffindor?

—¡Sí, gentil señora!

—¿De... de verdad? Pero ¿y la contraseña?

—¡Me la dijo! Se sabía las de toda la semana, señora. ¡Las traía escritas en un papel!

Briar hizo girar un mechón de pelo rubio alrededor de su dedo. McGonagall volvió a pasar por el retrato, viéndose estupefacta mientras Briar intentaba no parecerlo—¿Quién ha sido? —dijo McGonagall—. ¿Quién ha sido el tonto que ha escrito las contraseñas de la semana y las ha perdido?

Hubo silencio, hasta que Neville Longbottom soltó un leve grito de terror, y levantó la mano.

✪ ✪ ✪ ✪

La seguridad en torno a la escuela se había tensado y sellado y pasó a ser una instalación tan segura que era equivalente al de una nave espacial. Si alguien intentaba poner un pie, los mataban, ya que los dementores les darían el beso en lugar de ser cortados por un sable de luz. Así que, después de pasar unos buenos diez minutos averiguando qué comida le quedaba para Sirius, ella descubrió que podía esperar durante unos días, para que fuera más fácil salir a escondidas.

Pero, pronto, Briar llegó a tal punto que no podía pensar nada, sin añadir pero Sirius está probablemente muerto de hambre, mierda, mierda, se va a morir de hambre porque soy una persona terrible. Por lo tanto, Briar cogía toda la comida posible de las cocinas treinta minutos después de que todos fueran a Hogsmeade y corrió en dirección a la Sala de los Menesteres. Ella pensó que, mientras no escuchara una campana de gato, estaría a salvo de Filch.

Briar le entregó la comida a Sirius, y de repente dijo—¿En qué demonios estabas pensando? No me mires así... casi haces que te arresten y tratar de asegurarme de que estás con vida es bastante malo, porque cada vez es peor cuando intento decírselo a mamá o papá, pero sé que no puedo porque puede pasar algo y lo siento si no puedes verlos, pero me aterra meterlos en problemas cuando no han hecho nada malo, sólo intento ayudar y sentir que sirvo para algo viendo el futuro, te ayudo porque eres mi padrino y...

—Se puede decir claramente que Lunático y Príncipe son tus padres —dijo Sirius. Briar le frunció el ceño. Él se burló—. Una vez más. Eres como Laurel Crouch pero en rubia.

—¿Por qué entraste en la torre de Gryffindor la otra noche? —cuestionó Briar. Se cruzó de brazos, todavía furiosa—. Todos piensan que querías matar a Harry. ¡Harry piensa que quieres matar a Harry! Estoy segura que papá lo hizo, porque se enteró por el periódico pero mamá no, así que ella no le ha dicho que ha ocurrido realmente.

Sirius dijo—Iba a por la rata.

—Scabbers —dijo Briar— fue comido. Por un gato.

—Scabbers —dijo Sirius en el mismo tono—. Es Peter.

Briar le fulminó—Sí, ya lo has dicho. Sin embargo, dado que Scabbers está muerto, obviamente, él no está en la torre. Ron no dormiría con el cadáver de su mascota. No pudieron encontrarlo.

—Es conveniente —dijo Sirius.

—Pensaron que el gato de Hermione se lo comió —espetó Briar.

La cara de Sirius se iluminó—¡Crookshanks, mi amigo!

—Esa es una de las cosas más normales que he escuchado durante toda la semana —dijo Briar, inexpresiva. Se apoyó en uno de los armarios, que había aparecido en la Sala de los Menesteres, junto con otros muebles al azar—. No ha sido nada impar esta semana. Salvo George diciendo que deberíamos echar Suerte Líquida en nuestras varitas para aprobar los exámenes. Aunque, eso es inteligente.

—Dios, eso es inteligente —dijo Sirius.

Briar se burló—A mí todavía me cuesta. Soy terrible en la escuela.

—Bueno, obviamente eres brillante, has estado escondiendo comida durante los últimos meses —dijo Sirius. Briar no parecía muy convencida—. Tú madre y tú padre son genios en la escuela. Podrías volver a tomar tus pruebas ahora y obtener la máxima puntuación. Todo el mundo es inteligente. Pero no todos los inteligentes enseñan en la escuela.. y con eso, quiero decir que son buenos en los deportes, la cocina o la limpieza. No hay nada de malo en luchar por la escuela, porque serás inteligente.

Ella sonrió—Y ahora, si pudieras repetirlo, bordando un cojín y creando un tapiz, sería maravilloso —dijo Briar—. Estoy pensando en decorar mi habitación.

—Apenas puedo recordar lo que dije —espetó él—. Bueno, no de la misma forma, palabra por palabra.

Briar suspiró—Que vergüenza. Apuesto a que eso se quedará conmigo.

—Estoy intentando volver después de haber estado años en la cárcel —dijo Sirius—. Ahora bien, está Remus el animador y Laurel llamándole perdedor...

—Ellos no han cambiado —comentó ella—. Si te sirve de algo.

—No los culpo —dijo Sirius. Él frunció el ceño, lo agradable de la conversación se iba con el siguiente tema—. Ellos tenían que crecer rápido, teniendo en cuenta que naciste un mes después de que salieran de la escuela... Y, antes de eso, Laurel no sabía que hacer, ya que su familia la echó. Yo solía pensar que al crecer tan rápido, una parte de ella se pegó a actuar como una adolescente y otra parte se quedó igual. Yo diría que nos ha pasado a todos. Toda la inmadurez se quedó escondida por la guerra antigua.

Briar repitió—La guerra antigua.

—Bueno, pasó, ¿verdad? —él dijo—. Hablaste sobre la Cámara de los Secretos y Quirrell. Él todavía está por ahí. Va a ocurrir otra vez.

Briar sintió una sensación de miedo en el estómago, al igual que la idea estaba siendo confirmada en silencio para ser verdad por su Ojo Interior, y su estómago se hundía con la idea, incluso si no hubiera aparecido todavía en sus pensamientos.

—Se está haciendo tarde —dijo ella—. Tengo que volver a la sala común antes que los demás regresen de Hogsmeade. Bueno, adiós. Te veré de nuevo más fácilmente.

—Asegúrate de que Harry, Livvy, Lauren y Remus estén bien, ¿vale?

Briar asintió, haciendo fugazmente un saludo improvisado que tendía a hacer cada vez que no quería decir adiós, pero se sentía como si tuviera que hacer algo.

Estaba a mitad de camino a través de la ruta de la Sala de los Menesteres hacia la torre de Gryffindor cuando vio a Remus salir de su despacho.

—¿Qué haces, papá? —preguntó ella. Inmediatamente, Briar esperaba no cuestionar porqué no había ido a Hogsmeade con los gemelos. Anteriormente, había dicho que los gemelos se encontraban mal y que ella tenía que hacer deberes. Ella esperaba decir la misma mentira si sus padres le preguntaban—. El despacho de mamá está por el otro lado.

—Lo sé —respondió él—. Snape me ha llamado.

Briar sonrió—¡Ooooooooh!

—Puedes venir si quieres, siempre y cuando no digas algo que no debes delante de un profesor —dijo Remus. Briar frunció el ceño—. No te quejes del patriarcado. O la misoginia. O cualquier cosa que diría tu madre para hacer que sintamos pasión por eso.

—Tiene sentido —comentó Briar—, ¡quiero acompañarte! Snape está enfadado. ¿Quién no disfruta de eso?

Se dirigieron a la clase de Pociones cuando Remus preguntó—¿Por qué no estás en Hogsmeade? Livvy ha ido. Me decía que iba a comprar chocolate mientras estaba con Blaise, Draco, Pansy y los demás.

—Oh, me sentía mal y tenía que terminar los deberes —respondió ella. Remus asintió y Briar trató de mantener el aliento de alivio. Él se lo había creído. Gracias a Dios.

Briar entró en el despacho de Snape detrás de su padre, frunciendo el ceño al ver a Harry. Casualmente, su padre dijo—¿Llamabas, Severus?

—Sí —respondió Snape—. ¿Por qué Lupin...?

—Bueno, cuando tienes hijos, tienes que pasar el tiempo con ellos —dijo Remus. Briar trató de reducir el brillo de su sonrisa—. Briar y yo estábamos a punto de tomar el té. Bueno, ¿para qué llamabas, Severus?

Snape parecía molesto. Briar echó un vistazo a su escritorio, dónde había un trozo de pergamino. Sus ojos se abrieron un poco y miró hacia Harry—Le he dicho a Potter que vaciara los bolsillos y llevaba esto.

Él hizo un gesto hacia el pergamino. Las palabras SEÑORES LUNÁTICO, COLAGUSANO, CANUTO Y CORNAMENTA todavía estaban presentes. Briar miró a Remus, que parecía sorprendido por el paradero del pergamino. En toda honestidad, Briar se sentía derrotada. Harry solo tuvo esa maldita cosa un par de meses.

Snape dijo—¿Qué te parece? —Briar siguió mirando a su padre, quién estaba en silencio—. ¿Qué te parece? Este pergamino está claramente encantado con Artes Oscuras. Entra dentro de tu especialidad, Lupin. ¿Dónde crees que lo pudo conseguir Potter?

Briar miró a Harry. Harry miró a Briar.

—¿Con Artes Oscuras? —dijo Remus—. ¿De verdad lo crees, Severus? A mí me parece simplemente un pergamino que ofende al que intenta leerlo. Infantil, pero seguramente no es peligroso. Supongo que Harry lo ha comprado en una tienda de artículos de broma.

—¿De verdad? —preguntó Snape. Briar se sorprendió de que Remus no hubiera irrumpido en un argumento justo en el menor de los insultos hacia Laurel—. ¿Crees que una tienda de artículos de broma le vendería algo como esto? ¿No crees que es más probable que lo consiguiera directamente de los fabricantes?

Briar rodó los ojos.

—¿Quieres decir del señor Colagusano o cualquiera de esas personas? —preguntó Remus. Se volvió hacia Harry—. Harry, ¿conoces a alguno de estos señores?

—No —respondió Harry.

—¿Lo ves, Severus? —dijo Remus, volviéndose hacia Snape—. Creo que es un producto de Zonko.

En ese momento entró Ron en el despacho, diciendo—Yo... le di... a Harry... ese objeto... lo compré en Zonko hace mucho tiempo...

—Bien —dijo Remus. Dio una palmada, viéndose bastante satisfecho—, ¡parece que eso lo aclara todo! Me lo llevo, Severus, si no te importa —plegó el Mapa del Merodeador. Briar esperó a que él se lo daría a ella después, pero lo dudaba—. Harry, Ron, venid conmigo. Tengo que deciros algo relacionado con el trabajo sobre los vampiros. Briar, seguramente tú madre nos está buscando, le dije que la vería ahora. Discúlpanos, Severus.

Los cuatro salieron del despacho y regresaron al vestíbulo. Briar miró a Harry y Ron, que parecían aliviados por el calvario. Pero, Briar no pudo evitar notar que en sus rostros había desconfianza, incluso si eso fuera la mayor parte. Ella trató de no preocuparse por eso.

Harry comenzó—Profesor, yo...

—No quiero disculpas —dijo Remus. Mirando a su alrededor, esperó hasta que el pasillo estuviera vacío y continuó—. Da la casualidad de que sé que este mapa fue confiscado por el señor Filch hace muchos años. Sí, sé que es un mapa. No quiero saber cómo ha caído en vuestras manos. Me asombra, sin embargo, que no lo entregarais, especialmente después de lo sucedido la última ocasión en que un alumno dejó por ahí información relativa al castillo. No te lo puedo devolver, Harry.

—¿Por qué pensó Snape que me lo habían dado los fabricantes?

Briar miró a su padre, interesaba en su respuesta—Porque... porque los fabricantes de estos mapas habrían querido sacarte del colegio. Habrían pensado que era muy divertido.

—¿Los conoce?

—Nos hemos visto —dijo él. Briar levantó las cejas—. No esperes que te vuelva a encubrir, Harry. No puedo conseguir que te tomes en serio a Sirius Black, pero creía que los gritos que oyes cando se te aproximan los dementores te habían hecho algún efecto. Tus padres dieron su vida para que tú siguieras vivo, Harry. Y tú les correspondes muy mal... cambiando su sacrificio por una bolsa de artículos de broma.

Remus miró a Briar y Briar pensó que esa era una forma de decir que se iban. Ella esperó a que el pasillo se quedara en silencio para hablar—No es por ofender papá, pero mencionar a tío James y tía Lily es probablemente un poco excesivo... si él no supiera que los conoces, no sonaría sincero...

—¿Él se lo habrá tomado de otra forma?

—Bueno, no sé, pero nunca lo hace —dijo Briar. Ella frunció el ceño—. ¡No es una mala cosa! Es que él es terco y tiende a hacer lo que se propone. Eso no es malo. Es bueno, la verdad. En algunos momentos.

Remus suspiró—Cuando hay un asesino suelto, no es buena idea que haya por ahí un mapa de la escuela.

Briar frunció—Seguramente él ya lo sabe, ¿y si él hizo el mapa?

—Briar.

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