━ eight: a wartime ago

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CHAPTER EIGHT
A WARTIME AGO

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BRIAR TERMINÓ LA búsqueda de Harry cerca del pasadizo secreto a Hogsmeade a través de Honeydukes, y estaba cerca de renunciar a la búsqueda cuando finalmente lo encontró. Ella se acercó a él y sonrió cortésmente, ya que él estaba con el mapa del merodeador. El orgullo que sentía por sus padres fue elevado por la visión de la misma.

—Adivino que te encanta —dijo Briar. Harry asintió, caminando a su lado, cuando ella se dio la vuelta para caminar de regreso a la sala común—. Hicimos un buen uso. Podría caminar por la escuela sin ser vista debido a esa belleza.

Un poco acusador, Harry dijo—¿Puedes?

Briar frunció el ceño—Lo acabo de decir. Sí.

Harry asintió con la cabeza. Siguió mirando con desconfianza y Briar aceleró su ritmo a medida que pasaban por el pasillo en el que se ocultaba la Sala de los Menesteres—Oí a McGonagall hablar con Madame Rosmerta, Hagrid, Flitwick y Fudge...

—¿Fudge estaba allí? —dijo Briar—. ¿La habitación olía a misoginia? Mi madre siempre dice que el Ministerio huele a eso. Es por eso que el olor pasó a sus padres. Mis abuelos. De todos modos, no es que los pueda llamar abuelos.

Él parecía confundido por la declaración y Briar no sabía si tenía que explicar el significado de misoginia o si tenía que explicar el Ministerio y todas las razones por las que era tan horrible.

—No, pero te mencionaron.

Briar frunció el ceño—Si estoy arrestada o algo, es posible que fuera por algo que Fred y George hicieron cuando estaba con ellos —dijo ella—. ¿Crees que han visto el mapa? —luego, más para sí misma que para Harry, dijo—. Bueno, yo sugerí robarlo... porque tenía una razón, pero...

—Dijeron que Sirius Black en tú padrino y también el mío —dijo Harry. Briar asintió a lo largo. Ella fue a abrir la boca y explicar el calvario, pensando que era mejor que Harry supiera de los merodeadores, pero él ya estaba hablando de nuevo—. ¿Tú madre estaba con él antes de ir a matar a Pettigrew?

Briar levantó las cejas y rió. Matar a Pettigrew.

—Sí, fue de visita, pero...

Harry preguntó—¿Tú madre sabía lo que él iba a hacer? ¿Crouch sabía que él iba a causar las muertes de mi madre, mi padre y Pettigrew?

—Vale, en primer lugar, no la llaman Crouch... a pesar de que ella no haya querido cambiar su apellido de soltera, estoy segura de que llamarla Crouch la hace sentir tan mala como lo es su padre, que es mucho... y en segundo lugar, ella no...

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Harry—. ¡Ella le ha podido animar para que él se lo dijera a Voldemort! ¡Ella podría haber ayudado!

Briar se quedó en silencio y levantó las cejas. Su expresión se convirtió en la misma que cuando los gemelos se callaban, simplemente porque parecía que estaba a punto de asesinarlos y el encubrimiento de como lo hicieron en la película muggle favorita de ella.

—Al parecer, Dumbledore pensó que era un traidor —dijo Harry. Briar recordó a Sirius que originalmente se sospechaba de Remus. Inmediatamente, Briar se sintió preparada para defender a su padre, aunque Harry no estaba al tanto del argumento que causó que Remus evitara a Sirius cada vez que él los visitaba—. Ellos no sabían que era Black. Y Pettigrew... al parecer él es el héroe adorado.

Briar torció los labios—Yo no lo llamaría el héroe adorado. Mamá solía decir que Peter les admiraba, pero en la forma en la que haces amigos. Es lo mismo que admirando a la familia de Ron, ¿no? ¿O la inteligencia de Hermione? Peter hizo eso. Él pensó que era guay. Ellos no trataban mal a Peter, ni nada. Y, sin ofender, pero si dices que mi tío Sirius no es mejor que Peter, recuerda que ellos dijeron que adoraban a tu padre de la misma forma.

Ella optó por perder a su padre. Remus, en su mayor parte, no hablaba mucho de Peter o Sirius. A veces ocurría cuando bebía alcohol, pero incluso entonces, Laurel procesaba la inocencia de Sirius y Remus decía que se fuera a dormir para no confundir a los vecinos muggles.

—¿Crees, tal vez, que alguien de la escuela le está ayudando?

Briar frunció el ceño—¿Cómo quién?

—No sé, ¿tal vez su ahijada?

Ella se enfadó, pero se sorprendió gratamente. Ella esperaba que dijera Laurel o Lupin. Si él se refiriera a ella como Laurel. Ella deseaba que lo hiciera. Ella era su madrina.

—Hay más posibilidad de herir a Fred y George que ayudar a un asesino —dijo Briar. Tenía los brazos cruzados y estaba tratando de que no lo admitiera, pero sonaba como si no estuviera ayudando a un asesino. Sirius no era un asesino. Ella no estaba ayudando a un asesino. Ella estaba ayudando a alguien acusado injustamente—. Y, de nuevo, sabía lo de tus padres. Incluso cuando yo tenía tres años sabía que habían muerto. Sé lo mucho que sus muertes impactaron a mis padres. No ayudaría a cualquier persona que hiciera eso a mi familia. Mamá me crió en una familia que ella habría querido tener. No voy a destruir eso. No por su ex-amigo el asesino.

Harry asintió con la cabeza. Él no parecía muy convencido.

Habían llegado a la sala común y Briar dejó de caminar al lado de Harry para ir al sofá en dónde Angelina había dejado perfectamente el papel de regalo para que Briar lo terminara. Angelina ahora estaba hablando con Alicia y Katie, y Fred todavía estaba allí. Briar dejó escapar un suspiro. Ella envolvió sus brazos alrededor de él, haciendo que él cayera del brazo del sofá.

—Te gusta Diggory, ¿verdad?

—No he visto a nadie desde... espera, no, ¡no me gusta!

—Ya —dijo Fred. La miró y Briar frunció el ceño. Él tenía la misma mirada en su rostro que Angelina había usado recientemente cada vez que miraba a George—. Bien. Entonces tendré que juntaros.

Briar negó con la cabeza—Si lo intentas, haré que tu vida sea un infierno.

—Buena suerte —dijo él—. Eres más joven y baja que yo.

Ella sonrió con dulzura, sacando el dedo del centro con indiferencia y moviendo su mano para ponerla cerca de la cara de él.

✪ ✪ ✪ ✪

La Navidad había pasado y antes de que Briar hablara del castigo que le pusieron en noviembre. Se sorprendió de que hubiera pasado tanto tiempo, pero no le molestaba, ya que cuanto más el gobierno se preocupaba por Sirius, más probable era que quisiera pasar horas después de la escuela con uno de sus padres, lo cual era mejor para ella. Al menos elevaban la voz si ella se quejaba, o hablaba, o jurando cuando hablaba.

Castigos, para Briar y Livvy, por lo que significaba que tenían que pasar una hora con Laurel, porque sería mejor un castigo con su madre que tener que pasar una hora con cualquier otro profesor. Pero, en lugar de Laurel, Briar terminó con Remus, cosa que no le importaba. Y, si Remus lo descubría primero, al menos habría una posibilidad de que se iría cinco minutos, una vez fuera informado, para buscar a Snape y patearle el trasero.

Es lo que Laurel hubiera hecho.

(Y, cuando más lo pensaba Briar, empezaba a pensar que era una idea probablemente definida, ya que su padre respondería de una manera distinta a la de su madre.)

Fred y George también se habían dividido, pero Briar no sabía con quién. Ya era Navidad pasada en ese punto, lo que había dado a Briar pasar dos semanas navideñas con la esperanza de que su padre se enterase antes que su madre, sólo porque ella no prefería tener todo el calvario, ahora que había sido enterrado.

—Ya lo sabes —dijo Briar, sentándose y jugando con las mangas del jersey del colegio—, no estaría en este lío si Snape no me odiara. ¡Ya has visto como es con Harry o con cualquier otro Gryffindor! ¡Es un imbécil! La única razón por la que tolera a Livvy es por ser de Slytherin, y cuando Roman y Harleen se fueron, ¡alternó a mamá!

Remus levantó la vista del trabajo que estaba puntuando—No puedes culparnos...

—¡No os estoy culpando! —dijo Briar. Se preguntó como hubiera sido la conversación si Laurel hubiera estado con ella en el castigo. Ella supuso que habría sido una discusión, que ofrecía Star Wars e insultos variados—. ¡Culpo a Snape por guardar rencor todo este tiempo! Lo entiendo, cuando erais adolescentes, tío James y Sirius le hicieron una broma para que él te viera en la luna llena...

—Y, un año después, él hizo lo mismo con tu madre —dijo Remus. Briar suspiró. Ella debería haberse dado cuenta—. Sin embargo, ahora nos está ayudando.

Briar levantó una ceja—Esa fue una broma muy pesada.

Remus parecía exasperado—Hablas cómo tu madre.

—Bueno, los dos quisisteis que Livvy y yo nos pareciéramos a vosotros —dijo Briar. Se cruzó de brazos, elevándose lentamente sobre su pie—. ¿Cómo se supone que voy a quedarme callada si escucho hablar a alguien sobre los hombres lobo como si fueran una mota de polvo...? ¿O de los hijos de muggles, o videntes, o cualquier persona que no sea de sangre pura? Mejor aún, ¿por qué tengo que quedarme callada? Mientras alguien hace eso, me gustaría detenerlo. Siento si consigo más castigos por eso. Estoy harta. Estoy harta de que Snape sea un imbécil, estoy harta de que no deje de mencionar el hecho de que Dumbledore no dejara a Harry en una casa en la que nadie le quería y no nos lo dijera, ¡estoy harta de que los adultos piensen que lo saben todo y que siempre tengan razón! ¿Por qué pensáis que todos los adolescentes piensan que sus profesores y otros adultos son una especie diferente? La existencia de ellos hace parecer que no tenemos voz... pero luego, al minuto siguiente, se preguntan por nuestro futuro y es aterrador, ¡por qué no nos preparan para la edad adulta!

Su padre se quedó callado. Briar inhaló. Probablemente no debería haber pasaba el último fin de semana viendo la repetición de Heathers. Su mirada angustiada de adolescente era enconada en el interior de su cerebro, ampliándose con cada pequeña molestia que tenía.

—Soy un adulto, Briar —respondió Remus.

Briar dijo—Sí, pero tu eres agradable. Si Dumbledore te hubiera dicho por lo que Harry estaba pasando, tú y mamá lo habríais adoptado.

—Bueno, supongo que Dumbledore tendrá razones para no hablar de eso —dijo Remus. Briar le miraba. Él parecía tan poco convencido con su argumento como ella—. Lo importante es que él ahora pasa tiempo en la escuela. Al menos sólo pasa los veranos con ellos.

Ella estuvo apunto de sugerir, pero Harry entró en el aula. Briar miró sin comprender, tratando todo lo posible de ignorar la acusación molesta desde antes de Navidad.

Él estaba interesado en la caja encima del escritorio, al igual que Briar. Ello no preguntó porque su padre estaba en clase de Historia de la Magia sobre todo porque desde que solía decir — cuando era estudiante — que él y los otros tres merodeadores no escuchaban en clase. Laurel, si lo oyera, añadiría—Tu tío Sirius preguntaba por las notas cada maldito año hasta sexto año, y ponía excusas para que tu padre y yo habláramos.

Briar y Livvy habrían asentido. Remus le hubiera mirado. Laurel habría sonreído.

—¿Qué es eso?

Harry frunció el ceño ante la caja—Otro boggart —dijo Remus—. He estado buscando por el castillo desde el martes y he tenido la suerte de encontrar éste escondido dentro del archivador del señor Filch.

—El bueno de Filchie —dijo Briar—. Ese pequeño idiota.

—Es lo más parecido que podemos encontrar a un auténtico dementor —dijo Remus. Briar se sintió fuera de onda. También se sintió agradecida por el castigo con su padre, ya que ella sería capaz de ver eso—. El boggart se convertirá en dementor cuando te vea, de forma que podrás practicar con él. Puedo guardarlo en mi despacho cuando no lo utilicemos, bajo mi mesa hay un armario que le gustará.

—De acuerdo —dijo Harry.

—A mamá no le gustará esto —dijo Briar.

Remus rodó los ojos.

—Briar —dijo Remus. Él sacó su varita—, le dije a Harry que le ayudaría con los dementores. Eres libre de unirte, pero no sé si el boggart será un dementor cuando se acerque a ti.

Briar suspiró—Sí, no lo será —dijo ella.

Ella prefería quedarse alejada del boggart. Si no estuviera castigada, ya se habría marchado. A Briar no le importaban los hechizos, ni nada, era porque no quería que su padre viera en lo que se iba a convertir.

—Así pues... —dijo Remus— el hechizo que trataré de enseñarte es magia muy avanzada... bueno, muy por encima del Nivel Corriente de Embrujo. Se llama encantamiendo patronus.

Harry preguntó—¿Cómo es?

—Bueno, cuando sale bien invoca a un patronus para que se aparezca —explicó Remus—. Y que es una especie de antidementor, un guardián que hace de escudo entre el dementor y tú. El patronus es una especie de fuerza positiva, una proyección de las mismas cosas de las que el dementor se alimenta: esperanza, alegría, deseo de vivir... y no puede sentir desesperación como los seres humanos, de forma que los dementores no lo pueden herir. Pero tengo que advertirte, Harry, de que el hechizo podría resultarte excesivamente avanzado. Muchos magos cualificados tienen dificultades con él.

—Harry dijo—¿Qué aspecto tiene un patronus?

—Es según el mago que lo invoca.

—¿Y cómo se invoca?

Briar murmuró—Con magia.

—Con un encantamiendo que sólo funcionará si te concentras con todas tus fuerzas en un solo recuerdo de mucha alegría.

—Ya —dijo Harry.

—El encantamiendo es así —dijo Remus—. ¡Expecto patronum!

—¡Expecto patronum! —repitió Harry—. ¡Expecto patronum!

—¿Te estás concentrando con fuerza en el recuerdo feliz?

—Sí... —contestó Harry—. Expecto patrono, no, patronum... perdón... Expecto patronum, Expecto patronum.

Briar creyó ver algo plateado salir de la varita de Harry. Obviamente, Harry lo había conseguido, y parecía que estuviera a punto de hacerse pis encima de la emoción.

—¿Lo ha visto? —dijo Harry—. ¡Algo ha ocurrido!

Remus extendió su mano, ofreciéndole a Briar una oportunidad. Ella frunció el ceño y se levantó, sacando la varita—Piensa en un recuerdo feliz —repitió.

Briar le hizo un gesto con la mano—Sí, sí, sí —dijo. Lo intentó más veces que Harry, haciendo todo lo posible para concentrarse en uno de los muchos recuerdos que tenía con Fred y George, hasta que finalmente logró trabajarlo con la suficiente fuerza cuando ella dijo—. ¡Expecto patronum!

Un plateado y traslúcido hombre lobo se sentó junto a ella. Briar sonrió hacia Remus.

—Muy bien, vosotros dos —dijo Remus.

Ella dijo—Bueno, tú y mamá nos estuvisteis enseñando esto a Livvy y a mí toda la Navidad.

Briar se sentó de nuevo, ya que no quería estar cerca del boggart. No le gustaban los boggarts. No sorprendían a nadie, realmente, que estuvieran destinados a presentar tus mayores temores—Bien, entonces... ¿estáis preparados para probarlo en un dementor?

Briar, habiéndose sentado, puso los pies sobre el escritorio—No cuentes conmigo.

Por lo menos, la mayoría de la gente veía algo. Briar se dio cuenta, en la clase de hace un par de años, que su mayor temor era su Ojo Interior quedándose ciego. Por lo tanto, mientras que los otros eran testigos de arañas o serpientes, Briar no veía nada. Entonces, después de usar Riddikulus, veía una de las peores visiones que había tenido, pero se alegraba de haberla tenido, ya que ella era consciente.

Era bueno que su recuerdo de hace tres años se hubiera desvanecido, porque no quería que nadie mencionara que su boggart pasaba de la nada a ver las muertes de James y Lily Potter.

La caja se abrió, y Briar ya estaba deseando que se hubiera sentado en el otro extremo de la clase, incluso si lo hubiera pensando minutos antes. Poco a poco, el dementor flotó en el aire y salió de la caja. Briar sintió el mismo frío que la congeló como a los demás cuando vio una de esas malditas cosas. Ella deseaba que el efecto fuera más flojo, sobre todo porque el dementor no era real.

Briar podría estar en Gryffindor y correr el riesgo de meterse en problemas por ayudar a su padrino, pero no le gustaba la rapidez con la que su corazón se aceleraba cuando la única cosa entre ella y el peligro era el oxígeno, no el tiempo. Era por eso que terminaba haciendo bromas y tal con los gemelos, porque siempre existía el par de minutos entre la risa y ser atrapado.

Ella era valiente, en su propio derecho.

—¡Expecto patronum! —gritó Harry—. ¡Expecto patronum! ¡Expecto...!

Remus soltó—¡Harry!

Mientras que el dementor estaba presente en la sala, Briar sintió su Ojo Interno congelarse como si la escarcha cubriera toda la vista. Parpadeó, sus ojos se llenaron de lágrimas y se puso de pie al igual que Harry caía al suelo.

Remus preguntó—¿Te encuentras bien?

—Sí —dijo Harry, con cansancio.

Briar se movió para estar más cerca de ellos—Toma... —Remus le ofreció una rana de chocolate a Harry y arrojó otra a Briar—. Cómetela antes de que volvamos a intentarlo. La única razón por la que Briar ha tenido una forma distinta es porque su madre y yo se lo enseñamos en las vacaciones. No esperaba que lo consiguieras a la primera. Me habría impresionado mucho que lo hubieras conseguido.

—Cada vez es peor —musitó Harry—. Esta vez la he oído más alto aún. Y a él... a Voldemort...

Remus se puso pálido—Harry, si no quieres continuar, lo comprenderé perfectamente...

—¡Sí quiero! —dijo Harry—. ¡Tengo que hacerlo! ¿Y si los dementores vuelven a presentarse en el partido contra Ravenclaw? No puedo caer de nuevo. ¡Si perdemos este partido, habremos perdido la copa de quidditch!

Briar frunció el ceño—Harry, nadie va a molestarse en que caigas debido a que un gran mago no puede solucionar algo con el Ministerio...

—Briar —dijo Remus. Ella sacó la lengua. Él miró hacia Harry y suspiró—. De acuerdo, entonces... tal vez quieras seleccionar otro recuerdo feliz. Quiero decir, para concentrarte. Ése no parece haber sido bastante poderoso... ¿preparado?

—Espera, espera, espera —dijo Briar, caminando para sentarse lo más lejo posible de la caja—. Ya, adelante, buena suerte Harry.

Finalmente, Harry dijo—Preparado.

Los dedos de Briar habían girado sobre sí mismos, pero se congelaron cuando Remus dijo "¡Ya!" La caja se abrió de nuevo y Briar sintió como las articulaciones de sus manos seguían en su lugar.

—¡Expecto patronum! —gritó Harry—. ¡Expecto patronum! ¡Expecto pat...!

Se cayó hacia atrás y Briar se levantó al instante en el que el dementor fue de nuevo a la caja. Caminó a través de los escritorios, cruzando los brazos delante del adolescente inconsciente en el suelo—Um —dijo Remus.

Briar se acercó más a él—¡Harry! —dijo ella—. Harry... despierta, demonios, el suelo no es muy cómodo, qué haces...

Harry se sentó en posición vertical y Briar dio un paso hacia atrás, para evitar que su rodilla golpeara la frente de él—He oído a mi padre —dijo Harry. Briar inmediatamente miró a su padre, que parecía un ciervo encandilado por los faros... no era la mejor frase para usar, ahora que lo pensaba—. Es la primera vez que lo oigo. Quería enfrentarse a Voldemort para que a mi madre le diera tiempo a escapar.

En ese momento, Briar optó por apartar la mirada de su padre. Podía ver a Harry tratar de ocultar su sudor y lágrimas en su rostro, y no podía evitar sentir la horrible idea de que Harry nunca había oído antes la voz de su padre.

Remus dijo—¿Has oído a James?

—Sí... —respondió Harry. Se limpió la cara con la manga—. ¿Por qué? Usted no conocía a mi padre, ¿o sí?

Briar puso una mano en su boca, para detenerse a sí misma de mirar visiblemente a su padre o esfinar ante la pregunta—Lo... lo conocí, sí —contestó Remus—. Fuimos amigos en Hogwarts. Escucha, Harry. Tal vez deberíamos dejarlo por hoy. Este encantamiento es demasiado avanzado... no debería haberte puesto en este trance...

—No —repuso Harry—, ¡lo volveré a intentar! No pienso en cosas bastante alegres, por eso... ¡espere!

—Bueno, mamá mencionó que podría tener los restos de Curly Wurly de una de sus clases de hoy —dijo Briar y eso sirvió de excusa para ella y su padre. Salió del aula, contenta de que la frialdad del pasillo fuera porque el castillo era viejo y no a causa de un falso dementor.

Llegó a la clase de Estudios Muggles cuando Livvy se marchaba. Compartieron un espontáneo gesto con la mano, terminando con Briar riendo y saludando fugazmente a Livvy. Livvy rió por lo bajo, al igual que Briar entrando en el despacho de su madre.

—¡Buenas tardes, mamá!

—Has venido a por el chocolate que sobra, ¿verdad?

Briar se puso una mano en el corazón—Quería ver a mi querida madre.

—No, quieres el chocolate —dijo Laurel. Ella rodó los ojos—. Quiero decir, cógelo. Este despacho ya tiene un bunker con comida. Podrías sobrevivir al apocalipsis en esta sala, si eres feliz viviendo con alimentos muggles.

—Querrás decir, chocolate muggle —dijo Briar. Tomó uno de los chocolates, sentándose en la otra silla junto a la mesa—. Papá le enseñó a Harry el encantamiento patronus, por cierto. Estoy segura de que lo conseguirá en un minuto.

Laurel levantó una ceja—¿Es la Vidente hablando o intentas ser amable? —dijo ella—. Igualmente, buen trabajo, querida hija. ¡Ten más chocolate para celebrarlo!

—Ambas —dijo ella—. Creo que el falso dementor le enseñó la muerte de sus padres. Nos dijo que oyó la voz de su padre.

Ante la mención de eso, Laurel palideció a nivel fantasmal—Remus se encontraba bien cuando él lo mencionó, ¿verdad? —dijo ella—. Sí no hubiera sido por que tú y Livvy quisieran ver a Sirius a menudo, él hubiera estado allí en lugar de Sirius, es probable que hubiera sido todo diferente y tú padrino no...

Briar frunció el ceño—¿Qué quieres decir?

Laurel suspiró—Después de que ocurriera, Sirius fue en busca de Peter, porque Peter los había matado. Pero nadie más lo sabía. Tú padre no lo sabe. Se dio cuenta por los periódicos, no ayudé a su dolor diciendo que habían cogido al amigo equivocado.

—Sé que, teniendo en cuenta al tío Aster, no puedes hacer mucho, pero —dijo Briar, haciendo una pausa para mirar a su madre con cautela. Ella sabía que estaba pisando sobre el fino hielo. Laurel y Remus tendían a guardar silencio sobre la guerra, pero hablaban de su tiempo en la escuela con orgullo. Aster se mencionaba de pasaba, pero Briar conocía la historia. Ella sabía porque no veía a los padres de su madre, sobre todo porque no estuvieron al tanto de su existencia hasta que ella tuvo los tres años—. ¿Crees que podrías demostrar su inocencia?

—A menos que tenga una evidencia sólida... y por eso, me refiero a la rata... pensarán que estoy ayudando a Sirius y me arrestarán —dijo Laurel. Ella abrió la boca, como si fuera a haber una pregunta, pero miraba a Briar cuidadosamente—. Sin embargo, siempre que sea Sirius, estará bien. No hay duda de que ha robado un millar de periódicos, o los viejos cómics de superhéroes que solía darle en Navidad, les gustaba mucho. Y aunque no lo admita, le gusta Star Wars. En el fondo, le encanta.

Briar asintió. Hizo una nota mental para las tres cosas y cayó inconscientemente en la pequeña sonrisa de su madre mientras iba a tomar otro de los chocolates.

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