CHAPTER SIX
PAST VISIONS, PAST FRIENDS

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LAS LUNAS LLENAS en el hogar Lupin-Crouch solían se solían pasar con Laurel convirtiéndose en la absoluta voz de la razón, Remus entrando en pánico — incluso ahora, cuando Snape le daba pociones para mantener la licantropía bajo control — y Livvy y Briar confiando el uno del otro, debido a que la prueba siempre les preocupaba, mientras que Laurel se acercaba a él con actitud de "no puede evitarlo. No hay nada malo en ello por lo que no hay que preocuparse."

Pero, independientemente de la cantidad inusual de calma de Laurel, Briar y Livvy se quedaron fuera del Gran Comedor, hablando sobre la luna llena y todos los sentidos en los que afectaba a sus vidas. Bueno. No afectaba las suyas, en lo personal, pero la ausencia de sus padres en la escuela era extraño, aunque su padre se había unido al personal en septiembre.

—Mamá dice que papá faltará hoy a clase —dijo Livvy. Estaba apoyado en una de las padres y Briar pensó que estaba haciendo un fallido intento de verse guay—. Tengo a primera, así que puedo decirte quién es el sustituto.

Briar dejó escapar un suspiro—Seguramente sea Snape —dijo. Antes de decirlo, se contuvo para decir Snivellus, y sintió la necesidad de culpar las horas que pasa con su padrino, para asegurarse de que él no estaba paseando por los pasillos y fuera atrapado—. El perdedor odia a papá.

Livvy asintió, estando completamente de acuerdo. Miró a su lado cómo Ron y Hermione pasaban y frunció el ceño—Hey, Briar, deberías tener cuidado con lo que dices —dijo. Los ojos de Briar se estrecharon, mitad confusa, mitad preguntándose si Draco Malfoy había influido en las opiniones de él—, creo que están convencidos de que ayudas a Sirius.

—Eso es ridículo —dijo Briar—, ni siquiera sabemos que pasó con Peter, tío James, tía Lily y...

Se había producido una pausa entre con y Peter, teniendo en cuenta que Briar dedujo los hechos reales junto a Sirius, su cerebro había despreciado el hecho de referirse a él cómo un tío. Livvy miró a Briar de la misma manera que Harry, Ron y Hermione lo hacían. Ella frunció el ceño.

—No estoy ayudando a nadie —dijo Briar—. Además, si estuviera rompiendo las reglas, ¿no crees que los gemelos lo sabrían?

Livvy dijo—Sí, eso es lo que pensé —miró a su derecha, donde Blaise y Pansy estaban caminando en el Gran Comedor. Volviéndose hacia Briar, dijo—. Hablaré contigo más tarde, ¡quiero saber sí mamá o papá hablan contigo! —luego, se fue, sonriendo cálidamente a Pansy, pero brillantemente a Blaise.

Antes de que Briar pudiera entrar al Gran Comedor y se enfrentara al hecho de que probablemente sus dos mejores amigos se perdieron el desayuno, ya que Oliver Wood les estaba dando consejos cada vez que los veía, fue recibida por Cedric. Briar le sonrió y dijo—Así que, en una escala del uno al diez, ¿crees que habrá un partido de Gryffindor-Hufflepuff en vez de Gryffindor-Slytherin?

—Por lo que dice el equipo de Slytherin, once —dijo Cedric—. Además, ¿debería hablar contigo? Me han dicho que eres el amuleto de buena suerte para el equipo de Gryffindor.

—No, es más bien que averiguo quién ganará —dijo Briar. Cedric asintió, viéndose particularmente interesado por el tema. Briar sonrió mientras hablaba—. Se tarda cinco minutos en encontrar una bola de cristal, pero si llegas a jugar, es probable que seas capaz de distraerles con tu cara... te ves cómo un vampiro melancólico sin ser uno.

Cedric parecía confundido. Briar rió—Bueno —dijo él—, si gano, es algo bueno que no estés jugando, ya que perderíamos por millas.

Ella sonrió y pudo sentir sus mejillas arder. Briar no entendía como la gente podía actuar con calma alrededor de la gente que le gustaba. Evidentemente, cuando Briar tenía un crush, perdía la capacidad de actuar de manera fría. Incluso el pequeño Livvy actuaba con indiferencia alrededor de Blaise, y era bastante obvio su crush.

—¡Briar! —exclamaron los gemelos, sonriendo mientras caminaban hacia ella. Ambos miraron a Cedric y se imaginaron que el equipo de quidditch había sido informado sobre la posibilidad de jugar con Hufflepuff en vez de Slytherin.

Fred dijo—Suena cómo si fuéramos a jugar contigo, Diggory...

Y George añadió—Por lo que dicen los Slytherins y el pepele de su buscador...

—Bueno, buena suerte, sí llegamos a jugar —dijo Cedric. Briar estaba radiante mientras hablaba. A su lado, los gemelos la miraban de forma extraña—. Tengo ahora Pociones, probablemente debería irme... ¿nos vemos más tarde, Briar?

Briar asintió y sonrió—¡Sí, hasta luego!

Él le devolvió la sonrisa. No fue hasta que Cedric dobló la esquina cuando Fred y George sonrieron, de pie, al lado de ella—¿Alguien tiene un crush? —preguntó Fred.

—Briar y Cedric sentados en un coche...

—¿Achuchándose?

—¡Sí!

—Os odio —dijo Briar. Comenzó a caminar en dirección a clase de Encantamientos. Briar internamente deseaba tener primero Defensa Contra las Artes Oscuras, ya que su padre estaría presente, porque Fred y George se portaban mejor en clase cuando sus padres enseñaban, ya que sus padres se lo contarían a la madre de ellos si hicieran algo estúpido en contra de las reglas.

Si ellos lo supieran.

George, mientras esperaban fuera de clase, fue a hablar con Lee y Angelina. Fred miró a Briar y sonrió—Bueno, ¿significa que debería probar y tendría que juntarte con Diggory? Porque apenas os lleváis bien, me sorprende que podáis estar juntos con esa sentencia actual —dijo él. Briar rodó los ojos—No has dicho que no.

—No saldría con él —dijo Briar—. Quiero decir, sí, tengo un pequeño flechazo con el; deja de sonreír, estúpido; pero es un muy buen amigo. No me gustaría salir con un amigo cercano sabiendo que no duraría.

Fred asintió—Eso es inteligente.

—También molesto —dijo Briar.

Entraron en el aula. La clase pasó rápidamente y no pasó mucho tiempo hasta que salieron al salón de clases para la siguiente lección, que pasó a ser en la que un sustituto cubría a su padre. Briar estaba segura de que sería Snape, y después de escuchar a los Gryffindor de tercer año quejándose mientras salían de allí, se imaginó que sin duda era Snape.

El estómago de Briar cayó al ver HOMBRES LOBO esquita en la pizarra, obviamente, por Snape. Dio un paso hacia atrás, pero se movió hacia delante para que los demás en clase pudiera tomar asiento. Hubo un murmullo colectivo de "¿por qué estamos haciendo esto?"

Briar se tomó un momento para moverse. Se sentó en el asiento habitual junto a sus amigos, quienes estaban confusos por su comportamiento—¿Por qué hacemos esto? —dijo, su voz salió cómo un susurro—. No dimos hace dos años, no tenemos porqué...

—Silencio, la clase ha comenzado —dijo Snape. Briar se quedó a mitad de la frase, así que tomó una bocanada de aire. Sentía cómo que iba a vomitar. Era indudable que Briar siempre se preocupaba por su padre durante la luna llena. Aquello no era de ayuda en la lección, era cómo el hombre que había tratado de encontrar su madre hasta que uno de ellos terminó herido—. Es obvio que ninguno de vosotros se ha beneficiado de una buena clase de Defensa Contra las Artes Oscuras desde que llegaron aquí. Me han pedido que os de una lección para mantener la velocidad.

Briar entrecerró los ojos. La racha argumentativa de tener a Laurel Crouch como una madre era lenta, pero seguro le patearía.

—Lupin, su padre no está presente por lo que tendrá que prestar atención para tener una buena nota en vez de que su padre le favorezca por...

Ella levantó la mano. Briar había tenido a Snape en Pociones durante el tiempo que el resto en la sala. Si levantaba la mano y luego hablaba, no se metería en problemas cómo si empezaba a hablar.

Snape dijo—¿Sí, Lupin?

—Mi padre no me favorece, la razón por la que he mejorado es porqué milagrosamente... ¡han encontrado un profesor adecuado! —dijo ella—. Y no me favorece porque sea mi padre. Mi padre es el mejor profesor que he visto. Incluido usted.

—Habla con demasiada confianza cómo para conseguir que sus padres terminen en problemas por simplemente existir.

Al lado de Briar, Fred dijo, "Tú absoluto idiota," cuando George dijo, "¿Cómo se atreve...?"

—Veo que tus monos voladores la protegen —dijo Snape—. Casi me recuerda a un perro que conocía.

Briar espetó—El hecho de que un adolescente le engañara cuando era más joven no significa que tenga que culpar a sus hijos y ahijados...

—Castigada, Lupin —dijo Snape. Briar se sintió aliviada de que Laurel no le enseñara magia sin varita o sin sonido; habría asesinado a Snape—. En cuando a vosotros, señores Weasley.

Briar frunció el ceño. Ella (a diferencia de Laurel, Remus y Livvy) realmente tuvo problemas en la escuela y la única vez que obtuvo buenas notas fue porque entendía al profesor, en lugar de tener que gastar horas aprendiendo la información por sí misma, aunque se le dijo que conseguía buenas notas por el favoritismo. Quince años viviendo con sus padres le había enseñado cosas, y sabía a ciencia cierta que sus padres era los menos adecuados para tratar a alguien de forma desigual o favorecerle.

No fue hasta que Snape empezó a hablar de lo peligrosos que eran los hombres lobo cuando Briar sintió que tenía que preguntar si podía salir de clase porque se sentía mal, pero realmente quería buscar a su madre. Pero, Briar sabía que salir corriendo hacia su madre no le ayudaría con la idea del favoritismo; le daría aspecto de niña mimada que no tenía otra forma de ganarse a sus padres.

Los hombres lobo estaban en el plan de estudios de los de tercero. Briar se preguntó si Snape le enseñó la misma lección a Livvy y si lo había tratado tan amargamente cómo a ella. Livvy lo tiene peor, pensó Briar. Las madres de Livvy habían muerto por un hombre lobo cuando lo intentaban proteger. Luego fue adoptado por su madrina y su familia, y su padre era un hombre lobo. Livvy nunca había comparado a Remus con Greyback, pero teniendo en cuenta que Briar luchaba con la manera condescendiente de Snape hablando acerca de lo que su padre no podía dejar de ser, Briar no podía imaginar cómo se sentía Livvy, con ellas dos en sus hombros y con Greyback al fondo.

En lugar de discutir, Briar se aferró a la mano de Fred, tratando de no aumentar su agarre cada vez que Snape decía algo de los hombres lobo que definitivamente era un ataque hacia su padre.

Ella luchaba por cosas importantes, pero era inútil discutir con alguien que no quería escuchar. Era tan beneficioso cómo el uso del papel para hacer un cáliz. Simplemente no duraría.

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El partido terminó siendo de Hufflepuff contra Gryffindor, pero durante el partido, el estadio fue superado por los dementores, haciendo que Harry cayera de su escoba. Briar había sido arrastrada hacia el equipo de quidditch por Ron y Hermione, y los tres terminaron después con equipo de quidditch de Gryffindor en la enfermería. Briar se había dado cuenta de los dementores minutos antes, pero su ojo interior previó el futuro de la misma manera de congelación que cuando vio el dementor en el tren.

—Ha tenido suerte de que el terreno estuviera blando —dijo Angelina, de pie entre George y Alicia. George asintió y los ojos de Briar se entrecerraron ligeramente por el aspecto que daba la otra.

George dijo—Creí que se había matado.

Katie frunció el ceño y dijo—¡Pero si ni siquiera se ha roto las gafas!

En el lado de Briar, y para su sorpresa, Fred dijo—Es lo más pavoroso que he visto en mi vida.

Briar frunció el ceño y pensó en los recuerdos de ver a las personas muertas antes de que ocurriera. Pensó en la tía Lily y el tío James, y suspiró. Había visto cosas peores que los dementores. Llegados a ese punto, sería más aterrador no ver la muerte para ver los detalles morbosos; derramamiento de sangre, el último aliento, la forma en la que los ojos pasaban de estar vivos a muertos.

Era difícil entender el verdadero miedo cuando estás acostumbrado a ver las futuras caídas de los que te rodean.

Harry abrió los ojos de repente. Briar, en ese momento, había fruncido el ceño ante el nerviosismo real en la cara de Fred y se mantenía aún en su mano. Ella no podía poner un brazo alrededor de él, teniendo en cuenta que se reunieron todos alrededor de la misma cama de hospital.

—¡Harry! —dijo Fred—. ¿Cómo te encuentras?

—¿Qué sucedió? —preguntó Harry.

Briar respondió—Dementores...

Fred añadió—Te caíste.

—... básicamente trataste de besar el suelo —dijo Briar.

—Debieron de ser... ¿cuántos? —dijo Fred—. ¿Veinte metros?

—Creíamos que te habías matado —dijo Alicia, temblando. Briar mantuvo la boca cerrada. Ella no creía que él había muerto. Alguien había susurrado en el campo y Briar había rodado los ojos. Si Briar supiera que alguien iba a morir, ella lo sabría por adelante, muchas gracias.

—Pero el partido —dijo Harry—, ¿cómo acabó? ¿Se repetirá? ¿No habremos... perdido?

George dijo—Diggory atrapó la snitch —mientras hablaba, miraba a Briar y Fred. Ella le devolvió la mirada— poco después de que te cayeras. No se dio cuenta de lo que pasaba. Cuando miró hacia atrás y te vio en el suelo, quiso que se anulara. Quería que se repitiera el partido. Pero ganaron limpiamente. Incluso Wood lo admitió.

Harry frunció el ceño—¿Dónde está Wood?

—Sigue en las duchas —dijo Fred—. Parece que quiere ahogarse.

Briar negó con la cabeza—Por enésima vez, si él iba a morir...

En una voz más aguda de lo normal, Fred y George dijeron—¡Lo sabría ahora mismo!

—¡Yo no hablo así!

—¡Oh, Cedric es tan hermoso!

—¡Oh, mi pelo es tan brillante que te puedes reflejar en él!

—Oh, te amooooooooooo...

—Os odio.

Al unísono, dijeron—¡Quiero a Fred y George un montón!

—Eso si que es gracioso —dijo ella sin expresión—. Hilarante. Me estoy partiendo de risa. ¿Veis las lágrimas en mis ojos de tanto reír?

Cuando ella los fulminó y ambos se quedaron en silencio, Harry se puso la cabeza entre las manos. Briar lo habría tratado de consolar, pero estaba siendo acuñada por dos personas más altas que ella y pensó que cualquier movimiento brusco acabaría con su caja torácica.

Fred puso una mano en el hombro de Harry. Briar metió las manos en los bolsillos, ligeramente ofendida él optó por usar la mano que sostenía la suya. Entonces, se dio cuenta de la cantidad de cosas que Laurel iba a decir, y en consecuencia, sentía la necesidad de suspirar—Vamos, Harry —dijo él—, es la primera vez que no atrapas la snitch.

—Tenía que ocurrir alguna vez —dijo George.

—Todavía no ha terminado —dijo Fred—. Hemos perdido por cien puntos.

—¿No? Si Hufflepuff pierde ante Ravenclaw y nosotros ganamos a Ravenclaw y Slytherin...

—Hufflepuff tendrá que perder al menos por doscientos puntos.

—Peri so ganan a Ravenclaw...

—Eso no puede ser. Los Ravenclaw son muy buenos. Pero si Slytherin pierde frente a Hufflepuff...

—Todo depende de los puntos... un margen de cien, en cualquier caso...

Briar rodó los ojos y les dijo a ambos—Es un ejemplo maravilloso cada vez que intentáis ser útiles, pero estáis haciendo lo contrario —les lanzó una mirada molesta. Ella hizo una mueca—. Iba genial y seguís hablando. Os quiero, pero dejad de hablar. Por favor.

—Hasta que uses la palabra mágica...

El tema del quidditch fue de nuevo arrojado a la conversación y Briar lo intentó ignorar, cómo Hermione. Ambas intercambiaron miradas mientras los otros discutían por el deporte. Briar veía lo bueno de eso. Era algo que ensuciaba y hacía que sintieras frío. Si tuviera que hacer deporte ella iría al gimnasio muggle y lo llamaría deberes para Estudios Muggles.

Después de un rato, la señora Pomfrey los echó. Briar se sintió agradecida, únicamente porque se sentía mal por dejar a Sirius por su cuenta durante todo el día. Él había estado solo durante trece años, pero ella no quería que se fuera de nuevo mientras se ahogaba en sus pensamientos. Ella sabía lo que era sofocarse con tus propios pensamientos. No era agradable y no servía de nada cuando había una razón.

A pesar de eso, lo suyo era debido a las visiones del pasado. Lo suyo era debido a los amigos del pasado.

—Luego vendremos a verte —le dijo Fred—. No te tortures, Harry. Sigues siendo el mejor buscador que hemos tenido.

A medida que se fueron, ella miró a Fred y George. La perspectiva de quién hablaba se cernía sobre la tapa de su ojo interior.

—¿Cuánto crees que le explicarán la repentina muerte de su escoba? —preguntó Fred.

—En menos de un minuto —respondió Briar.

George dijo—¿Es una sensación de Vidente o...?

—Un poco de las dos cosas —ella se encogió de hombros.

Él asintió—Bueno —dijo George—, siempre y cuando me digas cuando voy a morir, estoy bien.

—Lo mismo digo —dijo Fred.

Briar levantó su dedo meñique, haciendo un saludo de promesa agridulce.

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