Especial Fiestas 2019

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Ah, las fiestas, las bellas fiestas, por supuesto, no podía simplemente decir que estaba emocionada y daba brincos en un pie, eso era lo que Kensou estaba haciendo y prefería dejarle eso a él mientras veía la manera en que pudiera mostrarse al menos un poco emocionada.

Recuerda que, cuando pequeña, no existía estas fiestas; recuerda su hogar de acogida en ese tiempo, a lo mucho, un paquete de pan blanco era la comida para toda la semana y tuvo que aprender a hacer raciones de las rebanadas y tratar de hacer que duren lo suficiente; sin mencionar el hecho de que la dejaban encerrada en un cuarto, prohibiendo que encienda la luz para "ahorrar".

- La luz es cara, no la enciendas -era lo que le decía la señora antes de ponerle llave al cuarto.

Puede que por eso ya estaba harta del pan blanco hoy en día y no tenía problemas para moverse en lugares oscuros.

No tenía tiempo para pensar en otra cosa, menos de festividades, aunque eso no hiciera más que alejarla de los otros niños.

- ¿Por qué no estás feliz por las fiestas?

- Siempre tiene la misma tonta cara.

Y en algún punto dejó de hacerle algo de impresión las palabras de otros niños o por su nuevo hogar de acogida tras ver que los otros ni la cuidaban, lo único que ellos podían hacer era hacer que las cosas estaban bien obviando el hecho de su incomodidad cuando ella no decía más palabras de las necesarias a pesar de ser una niña pequeña; pero la situación fue agravándose en el momento que llegó a la pubertad, nunca pudo entender por qué todos los demás estaban tan desesperados por pertenecer a grupos definidos, y que estos te definan a ti.

Era demasiada presión.

Y, al no ser de ningún grupo, poco pudo hacer cuando el acoso empezó, aunque ella sintiera que era lo mismo otros se daban cuenta que su silencio era aún peor al igual que su antipatía.

Porque ella se había quedado en ese cuarto oscuro de su niñez.

Hasta que ese chico se apareció en su vida tras un accidente demasiado tonto, algunos le dirían que fue como una bengala de salvavidas, pero para ella fue más bien como un ser completo de fuegos pirotécnicos con un dragón chino en pleno carnaval de año nuevo.

Así de radiante y vivo era Kensou para ella, teniendo el recuerdo de ese año en que la arrastró hasta el festival y la obligó a tener una lechuga o col, ya lo olvidó, al grupo de personas que movían el gran disfraz de dragón que le dio un guiño al retirarse a la siguiente ofrenda.

Se sintió avergonzada, y era algo recurrente con él al lado.

Porque en esos momentos estaba más avergonzada que otra cosa, tratando de hacer como si nada mientras continuos flashes iban directo en su cara.

- ¡Tan linda! -esos gritos venían de su amigo, Sie tenía una cámara muy del pasado, posiblemente era de su maestro, trató de moverse pero sabía que alguno de los tantos cascabeles sobre ella iba a hacer ruido.

Y ese ruidito no hacía más que echarle leña al fuego de lo apasionado que se veía.

- Sie, me estás avergonzado -se trató de cubrir con las mangas del abrigo rojo, movió un poco la cabeza y con ello los cascabeles volvieron a sonar, sumándose su cara algo roja, la cosa no pudo tener un poder más arrasador.

Entonces el mundo explotó.

- ¡TAN LINDA, TAN PURA Y ADORABLE, (...)-CHAN! -y más flashes igual de deslumbrantes que sus ojos en ese momento; empezaba a desesperarse en demasía, quizás no debió abrir el regalo de Athena, mandado por correo Express, en frente de Kensou.

No pudo evitarlo, la curiosidad la mataba y en cuanto se hicieron las 12 corrió a abrir los regalos que le fueron enviados.

Ya era un tiempo desde que se había mudado a ese nuevo lugar, siendo mayor de edad no quería incomodar a sus padres adoptivos, aunque por supuesto que pasaría con ellos el año nuevo.

Esperaba pasar la navidad en tranquilidad, tomando una tacita de limonada bien ácida, pero se sorprendió al ver a Sie en frente de su puerta.

Con obvias intenciones de sacarla de su encierro con esa gran sonrisa cómplice en su cara.

- Ah, los bollos de carne de (...)-chan son tan deliciosos -con gusto se dejó caer en el pequeño sofá, ya algo acostumbrado al vacío lugar que ella tenía.

Sofá, mesa pequeña, cama; eso era todo, y el sofá lo compró cuando él empezó a quedarse a dormir ahí; estaba enormemente feliz de que ahora ella tuviera un lugar al que ir.

Aunque también le destruía sus sueños de que su maestro la adopte, había fantaseado en más de una ocasión con que ella le dijese "hermano Sie", ugh, quizás así debían ser las cosas, algo tan lindo podría generar la caída de un imperio; tomó otro bollo de carne, disfrutando de ellos porque (...) le había dejado muy en claro que no quería que se acerque a la cocina.

Tanto problema por tener algunos problemas al cocinar, claro, para él eran solo pequeños problemas, pero para los demás era un desastre.

- La cena está lista -de repente, ante esas palabras, recordó las veces en que la ayudaba a cargar cosas en la secundaria, claro, en un inicio fue en contra de sus deseos ya que ella quería tomar distancia de él.

Siempre pensó que era demasiado rarita en ese tiempo, luego, en medio de lágrimas y una sensación amarga en la boca comprendió por qué ella era así, o al menos en parte, era irónico que fuese él quien llore cuando, casi obligándola, le hizo decirle la razón por la que casi le rompe la cara a un hombre que se cruzó en la calle, siendo que era su primer padre adoptivo en su casa de acogida, tratando de mantenerla en sus brazos mientras ella parecía un animal asustado al verse entre sus brazos mientras él lloraba como una magdalena.

El que se lo contase sin ningún tipo de expresión o tristeza le hizo saber que ella era muy fuerte o así quería creerlo.

Luego se enteraría que era por la presencia de ese espectro en ella.

- Sie -se acercó por su derecha y fue rápido a ayudarla a llevar las mini pizzas caseras que había hecho, sin esperar a que le diga algo, ya siendo que fuera para pedirle ayuda o para decirle que no necesitaba su ayuda- ten -siempre de pocas palabras, le tendió un pequeño paquete, envuelto en papel de regalo de manera pulcra.

Se le cayó el alma a los pies al ver el collar hecho a mano, con un lindo dije azul.

(...) hacía como si nada, porque en serio para ella solo era un detalle que tuvo que hacer con prisa para poder darle algo, no tenía ni la menor intensión de que lo llegase a guardar, porque ella solo creía que debía darle algo en la fecha; pero en cuanto vio que de sus

Una vez más el mundo explotó.

- ¡(...)-chan!

Así eran ahora sus fiestas, Kensou tratando de darle amor y ella tratando de sobrevivir entre sus brazos porque por la pena no podía ni respirar.

Era, sin duda alguna, una de las cosas que más le gustaban, por más que lo negase.

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