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- ¿Tienes idea del susto que nos hiciste pasar, cabo? -Leona no sabía decir si estuvo asustada, podía asegurar que se sintió exaltada al conocer el hecho de que habían perdido conexión con el comunicador de (...).

Pero los incesantes intentos por recuperar la comunicación dieron sus frutos cuando recibieron respuesta de su infiltrada, dando información sobre nuevos paraderos de los remanentes de esa organización, aunque presentaba la noticia de que parte de la información que buscaban ya se había perdido para siempre por los daños en la computadora.

- ¿Cómo diablos me dices que seguirás la pista? -Ralf volvió a gritar en el altavoz, a nada de ir hacia donde estaba esa chiquilla para darle una buena reprimenda.

El comandante, que se mantuvo en silencio en todo momento, levantó su mano, cubriéndose la boca con la otra, parecía pensativo; Leona no tuvo una buena sensación provenir de esto.

Pero sus órdenes, aún sin decirlas, eran dejar a ese niña continuar aunque quería recordarle que era una niña.

A sus ojos, (...) era una niña; pero luego pensaba que no era correcto de ella pensar así cuando desde sus 15 años ya se preparaba e iba a misiones de bajo rango, eran órdenes y ella las seguía.

A su manera de pensar, (...) hacía lo correcto al seguir las órdenes de su superior.

Eran ideas contradictorias.

Tan contradictorias como las que se estaba haciendo Kensou en ese momento.

- ¡Lo juro! ¡sé que algo malo le ha pasado! -estaba sentado sobre el duro suelo, sus tobillos dolían y empezaba a dejar de sentir la sangre correr por sus piernas por la presión de su peso sobre ella- ¡sé que algo malo le pasó a (...)-chan!

Chin veía a Kensou, aguantando las largimas por el dolor y esfuerzo de quedarse en esa posición por horas mientras aún hablaba sobre que algo terrible le había pasado a la muchacha.

De tal manera de que de la nada pegara grito al cielo en mitad de la noche, dando un gran susto a más de uno mientras él les decía que se haría cargo de ello y que volvieran a dormir.

Peor ya estaban en esto unas cuantas horas.

Kensou estaba seguro de sus poderes, ¡sus poderes psíquicos siempre le habían ayudado a saber si algo le pasaba a (...)! Nunca fallaron, desde sus tiempos de escuela, cada vez que sentía esa terrible sensación y la buscaba, era seguro encontrarla tras ser molestada físicamente.

Ese algo que le unía con (...).
Chin no dudaba de que esto sí fuese obra de alguna conexión que tenían esos dos, no obstante, no podían lanzarse ciegamente, porque de todas esas veces que Kensou salía corriendo a "salvar" a la niña, por esos tiempos en que ambos estaban en la escuela, además del escándalo que se montaba su alumno, el daño era mínimo.

Solía saltar con tan solo percibir el dolor venir de ella, fuese por una migraña o porque golpeó su dedo meñique del pie con una esquina de algún mueble.

- Puedes contactarte con (...)-kun cuando quieras.

- ¡Tienes toda la razón, maestro!

- Una vez (...)-kun quiera saber de tu existencia.

Por un momento hubiera jurado que su último comentario sí fue un golpe bajo, en especial por la expresión de dolor que puso su joven alumno.

- Kensou, el corazón de una mujer es delicado -habló con su usual calma, tomando un trago de su usual licor y dejando salir un suspiro después- ir de la nada, solo podría causarle más daño; a no ser que estés dispuesto a escuchar la razón de su enojo ante tus actos.

Sus palabras tocaron una fibra sensible, no pudo negarlo.

Pero mientras pensaba en ello, una voz apareció por una de las habitaciones de la casa.

- ¡Buenos días a todos! -Athena apareció, recién cambiada, aseada y lista para empezar el entrenamiento un día más.

- ¡Buen día Athena! -tras tartamudear un poco Kensou se levantó, olvidando el hormigueo incómodo en sus piernas y dando un saludo con reverencia para ocultar su sonrojo- ¡te ves espectacular hoy también!

Por un momento, Chin dio por perdido el tema de (...), decidió por tomar otro trago, porque sabía que no habría forma de sacar a su alumno de la estela mágica que rodeaba a su más joven alumna.

No sé esperaba las palabras que seguirían.

- ¡Espera! -haciendo uso de todo su enfoque, Sie puso los pies en tierra y decidió preguntar- Athena, puedes buscar el Ki de las personas a grandes distancias con tu poderes, ¡por favor, ayúdame a saber si todo esta bien con (...)-chan!

Athena se sorprendió, preguntando al instante si algo malo había pasado a la muchacha, poniendo manos a la obra; su usual aura de poder la envolvió, levantándose unos metros del suelo, concentrándose en el Ki de la muchacha.

En pocos minutos, tuvo se respuesta.

Suspiró con alivio, poniendo una mano en sobre su pecho.

- (...)-chan está bien -sonrió para sí misma, con sus ojos cerrados- esta en Japón, en la casa de Kyo, siento sus energías en el mismo lugar -sus palabras estuvieron coloreadas por un ligero rubor, pero luego pasó a la ira luego del alivio- ¡hiciste que me preocupase mucho!

- ¡No! Ahora estoy mucho más preocupado -se mordió las uñas de una mano mientras que la otra la usó para despeinar su cabello- ¿qué hace (...)-chan en la casa de Kyo tan temprano en la mañana para empezar!

- ¡No seas así!

Aunque Kensou no tenía la idea correcta de la situación, Goro también se había dado cuenta de que había algo raro.

- ¿Seguirás en eso más meses? -hizo silencio, escuchando a la persona que le hablaba al otro lado- con tal de que te cuides, sé que estarás bien.

Goro no lo vería, pero la persona al otro lado hizo una mueca de disgusto al escuchar su respuesta antes de responder de vuelta.

- ¿(...)-kun demorará más? -preguntó Jokyoju, tras escuchar el suspiró de su esposo- ¿dijo alguna razón?

- Ni siquiera me ha dicho en qué se está metiendo, los soldados son intensos y lo más seguro es que no pueda decir nada fuera de lo ordinario, pero confío en ella -sonrió, recordando a la pequeña niña con fuerte agarre para hacer llaves de judo, vestida de un uniforme que tenía que arremangarse por ser más grande que ella.

No podía costearse un uniforme nuevo, así que tuvo que pedirle su uniforme viejo, de cuando era un niño, dejando en claro la increíble diferencia de tamaños en edades similares.

- Confiar en los hijos es un punto importante en la crianza -naturalmente, coincidió, no había que poner mucha presión, teniendo en cuenta que Goro conocía a la niña de más tiempo, siendo lo más parecido a un aprendiz que tuvo en sus años de retiro del Judo profesional.

Ambos, y gran cantidad de los soldados de Heidern, estaban calmados, pensando que quien los había llamado era la muchacha, sin embargo, el mismísimo Heidern sentía que algo iba mal, repitiendo una y otra vez el audio de la llamada que ella hizo a la base.

Era la identificación de su aparato de comunicación, de eso no habían dudas, pero la voz se notaba diferente aún cuando para muchos fuera la misma.

Sus sospechas tenían fundamento, NESTS era algo con lo que no se debía jugar, había enviado a la niña para simplemente aparecerse ahí y recolectar la información, sabía que era competente, además de su habilidad de entrar en su propio espacio con total facilidad.

Estimaba que ella estaría de regreso 30 minutos más tarde de iniciar su misión.

No esperaba que ahora la muchacha se fuera de cabeza a seguir el rastro, algo estaba mal, pero no tenía las pruebas aún, tomando la decisión de dejar a la supuesta (...) continuar con lo suyo.

Revisó una vez más la señal del intercomunicador, que se movía de un lado a otro, característica de sus habilidades, pero también podía ser el rebote intencional de la señal.

De momento, trataría de buscar a la muchacha a través de las migajas remanentes antes de su "pérdida de estado en combate".

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¿Qué piensan del desarrollo hasta ahora?
En unas horas muevo capítulo, preparen pañuelos y tomen distancia de objetos punzocortantes.

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